jueves, octubre 18, 2007

versteinerte Schnecke? - Fotos [hikr.org]

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EXTRAÑAS LEYES SEXUALES

La siguiente recopilación de leyes la he encontrado en JMNoticias.com. La verdad es que algunas parecen realmente inverosimiles, pero la web de la que las he extraido las vende como ciertas. Amigos zoofilicomaniacos, cuando acabeis de leerlas ya conocereis unos cuantos paises en los que practicar vuestro sexo “exótico” no suponga verguenza pública o carcel, suerte!
1.- Las leyes que rigen en la mayoría de los países de Oriente Medio reconocen que es legal mantener una relación sexual con un cordero. Sin embargo, y en los mismos países, es pecado mortal comer su carne después.
2.- En el Líbano está permitido que los hombres practiquen el sexo con animales, siempre y cuando sea una hembra. Por el contrario, si la cópula se hace con un animal del mismo sexo puede ser castigado con la pena capital.
3.- En Bahrain, los médicos no pueden mirar directamente los genitales femeninos aunque sea en un examen facultativo. Sí lo tieenen permitido si lo hacen a través de un espejo.4.- Los musulmanes tienen prohibido ver los genitales de un cadáver y tienen que estar tapados constantemente. Esto también se aplica a los empleados de las funerarias.
5.- En Indonesia, masturbarse está penado con la horca, así que hay que ser muy discreto a la hora de usar la mano.
6.- En la isla de Guam, en el océano Pacífico, las mujeres no pueden casarse si son vírgenes. Por eso hay hombres dedicados al respetado oficio de desvirgador que van de pueblo en pueblo, para dar a las jóvenes casaderas su primera experiencia sexual, pero ¡cobrando por el trabajo!
7.- En Hong Kong es legal que una mujer mate a su marido si le ha sido infiel, pero lo tiene que hacer con sus propias manos. Sin embargo, la ofendida esposa puede matar a la querida de su marido con cualquier medio.
8.- En Cali, Colombia, las mujeres sólo pueden tener relaciones sexuales con su marido. La primera vez tiene que ser en presencia de la madre de ella que así puede testificar que existe una actividad procreadora.
9.- En Santa Cruz, Bolivia, está prohibido que un hombre practique el sexo con una mujer y la hija de ella al mismo tiempo.
10.- En Maryland, al este de los EE.UU, es ilegal la venta de condones por medio de máquinas expendedoras, pero está permitido si éstas están en un local donde se venden bebidas alcohólicas.

miércoles, octubre 17, 2007

MI BARAJA ATOMICA-DINERO





EL ESTADO SALVAJE GEORGES CONCHON pag487 COMODIN
!A la mesa!-gritó la señora Gravenoir con una voz juvenil.
No lo quieres? ¿Estas decidido?
No insistamos.pero mira lo que hago...!Dame!-gritó Gravenoir,pese a que el fajo de billetes siguiera,desde luego,entre sus manos-. !Boy! !Camille! !Acercate! Toma...Para tí,negrito...!Auto,mujeres...! !Cogelo,cretino! Tú no tienes complejos,¿eh? No eres como el señor...!Vamos,cogelo!.
El boy Camille,barrigudo,no estaba seguro de si era carne o pescado,pero reia de buena gana.La risa no compromete.Cogió el paquete.

JAMES JOYCE ULISES pag.487
Jugando a las cartas,codeándose con señores de postin,de cristal en el ojo,bebiendo champán,y a todo esto medio ahogado en embargos y notificaciones.Empeñando el reloj de oro.Le paro los pies diciendole que primero buscara un perito para examinar la letra.
Diez mil libras.Daria cualquier cosa por oírle delante de un juez y un jurado.

NAGUIB MAHFUZ MIRAMAR 223pags. 487-223=264
-Un hombre que está pensando abrir un negocio no
pierde el tiempo en juergas.
Se rió y me preguntó:
-¿Y entonces cómo lo pierde?
Le respondí asumiendo el papel del consejero que
mira con celo por su bien:
-Analiza el asunto, lo piensa, y después actúa.
-Suena muy bien eso que dices, pero resulta que a mí
no me gusta ni analizar ni pensar si no me estoy divirúendo...
Y riéndose a carcajadas añadió:
-¡Vamos! ¿No sabes que estamos viviendo los ultimísimos
días antes del Juicio Final?
Lo dejé pensando para mis adentros: «Dios mío, yo
ya tengo contactos y estoy bien relacionado... Si encontrara
a alguien con dinero y dispuesto a trabajar, podríamos
beneficiarnos los dos enormemente... ¿Qué debo
hacer para conseguirlo

ROBERTO BOLAÑO 2666 pag.487
La mujer llevaba
un vestido blanco y no tenía zapatos. Medía cerca de un
metro setenta. En la mano izquierda tenía tres anillos de bisutería,
en el dedo índice, medio y anular. En la derecha llevaba
un par de pulseras de fantasía y dos grandes anillos con pie-
487
dras falsas. Según el informe forense había sido violada de forma
vaginal y anal y luego muerta por estrangulamiento. No
portaba consigo ningún documento que acreditara su identidad.

DON DELILLO JUGADORES 130pags. 130*3=390 487-390=97 pag.97
En el parqué, Lyle se plegó a la racionalidad estricta del volumen y
el precio en todas sus ramificaciones. Una atención consumada era una
característica positiva, una mirada mansa por todas partes, la cordura
que residía en cuantas caras le salían al paso. Era un trabajo sólido, nítido
y a veces incluso animado, muy del Viejo Mundo en cierto modo, los
hombres reunidos en una plaza para tomar parte del intercambio verbal,
abierto, a la vez que tomaban nota de las cifras con lápices, los operarios
desconcertados ante la caligrafía del personal. El papel se acumulaba bajo
sus pies. Corrientes secretas, pensó, recordando el concepto de dinero
electrónico según Marina. Olas, sistemas, invisibilidad, poder. Pensó: bipbip-
bip-bip-bip. Uno de los brokers le dio un golpéenlo en la cabeza, de
broma, cual si fuera un combate de boxeo fingido. Lyle fue a la zona de
fumadores y llamó a la sede de la empresa desde una de las cabinas, preguntó
por Rosemary Moore. Le cogió Zeltner, colgó el teléfono. Fumó
cruzado de brazos, dando brincos sobre los talones. Tenía un aura de
sufrimiento viril, como si las cosas hubieran llegado a tal punto por el
despeñadero del error que ya no podían expresarse de una manera verbal
coherente, necesitadas de comentarios imposibles, de lágrimas o gritos.

TITANES


lunes, octubre 15, 2007

Baraja atómica-123 –COMODIN –ULISES –JAMES JOYCE

.TONI MORRISON La isla de los caballeros. Pag-123


 

Los viejos estaban encerrados en perreras y los niños estaban bajo tierra. Pero ¿por qué lloraban todas las muchachas negras de los autobuses, en los cruces de las calles y detrás de las ventanillas del Chemical Bank? Llorando con tanto sentimiento que casi se diría que las habían condenado a morir de hambre en el vestíbulo del Alice Tully Hall. A morir de hambre en Mikell's, a morir de hambre en el campus de la Universidad de la ciudad de Nueva York. Y a morir de hambre en las mesas de recepción de las grandes sociedades anónimas. Todo ese llanto le deprimía, pues era un llanto silencioso y encubierto tras el lápiz de labios color ciruela y las finas líneas grises trazadas sobre sus ojos. ¿Quién os ha hecho esto? ¿Quién os ha convertido en esto?, pensaba mientras caminaba por Columbus Avenue mirando primero a la derecha y luego a la izquierda. La calle estaba repleta de hermosos varones que habían encontrado demasiado difícil la tarea de ser negros y hombres a la vez y habían renunciado a ello. Se habían cortado los testículos y se los habían pegado en el pecho.

ROBERTO BOLAÑO 2666. PAG-123

El dolor se acumula, decía mi amigo, eso

es un hecho, y cuanto mayor es el dolor menor es la casualidad.

– ¿Como si la casualidad fuera un lujo? –preguntó Morini.

En ese momento, Espinoza, que había seguido el monólogo

De Johns, vio a Pelletier junto a la enfermera, con el codo

apoyado en el reborde de la ventana mientras con la otra mano,

en un gesto cortés, ayudaba a ésta a buscar la página donde estaba

el cuento de Archimboldi. La enfermera rubia sentada en

la silla con el libro sobre el regazo y Pelletier, de pie a su lado,

en una postura que no carecía de aplomo. Y el marco de la ventana

y las rosas afuera y más allá el césped y los árboles y la tarde

que iba avanzando por entre los riscos y cañadas y solitarios

peñascos. Las sombras que se desplazaban imperceptiblemente

por el interior del pabellón creando ángulos donde antes no los

había, inciertos dibujos que aparecían de pronto en las paredes,

círculos que se difuminaban como explosiones sin sonido.

–La casualidad no es un lujo, es la otra cara del destino.


 

ISHIGURO KAZMO Nunca me abandones. Pag-123

La voz de Tommy era ahora un suspiro—. ¿Qué le dijo a Roy, qué «dejó caer», aunque probablemente no quiso de verdad decirlo? ¿Te acuerdas, Kath? Le dijo a Roy que las pinturas, la poesía y ese tipo de cosas, revelaban cómo era uno por dentro. Dijo que revelaban cómo era su alma.

Cuando le oí decir esto, recordé súbitamente un dibujo que una vez había hecho Laura de sus propios intestinos, y me eché a reír. Pero algo se estaba abriendo paso en mi memoria.

ISMAEL KADARÉ Crónica de la ciudad de piedra.pag-123

—Nadie.

— ¿Hay muchos pozos en tu barrio?

—Unos cuantos.

Se mordisqueó los labios.

—Si al menos encontrara su cuerpo... —dijo con voz sorda.

Hacía viento. Me estaba helando...

—La buscaré sea donde sea...

Tenía los dedos extraordinariamente largos. Miró durante un rato la lejanía gris. Los incontables tejados de la ciudad apenas se distinguían entre la niebla.

—Si es preciso, bajaré al mismo infierno para encontrarla —dijo en tono quedo.

Quise preguntarle qué sentido tenían aquellas palabras, pero tuve miedo.

Sin añadir nada más, se alejó rápidamente atravesando la explanada


 

IMRE KERTESZ Diario de la galera. Pag-123

. Cuando se durmieron: la madre, como un animal primigenio en el fango, apoyaba el rostro moreno y sensual contra la ventana mientras roncaba; la cara ladeada de la pequeña parecía particularmente delicada mientras dormía, como la de una dama del siglo pasado en pleno viaje alrededor del mundo (debía de tener a lo sumo quince años); la mayor, una muchacha guapa al estilo de la producción industrial en masa, roncaba discretamente a mi lado, sujetando con fuerza los tesoros que llevaba en una bolsa de plástico y emanando suave olor a moho y pobreza. La belleza cautivadora de la menor me indujo a comprender, por primera vez quizás, el destino de alguien como Don José (¿no se llamaba así el amante de Carmen?); uno podría enamorarse de esa muchachita, de ese rostro de ojos color turquesa, de esos rasgos hindúes y mongoles, enamorarse a la manera de un destino. La destrucción está casi garantizada.


 

NAGUIB MAHFUZ Miramar. Pag-123

Él era la única persona por la que sentía afecto y

respeto; se erigía ante mis ojos como un vetusto icono

de un antiguo monarca destronado que, a pesar de haberse

ido ya su tiempo y su época, aún conserva todas

sus cualidades personales. Le pregunté con una intención

claramente maliciosa:

-¿No sería más apropiado para la campesina que se

fuera con su familia?

Me contestó riéndose:

-Lo que habría sido realmente apropiado es que no

se hubiese escapado en primer lugar.

-Me refiero a que tiene motivos que le impiden

IAN MCEWAN Expiación. Pag-123

No conocía a nadie que tuviese su don de permanecer inmóvil, sin siquiera un libro en el regazo, de rumiar con suavidad sus pensamientos, como quien explora un jardín nuevo. Había adquirido aquella paciencia gracias a los años esquivando la migraña. Inquietarse, concentrarse, leer, mirar, querer: había que sortearlo todo en provecho de una lenta deriva de asociaciones, mientras los minutos se acumulaban como nieve hacinada y el silencio se espesaba a su alrededor. Ahora, allí sentada, notaba cómo el aire de

HARUKI MURAKAMI Al sur de la frontera, al oeste del sol. Pag-123

—Hace usted muy mala cara. ¿Se encuentra mal? —preguntó.

Negué con la cabeza, en silencio. Puse el coche en marcha.

No volví en mí hasta unas cuantas horas después. Yo era una cascara vacía y, a través de mi cuerpo, reverberaba una resonancia hueca. Era consciente de que me había quedado vacío. Todo, absolutamente todo lo que mi cuerpo debía de haber contenido hasta entonces, había salido de mi interior. Detuve el coche dentro del cementerio de Aoyama y me quedé contemplando distraídamente el cielo al otro lado del parabrisas. «Izumi me estaba esperando», pensé. Posiblemente, me hubiera estado esperando siempre en algún lugar. En cualquier esquina, detrás del cristal de cualquier ventanilla, había estado esperando a que yo apareciera. Ella siempre había tenido los ojos clavados en mí. Sólo que yo no había podido verlo.

Durante los días siguientes, apenas hablé con nadie. Abría la boca dispuesto a decir algo, pero no me salía palabra alguna. Como si el vacío que ella me había comunicado se me hubiera infiltrado hasta el tuétano de los huesos.

Pero después de este encuentro casual con Izumi, las fantasías y ecos de Shimamoto que aún me asediaban se fueron desvaneciendo, despacio, con el tiempo. El paisaje donde posaba los ojos fue recobrando algo de color y la sensación incierta de estar andando por la superficie de la luna fue perdiendo fuerza. La gravedad se alteró de una manera extraña y sentí de una manera imprecisa, como si contemplara a través de un cristal algo que le ocurriera a otra persona, cómo iban desprendiéndose de mi cuerpo, una tras otra, todas aquellas cosas que se habían adherido a él.

Al mismo tiempo, algo que había en mi interior se borró y extinguió para siempre. En silencio, de una manera definitiva

ORHAN PAMUK El libro negro. Pag-123

13. Mira quién ha venido

«Deberíamos habernos encontrado hace mucho tiempo

Mi querida prostituta, LÜTFI AKAJ

ORHAN PAMUK Me llamo rojo. Pag-123

Porque el desinterés, el tiempo y los desastres naturales irán royendo lentamente nuestras pinturas

hasta acabar con ellas. Como la goma arábiga de los volúmenes lleva pescado, huesos y miel y las

páginas han sido pulimentadas con una mezcla de huevos y fécula, ratones insaciables y

desvergonzados devorarán las páginas relamiéndose los bigotes; termitas, gusanos y mil y un

bichos carcomerán nuestros libros hasta destruirlos. Harán pedazos los volúmenes y arrancarán las

hojas; los ladrones, los sirvientes descuidados, los niños y las mujeres que encienden el fuego las

rasgarán. Los príncipes niños estropearán las pinturas con sus lápices, les agujerearán los ojos a las

figuras humanas, se limpiarán los mocos con las páginas, pintarán garabatos negros en los

márgenes; cada dos por tres los que dicen que son pecado lo emborronarán todo, rasgarán nuestras

pinturas, las recortarán y quizá las usen para hacer otras ilustraciones o para jugar y divertirse. Y,

mientras tanto, las madres destruirán nuestras pinturas porque son obscenas, los padres y los

hermanos mayores se masturbarán ante las imágenes de mujeres derramando su semen en ellas; las

páginas se quedarán pegadas no sólo por eso, sino también por el barro, por la humedad, por la

cola de mala calidad, por la saliva y porque estarán manchadas con todo tipo de suciedad y de

comida. En los lugares en que estén pegadas se abrirán como diviesos manchas de moho. Luego

las lluvias, las goteras, las inundaciones y el barro acabarán de destrozar nuestros libros

ALBERT SANCHEZ PIÑOL Pandora en el Congo. Pag-123

— ¿Algún problema? —Exclamó Marcus con voz desesperada—. ¡Una

raza subterránea está a punto de invadir el Congo, el mundo! ¿Y tú no

bajarás la escalera hasta que no haya algún problema? ¡Estás como una

cabra, Richard Craver

SANTIAGO RONCAGLIOGO Abril rojo.pag-123

También había elegancia. Los notables se dirigían a la bendición del nuevo fuego y

los cirios pascuales en la catedral. Algunos pasarían todo el día en las misas de vigilia.

Otros comenzaban el traslado festivo de los toros para el asilo de ancianos y la

cárcel. Los policías le comentaron al fiscal que Olazábal había tratado de prohibir el

traslado del toro por razones de seguridad, pero sus propios hombres querían algo

de fiesta en ese lugar tan triste.

JAMES JOYCE Ulises (1) pag-123

COMODIN

Enventrado en pecado, tiniebla fui yo también, creado, no engendrado.Por ellos, el hombre con mi voz y mis ojos y una mujer fantasma con cenizas en el aliento.Una lex eterna permanece en torno a Él. ¿Es eso entonces la divina substancia en que Padre e Hijo son consubstanciales?¿Dónde está el pobre del bueno de Arrio para poner a prueba las conclusiones?Guerreando toda la vida contra la contransmagnificandijudibangtancialidad.Heresiarca de mala estrella.Exaló su ultimo aliento en un retrete griego:eutanasia.Con mitra llena de lentejuelas y con baculo,atascado en su trono,viudo de una sede viuda,con el omophorion erecto,con el trasero coagulado.Las brisas caracoleaban a su alrededor,brisas mordientes y ansiosas.Ahí vienen,las olas.Los caballos marinos de blancas crines,tascando el freno,embriagados en claros vientos,los corceles de Mananaan.

ANDRÉ MALRAUX La condición humana. Pag-123

¿Conoces el opio? Apenas. Entonces mal puedo explicártelo.Más cerca de lo que vosotros éxtasis.Si, un éxtasis, pero espeso, profundo.Un éxtasis hacia….hacia abajo.Sí: mi propia muerte.

Sed de absoluto, sed de inmortalidad,por consiguiente,miedo a morir.


 


 


 

domingo, octubre 14, 2007

La niña imantada