viernes, septiembre 14, 2012

EL GRILLO QUE CANTA LOS JUEVES




JAMES JOYCE


ULISES 359



Vendré más tarde y llevaré uno de

esos jabones. ¿Cuánto cuestan?

—Cuatro peniques, señor.

El señor Bloom se llevó un pan a la nariz.

Dulce cera alimonada.

—Voy a llevar éste —dijo—. Con eso son

tres chelines y un penique.

—Sí, señor. Lo puede pagar todo junto,

señor, cuando vuelva.

—Bueno —dijo el señor Bloom.

Salió del negocio sin apresurarse, el

bastón de diario bajo el sobaco, el frescoenvuelto

jabón en la mano izquierda.

Al sobaco le dijeron la voz y la mano de

Bantam Lyons:

—Hola, Bloom, ¿qué noticias hay? ¿Es de

hoy? Veámoslo un minuto.

Se afeitó otra vez el bigote, ¡por Júpiter!

Largo y frío sobrelabio. Para parecer más joven.

De veras que está fragante. Más joven que yo.   Vladimir Nabokov 359 LOLITA



Lo espiritual y lo físico se habían fundido en nosotros con perfección tal

que no puede sino resultar incomprensible para los jovenzuelos materialistas,

rudos y de mentes uniformes, típicos de nuestro tiempo. Mucho después de su

muerte sentía que sus pensamientos flotaban en torno a los míos. Antes de

conocernos ya habíamos tenido los mismos sueños. Comparamos anotaciones.

Encontramos extrañas afinidades. En el mismo mes de junio del mismo año

(1919), un canario perdido había revoloteado en su casa y la mía, en dos países

vastamente alejados.   JORGE LUIS

BORGES

COMPLETAS 359

A la contemplación de la eternidad, al mundo de las formas universales

quiere exhortar este pasaje del quinto libro: Que los hombres

a quienes maravilla este mundo —su capacidad, su hermosura,

el orden de su movimiento continuo, los dioses manifiestos

o invisibles que lo recorren, los demonios, árboles y animales eleven

el pensamiento a esa Realidad, de la que todo es la copia.

Verán ahí las formas inteligibles, no con prestada eternidad sino

eternas, y verán también a su capitán, la Inteligencia pura, y la

Sabidufía inalcanzable, y la edad genuina de Cronos, cuyo nombre

es la Plenitud. Todas las cosas inmortales están en él. Cada

intelecto, cada dios y cada alma.   TOROTUMBO MIGUEL ANGEL ASTURIAS 359



La música de Torotumbo se oía cada vez más lejos, indicio de que se iban alejando de la ciu­dad a todo lo que daba aquella masa sólida, compacta, lanzada por calles empedradas. Perduto, se dijo con el aliento, prendido a alguno de los helados fierros del respaldo, apretados los dientes para no morderse la len­gua en uno de los tantos saltos mortales del vehículo, y como si no le fuera bastante alentarlo, se lo respiró en­cima, perduto, cuando uno de los enmascarados dio a entender que lo llevaba a donde el jefe. En un país con más cuerpos de Policía que dedos en las manos, desde el infantil hasta el de los jaguares que cazaba campesi­nos a dentelladas de perro, no cabía duda que lo condu­cían ante alguno de los muchos verdugos policiales. Se puso un cigarrillo en los labios, aprovechando que el jeep estabilizaba su marcha sobre el camino en cuesta, pero, lejos de serenarse, el humo le radiografió las más negras sospechas en el cielo de la boca, regándole como sombra de sabor amargo, el pensamiento de que se hu­biera descubierto el atentado. Perduto, no por él, qué  importancia tenía un hombre más o menos en un mun­do en que todos estaban jugando a la desesperada, sino por el trabajo realizado para hacer volar la casa del al­quilador de disfraces.

jueves, septiembre 13, 2012

TORO BLANCO

                           

                 

             

ANDRE MALRAUX-LA CONDICION HUMANA  pág- 190



El croupier lanzó la bola. Partió blandamente, como siempre, y pareció vacilar. Desde el


comienzo, Clappique no había visto salir todavía ni rojo ni negro. Aquellas casillas tenían entonces

las mayores probabilidades. La bola continuaba su paseo. ¿Que no había jugado rojo? La bola iba

más despacio. Se detuvo en el 2. Había ganado.

Había que trasladar los cuarenta dólares al 7 y jugar el número. Era evidente: para lo sucesivo,

debía abandonar la banda. Puso sus dos fichas, y ganó. Cuando el croupier arrojó hacia él catorce

fichas y cuando él las tocó, descubrió con estupefacción que podía ganar; no era aquello una

imaginación, una lotería fantástica de ganadores desconocidos. Le pareció, de pronto, que la banca

le debía dinero; no porque había apuntado al número que ganaba, ni porque primeramente había

perdido, sino desde toda la eternidad, a causa de la fantasía y de la libertad de su espíritu; porque

aquella bola ponía a la casualidad a su favor para pagar todas las deudas de la suerte. Sin embargo,

si jugaba de nuevo un número, perdería. Dejó doscientos dólares en los impares –y perdió.

Indignado, abandonó la mesa un instante y se aproximó a la ventana.

Fuera, la noche. Bajo los árboles, las luces rojas de las linternas en las traseras de los autos. A

pesar de los cristales, oyó una gran confusión de voces y de risas, y, de pronto, sin distinguir las

palabras, una frase pronunciada con entonación de cólera. Pasiones... Todos aquellos seres que

atravesaban la bruma, ¿de qué vida imbécil y fofa vivían? Ni siquiera unas sombras: unas voces en

la noche. Era en aquella sala donde la sangre afluía a la vida. Los que no jugaban no eran hombres.

¿Todo su pasado, no sería más que una prolongada locura? Volvió a la mesa.

Puso sesenta dólares en los pares, de nuevo. Aquella bola, cuyo movimiento iba a debilitarse, era

un destino, y, desde luego, su destino. No luchaba contra una criatura, sino contra una especie de

dios; y aquel dios, al mismo tiempo, era él mismo. La bola volvió a partir.

Recuperó en seguida el desnivel pasivo que buscaba: de nuevo le pareció tomar su vida y

suspenderla de aquella bola irrisoria. Gracias a ella, saciaba a un tiempo, por primera vez, a los dos

Clappiques que le formaban: el que quería vivir y el que quería ser destruido. ¿Para qué mirar el

reloj? Relegaba a Kyo en un mundo de ensueño. Le parecía alimentar a aquella bola, no ya con

jugadas, sino con su propia vida –si no veía a Kyo, perdía toda posibilidad de encontrar dinero– y

con la de otro; y, que aquel otro lo ignorase, prestaba a la bola, cuyas curvas se ablandaban, la vida

de las conjunciones de los astros, de las enfermedades crónicas, de todo de cuanto los hombres

creen pendiente su destino. ¿Qué tenía que ver con el dinero aquella bola, que vacilaba en los

bordes de los agujeros, como un hocico, y por medio de la cual estrechaba él su propio destino,

único medio que había encontrado para poseerse a sí mismo? ¡Ganar; no ya para irse, sino para

quedarse, para arriesgar más, para que la apuesta de su libertad conquistada hiciese el gesto más

absurdo aún! Apoyado sobre el antebrazo; sin mirar ya siquiera a la bola, que continuaba su camino,

cada vez más lenta; temblándole los músculos de las pantorrillas y de los hombros, descubría el

sentido mismo del juego, el frenesí de perder.                    CORAN-SURA 5  EL AGAPE  pág.190  
(68) Di: “¡Oh seguidores de la Biblia! ¡Vuestras creencias carecen de base a menos que


observéis [realmente] la Tora y el Evangelio, y todo lo que vuestro Sustentador ha hecho

descender para vosotros!”85
Pero todo lo que tu Sustentador ha hecho descender sobre ti [Oh Profeta] hará que muchos

de ellos se obstinen aún más en su desmesurada arrogancia y en su negación de la verdad.

Pero no te aflijas por la gente que niega la verdad: (69) pues, ciertamente, quienes han

llegado a creer [en esta escritura divina], y quienes siguen el judaísmo, y los sabeos,86 y los

cristianos -- todos los que creen en Dios y en el Último Día y obran rectamente-- nada tienen

que temer y no se lamentarán   85 E.d., todos los demás libros del Antiguo Testamento que destacan la unidad de Dios y están llenos de

profecías sobre el advenimiento del Profeta Muhammad (Rasi). Esto debe entenderse en conjunción con

la frecuente aseveración coránica de que el texto de la Biblia, tal como hoy lo conocemos, ha sufrido

numerosas alteraciones y corrupciones.     James Joyce

Ulises                    190       Cissy dijo que la disculpara si le importaría por favor decirle la hora exacta y Gerty vio cómo sacaba el

reloj, lo escuchaba y miraba para arriba y se aclaraba la garganta y dijo que lo sentía que se le había parado

el reloj pero que pensaba que debían de ser las ocho pasadas porque el sol se había metido. Había en su voz

un toque refinado y aunque hablaba con acento cuidado había un asomo de temblor en su tono meloso. Cissy dijo gracias y volvió con la lengua fuera y dijo que el tío decía que no le funcionaba el caño.
Luego cantaron la segunda estrofa del Tantum ergo y el Canónigo O'Hanlon se levantó otra vez e incensó

el Santísimo y se arrodilló y le dijo al Padre Conroy que una de las velas estaba a punto de prenderle fuego

a las flores y el Padre Conroy se levantó y lo arregló convenientemente y ella veía cómo el señor le daba

cuerda al reloj y escuchaba a ver si funcionaba y columpió más la pierna para dentro y para fuera al mismo

tiempo. Estaba oscureciendo pero él podía ver y estuvo mirando todo el tiempo que le estuvo dando cuerda

al reloj o lo que le estuviera haciendo y luego se lo volvió a guardar y se metió las manos en los bolsillos.

Sintió como una sensación que la embargaba por completo y lo sabía por la sensibilidad del cuero cabelludo

y esa irritación contra el corsé que eso le iba a venir pronto porque la última vez fue también cuando se

cortó el pelo por lo de la luna .       Lolita

Vladimir Nabokov   184    190-184=6     Hugh Broughton, escritor polemista del reinado de Jaime I,

probó que Rahab era una prostituta desde temprana edad. Esto es muy

interesante y me atrevería a suponer que ya están ustedes viéndome al borde de

una crisis y echando espuma por la boca. Pero no, no es así; sólo barajo

encantadoras posibilidades en un mazo de naipes. Tengo algunas otras

imágenes. Aquí está Virgilio, que pudo cantar a la nínfula con un tono único, pero

quizá prefería otra cosa... Allí, dos de las hijas pre-núbiles del rey Akenatón y la

reina Nefertiti (la pareja real tenía una progenie de seis), con muchos collares de

cuentas brillantes por todo atavío, abandonadas sobre almohadones, intactas

después de tres mil años, con sus suaves cuerpos morenos de cachorros, el pelo

corto, los alargados ojos de ébano... Más allá, algunas novias forzadas a sentarse

en el fascinum, marfil de los templos del saber clásico. El matrimonio antes de la

pubertad no es raro, aun en nuestros días, en algunas provincias de la India

oriental. Después de todo, Dante se enamoró perdidamente de su Beatriz cuando

tenía ella nueve años, una chiquilla rutilante, pintada y encantadora, enjoyada,

con un vestido carmesí... y eso era en 1274, en Florencia, durante una fiesta

privada en el alegre mes de mayo. Y cuando Petrarca se enamoró locamente de

su Laura, ella era una nínfula rubia de doce años que corría con el viento, con el

polen, con el polvo, una flor dorada huyendo por la hermosa planicie al pie del

Vaucluse.           Robert Graves

La Diosa Blanca     190     Parece que el alfabeto irlandés fue formado antes que el griego clásico y que los

nombres de sus letras coinciden con los del alfabeto epicármico que Evandro llevó a

Italia desde la Grecia danaena. Tal vez incluso conservaba el orden original de las letras.

Una antigua tradición irlandesa que refuerza la de la invención del alfabeto

Ogham por Ogma Cara de Sol se cita en la History of Ireland de Keating.

Feniusa Farsa, nieto de Magog y rey de Escitia, deseoso de dominar los

setenta y dos lenguajes creados en la confusión de Babel, envió a setenta y dos

personas para que los aprendieran. Fundó una Universidad en Magh Seanair,

cerca de Atenas, la que dirigían él, Gadel y Caoith. Estos formaron las letras

griegas, latinas y hebreas. Gadel clasificó el irlandés (goidélico) en cinco

dialectos: el feniano para los soldados; el poético e histórico para los senaquios

y los bardos respectivamente; el medicinal para los médicos, y el idioma común

para el vulgo.

Aunque a primera vista ésta es una fábula disparatada compuesta con fragmentos

de la tradición monástica (como la milagrosa traducción de las Sagradas Escrituras

hebreas por setenta y dos sabios, cada uno de los cuales trabajó separadamente durante

setenta y dos días en la isla de Paros y todos produjeron exactamente la misma versión),

cuanto más atentamente se la examina tanto más interesante parece. «Magh Seanair

cerca de Atenas», sugiere que la mención de Babel ha llevado a algún monje a

enmendar un texto oscuro haciendo que el acontecimiento se realizase en la Magh

Seanair, «Llanura de Shinar», en Mesopotamia, y a dar por supuesto que había otra

Atenas en las cercanías. En que el alfabeto fue inventado en Grecia (Acaya) se insiste en

The Hearings of the Scholars, aunque Acaya se ha convertido en «Acadia» en algunos

manuscritos y en «Dacia» en otros, y todo el relato adquiere un giro muy monástico.

Creo que el original decía «Magnesia cerca de Atenas», refiriéndose a la Magnesia del

sur de Tesalia. Se decía que estaba «cerca de Atenas» probablemente para distinguirla

de otras Magnesias pelasgas: la caria en el río Meandro y la lidia en el Hermo,

relacionadas con el .mito del titán Titios y desde las cuales en la Antigüedad envió

Hércules una colonia a Gades en España.     BIBLIA
NUEVO TESTAMENTO  190        

26 Un ángel del Señor habló a Felipe diciendo: “Levántate y vé hacia el sur


por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.” 27 El se

levantó y fue. Y he aquí un eunuco etíope, un alto funcionario de Candace, la

reina de Etiopía, quien estaba a cargo de todos sus tesoros y que había venido a

Jerusalén para adorar, 28 regresaba sentado en su carro leyendo el profeta

Isaías. 29 El Espíritu dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro.” 30 Y Felipe

corriendo le alcanzó y le oyó que leía el profeta Isaías. Entonces le dijo: —

¿Acaso entiendes lo que lees? 31 Y él le dijo: — ¿Pues cómo podré yo, a menos

que alguien me guíe? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase junto a él. 32 La

porción de las Escrituras que leía era ésta: Como oveja, al matadero fue llevado,

y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. 33 En su

humillación, se le negó justicia; pero su generación, ¿quién la contará? Porque su

vida es quitada de la tierra. 34 Respondió el eunuco a Felipe y dijo: — Te ruego,

¿de quién dice esto el profeta? ¿Lo dice de sí mismo o de algún otro?

35 Entonces Felipe abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura, le

anunció el evangelio de Jesús. 36 Mientras iban por el camino, llegaron a donde

había agua, y el eunuco dijo: — He aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea

bautizado? 37 Felipe dijo: — Si crees con todo tu corazón, es posible. Y

respondiendo, dijo: — Creo que Jesús, el Cristo, es el Hijo de Dios. 38 Y

mandó parar el carro. Felipe y el eunuco descendieron ambos al agua, y él le

bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. Y

el eunuco no le vio más, pues seguía su camino gozoso. 40 Pero Felipe se

encontró en Azoto, y pasando por allí, anunciaba el evangelio en todas las

ciudades, hasta que llegó a Cesarea     EL FIGÓN DE LA REINA PATOJA

de

Anatole France     190       —Hijo mío —respondió el señor de Astarac—, vuestra curiosidad me

satisface, y voy inmediatamente a complacerla. Las salamandras no tienen

dientes, propiamente hablando. Pero, en cambio, sus encías están provistas

de dos hileras de perlas, muy blancas y muy brillantes, que prestan a su

sonrisa una gracia y un encanto inconcebibles. Sabed también que esas

perlas son de luz endurecida.

Dije al señor de Astarac que eso me agradaba, y prosiguió:

—Los dientes del hombre no son sino un signo de su ferocidad. Cuando

éste se alimente como es debido, esos dientes serán reemplazados por algún

adorno semejante a las perlas de las salamandras. Entonces no se concebirá

cómo un amante haya podido ver, sin horror y sin disgusto, dientes

perrunos en la boca de su amada.         

miércoles, septiembre 12, 2012

ALFA Y OMEGA



 



190 ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy

NOS HEMOS PASADO

                                                                         

                 

 

 

                                                                             BORGES-642

    Los hombres se sintieron perdidos en el tiempo
y en el espacio. En el tiempo, porque si el futuro y el pasado
son infinitos, no habrá realmente un cuándo; en el espacio, porque
si todo ser equidista de lo infinito y de lo infinitesimal,
tampoco habrá un dónde. Nadie está en algún día, en algún
lugar; nadie sabe el tamaño de su cara.

James Joyce
Ulises   438           642-438=204

                        

  Si por ventura el mundo estuviera agora peor govemado que
nunca antes lo fuera por más que el pueblo ignoble lo creyera de otra suerte aunque ni la ley ni sus jueces
pongan remedio alguno. Que Dios nos libre. Malavés fuera eso dicho cuando todos vocearon en un solo
clamor que no, por la Virgen Madre, que la mujer debería vivir y la creatura morir. Con ocasión de lo cual
escalentáronse los ánimos sobre el tal artículo y ya fuera por la disputa ya por la bebida lo cierto es que el
hidalgo Lenehan estaba pronto a abocarles malta de suerte que desta guisa no faltara regocijo. Luego el
mozo Madden explicóles puntualmente todas las cuestiones y díjoles cómo ella estaba muerta ya fuera por
mor de la santa religión ya fuera avisado por romero o por santero o por promesa que él hiciera a San Ultan
de Arbraccan el marido de su casa dueño no quería aceptar la muerte della por lo que todos tomaron grandísima
aflicción. A lo que el mozo Stephen prosiguió diciendo estas palabras: Mormurar, caballeros, acaece
mesmamente entre legos. Amos, la creatura y la engendrante loando agora a su Criador, la una en caliginoso
limbo, la otra en el purgatorio. Mas, a fe mía ¿qué de esas almas por Dios eseíbles que nosotros
por las noches devedamos, que es gran pecado contra el Espíritu Santo, Dios Verdadero y Dador de Vida?
Porque, caballeros, folgar es breve. Somos instrumentos para esas pequeñas creaturas dentro de nosotros y
la naturaleza tiene otras metas que nosotros.

Luego dijo Dixon el joven a Ponche Costello si él sabía qué
metas fueran. Mas éste había bebido en demasía y las únicas palabras que dél pudo tener fue que con gusto
deshonraría a una dama fuera ella casada o mozuela o manceba si desa suerte acontecielle y estorciese la
ardicia de su lascivia. A esto Crotthers de Alba Longa elogió los complimientos quel mozo Malachi fizo de
la bestia de nombre unicornio y cómo una vez en el milenio córrese por el cuerno, el otro en tanto, espoleado
por las burlas con las que ellos mofábanse dél, todos a un tiempo dando fe por los torillos de San Follino
quél era capaz de hacer cualquier suerte de cosa que a hombre cupiérale hacer

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                 642

Las marias de mi planeta (que no son mares) y sus lacus (que no son lagos) tienen
también, supongámoslo así, nombres propios; algunos son menos interesantes,
quizás, que los de los jardines de rosas; otros, con menos sentido que los nombres
de pila de aquellos que los observan (porque, por tomar un caso real, que un
astrónomo se llame Lampland es tan maravilloso como que un entomólogo se llame
Krautwurm) pero la mayoría tiene un estilo tan antiguo que el sonoro y corrupto
hechizo de su nombre puede competir con los topónimos de los romances de
caballería.
De la misma forma que nuestras Pinedas, aquí abajo, no tienen nada que ofrecer
más allá de una fábrica de zapatos a un lado de la carretera y el infierno
herrumbroso de un cementerio de coches al otro, así aquellas seductoras Arcadias e
Icarias y Cefirias de los mapas planetarios podrían muy bien resultar ser desiertos
muertos que incluso carecieran de las malas hierbas y los algodoncillos que adornan
nuestros vertederos. Los selenógrafos lo confirmarán, pero hay que decir que sus
lentes son más potentes que las nuestras. En el caso que nos ocupa, cuanto mayor es
el aumento de las lentes, tanto más abigarrada resulta la superficie del planeta, que
aparece ante la vista como un paisaje submarino contemplado por un buceador a
través del agua semitranslúcida. Y si algunas marcas, conectadas entre sí, se parecen
oscuramente al esquema de líneas y agujeros del tablero de ajedrez chino,
considerémoslas alucinaciones geométricas.

Edgar Allan Poe
Obras en español

SIN ALIENTO       542      642-542=100

 

El comprador me llevó a su casa y de inmediato se puso a trabajar. Sin embargo,
luego de cortarme las orejas descubrió ciertos signos de vida. Mandó entonces a llamar a
un boticario vecino para consultarlo con urgencia. Por si acaso se confirmaban sus

sospechas respecto de mi existencia, me practicó una incisión en el abdomen y me extrajo
varias vísceras para disecarlas privadamente.
El boticario era de la idea de que yo estaba muerto, idea que traté de refutar
pateando y saltando con todas mis fuerzas, y haciendo las más violentas contorsiones, pues
la operación del médico me había devuelto los sentidos. Sin embargo, todo se atribuyó a los
efectos de una nueva batería galvánica con la cual el boticario, que era un hombre instruido,
realizó varios extraños experimentos que no pude dejar de presenciar con interés debido a
mi participación personal en ellos. Sin embargo, lo que me mortificaba era que, pese a que
hice varios intentos de conversar, carecía de la facultad de hablar pues ni siquiera podía
abrir la boca, y menos aún responder a ciertas teorías ingeniosas pero estrafalarias que en
otras circunstancias mi profundo conocimiento de la patología hipocrática me habría
permitido rebatir rápidamente.
Al no poder arribar a una conclusión, decidieron dejarme en paz para un futuro
examen. Fui llevado a una buhardilla; y cuando la mujer del médico me hubo vestido con
calzoncillos y medias, el propio médico me ató las manos, y me ató también las mandíbulas
con un pañuelo. Luego cerró la puerta por fuera y se fue a cenar, dejándome en silencio,

entregado a la meditación.
Pronto descubrí con placer que, si no hubiese tenido atada la boca con el pañuelo,
podría haber hablado. Consolándome con esta reflexión, comencé a repetirme pasajes de la
Omnipresencia de la Divinidad, como acostumbraba hacer antes de dormir, cuando de
pronto dos gatos, de aspecto voraz y vituperioso, entraron por un agujero de la pared,
dieron un salto á la Catalani, y cayeron uno frente al otro sobre mi cara, tras lo cual
comenzaron una indecorosa disputa por la miserable recompensa de quedarse con mi nariz.

Pero, así como el haber perdido sus orejas sirvió para elevar al trono a Ciro, el
Mago de Persia, y así como la mutilación de su nariz le dio a Zopiro posesión de Babilonia,
del mismo modo la pérdida de unas onzas de mi rostro resultó ser la salvación de mi cuerpo.
Muerto de dolor y ardiendo de indignación, hice saltar de un solo golpe las ataduras y el
vendaje. Recorrí la habitación a grandes trancos, y lanzando una mirada de desprecio a los
contrincantes, abrí la ventana, y ante su horror y desencanto, me arrojé con destreza por
allí.

lunes, septiembre 10, 2012

PALMERAS EN LA NIEVE

                         

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JAMES JOYCE
ULISES                             764

 

 

—¡Que su grasa le ahogue! —gritó.
Katey fue hacia el fogón y husmeó con
ojos bizcos.
—¿Qué hay en la olla? —preguntó.
—Camisas —dijo Maggy.
Boody gritó coléricamente:
—¡Bolsa de trapos! ¿No tenemos nada
para comer
Katey, levantando la tapa de la olla con
un extremo de su sucia pollera, preguntó:
—¿Y aquí que hay?
Un vayor pesado se exhaló como
respuesta.
—Sopa de arvejas —dijo Maggy.
—¿Dónde la conseguiste? —preguntó

Katey.
—La hermana María Patricia —dijo
Maggy.
El gritón hizo sonar su campanilla:

—¡Barang!
Boody se sentó a la mesa y dijo con
hambre:
—¡Sírvenos!
Maggy vertió espesa sopa amarilla de la
olla a un tazón. Katey, sentada del lado opuesto
a Boody, dijo muy quieta mientras con la punta
del dedo se llevaba a la boca algunas migas
olvidadas:
—Menos mal que tenemos esto. ¿Dónde
está Dilly?
—Fue a buscar a papá —dijo Maggy.
Boody, rompiendo grandes pedazos de
pan y metiéndolos en la sopa amarilla, agregó:
—Padre nuestro que no estás en los
cielos.

Maggy, vertiendo sopa amarilla en el
tazón de Katey, exclamó:
—¡Boody! ¡Qué vergüenza!

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos               764

Y en el comedor, en torno al óvalo blanco como la nieve del mantel, se sentaba una
serie de gente, a ninguno de los cuales Mark había visto antes en casa de su novia.
Entre ellos estaba Adolf, atezado, con su cabeza cuadrada; también el anciano de
piernas cortas y barriga prominente que leía una revista médica en el tranvía y que
seguía gruñendo.
Mark saludó a todos ellos con una tímida inclinación de cabeza y se sentó junto a
Klara, y en aquel mismo instante sintió, como un poco antes, un golpe de dolor atroz
que le atravesaba todo el cuerpo. Se retorció y el vestido verde de Klara empezó a
flotar en el aire, disminuyendo hasta convertirse en la pantalla verde de una
lámpara. La lámpara se balanceaba en su cordón. Mark estaba tendido debajo con
aquel dolor imposible destrozando su cuerpo y no distinguía nada salvo la lámpara
que oscilaba, las costillas le estaban aplastando el corazón impidiéndole respirar, y
alguien le doblaba la pierna, se esforzaba por rompérsela, de un momento a otro se
iba a quebrar. Consiguió liberarse de alguna forma, la lámpara volvió a su verde
brillante de nuevo, y Mark se vio a sí mismo sentado un poco más distante, junto a
Klara, y en ese preciso instante en que se vio, se encontró rozando su rodilla contra
la cálida seda de su falda. Y Klara reía, echando la cabeza hacia atrás.
Sintió la urgente necesidad de decirle lo que acababa de pasar, y dirigiéndose a
todos los presentes —el bueno de Adolf, el hombre gordo e irascible— pronunció
con esfuerzo: «El extranjero está ofreciendo sus plegarias en el río...».
Le pareció que había hablado muy claro, y que, aparentemente, todos le habían
entendido... Klara, haciendo un puchero, le acarició en la mejilla: «Pobrecillo, todo
acabará bien...».
Empezó a sentirse cansado y con sueño. Rodeó el cuello de Klara con sus brazos, la
atrajo hacia sí y se quedó tumbado. Y entonces, el dolor volvió a asaltarle y todo se
esclareció.
Mark yacía boca arriba, mutilado y completamente vendado, y la lámpara había
dejado de oscilar. El consabido hombre grueso del bigote, ahora un médico en su
bata blanca, emitía unos sonidos que parecían gruñidos mientras escrutaba la pupila
en los ojos de Mark. ¡Y qué dolor!... Dios, en un momento el corazón se le iba a
quedar empalado en una costilla y estallaría... Dios, en cualquier momento, ya...
Todo esto es estúpido. ¿Por qué no está Klara aquí?

El doctor frunció el ceño y chasqueó la lengua.
Mark ya no respiraba, Mark se había ido —adonde, hacia qué otros sueños, nadie lo
sabe.

  

Sura 42. Ash-Shura (La Consulta)  764

(19) DIOS es sumamente benévolo con Sus criaturas: da el sustento a quien Él quiere --
¡ pues sólo Él es fuerte, todopoderoso!
(20) A quien desee una cosecha en la Otra Vida, le daremos incremento en su cosecha; y
a quien desee [únicamente] una cosecha en esta vida, le daremos de ella –pero no tendrá
parte en [las bendiciones de] la Otra Vida.24
(21) ¿Es que [esos que desean sólo esta vida] creen en fuerzas que supuestamente tienen
parte en la divinidad de Dios,25 las cuales les imponen como ley moral algo que Dios no ha
sancionado?26
Pero de no ser por el decreto [divino] del juicio final,27 todo habría sido en verdad decidido
entre ellos [en esta vida]:28 realmente, un castigo doloroso aguarda a los malhechores
[en la Otra Vida].

24 E.d., mientras que los que viven rectamente y orientan sus esfuerzos a fines espirituales sin duda habrán
de recibir en el más allá más de lo que esperan, los que dedican sus esfuerzos exclusivamente a fines
mundanos puede que consigan algo –aunque no necesariamente, ni tampoco todo—de lo que se propongan,
y no tendrán razón alguna para esperar una “parte en las bendiciones” que aguardan a los justos en el
más allá.
25 Lit., “Es que tienen asociados [de Dios]” –e.d., “¿creen que fenómenos circunstanciales tales como la
riqueza, el poder, la ‘suerte’, etc., tienen en sí algo divino?”—de lo cual se deduce que la creencia en tales
“fuerzas” está por lo general en la raíz del afán exclusivo de los hombres por metas mundanas. (Acerca de
mi traducción explicativa del término shuraka’ –lit., “asociados” [de Dios]—véase la nota 15 a 6:22.)
26 E.d., lo que hace que se entreguen con fervor casi religioso a algo que Dios desaprueba –a saber, su
afán por metas puramente materialistas y el consiguiente abandono de todos los valores espirituales y
éticos. Acerca de mi traducción de din, en este contexto, por “ley moral”, véase la nota 3 a 109:6.

 

DON QUIJOTE DE LA MANCHA-       707    764-707=57

     Miguel de Cervantes

—Señor caballero, nosotros no conocemos quién sea esa buena señora
que decís; mostrádnosla, que, si ella fuere de tanta hermosura como significáis,
de buena gana y sin apremio alguno confesaremos la verdad que por parte
vuestra nos es pedida.
—Si os la mostrara —replicó don Quijote—, ¿qué hiciérades vosotros en
confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que, sin verla, lo

habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en
batalla, gente descomunal y soberbia. Que, ahora vengáis uno a uno, como
pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza
de los de vuestra ralea, aquí os aguardo y espero, confiado en la razón que
de mi parte tengo.
—Señor caballero —replicó el mercader—, suplico a vuestra merced, en
nombre de todos estos príncipes que aquí estamos, que, por que no encarguemos
nuestras conciencias confesando una cosa por nosotros jamás vista ni
oída, y más siendo tan en perjuicio de las emperatrices y reinas del Alcarria y
Extremadura, que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de
esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo; que por el hilo se
sacará el ovillo y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced
quedará contento y pagado

ATADO DE PIES Y MANOS

   GATO 

                                           

S.J. AGNON-HUESPED POR UNA NOCHE.1510

EL ABRIGO

La casa está algo por debajo del nivel de la calle,de modo que durante la noche huele a moho y durante el día además,huele a polvo.

En la parte superior de la pared,a la derecha de la puerta,hay una ventana larga y estrecha por la que se alcanza a ver parte de la cabeza de los que transitan por la calle,aunque no la cara,se oyen sus voces y se ve el polvo que levantan con los  pies.Por el exterior,cuelga de la ventana un postigo roto que el viento hace batir a veces sobre la ventana,quitando la luz.Además de los utensilios del sastre ,maquina de coser,una mesa alargada ,dos planchas,un espejo y un maniquí de mujer,sin cabeza ni pies,sobre el que hay colgados varios trozos de tela.

 

 

 

                                      

                                                                                              

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS             1150

EL ORO DE LOS TIGRES
Hasta la hora del ocaso amarillo
Cuántas veces habré mirado
Al poderoso tigre de Bengala
Ir y venir por el predestinado camino
Detrás de los barrotes de hierro,
Sin sospechar que eran su cárcel.
Después vendrían otros tigres,
El tigre de fuego de Blake;
Después vendrían otros oros,
El metal amoroso que era Zeus,
El anillo que cada nueve noches*
Engendra nueve anillos y éstos, nueve,
Y no hay un fin.
Con los años fueron dejándome
Los otros hermosos colores
Y ahora sólo me quedan
La vaga luz, la inextricable sombra
Y el oro del principio.
Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores
Del mito y de la épica,
Oh un oro más precioso, tu cabello
Que ansían estas manos.

 

    2012-09-10 10.02.46 

JAMES JOYCE
ULISES                            1150

Gerty se sacó el
sombrero por un momento solamente para
arreglarse el cabello y nunca se vio sobre los
hombros de una niña una cabeza de trenzas
color avellana más bonita, más exquisita, una
radiante pequeña visión, en verdad, casi
enloquecedora en su dulzura. Habría que
caminar mucho antes de encontrar una
cabellera como ésa. Ella casi pudo ver el rápido
destello de admiración con que le respondieron
sus ojos que le hizo vibrar cada uno de sus
nervios. Se puso el sombrero para poder ver por

debajo del ala y agitó más rápido su zapato con
hebilla, porque se le cortó la respiración al
advertir la expresión de sus ojos. Él la estaba
contemplando como una serpiente mira su
presa. Su instinto de mujer le dijo que había
despertado el demonio en él y al pensarlo un
escarlata ardiente la cubrió de la garganta a la
frente hasta que el hermoso color de su rostro se
convirtió en un glorioso rosa.

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos               1150

 

En años anteriores la había visto llorar con frecuencia,
pero entonces lloraba de una forma muy diferente: sentada a la mesa, por ejemplo,
se ponía a llorar pero sin esconder la cara, y se sonaba la nariz con ruido sin dejar de
hablar y de hablar y de hablar; sin embargo ahora, lloraba de una forma tan infantil
como una niña pequeña, estaba allí tumbada con tal abandono... y había algo
tremendamente atractivo en la curva de su espalda y en la forma en que su pie, en
su zapatilla de terciopelo, rozaba el suelo... Se podría incluso pensar que era una
joven, rubia, llorando... Y su pañuelo todo arrugado estaba abandonado en la
alfombra, tal y como debía ser en una escena de ese tipo.
Nikolai emitió un gruñido ruso (kryak) y se sentó en el borde del sofá. Volvió a
gruñir. Su madre, sin dejar de ocultar el rostro, dijo contra el cojín:
—¿Por qué no pudiste haber vuelto antes? Incluso un año antes... ¡Sólo un año!
—Cómo iba a saberlo —dijo Nikolai.
—Ahora todo se ha acabado —suspiró entre lágrimas, mientras se atusaba su pelo
rubio—. Cumpliré cincuenta años en mayo. El hijo viene a ver a su madre anciana. Y
por qué tuviste que venir justo en este preciso momento... ¡esta noche!
Nikolai se puso el abrigo (que, contrariamente a lo que es costumbre en Europa,
había dejado tirado en un rincón), sacó la gorra de uno de los bolsillos y se volvió a
sentar junto a ella.

domingo, septiembre 09, 2012

ENSEÑANDO A LLORAR

                 

 

Sura 2. Al-Baqara (La Vaca) 95

(275) LOS QUE devoran la usura262 se comportan como aquel a quien el toque de Satán ha
sumido en el desconcierto; porque dicen: "El comercio es una forma de263 usura" –siendo

así que Dios ha hecho lícito el comercio y ha prohibido la usura. Así pues, quien sea consciente
de la advertencia de su Sustentador264 y desista [de la usura], podrá quedarse con sus
ganancias pasadas y su caso queda en manos de Dios; pero los que reincidan --¡ esos están
destinados al fuego y en él permanecerán!

así que Dios ha hecho lícito el comercio y ha prohibido la usura. Así pues, quien sea consciente
de la advertencia de su Sustentador264 y desista [de la usura], podrá quedarse con sus
ganancias pasadas y su caso queda en manos de Dios; pero los que reincidan --¡ esos están
destinados al fuego y en él permanecerán!
(276) Dios desprovee a las ganancias de la usura de toda bendición, pero bendice los actos
de caridad con un incremento multiplicado.265 Y Dios no ama a quien es pertinazmente
ingrato y persiste en el error.
(277) Ciertamente, quienes han llegado a creer, hacen buenas obras, son constantes en la
oración y dan limosna --tendrán su recompensa junto a su Sustentador y nada tienen que
temer ni se lamentarán.
(278) ¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! Sed conscientes de Dios y renunciad a
todas las ganancias de la usura que tengáis pendientes, si sois [verdaderamente] creyentes;266
(279) porque si no lo hacéis, sabed que estáis en guerra con Dios y Su Enviado. Pero si os
arrepentís, tenéis derecho a [la devolución de] vuestro capital:267 no seréis injustos ni se os
hará injusticia. (280) Sin embargo, si [el deudor] está en apuros, [concededle] una prórroga
hasta que esté desahogado; y sería mejor para vosotros --si supierais-- condonarle [toda la
deuda] considerándola una dádiva

262 La exposición del concepto de riba ("usura") puede encontrarse en la nota 35 de 30:39, que es donde
este término aparece por primera vez en el orden cronológico de la revelación. Este pasaje, que trata de la
prohibición de la riba, se cree que fue una de las últimas revelaciones que recibió el Profeta. El tema de la
usura está conectado lógicamente con el anterior pasaje, referido al tema de la limosna, porque la primera
es exactamente el opuesto moral de esta última: la verdadera carida d consiste en dar sin esperar una ganancia
material, mientras que la usura está basada en la expectativa de ganancia sin el correspondiente
esfuerzo por parte del prestamista

 

          

           

El crímen de un académico Anatole France  95

Préfére, que parecía en aquellos momentos, no una madre sino una hermana mayor.
Deslizóse como una sombra sobre el espejo del suelo, y desapareció. Dije a Juanita:
-Siéntese y hábleme como a un amigo. ¿Está usted contenta en esta casa?
Vaciló, y me respondió luego con resignada sonrisa:
-No mucho.
Jugueteaba en silencio con los mangos de la cuerda.
La pregunté si a su edad saltaba aún a la comba.
-¡Oh!, no, señor -me respondió vivamente-. Cuando la criada me dijo que me
esperaba usted en el salón, hacía saltar a las pequeñas, y para no perder la cuerda me la lié
a la cintura. No es muy correcto; le ruego que me perdone; ;tengo tan poca costumbre de
recibir visitas!
-¡Dios mío! ¿Por qué supone usted que me desagrada verla presentarse con una
cuerda de saltar? Las Clarisas llevaban una cuerda a la cintura, y eran unas santas mujeres.

 

      CABALLITO    

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS   95

 

Mono del cementerio, la Quema
gesticula advenediza muerte a tus pies.
Gastamos y enfermamos la realidad: 210 carros
infaman las mañanas, llevando
a esa necrópolis de humo
las cotidianas cosas que hemos contagiado de muerte.
Cúpulas estrafalarias de madera y cruces en alto
se mueven —piezas negras de un ajedrez final— por tus calles
y su achacosa majestad va encubriendo
ias vergüenzas de nuestras muertes.
En tu disciplinado recinto
la muerte es incolora, hueca, numérica;
se disminuye a fechas y a nombres,
muertes de la palabra.

 

                                                       

ANDRE MALRAUX-LA CONDICION HUMANA  95

En un rincón de un despacho moderno,adornado por todas partes con esculturas de remotas épocas chinas;con un traje blanco,sobre un chaleco de punto,blanco también,como sus cabellos hirsutos;sin cuello;con las manos adheridas  a los tubos niquelados de un sillón,Liu Tiu esperaba,en efecto.Toda su fisonomía estaba en la boca y en las mandíbulas :una enérgica rana vieja.Ferral se sentó.Usted está decidido a acabar con los comunistas.No interrogaba;afirmaba.Nosotros también.

 

James Joyce
Ulises                       95

Ven las cosas con la frente
quizá: como un sentido del volumen. El peso o el tamaño, algo más negro que la oscuridad. A saber si lo
notaría si quitaran algo de en medio. Notaría un hueco. Rara opinión de Dublín debe de tener, abriéndose
camino bordoneando por el adoquinado. ¿Andaría en línea recta si no tuviera ese bastón? Cara piadosa
exánime como la de alguien que va para cura.
¡Penrose! Así se llamaba aquel fulano.

Mira cuántas cosas pueden aprender a hacer. Leer con los dedos. Afinar pianos. O nos sorprendemos que
tengan caletre. Por qué pensamos que una persona deforme o un jorobado es agudo si dice algo que nosotros
diríamos. Claro que los otros sentidos están más. Bordan. Trenzan cestos. La gente debería ayudar. Un
costurero le podría comprar a Molly por su cumpleaños. Odia la costura. Podría sentirse ofendida. Hombres
de la oscuridad los llaman.
El sentido del olfato debe de ser más fuerte también. Olores por todas partes, a montones. Cada calle un
olor distinto. Cada persona también. Luego la primavera, el verano: olores. ¿Sabores? Dicen que no se puede
paladear el vino con los ojos cerrados o cuando se está resfriado. También fumar en la oscuridad dicen
que no da placer.