sábado, noviembre 10, 2012

¿QUE ES EL IVA?

 

Si  lo cobraran en los mercados,en las peluquerías,en los dentistas,en los chinos,en los bares,en la prostitución,quizá tendríamos para comprar medicinas.

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Edgar Allan Poe
Obras en español           329

Tan pronto como llegué abajo, comencé a disfrazarme para representar el cadáver
de Rogers. La camisa que le había quitado nos sirvió de mucho, pues era de forma y dibujo
singulares, y fácilmente reconocible: una especie de blusa que el difunto llevaba sobre sus
demás ropas. Era una elástica azul, con anchas franjas blancas transversales. Después de ponérmela, procedí a equiparme con un estómago postizo, imitando la horrible deformidad
del cadáver hinchado. Esto lo conseguí rápidamente por medio de ropas de cama. Luego le di
el mismo aspecto a mis manos, poniéndome unos mitones de lana blanca, que rellené con una
especie de trapos. Luego Peters me arregló la cara, primero frotándola bien con tiza blanca
y manchándomela después con sangre, que se sacó dándose un corte en un dedo. La mancha
a través del ojo no fue olvidada, y presentaba un aspecto aún más espantoso.

 

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La vida y la muerte me
están desgastando             MO YAN   329

A lo largo de mi existencia como burro y como buey, estaba casi a
diario en contacto con Lan Lian, pero después de reencarnarme como
cerdo, mi viejo amigo y yo ni siquiera nos conocíamos. Los pensamientos
del pasado inundaron mi mente y comenzó a brotar el deseo de volver a ver
a Lan Lian. Mientras Hong Taiyue estaba casi al final de su discurso, tres
ciclistas se acercaron al banquete montados en sus vehículos. Su llegada se
vio precedida por el sonido de los timbres. ¿Quiénes eran aquellas
personas? Una de ellas había estado a cargo de la Cooperativa de Comercio
y Aprovisionamiento, pero ahora era secretario del Partido y director de la
Planta de Procesamiento de Algodón Número Cinco y se llamaba Pang Hu.
Le acompañaba su esposa, Wang Leyun, una persona que hacía años que no
veía. Se había puesto tan gorda que todas sus curvas habían desaparecido.
Su rostro estaba colorado y tenía la piel tersa, lo que daba testimonio de
que llevaba una buena vida. La tercera ciclista, una joven alta y esbelta a la
que reconocí inmediatamente, era Pang Kangmei, un personaje que aparece
en una de las historias de Mo Yan, la chica que casi llega a este mundo
entre las malas hierbas del camino. Tenía el cabello recogido con dos
coletas cortas, llevaba una camisa de cuadros rojos sobre la que había
colocado una insignia blanca que contenía la frase Academia de la Granja
escrita en letras rojas. Pang Kangmei era una estudiante especializada en
apareamiento de animales en la Academia de la Granja que se encontraba
adjunta a la Universidad de los Trabajadores, de los Campesinos y de los
Soldados.Permaneciendo erguida como un álamo

 

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Vladimir Nabokov Lolita  184*2=368-329=39

Mi Lolita, que había cerrado la puerta del automóvil y bajaba el vidrio de la
ventanilla y saludaba a Louise y los álamos, (a ninguno de los cuales volvería a
ver nunca más), interrumpió el movimiento fatal: miró hacia arriba y... corrió
hacia la casa. Haze la llamó furiosa. Un instante después, oí cómo mi amor corría
escaleras arriba. Mi corazón se ensanchó con tal fuerza que casi estalló en mi
pecho. Me sujeté los pantalones del pijama, abrí la puerta y simultáneamente
Lolita apareció jadeante con su vestido dominguero, y cayó en mis brazos, y la
boca inocente de mi adorada palpitante se fundió bajo la feroz presión de unas
oscuras mandíbulas masculinas. En seguida la oí –viva, inviolada– bajar las
escaleras. El movimiento fatal se reanudó. La pierna dorada se introdujo en el
automóvil, la puerta se cerró –volvió a cerrarse– y Haze, la conductora sentada
al violento volante, se llevó a mi vida mascullando con sus labios color rojo-goma
palabras enfurecidas e inaudibles. Mientras tanto, sin que ni ellas ni Louise la
vieran, la señorita Vecina, inválida, agitaba la mano débil pero rítmicamente en
su galería con enredaderas.

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JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS        329

El mediodía es blanco y deslumbrador,
cuando no lo oscurecen nubes de polvo que ahogan a los
hombres y dejan una lámina blancuzca en los negros racimos.
Hákim se crio en esa fatigada ciudad. Sabemos que un hermano
de su padre lo adiestró en el oficio de tintorero: arte de impíos, de
falsarios y de inconstantes que inspiró los primeros anatemas
de su carrera pródiga. Mi cara es de oro (declara en una página
famosa de la Aniquilación) pero he macerado la púrpura y he
sumergido en la segunda noche la lana sin cardar y he saturado en la tercera noche la lana preparada, y los emperadores de las
islas aun se disputan esa ropa sangrienta. Así pequé en los años
de juventud y trastorné los verdaderos colores de las criaturas.
El Ángel me decía que los carneros no eran del color de los tigres,
el Satán me decía que el Poderoso quería que lo fueran y
se valía de mi astucia y mi púrpura. Ahora yo sé que el Ángel y
el Satán erraban la verdad y que todo color es aborrecible.
El año 146 de la Hégira, Hákim desapareció de su patria. En
contraron destruidas las calderas y cubas de inmersión, así como
un alfanje de Shiraz y un espejo de bronce.

      

viernes, noviembre 09, 2012

CONTAMINACION

 

   

JAMES JOYCE
ULISES                743

Día. La carretilla del Sol sobre el arco del puente.
Una espalda oscura pasó delante de ellos.
Paso de un leopardo que desciende, que sale por
el portón bajo púas de rastillo.
Ellos siguieron.
Oféndeme todavía. Sigue hablando.
Los ángulos de las casas se definían en el
aire amable de Kildare Street. Nada de pájaros.
De los tejados ascendían dos penachos de humo
desplumándose en el soplo suave de una ráfaga.
Deja de pelear. Paz de los sacerdotes
druidas de Cymbeline, hierofántico; de la
amplia tierra un altar.
Loemos a los dioses Y que las retorcidas volutas de nuestro
incienso trepen a sus narices Desde nuestros
benditos altares.

 

OBRAS COMPLETAS – FRANZ KAFKA 743

Estás parado frente al brillo de un charco. No estás
cansado, ni triste, ni pensativo; sólo estás de pie allí, con todo el peso
del mundo, y esperas a alguien. Entonces oyes una voz, cuyo sonido,
aun sin palabras, te hace sonreír.
–Ven conmigo– dice la voz. Pero alrededor de ti no hay nadie con quien
podrías ir.
–Yo iría –contestas–, pero no te veo.
Después, ya no oyes más nada. Pero viene el hombre a quien esperabas,
un hombrón vigoroso, con ojos pequeños, cejas tupidas, mejillas
gruesas y algo fláccidas y una barbita. Te parece que ya lo has visto en
otra ocasión. Y es natural, porque es viejo compañero de oficina, con
quien habías convenido reunirte aquí para discutir a fondo una cuestión
de negocios, pendiente desde hacía mucho tiempo. A pesar de que está
parado frente a ti, y del ala de su bien conocido sombrero gotea lentamente
la lluvia, sólo le reconoces con dificultad. Hay algo que te lo impide,
deseas apartarle, ponerte en relación directa con el hombre, y por
ello le tomas del brazo. Pero en seguida sientes tanta náusea que te
produce arcadas. Inventas una disculpa que quizá no es tal, pues mientras
la dices la has olvidado, y te alejas, entrando directamente en una
pared de casa (el hombre te grita, quizás una advertencia, pero le despides
agitando la mano), la pared se abre ante ti, un criado lleva un
candelabro muy alto, le sigues. Pero no te guía a una habitación sino a
una farmacia

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                675   743-675=68

El hombre de la ventana dijo:
—Conseguí traerte esta música, Lyalya. ¿Te acuerdas?
Y entonces se produjo un aura momentánea, y parecía que fuera casi deliberada,
como si alguien se estuviera divirtiendo inventándose a esta chica, esta
conversación, este pequeño restaurante ruso en un puerto extranjero, un aura de la
cotidiana y querida Rusia provinciana, y en ese preciso momento, y debido a una
milagrosa y secreta asociación mental, el mundo le pareció más grande a Nikitin,
anheló atravesar los océanos, abordar bahías legendarias, escuchar indiscreto las
almas de todas las gentes.
—¿Nos preguntaste cuál era nuestra ruta? Indochina —dijo espontáneamente el
marinero.
Nikitin pensativo sacó un cigarrillo de la pitillera; en la tapa de madera tenía
grabada un águila de oro.
—Debe ser maravilloso.
—¿Pues qué pensabas? Claro que lo es.
—Está bien. Cuéntamelo. Cuéntame algo de Shanghai, o de Colombo

Roberto Bolaño
2666                         743

El que empezó a matar fue Antonio Uribe, dijo Haas. Daniel
lo acompañaba y lo ayudaba después a deshacerse de los cadáveres.
Pero poco a poco Daniel se fue interesando, aunque ésta no es
la palabra correcta, dijo Haas. ¿Cuál es la palabra correcta?, le preguntaron
los periodistas. La diría si no hubiera mujeres escuchando,
dijo Haas. Los periodistas se rieron. La periodista de El Independiente
de Phoenix dijo que por ella no se anduviera con remilgos.
Chuy Pimentel fotografió a la abogada. Una mujer hermosa,
a su manera, pensó el fotógrafo: con buen porte, alta, de expresión
orgullosa, ¿qué es lo que empuja a una mujer así a pasarse la vida en juzgados y visitando a sus clientes en la cárcel? Dilo,
Klaus, dijo la abogada. Haas miró el techo. La palabra correcta,
dijo, es calentando. ¿Calentando?, dijeron los periodistas. Daniel
Uribe, a fuerza de mirar lo que hacía su primo, se fue calentando,
dijo Haas, y poco después él también empezó a violar y a matar.
Chale, exclamó la periodista de El Independiente de Phoenix.

 

YASUNARI KAWABATA  EL CLAMOR DE LA MONTAÑA   743

Sobre la mesa estaban sus dos relojes:el de pulsera y el de bolsillo.El de pulsera adelantaba dos minutos.No era frecuente que los dos relojes marcaran la misma hora,lo que,a veces,le ponía nervioso.Si te molesta,¿no seria mejor que llevases solo uno?Pero ésta era ya una costumbre de años.Desde antes de la cena,el viento soplaba fuerte.También había empezado a llover.Se corto la luz.Shingo se fue en seguida a dormir.Su pecho estaba como oprimido.Sintió un desasosiego como si fuera a arrojar sangre.Hacia algún tiempo tuvo un ligero vómito,que no dejó,luego,huellas.Sintió una desagradable presión en los oídos.Una presión que se prolongaba a sus sienes,apretándose en su frente. Se frotó el cuello y la frente.Lo que había parecido bramido del mar era el rugido de una tormenta de montaña.Una tormenta que lo frotaba todo con sus puntas incidentes de lluvia y de viento.Y de las profundidades de la tempestad rugiente se destacó un gruñido lejano.”Es el ruido de un tren que pasa por el Túnel de Tanna”,pensó.Si,debía de ser eso.El tren silbó al salir del túnel.Entonces,se sintió invadido por un pánico repentino,y se despertó completamente.

FRASES QUE ACARICIAN MIS OIDOS

 

 

BAJA A POR ELLOS

AUN NO SE HA ACABADO EL DIA

SI SALE OLIVO TE QUEDAS

LO VEREIS SOBRE UNA NUBE

NO QUIERAS PARA TI LO QUE NO QUIERAS PARA LOS DEMAS

ENVIAME UNA SEÑAL

DI: “Me refugio en el Sustentador de los hombres,
“el Soberano de los hombres,
“el Dios de los hombres,
“del mal del susurrador huidizo,
“que susurra en los corazones de los hombres1 --
“de [toda incitación al mal por parte de] las fuerzas invisibles y también de los hombres.”

TODOS LOS SERES TIENEN NATURALEZA BUDICA

 

    Buddha     Edifica-la-oportunidad


 

jueves, noviembre 08, 2012

EL KARMA DE LOS CICLISTAS

 

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Las baladas del ajo   MO YAN   553

Con los ojos cerrados, se pudo concentrar en el sonido
que emitía el cuerpo de Gao Ma
mientras atravesaba el campo de yute, tan
densamente tupido que incluso
detenía el viento, creando un suave sonido
de olas oceánicas.
El yute se movía agitado,
rompiéndose como el agua para dejar un
pasillo por el que poder atravesarlo
para después cerrarse ai instante.
Había momentos en los que Jinju se
sentía como si se encontrara
navegando en un pequeño bote —
algo que nunca había hecho en la vida
real— y cuando abrió los ojos tuvo
ante sí un panorama
extraordinariamente colorido. Así
que los cerró de nuevo y sintió el
sosiego que se apoyaba sobre la base
del agotamiento. La respiración
agitada de Gao Ma sonaba como los
soplidos de un temible toro mientras
corría a través del yute, como una
interminable extensión de grilletes suaves y flexibles contra los cuales
forjaban un camino fijo —al menos,así
es como ella se sentía—. En su
mente, un sol enorme del color del bronce
se hundía lentamente en un cielo
velado en la punta de un universo
caótico. Un racimo de palabras
desconocidas inundaba el aire —ella ni las entendía ni recordaba dónde las
había oído antes— y se desvanecía con la
misma rapidez con la que apareció,
dejando tras de sí la majestuosa
presencia del cielo y la tierra.

Roberto Bolaño
2666                          553

Mientras comían en una terraza al aire libre, el policía mexicano le contó
su vida. Mi extracción social es humilde, dijo, y los primeros
veinticinco años fueron una sucesión sin fin de obstáculos.
Harry Magaña no tenía muchas ganas de escucharlo a él sino a
Chucho, pero hizo como que lo escuchaba. Las palabras en español
podían resbalarle por la piel, cuando así se lo proponía, y
no dejarle la más mínima huella, algo que no sucedía, aunque
también lo había intentado, con las palabras inglesas. Vagamente
entendió que la vida de Ramírez, efectivamente, no había
sido fácil. Operaciones, cirujanos, una pobre madre acostumbrada
a las desgracias. La mala fama de la policía, a veces
cierta, a veces falsa, la cruz que todos debemos cargar.

 

DON QUIJOTE DE LA MANCHA   553

  Advertid que mañana en ese mesmo día habéis de ir al gobierno de la ínsula, y esta tarde os acomodarán del traje conveniente que
habéis de llevar, y de todas las cosas necesarias a vuestra partida.
—Vístanme —dijo Sancho— como quisieren; que de cualquier manera que
vaya vestido, seré Sancho Panza.
—Así es verdad —dijo el duque—; pero los trajes se han de acomodar con
el oficio, o la dignidad, que se profesa; que no sería bien que un jurisperito se
vistiese como soldado, ni un soldado como un sacerdote. Vos, Sancho, iréis vestido
parte de letrado y parte de capitán, porque en la ínsula que os doy tanto
son menester las armas como las letras y las letras como las armas.
—Letras —respondió Sancho—, pocas tengo, porque aún no sé el A, B, C;
pero bástame tener el Christus118811 en la memoria para ser buen gobernador. De
las armas manejaré las que me dieren, hasta caer, y Dios delante.
—Con tan buena memoria —dijo el duque—, no podrá Sancho errar en
nada

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Hermann Broch   La m u e r t e d e V i r g i l i o    553

Oh, eres vuelta a la patria, vuelta a la patria sin regreso.
—Hallarás la vuelta a la patria solamente en la meta, Virgilio, hacia la cual has de viajar aún —
interrumpió el esclavo y le alcanzó el bastón de viajero con bellos nudos y reforzado en cobre—; no
puedes quedarte y ninguna memoria te está permitida; ¡toma tu bastón, apriétalo en tu puño y
marcha!
Era una exhortación imperiosa y, si la hubiera obedecido, habría llegado con el bastón en las
manos al oscuro valle en cuya selva brota oculto el renuevo de oro; en verdad, era como una orden
imperiosa, que hubiera obligado a obediencia incondicional, si el bastón no hubiera quedado
maravillosamente en las leves manos de Plocia, inalcanzable para el esclavo, y también esto era
como el entusiasmo de un conocimiento por primera vez, sin memoria, era como un ser conocido
por primera vez por la mujer:
—¡Oh Plocia, tu destino es el mío, porque en éste me reconoces!
—Ilusión —dijo severamente el esclavo e hizo como el esfuerzo de una sombra por quitarle el
bastón—. Es una ilusión; el destino de la mujer es el pasado, el tuyo en cambio, Virgilio, es el
futuro, y nadie presa del pasado puede ayudarte

LA MUERTE DEL QUINTO SOL ROBERT SOMERLOTT   412    553-412=141

El capitán,mi señor,se había vuelto loco.Su locura iba y venia como el frio y la fiebre de la malaria-Aprendí a reconocerla por pequeños signos:el levantarse de un párpado,la posición de los labios,una tensión en los dedos.Otros parecían no darse cuenta de los cambios,o quizá creyeron que la locura en un dios era simplemente parte de su naturaleza esencial.Uno de los ataques le vino después del año nuevo cristiano,cuando los ejércitos estaban descansando en Xical,ciudad de la selva del Tercer Sol.!El Capitán dice que vayas al momento!.El templo estaba iluminado por una sola antorcha,y dos velas lanzaban una luz oscilante a una cruz de madera,tosca y hecha de prisa,colocada en el altar que,hasta hacia pocos días,había estado consagrado a Espejo Humeante.A pesar de haberlo lavado y raspado todo,la habitación olía aún a sangre seca de sacrificio,un olor fétido en la noche caliente y húmeda.Aunque él estaba de pie en la sombra,vi que la locura se había apoderado de él.Había una determinada inclinación de su cabeza ,una extraña rigidez de los hombros.Cerca del altar estaba el señor de Coztemexi,uno de los varios príncipes aztecas destituidos que habíamos llevado con nosotros  porque no nos atrevíamos a dejarlos atrás,por miedo que provocaran una rebelión.Sostenía una tela pintada,una acusación ilustrada que inculpaba a cuatro de sus compañeros príncipes de preparar el asesinato del Capitán y de los oficiales españoles.-Están hablando de traición,Malintzin-le dijo Cortés-.Su jefe es Águila Caída.

JUEGOS DE PELOTA

 

 

 

           

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                  778

—¡Qué calor hace con esta piel! No, coronel, no es más que piel de gato. Es verdad
que mi rival veneciana llevaba algo más suntuoso y caro. Pero es del mismo color,
¿ve? En una palabra, el parecido es completo.
—Si me atreviera la cubriría a usted toda entera con barniz y mandaría el cuadro de
Luciani al desván —respondió cortés el coronel, quien, a pesar de sus estrictos
principios, no era enemigo de coquetear con una dama tan atractiva como Maureen
que se prestaba a un galante duelo verbal.
—Me partiría de risa —replicó ella.
—Mucho me temo, señora McGore, que nosotros no estamos a la altura que usted
se merece, como ambiente de fondo constituimos una escena bastante pobre —dijo
Frank con una amplia sonrisa adolescente—. Somos un burdo anacronismo pagado
de sí mismo. Pero si su marido se prestara a llevar una armadura...

—Tonterías —dijo McGore—. Es tan fácil evocar la sensación de antigüedad como
lo es el conseguir la impresión de un color determinado, simplemente cerrando un
párpado. Alguna vez me concedo el lujo de imaginarme el mundo de hoy, con
nuestras máquinas y nuestras modas, tal y como se les aparecerá a nuestros
descendientes dentro de cuatrocientos o quinientos años. Y les aseguro a ustedes
que me siento tan anciano como un monje del Renacimiento.
—Tome más vino, mi querido Simpson —ofreció el coronel.

Las baladas del ajo MO YAN 778

Un sapo muerto que
llevaba ahí desde quién sabe cuándo
ahora no era más que una piel reseca
y aplastada, como si fuera una
calcomanía, [inju arrastró los pies y
tropezó en el lateral de la carretera

La vida y la muerte me
están desgastando      MO YAN   605    778-605=173

El desfile por la aldea de Ximen avanzaba desde el este del mercado.
Sun Long —Dragón Sun— transportaba un tambor sobre su espalda. Sun
Hu —Tigre Sun— lo golpeaba desde atrás. El gong lo tocaba Sun Bao,
Pantera Sun; y los címbalos los manejaba Sun Biao, Cachorro de Tigre
Sun. Los cuatro hermanos Sun procedían de una humilde familia de
campesinos y era lógico que los instrumentos de percusión estuvieran en
sus manos. Estaban precedidos por los demonios de buey y los espíritus de
serpiente de la aldea, así como por los seguidores del capitalismo. Hong
Taiyue había conseguido sal-. varse de las Cuatro Limpiezas, pero no de la
Revolución Cultural.

       

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA   707    778-707=71

En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y del uno de
ellos desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podía servir de lanza, y puso
en él el hierro que quitó de la que se le había quebrado. Toda aquella noche
no durmió don Quijote, pensando en su señora Dulcinea, por acomodarse a lo
que había leído en sus libros cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas
noches en las florestas y despoblados entretenidos con las memorias de sus
señoras.
No la pasó así Sancho Panza; que, como tenía el estomago lleno, y no de
agua de chicoria, de un sueño se la llevó toda, y no fueran parte para despertarle,
si su amo no lo llamara, los rayos del sol que le daban en el rostro, ni el
canto de las aves que muchas y muy regocijadamente la venida del nuevo día
saludaban. Al levantarse, dio un tiento a la bota y hallóla algo más flaca que la
noche antes, y afligiósele el corazón por parecerle que no llevaban camino de
remediar tan presto su falta. No quiso desayunarse don Quijote, porque, como
está dicho, dio en sustentarse de sabrosas memorias.

YASUNARI KAWABATA    EL CLAMOR DE LA MONTAÑA  778

!Cuantos años los de esos arboles…!Habría sido necesario mucho tiempo para que los troncos llegasen a tener la forma de músculos en tensión.Después de la muerte de la hermana de Yasuko,¿que manos habrían cuidado del bonsái de arce rojo en el pequeño  oratorio budista para que estuviera aún sin secarse.

OBRAS COMPLETAS – FRANZ KAFKA   778

Trago la comida sin demorarme en disquisiciones económicas.
Me basta en este aspecto la quintaesencia del saber, la pequeña
regla, con la cual las madres destetan a los pequeños y los dejan partir
hacia la vida: "Riega todo lo que puedas." ¿Es que esto no lo dice casi
todo? ¿Ha podido la investigación agregar a ello algo esencial, comenzando
desde los tiempos de nuestros más remotos antepasados? Pormenores,
nada más que pormenores. Y todos inseguros. En cambio,
esta regla permanecerá inconmovible mientras haya perros. Se refiere
a nuestro principal alimento. Desde luego, todavía hay medios accesorios,
pero en caso de necesidad y si los años no fueran demasiado malos,
podríamos vivir de este alimento principal, que encontramos en la
tierra; la tierra necesita de esa agua nuestra y sólo a este precio nos
suministra alimento, cuya producción, esto tampoco hay que olvidarlo,
puede desde luego acelerarse con determinados dichos, cantos y movimientos.

miércoles, noviembre 07, 2012

PUERTAS ABIERTAS

 

2012-05-27 11.14.24                       2012-05-27 11.16.50                        2012-05-27 11.16.31

Lolita
Vladimir Nabokov     142

A veinte pasos, Frank parecía una montaña de salud. A cinco, como ahora,
era un mosaico rubicundo de cicatrices; había sido despedido a través de una
pared; pero a pesar de sus muchas heridas, era capaz de manejar un camión
tremendo, de pescar, cazar, beber y retozar alegremente con las damas que
encontraba junto al camino. Ese día, ya porque fuera una gran festividad o
porque deseara entretener a un hombre enfermo, se quitó el guante que solía
usar en la mano izquierda (la que tenía apoyada en el marco de la puerta) y
reveló al fascinado doliente no sólo la falta completa del cuarto y quinto dedos,
sino también una muchacha desnuda, con pechos cinabrios y triángulo de tinta
china, pulcramente tatuada en el dorso de su mano mutilada; el índice y el dedo
medio eran tas piernas, mientras el puño llevaba su cabeza coronada de flores.Oh, delicioso... reclinada contra el marco, como un hada traviesa...
Le pedí que dijera a Mary Lore que me quedaría la tarde entera en la cama
y en algún momento del día siguiente me pondría en contacto con ella, si me
sentía bastante polinesio.
Advirtió la dirección de mi mirada e hizo que la cadera derecha de la
mujercita se meneara amorosamente.
—Formidable –asintió el grandote Frank.
Palmeó el marco de la puerta y se llevó silbando mi mensaje

GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA, 142

Jano nunca volverá a tener sacerdotes. Su puerta será
cerrada y permanecerá oculta en las grietas de Ariadna.
En otros términos, la antigua religión druídica basada en el culto del roble será
desalojada por el cristianismo, y la puerta -el dios Llyr- languidecerá olvidada en el
Castillo de Arianrhod, la Corona Borealis.
Esto nos ayuda a comprender la relación que existía en Roma entre Jano y la
Diosa Blanca Cardea, mencionada al final del capítulo IV como la diosa de los Goznes que fue a Roma desde Alba Longa. Ella era el gozne sobre el que giraba el año -el año latino antiguo, no el etrusco- y su importancia como tal consta en el adjetivo latino
cardinalis -se dice que algo tiene una «importancia cardinal»- que se aplicaba también a
los cuatro vientos principales; pues hasta la época clásica se consideraba que los vientos
se hallaban bajo la dirección única de la Gran Diosa. Como Cardea gobernaba el Gozne
Celestial detrás del Viento Norte, alrededor del cual, como explica Varrón en su De Re
Rustica, gira la piedra molar del Universo. Esta concepción aparece más claramente en
los Eddas escandinavos, donde las gigantas Fenja y Menja, que hacen girar la
monstruosa piedra molar Grotte en la fría noche polar, representan a la Diosa Blanca en
sus estados de ánimo complementarios de creación y destrucción

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 142

Mientras paseo por alguna calle silenciosa y oscura, me gusta oír cómo algún
hombre regresa a casa. El hombre no resulta visible en la oscuridad, y nunca sabes de antemano qué puerta se abrirá a la vida y condescenderá a dejarse penetrar por
el chirrido de una llave, para después girar, y detenerse luego, retenida por el
contrapeso, para acabar cerrándose de golpe; la llave chirriará de nuevo desde
dentro, y, en las profundidades al otro lado del cristal de la puerta, un débil
resplandor se rezagará durante un minuto maravilloso.
Pasa un coche sobre columnas de luz húmeda. Es negro, con una raya amarilla bajo
las ventanillas. Irrumpe ronco con su bocina en los oídos de la noche y su sombra
cruza bajo mis pies.

 

     Captura

La condición humana: André Malraux    142

¿Qué ha ocurrido? –preguntó Suen.
Chen se lo explicó. Pei también se había aturdido cuando había visto que Chen no abandonaba
solo el almacén del anticuario. Se había dirigido hacia su puesto de lanzamiento, a algunos metros
de la esquina. En Shanghai hay la costumbre de conducir por la izquierda; de ordinario, el auto daba
la vuelta acortando, y Pei se había situado en la acera de la izquierda para arrojar su bomba desde
cerca. Ahora bien, el auto iba de prisa; no había coches en aquel momento en la avenida de las Dos
Repúblicas. El chófer había dado la vuelta por el camino más largo; se había aproximado, pues, a la
otra acera, y Pei se había encontrado separado de él por un pousse.
–Tanto peor para el pousse –dijo Chen–. Hay otros millares de coolies que no pueden vivir más
que de la muerte de Chiang Kaishek.
–Habría errado el golpe.
Suen no había arrojado sus granadas porque la abstención de sus camaradas le había hecho
suponer que el general no iba en el coche.
Avanzaban en silencio entre los muros, que el cielo amarillento y cargado de bruma tomaba
pálidos, en una soledad miserable, acribillada de detritus y de hilos telegráficos

JAMES JOYCE
ULISES              142

Detrás. Tal vez hay alguien.
Volvió la cara por encima del hombro,
retro regardant. Moviendo en el aire sus tres
altos mástiles, las velas recogidas sobre las
crucetas, arribaba, aguas arriba, moviéndose
silenciosamente, un navío silencioso

 

                        VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos  675    830-675=155

Una farola centelleaba delante; sobre el cristal se
derramaba una rama, y las hojas que caían sobre el extremo del cristal, saturadas de
luz, eran casi una pura transparencia. Se acercó. La sombra de la puerta de entrada,
con su trabajo de celosía distorsionado por completo, le alcanzaba desde la acera
enmarañándole los pies. Más allá de la verja y más allá también del oscuro camino
de grava, se erguía amenazante la fachada de la casa familiar, toda oscura salvo por
una sola luz en una ventana abierta. Dentro de aquella sima color ámbar, la doncella
se disponía a extender con un amplio movimiento de sus brazos una sábana blanca
como la nieve sobre una cama. Chorb la llamó con un grito seco y potente. Tenía
una mano todavía agarrada a la puerta y el tacto del hierro bañado de rocío contra
la palma de la mano le hirió con el más afilado de los recuerdos.
La doncella ya corría a su encuentro. Como le diría a Frau Keller más tarde, primero
lo que le chocó fue que Chorb se quedara de pie en silencio en la acera junto a la
puerta, aunque ella la abrió de inmediato. «No llevaba sombrero —contó— y la luz
de la farola le daba en la frente, una frente toda sudorosa, y el pelo todo pegado a
causa del sudor.

JAMES JOYCE
ULISES                    830

—¿Es ése? —preguntó Haines,
torciéndose en su asiento.
—Sí —dijo Mulligan—. Ése es Juan
Howard, su hermano, nuestro concejal.
Juan Howard Parnell movió un alfil
blanco tranquilamente y su garra gris subió de
nuevo a la frente, donde descansó.
Un instante después, bajo la pantalla, sus
ojos miraron vivamente, con brillo espectral, a
su enemigo, y cayeron otra vez sobre un sector
activo del tablero.
—Tomaré un mélange —dijo Haines a la
camarera.
—Dos mélanges —agregó Buck
Mulligan—. Y tráiganos unos escones y manteca y algunos pastelitos también

Cuando ella se hubo retirado exclamó
riendo:
—Lo llamamos P. D. I. porque tiene
pasteles del infierno. ¡Oh, pero usted se perdió a
Dedalus en su Hamlet!

 

YASUNARI KAWABATA  EL CLAMOR DE LA MONTAÑA   830

Como las niñas ya viven en casa,no hay nada que hacer.Me pregunto si vendrá la policía a casa.¿A qué?Alguien tiene que responder por Aihara.No,no.No vendrán.Precisamente para evitar eso,Aihara envió el documento de divorcio.Las puertas correderas se abrieron violentamente y apareció Fusako en camisón.Sin apenas haber leído bien los periódicos,lo rasgó en mil pedazos y lo tiró,pero,por más fuerza que puso,éstos no revolotearon….Fusako,dejándose caer de lado sobre el tatami,rechazaba de si el periódico hecho trizas.Kikuko cierra la puerta¿quieres?.Al otro lado de las puertas abiertas por Fusako,se veían las figuras de dos niñas durmiendo.

 

 

                 

 

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS     158

Remotas en el tiempo y en el espacio, las historias que he
congregado son una sola; el protagonista es eterno, y el receloso
peón que pasa tres días ante una puerta que da a un último
patio es, aunque venido a menos, el mismo que, con dos arcos,
un lazo hecho de crin y un alfanje, estuvo a punto de arrasar y
borrar, bajo los cascos del caballo estepario, el reino más antiguo
del mundo. Hay un agrado en percibir, bajo los disfraces del
tiempo, las eternas especies del jinete y d é l a ciudad 1; ese agrado,
en el caso de estas historias, puede dejarnos un sabor melancólico,
ya que los argentinos (por obra del gaucho de Hernández o por
gravitación de nuestro pasado) nos identificamos con el jinete,
que es el que pierde al fin. Los centauros vencidos por los lapitas,
la muerte del pastor de ovejas Abel a manos de Caín, que
era labrador, la derrota de la caballería de Napoleón por la infantería
británica en Waterl'oo, son emblemas y sombras de ese
destino.

 

EL FIGÓN DE LA REINA PATOJA
de
Anatole France                           158

—Miraut, nuestro buen perro, ha dado vueltas al asador durante catorce
años. No tengo ningún reproche que dirigirle. Es un buen servidor que
nunca ha robado el más pequeño trozo de pava o de ganso. Se contenta
como premio de su trabajo con lamer el asador. Pero se hace viejo. Su pata
está ya tiesa, no ve gota, y ya no sirve para dar vueltas a la manivela.

Jacobo, es a ti, hijo mío, a quien corresponde ocupar su puesto. Con la
reflexión y alguna práctica, llegarás, sin duda, a hacerlo tan bien como él...
Miraut, escuchando estas palabras, meneaba la cola en señal de
aprobación. Mi padre prosiguió:
—Sentado, pues, sobre esa banqueta, darás vueltas al asador. Sin
embargo, a fin de fortalecer tu espíritu, repasarás La Cruz de Dios, y
cuando con el tiempo sepas leer todas las letras de molde, estudiarás algún
libro de gramática o de moral, o las hermosas máximas del Antiguo y del
Nuevo Testamento. Porque el conocimiento de Dios y la distinción entre el
bien y el mal son necesarios, aun dentro de un estado mecánico, de poca
importancia, sin duda, pero honrado, como es el mío, como fue el de mi
padre y como será el tuyo, si Dios quiere.
A partir de aquel día, sentado mañana y tarde en un rincón del hogar,
daba vueltas al asador con mi Cruz de Dios abierta sobre mis rodillas. Un
humilde capuchino que iba con sus alforjas mendigando a casa de mi padre
me ayudaba a deletrear. Y lo hacía con tanta mejor voluntad, cuanto que
mi padre, que estimaba el saber, le pagaba sus lecciones con un hermoso
trozo de pava y un gran vaso de vino, y viendo el fraile que yo ligaba
bastante bien las sílabas y las palabras, me llevó una Vida de santa
Margarita, en la cual me enseñó a leer correctamente.
Un día, habiendo colocado, como de costumbre, su alforja sobre el
mostrador, fue a sentarse cerca de mí, y calentando sus desnudos pies en el
rescoldo del hogar, me hizo decir por centésima vez:
Doncella sabia, neta y fina,
protectora de las mujeres paridas;
tened piedad de nos.