viernes, agosto 17, 2012

NOVIA-MUERTE-MADRE-PATRIA-DIOS-AGUA-REPETICION.

 

                           

GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA  185

Las Tres Ninfas son las Tres Gracias, es decir, la Triple Diosa del Amor. A las
Greas se las llamaba también las Fórcidas, que significa las hijas de Forcos, u Orcos, y,
según el escoliasta de Esquilo, tenían la forma de cisnes, lo que es probablemente un
error por grullas, debido a una mala interpretación de una ilustración sagrada, pues las
grullas y los cisnes, igualmente aves sagradas, se parecen en que vuelan en formación
de V. Eran en realidad las tres Parcas. Forcos, u Orcos, se convirtió en sinónimo del
Infierno; es la misma palabra que porcus, cerdo, el animal consagrado a la diosa de la
Muerte, y tal vez que Parcae, título de las tres Parcas, habitualmente llamadas Moiras,
«las distribuidoras». Orc es «cerdo» en irlandés; de aquí las Orcadas, u Orkneys,

Imagínense las siguientes ilustraciones en un jarrón. En primer lugar, un joven
desnudo que se acerca cautelosamente a tres mujeres cubiertas; la que está en el centro
de ellas le entrega un ojo y un diente, mientras las otras dos señalan arriba a tres grullas
que vuelan en formación de V de derecha a izquierda. A continuación él mismo joven,
con sandalias aladas y una hoz, se halla pensativo bajo un sauce. (Los sauces están
consagrados a la diosa y las grullas procrean en bosquecillos de sauces.) Luego otro
grupo de tres mujeres jóvenes y bellas sentadas una junto a otra con el mismo joven,en
pie delante de ellas. Arriba vuelan tres grullas en la dirección opuesta. Una de las
mujeres entrega al joven unas sandalias aladas, otra un saco y la tercera un yelmo alado.
Después aparecen varios monstruos marinos y una diosa del Mar con yelmo, un tridente
y un espejo en el que se refleja el rostro de una gorgona; y se ve al joven volar, con el
saco y la hoz en la mano, hacia un bosque y con la cabeza vuelta para mirar al espejo.
Del saco asoma la cabeza de la gorgona. El diente y el ojo están pintados, agrandados, a
cada lado de él, de modo que parece haberlos arrojado. Le siguen ámenazadoramente
tres mujeres aladas con rostros de gorgona.

 

                                      

L a condición humana-  André Malraux   185

–No. Desnúdate.
Negaba su dignidad, lo sabía. Sintió deseos de exigirle que se quedase completamente desnuda;
pero ella se habría negado. No había dejado encendida más que una lamparilla. «El erotismo –
pensó– es la humillación en uno mismo o en el otro, y quizá en ambos. Una idea, con toda
evidencia...» Además, estaba excitante así, con la ajustada camisa china; pero apenas se hallaba
excitado, o quizá no lo estaba más que por la sumisión de aquel cuerpo que Se esperaba, en tanto
que él no se movía. Su placer brotaba de que se pusiese en el puesto de la otra, estaba claro: de la
otra, dominada; dominada por él. En definitiva, no copulaba nunca más que consigo mismo, pero no
podía lograrlo más que con la condición de no estar solo. Ahora comprendía lo que Gisors no había
hecho más que sospechar: sí; su voluntad de potencia no alcanzaba jamás su objeto, no vivía más
que de renovarlo; pero si nunca en su vida había poseído, poseería, a través de aquella china que le
esperaba, la única cosa de la cual estaba ávido: él mismo. Necesitaba los ojos de los demás para
verse, los sentidos de otro para sentirse. Contempló la pintura tibetana, fija allí, sin que supiese
demasiado por qué: sobre su campo descolorido, por donde erraban unos viajeros, dos esqueletos
exactamente iguales se estrechaban con ansia.
Se aproximó a la mujer.

   

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                185

—Ya está listo —dijo—. Ya tengo bastante. Puede irse —con escrupulosa rapidez le
quitó de un tirón la sábana de sus hombros. El otro se quedó sentado.

—Levántate, mentecato —gritó Ivanov, tirándole de la manga hasta ponerlo en pie.
El hombre se quedó helado, con los ojos bien cerrados, en medio de la peluquería.
Ivanov le encajó el hongo en la cabeza, le metió la cartera bajo el hombro e hizo
girar su silla hasta la puerta. Sólo entonces el hombre recobró el movimiento, como
en un espasmo. Su rostro, todavía con los ojos cerrados, resplandeció en todos los
espejos. Atravesó como un autómata la puerta que Ivanov tenía abierta, y, con los
mismos andares mecánicos, agarrando la cartera con mano petrificada, mirando la
neblina soleada de la calle con los ojos vidriados de una estatua griega,
desapareció.

                                                          

EL FIGÓN DE LA REINA PATOJA
de
Anatole France                                 185

Auguré favorablemente de la liberalidad de nuestro amo. Para honrarle
procedí con mucho esmero al aseo de mi persona, y me empolvé
abundantemente los cabellos con los polvos de que hallé una caja llena
sobre una mesita. Luego descubrí en uno de los cajones de la cómoda una
hermosa camisa de encaje y medias blancas.
Ya vestido, me entretuve dando vueltas por la estancia, con el sombrero
bajo el brazo y la mano en el puño de la espada, inclinándome a cada
instante hacia el espejo, y lamentando que Catalina, la encajera, no pudiese
verme con tan gentil adorno. Hallábame rato ha entregado a semejante

pavoneo, cuando el señor Jerónimo Coignard se presentó en mi habitación
vistiendo un alzacuello nuevo y un balandrán muy respetable.
—Dalevuelta —exclamó—, ¿sois vos, hijo mío? No olvidéis nunca que
debéis esas elegancias al saber que os he transmitido. Son ropas
convenientes a un humanista como vos, porque humanidades significa
elegancias. Pero, ¡contempladme!, os lo suplico, y decidme si resulto bien
fachado. Yo me siento un hombre muy honrado en esta ropa.

Los momentos claves de la clausura de Londres 2012

 

James Joyce
Ulises                       185

Gerty iba vestida con sencillez pero con el gusto instintivo de una devota de la Diosa de la Moda porque
tenía la corazonada de que había una posibilidad de que él pudiera estar por allí. Una blusa limpia azul
eléctrico teñida a mano con tinte Dolly (porque se suponía en el Lady's Pictorial que el azul eléctrico se
llevaría) con una elegante abertura en uve hasta la canal y un bolsillo delantero (en el que siempre guardaba
un poquito de algodón perfumado con su perfume favorito porque el pañuelo estropeaba la hechura) y una
falda tres cuartos azul marino bien ajustada mostraba su esbelta y grácil figura a la perfección. Llevaba una
preciosidad de sombrerito coqueto de ancha ala la parte de abajo de paja negra adomada con un reborde de

azul huevo y en el lado un lazo de pajarita de seda a tono. Toda la tarde del martes pasado se la pasó a la
búsqueda de algo que casara con aquella felpilla hasta que al fin encontró lo que buscaba en las rebajas de
verano de Clery, justo lo que necesitaba, un poco estropeado pero que no se notaba, siete dedos dos chelines
y un penique

-7264227489236486114 

jueves, agosto 16, 2012

LA EN- CAJERA DEl MERCADO-NA

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos     599
—Yo siempre pienso en Prometeo —dijo la señora Hall—. Prometeo, que robó el
fuego y fue cegado por los dioses enfurecidos. Una anciana señora con un vestido
azul de colores brillantes, que tejía un jersey sentada en un rincón, le pidió al doctor
Shoe que explicara por qué los alemanes no se habían levantado contra Hitler.
El doctor Shoe bajó los ojos un momento.

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS     599

     No hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia
universal y su infinita concatenación de efectos y causas. Tal
vez quiso decir que el mundo visible se da entero en cada representación,
de igual manera que la voluntad, según Schopenhauer se da entera en cada sujeto. los cabalistas entendieron que el
hombre es un microcosmo, un simbólico espejo del universo.

DON QUIJOTE DE LA MANCHA-CERVANTES   599

CARTA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA A SANCHO PANZA, GOBERNADOR
DE LA ÍNSULA BARATARIA

Sancho, que muchas veces conviene y es necesario
por la autoridad del oficio ir contra la humildad del corazón; porque

el buen adorno de la persona que está puesta en graves cargos ha de ser
conforme a lo que ellos piden y no a la medida de lo que su humilde condición
le inclina. Vístete bien, que un palo compuesto no parece palo. No
digo que traigas dijes ni galas ni que siendo juez te vistas como soldado,
sino que te adornes con el hábito que tu oficio requiere, con tal que sea
limpio y bien compuesto.
Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras, has de
hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez
te lo he dicho; y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos,
que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre
y la carestía.
No hagas muchas pragmáticas, y, si las hicieres, procura que sean buenas
y, sobre todo, que se guarden y cumplan; que las pragmáticas que no
se guardan lo mismo es que si no lo fuesen, antes dan a entender que el
príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas, no tuvo valor para
hacer que se guardasen, y las leyes que atemorizan y no se ejecutan vienen
a ser como la viga, rey de las ranas, que al principio las espantó, y con
el tiempo la menospreciaron y se subieron sobre ella.

Sé padre de las virtudes y padrastro de los vicios. No seas siempre riguroso
ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos estremos; que
en esto está el punto de la discreción. Visita las cárceles, las carnicerías y
las plazas; que la presencia del gobernador en lugares tales es de mucha
importancia: consuela a los presos que esperan la brevedad de su despacho,
es coco a los carniceros que por entonces igualan los pesos, y es
espantajo a las placeras por la misma razón.

VISITA TURISTICA

 

2012-08-11 10.38.40_thumb   

OLVIDAR PALERMO-EDMONDE CHARLE-ROUX    1494

Que uno pueda despedirse de la vida gritando;”Mil putas”,o “Por la sangre de un perro”,o lanzando por encima de los montes a un enemigo invisible esta amenaza,digna de un guerrero de la Antigüedad por su virulencia :”Si te tuviera a mi alcance,te daría una cuchillada que te saldría por el trasero…me producía un sosiego parecido a la venganza.

 

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS       1170    1494-1170=324

     La cinta del zapato del maestro se desató y éste
le pidió que la atara. El caballero lo hizo con humildad, pero

con indignación interior. El incivil maestro de ceremonias le
dijo que, en verdad, era incorregible, y que sólo un patán era
capaz de frangollar un nudo tan torpe. El señor de la Torre sacó
la espada y le tiró un hachazo. El otro huyó, apenas rubricada
la frente por un hilo tenue de sangre. . . Días después dictaminaba
el tribunal militar contra el heridor y lo condenaba al suicidio.
En el patio central de la Torre de Ako elevaron una tarima de
fieltro rojo y en ella se mostró el condenado y le entregaron un
puñal de oro y piedras y confesó públicamente su culpa y se fue
desnudando hasta la cintura, y se abrió el vientre, con las dos
heridas rituales, y murió como un samurái, y los espectadores más
alejados no vieron sangre porque el fieltro era rojo. Un hombre
encanecido y cuidadoso lo decapitó con la espada: el consejero
Kuranosuké, su padrino.

 

HUESPED PARA UNA NOCHE-S.J. AGNON   1494

Ahora de pronto,descubría una luz maravillosa,vivía y, si tú quieres ,hasta hablaba.Cada uno de sus destellos era melodioso.Entonces,¿tiene sonido la luz?¿Habla o canta?.No puede explicarse,y aunque pudiera explicarse yo no lo intentaría  y me limitaría a gozar de ella.El anciano se acerco al armario y encendió una vela.Yo fui tras el,para coger un libro.Mi manto rozo la llama de la vela y se incendió.Me entro pánico y salte al agua.Lo mas fácil hubiera sido quitarme el manto,para librarme de las quemaduras,pero no lo hice ;en vez de eso,salte al mar,con lo cual no solo no me salve del fuego,sino que corría el peligro de ahogarme.

JAMES JOYCE
ULISES                      1494

REUBEN J. — (Susurra roncamente.)
Han soplado. Le han pasado el dato a los
mentecatos. Agarra el primer soplón.
LOS BOMBEROS. — ¡Flaap!
LOS HERMANOS ZUMBONES..—
(Invisten a Bloom de un hábito amarillo con
bordado de llamas pintadas y alto sombrero
puntiagudo. Colocan una bolsa de pólvora
alrededor de su cuello y lo entregan a la fuerza
civil, diciendo.) Perdónenle sus transgresiones.
(El teniente Myers, de la Brigada de
Bomberos de Dublín, prende fuego a Bloom a
pedido general. Lamentaciones.)

El CIUDADANO. — ¡Gracias al cielo!
BLOOM. — (En una vestidura inconsútil
marcada 1. H. S., se mantiene erguido, fénix
entre las llamas.) No lloréis por mí. ¡Oh, hijas de
Erín!
(Muestra a los reporteros de Dublín los
rastros de las quemaduras. Las hijas de Erín,
vestidas de negro, con grandes devocionarios y
largas velas encendidas en las manos se
arrodillan y rezan.)

OJO POR OJO

                       

 

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS     606

 

Zaid me guió al sepulcro de un santo, al pie de una
montaña de piedra. Le ordené a mi esclavo que vigilara la cara
del desierto; Zaid y yo dormimos, rendidos. Esa noche creí que
me aprisionaba una red de serpientes. Desperté con horror; a
mi lado, en el alba, dormía Zaid; el roce de una telaraña en
mi carne me había hecho soñar aquel sueño. Me dolió que Zaid,
que era cobarde, durmiera con tanto reposo. Consideré que el
tesoro no era infinito y que él podía reclamar una parte. En
mi cinto estaba la daga con empuñadura de plata; la desnudé
y le atravesé la garganta. En su agonía balbuceó unas palabras
que no pude entender. Lo miré; estaba muerto, pero yo temí
que se levantara y le ordené al esclavo que le deshiciera la cara
con una roca. Después erramos bajo el cielo y un día divisamos
un mar. Lo surcaban buques muy altos; pensé que un muerto no
podría andar por el agua y decidí buscar otras tierras. La primera
noche que navegamos soñé que yo mataba a Zaid. Todo se
repitió pero yo entendí sus palabras. Decía: Como ahora me
borras te borraré, dondequiera que estés. He jurado frustrar esa
amenaza; me ocultaré en el centro de un laberinto para que su
fantasma se pierda."

JAMES JOYCE
ULISES                  606

Retrocedió hacia la puerta. Tomaré un
bocado en lo de Davy Byrne. Para engañar al
hambre. Nada más que para sostenerme. Tomé
un buen desayuno.
—Asado y puré aquí.
—Pinta de cerveza.
Cada hombre de por sí, diente y uña.
Chupa. Traga. Chupa. Montón de desperdicios.
Salió al aire fresco y dio la vuelta hacia la
calle Grafton. Comer o ser comido. ¡Mata!
¡Mata!
Supongamos esa cocina colectiva en los
años próximos quizá. Todos al trote con platos y
escudillas para que se los llenen. Devorar el
contenido en la calle.

HUEVO

 

Sura 27. An-Naml (Las Hormigas)   606

(17) Y [un día] fueron reunidos ante Salomón sus ejércitos de seres invisibles,16 hombres y
pájaros; y luego fueron conducidos en columnas ordenadas, (18) hasta que, cuando llegaron a
un valle [poblado] de hormigas, una de ellas exclamó: "¡Oh hormigas! ¡Entrad en vuestras viviendas,
no sea que Salomón y sus ejércitos os aplasten sin [tan siquiera] darse cuenta [de vuestra
presencia]!"
(19) Entonces [Salomón] sonrió, regocijado por lo que ella había dicho, y dijo: "¡Oh Sustentador
mío! ¡Inspira en mí un agradecimiento continuo por esas bendiciones Tuyas con las que
me has agraciado a mí y a mis padres,17 y para que obre rectamente [en una forma] que sea de
Tu agrado; e inclúyeme, por Tu gracia, entre Tus siervos justos!"

17 Salomón alude aquí, evidentemente, a su propia comprensión y admiración de la naturaleza (cf. 38:31-
33 y las notas correspondientes) así como a su compasión por las más humildes de las criaturas, considerándolo todo como una gran bendición divina: y esta es la enseñanza coránica en la legendaria historia de
la hormigas

martes, agosto 14, 2012

CORTAFUEGOS

                                                                                     

 

 

         DSC00199         escanear0001           2012-05-30 08.24.45

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos   269

 

El interior del taxi huele a gasolina. No debemos estropear nuestros placeres con
las minucias de unos breves contactos auscultativos. ¿Llegaremos pronto? Qué
ciudad tan aburrida. ¿Pronto? El deseo se me está haciendo insoportable. Esa tienda
y esa marca las conozco. Ah, ya hemos llegado.
El taxi se detiene delante de una casa vieja, negra como el carbón con persianas
verdes. Suben hasta el rellano del cuarto piso y al llegar allí ella se detiene y dice:
—¿Y qué hacemos si hay alguien ? ¿Cómo sabe que le voy dejar entrar? ¿Qué es eso
que tiene en los labios?
—Una llaga ya medio curada —dice Kostya—, es sólo una llaga. Dése prisa. Abra.
Olvidémonos del mundo entero y de sus conflictos. Rápido. Abra.
Entran. Un vestíbulo con un gran armario, una cocina y un dormitorio pequeño.
—No, por favor, espere. Tengo hambre. Es mejor que cenemos algo primero. Déme
ese billete de cincuenta marcos, aprovecharé para cambiarlo.
—Está bien, pero, por lo que más quiera, dése prisa —dice Kostya registrando la
cartera—. No hay necesidad de que cambie ningún billete. Aquí tiene uno de diez.
—¿Qué quiere que compre?
—Cualquier cosa, lo que usted quiera. Sólo le imploro una cosa, que se dé prisa.
Ella desaparece. Lo deja encerrado con las dos llaves. No quiere correr ningún
riesgo. ¿Pero qué botín iba a encontrar nadie allí? Ninguno. En mitad del suelo de la
cocina hay una cucaracha muerta, de espaldas, con las patas, marrones, al aire.

 

 

Sura 8 Al-Anfal (El Botín)  269

(17) Y no obstante, [Oh creyentes,] no fuisteis vosotros quienes matasteis al enemigo,18 sino
que fue Dios quien les mató; y no fuiste tú quien arrojó [el terror dentro de ellos, Oh Profeta],
cuando lo arrojaste, sino que fue Dios quien lo arrojó:19 y [Él hizo todo esto] para probar a los
creyentes con una prueba saludable ordenada por Él.20 ¡En verdad, Dios todo lo oye, es omnisciente!

19 Según varias Tradiciones, el Profeta arrojó al comienzo de la batalla un puñado de piedrecillas, o de
tierra, en dirección al enemigo, para indicar simbólicamente su inminente derrota. Sin embargo, ninguno
de esos relatos alcanza el grado de autenticidad calificado como sahih (e.d., “fidedigno”) por los grandes
representantes de la ciencia de las Tradiciones (ilm al-hadiz), y no pueden, por consiguiente, explicar de
modo satisfactorio este pasaje coránico (véase el comentario de Ibn Kazir a este versículo, y también
Manar IX, 620 s.). Dado que el verbo rama (lit., “él arrojó” o “lanzó”) se aplica también al acto de “disparar
una flecha” o “arrojar una lanza”, podría explicarse como una referencia a la participación activa del
Profeta en la batalla. También, puede denotar que “arrojó el terror”, e.d., en los corazones de sus enemigos,
por el extraordinario valor de que dieron muestra tanto él como sus seguidores. Cualquiera que sea la
explicación elegida, este versículo da a entender que la victoria de los musulmanes sobre el ejército de los
Quraish, mucho más numeroso y mucho mejor pertrechado, se debió únicamente a la gracia de Dios: y es,
por esto, una advertencia a los creyentes, de todos los tiempos, para que no se sientan excesivamente orgullosos
de ninguno de sus logros (que es el significado de la “prueba” que se menciona en la frase siguiente).

JAMES JOYCE
ULISES  269

Escuchar: un
cuatropalabras olasdiscurso: seesu, jrss, rsseeiss
uuos. Vehemente aliento de las aguas entre
serpientes marinas, caballos encabritados,
rocas. En tazas de roca se derrama: aletea,
vierte, golpetea: clop, slop, slap, embalado en
barriles. Y, agotado, su discurso cesa. Fluye en
murmullo, manando ampliamente, flotante
espumacharco, flor desplegándose.
Bajo el influjo del flujo vio las algas
convulsionadas erguirse lánguidamente y
cimbrar desganados brazos, arremangando sus
faldas en susurrante agua, meciendo y agitando
tímidas frondas de plata. Día a día: noche a
noche: elevadas, inundadas y dejadas caer.
Señor, están cansadas: y el cuchicheo del agua
suspiran. San Ambrosio las oyó, suspiro de
hojas y olas, esperando, aguardando la plenitud

de sus tiempos, diebus ac notibus iniurias
patients ingemiscit. Reunidas sin finalidad
alguna, libertadas luego vanamente, flotando

avanzando, retrocediendo, telar de luna.
Cansadas también a la vista de amantes,
hombres lascivos, una mujer desnuda radiante
en sus reinos, ella arrastra una red de aguas

 

  imagesCA7DOP2E  Puu-Oo-mothersday-flow-at-west-highcastle

Roberto Bolaño
2666                           269

 

dijo la voz, y
en los asesinatos que se cometen a diario en esta ciudad, y en
las mariconas nubes de Baudelaire (perdón), pero no has pensado
seriamente si tu mano realmente es una mano. No es cierto,
dijo Amalfitano, lo he pensado, lo he pensado. Si lo hubieras
pensado, dijo la voz, otro pájaro te cantaría. Y Amalfitano
se quedó en silencio y sintió que el silencio era una suerte de

eugenesia. Miró la hora en su reloj. Eran las cuatro de la mañana.
Oyó que alguien ponía en marcha el motor de un coche. El
coche tardaba en arrancar. Se levantó y se asomó a la ventana.
Los coches estacionados enfrente de su casa estaban vacíos.
Miró hacia atrás y luego puso la mano en el pomo de la cerradura.
La voz dijo: cuidado, pero lo dijo como si se encontrara
muy lejos, en el fondo de un barranco en donde asomaban trozos
de piedras volcánicas, riolitas, andesitas, vetas de plata y vetas
de oro, charcos petrificados cubiertos de minúsculos huevecillos,
mientras en el cielo morado como la piel de una india
muerta a palos sobrevolaban ratoneros de cola roja. Amalfitano
salió al porche. A la izquierda, a unos diez metros de su casa,
un coche negro encendió los faros y se puso en marcha. Al pasar
delante del jardín el chofer se inclinó y contempló a Amalfitano
sin detenerse. Era un tipo gordo y de pelo muy negro, vestido
con un traje barato y sin corbata. Cuando desapareció, Amalfitano
volvió a la casa. Mala pinta, dijo la voz, no bien franqueó
la puerta de entrada. Y después: tienes que tener cuidado, camarada,
me parece que aquí las cosas están al rojo vivo.

      finger_monkeys_640_02

lunes, agosto 13, 2012

EN BUSCA DEL AGUA PERDIDA

 AGUA   lfire  

BORGES  512

Hacia el alba, soñó que se había ocultado en una de las naves
de la biblioteca del Clementinum. Un bibliotecario de gafas negras
le preguntó: ¿Qué busca? Hladík le replicó: Buscó a Dios.
El bibliotecario le dijo: Dios está- en una de las letras de una de
las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum.
Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra;
yo me he quedado ciego buscándola. Se quitó las gafas y Hladík
vio los ojos, que estaban muertos. Un lector entró a devolver
un atlas. Este atlas es inútil, dijo, y se lo dio a Hladík. Éste lo
abrió al azar. Vio un mapa de la India, vertiginoso. Bruscamente
seguro, tocó una de las mínimas letras. Una voz ubicua
le dijo: El tiempo de tu labor ha sido otorgado. Aquí Hladík
se despertó.
Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y
que Maimónides ha escrito que son divinas las palabras de un
sueño, cuando son distintas y claras y no se puede ver quién las
dijo. Se vistió; dos soldados entraron en la celda y le ordenaron
que los siguiera.

 

 

JAMES JOYCE
ULISES                               252

INTELIGENTE, MUCHO
—Inteligente —dijo Lenehan—. Mucho.
—Les sirvió todo sobre un plato caliente
—dijo Myles Crawford—toda la trágica historia.
Pesadilla de la que nunca se ha de
despertar.
Yo lo vi —dijo el director
orgullosamente—. Yo estaba presente. Dick
Adams, el mejor corazón de Cork en que Dios
haya puesto jamás el aliento de la vida, y yo.
Lenehan se inclinó saludando al aire, y
anunció:

—Madam, yo soy Adán. ¡Ay, a su ave Eva
usa ya! Nada yo soy, madam.
—¡La historia! —gritó Myles Crawford—.
La vieja de la calle Prince estuvo allí antes.
Hubo llantos y crujir de dientes por eso. En
medio de un aviso. Gregor Grey fue el que hizo
el croquis. Eso le dio una mano. Luego Paddy
Hooper trabajó a Tay Pay que lo llevó al Star.
Ahora está con Blumenfeld. Eso es periodismo.
Eso es talento. ¡Pfui! Es el papá de todos.

 

Sura 20. Ta Ha (Oh Hombre)   252

(115) Y, EN VERDAD, impusimos antaño Nuestro mandamiento a Adán;102 pero lo olvidó, y
no hallamos en él firmeza de propósito.
(116) Pues [así fue:] cuando dijimos a los ángeles: “¡Postraos ante Adán!” –se postraron todos,
excepto Iblís, que se negó [a hacerlo];103 (117) y entonces dijimos: “¡Oh Adán! En verdad, este es
un enemigo tuyo y de tu esposa: no dejéis que os expulse del jardín y te haga desgraciado.104 (118)
Ciertamente, en él no pasarás hambre ni te sentirás desnudo,105 (119) y no pasarás sed ni sufrirás el
ardor del sol.”
(120) Pero Satán le susurró, diciendo: “¡Oh Adán! ¿Quieres que te indique el árbol de la vida
eterna, y [por medio de él] un dominio que no se extingue?”106

(121) Y comieron ambos de él: y entonces se hicieron conscientes de su desnudez y comenzaron
a cubrirse con hojas del jardín. Y [así] desobedeció Adán a su Sustentador, y así cayó en el
extravío.107

 

INSEC

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos  252
«¡Qué
colores tan increíbles!», y seguía su penoso camino bajo la lluvia. Alas de ojos
abiertos de asombro, trémulo satén azul, magia negra —la mirada retenía al
transeúnte rezagado, detenida en aquella maravilla, haciendo tiempo hasta que
llegara el momento de subirse al trolebús o de comprar el periódico. Y la memoria
retenía también en el recuerdo, junto con las mariposas, algunos de los objetos
expuestos que compartían con ellas espacio y magia: un globo, unos lápices y el
cráneo de un mono sobre un montón de cuadernos.

Captura

 

Manuel Mujica Lainez
EL VIAJE DE LOS SIETE
DEMONIOS                               128*5=640-512=128

 

A la puerta del Pandemónium los aguardaban sus alígeras cabalgaduras, y
corrieron a montarlas, para escapar cuanto antes del tórrido ambiente y eludir la
curiosidad de los pequeños diablos que, como un hervidero de periodistas -alguno
llevaba un aparato grabador- los asedió, inquiriendo noticias sobre el motivo de la
convocatoria. Brincaban los aprendices de Mefistófeles y hurtaban los cuerpos a las
lumbraradas. Olía el contorno a chamusquina, y hasta los más esforzados de los
siete demonios, como Lucifer y Satanás, echáronse a toser y a gimotear y a
experimentar palpitaciones, tal era la oposición entre la temperatura de la cámara
blanca y el furor candente que imperaba allí.
Belfegor fue el único que no necesitó otro transporte. Los cuatro monos que
sustentaban sus angarillas desplegaron las alas pilosas, y la mujerona
semiamodorrada acomodó el pesado caparazón de carey y cerró los ojos, mientras
que su vehículo se elevaba por los aires. Saltaron los demás sobre sus bestias:
Lucifer sobre un grifo, mitad águila y mitad león; Satanás, sobre una serpiente de
escamas azules; Mammón, sobre una reproducción mecánica del Vellocino de Oro;
Asmodeo, sobre una sirena provocante; Leviatán, sobre un sapo gigantesco, vestido
de terciopelo escarlata; y Belcebú sobre un toro asirio (asirio como él), con barbado
rostro de hombre, y a poco sobrevolaron la vastísima hoguera, en cuyo corazón se
destacan, como solitario témpano, los cristales del palacio del Diablo.
Abajo, entre vapores, con planicies y volcanes, con cavernas y riscos,
extendíase el imperio del cual eran príncipes. Daba todo él la impresión de una
importantísima empresa industrial, por la multitud de hornos encendidos,
almacenes, depósitos, vehículos en movimiento, chimeneas humeantes y crisoles
en los que bramaba el metal de fundición. Muchedumbres regimentadas recorrían
sus distintos sectores, atravesaban sus puentes, trepaban a sus baluartes,
conducidos por guardias, y al abarcarlo se comprendía la inquietud del Diablo
porque su obra, tan amplia y compleja, pudiese aminorar el ritmo fabril y febril y
transformarse en un sitio de desorden

Los propios siete lo corroboraron y, para
borrar una visión que certificaba su culpa, agitaron las alas y espolearon las bestias.
Lamentáronse la sirena de Asmodeo y el toro barbado de Belcebú; la sierpe azul de
Satanás tiró un mordisco venenoso al sapo del Almirante; y siguieron más arriba,
más arriba, hasta que los ríos infernales -el Stix, el Aqueronte, el Cocito, el Flagetón
y, en los límites, el Leteo- se adelgazaron y convirtieron en cintas brumosas. Pero
pronto debieron aplacar la alada propulsión, pues al Aqueronte no se lo cruza por lo
alto, sino en barca, cosa archisabida, y emprendieron el descenso y aterrizaje,
Mammón, el avaro, con más dificultad que el resto, por la pésima calidad de sus
alas de algodón zurcido.
Ya aproximaba Caronte su célebre esquife y ya se aprestaban a comprar los
pasajes, cuando el concupiscente Asmodeo los detuvo.

BIBLIA

NUEVO TESTAMENTO  252

Los setenta volvieron con gozo, diciendo: — Señor, ¡aun los demonios se
nos sujetan en tu nombre! 18 El les dijo: — Yo veía a Satanás caer del cielo
como un rayo. 19 He aquí, os doy autoridad de pisar serpientes, escorpiones, y
sobre todo el poder del enemigo; y nada os dañará. 20 Sin embargo, no os
regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten; sino regocijaos de que
vuestros nombres están inscritos en los cielos.