sábado, marzo 02, 2013

NIEVE

 

                                                                

          

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                38

Sentado en su cama, Kern escuchaba maravillado. Se imaginó una escena
pintoresca: Isabel con una guitarra y un inmenso gran danés mirándola con ojos
beatíficos. Apoyó el oído contra la pared helada. De nuevo el ladrido, la guitarra
que sonaba como si le hubieran propinado un capirotazo y luego empezó a oírse un
susurro ondulante como si un gran viento se arremolinara allí mismo, en el cuarto de
al lado. El susurro se fue convirtiendo en un silbido y de nuevo la noche se llenó de
silencio. Finalmente se oyó un golpe de la ventana contra el marco: Isabel la había
cerrado.
Una chica incansable, pensó —el perro, la guitarra, las corrientes heladas.
Ahora todo estaba en silencio. Probablemente, Isabel, tras haber expulsado todos
aquellos ruidos de su cuarto, se había ido a la cama y ahora ya dormía.
—¡Maldita sea! No entiendo nada. No tengo ni la más mínima pista. ¡Maldita sea!
¡Maldita! —se lamentaba Kern, enterrándose en la almohada. Una pesada fatiga le
atenazaba las sienes. Le dolían las piernas y sentía un picor insoportable. Gimió en la
oscuridad durante largo rato, sin parar de dar vueltas. Los rayos del techo hacía
tiempo que habían desaparecido.

Al día siguiente Isabel no apareció hasta la hora del almuerzo.
Desde por la mañana el cielo había estado deslumbrantemente blanco y el sol se
había mostrado con la forma y claridad de la luna. Luego la nieve comenzó a caer,
despacio y verticalmente. Los densos copos, como topos que decoraran un velo
blanco, enmarcaban en su caída la vista de las montañas, los abetos cargados de
nieve, el apagado turquesa de la pista de patinaje. Las suaves y sordas partículas de
nieve crujían en susurro contra los cristales de la ventana, mientras caían y caían y
no dejaban de caer. Si uno se las quedaba mirando durante un rato, tenía la
impresión de que todo el hotel había empezado una lenta ascensión hacia las
alturas

   

PAUL AUSTER
La trilogía
de Nueva York                 38

Andar y escribir no eran
actividades fácilmente compatibles. Si durante los cinco últimos años Quinn había
pasado sus días haciendo una cosa u otra, ahora intentaba hacer las dos al mismo
tiempo. Al principio se equivocaba mucho. Era especialmente difícil escribir sin mirar a
la página y a menudo descubría que había escrito dos y hasta tres líneas una encima de.
la otra, produciendo un confuso e ilegible palimpsesto. Mirar a la página, sin embargo,
significaba pararse y eso aumentaría las posibilidades de perder a Stillman. Al cabo de
algún tiempo llegó a la conclusión de que era básicamente una cuestión de posición.
Experimentó con el cuaderno delante de él en un ángulo de cuarenta y cinco grados,
pero se encontró con que su muñeca izquierda se cansaba pronto. Después trató de
mantener el cuaderno directamente delante de su cara, los ojos mirando por encima de él
como un Kilroy3 que hubiese cobrado vida, pero eso resultaba poco práctico. Luego trató
de apoyar el cuaderno en el brazo derecho varios centímetros por encima del codo y
sostener la parte de atrás del mismo con la palma izquierda. Pero esto le provocaba calambres en la mano derecha y hacía imposible escribir en la mitad inferior de la
página. Finalmente decidió apoyar el cuaderno en la cadera izquierda, más o menos
como sostiene un pintor su paleta. Esto constituyó una mejora. El llevarlo ya no suponía
un esfuerzo y la mano derecha podía sostener el bolígrafo sin que otras obligaciones la
estorbaran. Aunque este método también tenía sus inconvenientes, parecía ser el sistema
más cómodo a la larga. Porque Quinn podía ahora dividir su atención casi a partes
iguales entre Stillman y su escritura, levantando la vista hacia uno o bajándola hacia la
otra, viendo la cosa y escribiéndola con el mismo gesto rápido. Con el bolígrafo del
sordomudo en la mano derecha y el cuaderno rojo descansando en la cadera izquierda,
Quinn continuó siguiendo a Stillman durante nueve días más.

    

GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA   38

Gwydion adivinó el nombre de Bran por las ramitas de aliso que tenía en la
mano, porque aunque «Bran» y Gwern, la palabra que significa aliso utilizada en el
poema, no suenan lo mismo, Gwydion sabía que Bran, que significa «corneja» o
«cuervo», significa también «aliso» -en inglés alder y en irlandés fearn, con la «f»
pronunciada como «v»- y que el aliso era un árbol sagrado. Al tercero de los cuatro
hijos del rey milesio Partholan, gobernante legendario de Irlanda en la Edad del Bronce,
se le había llamado Fearn; también existió allí el joven Gwern, rey de Irlanda, hijo de la
hermana de Bran, Branwen («Cuervo Blanco»). Varias confirmaciones de la
adivinación de Gwydion aparecen en el Romance de Branwen, como se verá más adelante. Pero el nombre formado por los árboles, o sea las letras, alineados en el lado
de Amathaon y Gwydion siguió sin ser adivinado

 

Las baladas del ajo 38 MO YAN

—-Tío, ¿por qué me detienen? No he
hecho nada malo...
Siguieron gemidos y lamentos. Esta
vez sabía que estaba llorando,
aunque por sus ojos, que ahora
estaban secos y encendidos, no asomó
ninguna lágrima. Debía llevar su
caso al jefe de la aldea, que le había
engañado para que saliera de casa.
Pero Gao Jinjiao se agitaba
nerviosamente, golpeándose contra el
árbol como si fuera un niño
penitente. Los músculos del rostro de
Gao Yang se contrajeron.
—No he hecho nada, Tío. ¿Por qué
me has engañado de esta manera? —gritó.

El gran baño de sudor que relucía
sobre la frente del jefe del pueblo
se negó a resbalar. Mostrando sus
amarillentos dientes, parecía un
hombre
arrinconado a punto de salir
corriendo.


JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS    38

JARDÍN
Zanjones,
sierras ásperas,
médanos,
sitiados por jadeantes singladuras
y por las leguas de temporal y de arena
que desde el fondo del desierto se agolpan.
En un declive está el jardín.
(jada arbolito es una selva de hojas.
Lo asedian vanamente
los estériles cerros silenciosos
tpie apresuran la noche con su sombra
y el triste mar de inútiles verdores.
Todo el jardín es una luz apacible
que ilumina la tarde.
El jardincitoes como un día de fiesta
en la pobreza de la tierra.

DON QUIJOTE DE LA MANCHA  38

Ya la azada o la hoz poco repugna
al andante ejercicio; ya está en uso
la llaneza escudera, con que acuso
al soberbio que intenta hollar la luna.
Envidio a tu jumento y a tu nombre,
y a tus alforjas igualmente envidio,
que mostraron tu cuerda providencia.
Salve otra vez, ¡oh, Sancho! tan buen hombre,
que a sólo tú nuestro español Ovidio
con buzcorona te hace reverencia

 

Roberto Bolaño
2666                    38

la empezó a conducir hacia el otro lado de la casa, un sitio en
donde se levantaba una pérgola de hierro labrado y arriates de
flores y árboles que la señora no había visto en su vida o que en aquel instante creyó que no había visto en su vida, e incluso
una fuente vio en el parque, una fuente de piedra en cuyo centro,
sostenido tan sólo en una patita, danzaba un querube criollo
de rasgos risueños, mitad europeo y mitad caníbal, perennemente
mojado por los tres chorros de agua que manaban a sus
pies, y esculpido en una sola pieza de mármol negro, que la señora
y el gauchito admiraron largamente

                                                           Captura

miércoles, febrero 27, 2013

PATA DE VACA O SESION DE CINE MATUTINA

 

  

                          

MO YAN  RANA  203

! Wang Dan ,date prisa a dar luz!  ! Rápido ! !Cuando nazca,será una vida! !Cuando nazca ,no se atreverán a matarlo! WAN Xin,Leoncita,!hemos ganado! ja,ja,ja,!habéis perdido!. Dos hileras de lagrimas rodaron por su cara,que tenia una barba poblada.Mientras tanto ,Wan Dan arrojaba unos horribles y lacerantes gritos.Cuando el bote se pegó a la canoa,mi tía asomo la cabeza.Entonces la mano de Chen Bi la detuvo.La amenazó con una navaja y le ordeno con gestos demoniacos:-! Aparta tus diabólicas pezuñas! –Esta no es una pezuña diabólica sino la mano de una ginecóloga-le dijo mi tía con tranquilidad.

 

Sura 6. Al-Anaam (El Ganado) 203

EN EL NOMBRE DE DIOS, EL MÁS MISERICORDIOSO, EL DISPENSADOR DE GRACIA:
(1) LA ALABANZA pertenece por entero a Dios, que ha creado los cielos y la tierra, e instituyó
las tinieblas y también la luz:1 y sin embargo, quienes están empeñados en negar la verdad
equiparan a otros poderes a su Sustentador.
(2) Él es quien os creó de barro y luego decretó [para vosotros] un plazo --plazo que [sólo]
Él conoce.2 Y aún así dudáis-- (3) cuando Él es Dios en los cielos y en la tierra, conocedor de
todo lo que ocultáis así como de todo lo que hacéis públicamente, y sabe lo que merecéis.
(4) Aún así, cada vez que les llega un mensaje de su Sustentador, [los que se obstinan en
negar la verdad] le dan la espalda:3 (5) y así desmienten ahora esta verdad que les ha llegado.
Sin embargo, en su momento, llegarán a entender aquello de lo que se burlaban.4
(6) ¿No ven acaso cuantas generaciones pasadas hemos destruido --[gentes] a las que
habíamos dado una posición [de dominio] en la tierra como no os hemos dado a vosotros, y
sobre las que derramamos una abundante bendición celestial, y a cuyos pies hicimos que corrieran
los ríos? Y aún así les destruimos por sus ofensas e hicimos surgir a otras gentes en su
lugar.5

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                 203

era un ser más bien gordo,
paticorto y portaba un monóculo que, en sus ratos libres, es decir, cuando no estaba colocado en el ojo, colgaba de una estrecha cinta negra y, cuando Anton Petrovich
se acomodaba tepantigado en una butaca, el monóculo brillaba ridículo como un
ojo descabalado sobre su estómago. Un furúnculo que le habían extirpado dos años
antes le había dejado una cicatriz en la mejilla derecha. La cicatriz, así como su
bigote recortado y tosco y su gran nariz rusa, se crispaban cuando intentaba
colocarse el monóculo en su posición. «Deja de hacer muecas», le decía entonces
Berg, «por mucho que te esfuerces, no vas a lograr ponerte más feo de lo que
estás».

JAMES JOYCE
ULISES                 203

Sargent, el único que se había quedado
atrás, se acercó lentamente, mostrando un
cuaderno abierto. Sus cabellos enmarañados y el
cuello descarnado denotaban confusión y a través de los anteojos empañados sus ojos
débiles miraban suplicantes. Sobre su mejilla,
triste y sin sangre había una mancha de tinta
en forma de dátil, reciente y húmeda como la
baba de un caracol.
Alargó su cuaderno. La palabra
"Cálculos" estaba escrita en el encabezamiento.
Abajo zigzagueaban los números y al pie
aparecía una firma torcida, con confusos lazos, y
una mancha.

Edgar Allan Poe
Obras en español          203

La verdad es muy simple; el mismísimo día en que llegué de Connaught y saqué a
pasear mi elegante figura por la calle, el corazón de la viuda, que estaba asomada a la
ventana, quedó instantáneamente prendado de mí. Me percaté de ello enseguida, como
puede advertir, y por Dios que es la pura verdad. Primero vi que abría la ventana y miraba por ella con sus grandes ojos. Después asomó un catalejo que la hermosa viuda se llevó a un
ojo, y que el diablo me queme si ese ojo no habló tan claro como un ojo de mujer y dijo:
"¡Tenga usted muy buenos días, Sir Patrick O'Grandison, baronet, preciosura! ¡Qué apuesto
caballero! Yo misma y mis cuarenta años quedamos a su servicio, querido, en cualquier
momento del día y para lo que guste mandar". Pero no me iban a ganar en gentileza y buenos
modales, así que le hice una reverencia que le hubiera partido a usted el corazón de haberla
visto; me descubrí la cabeza saludando y le guiñé los ojos dos veces como diciéndole: "Bien
ha dicho usted, adorable criatura, Mrs. Tracle, mi encanto, y que me hunda ya mismo en un
pantano si Sir Patrick O'Grandison, baronet, no pone una tonelada.

Graves, Robert El Vellocino de Oro   203

Hera le dio a Afrodita la llave de su cofre de cedro y Afrodita lo abrió. Allí encontró una estupenda
colección de juguetes -hombres de arcilla montados a caballo, toritos y carros de bronce, muñecas
de grandes traseros talladas en esteatita, barcos de madera pintados con todos los detalles, incluso
velas y remos, y Otros objetos indecentes, que, como mujer, no me atrevo a describir en presencia de los hombres. Pero lo mejor era una preciosa pelota, perfectamente redonda, hecha de cuero de
toro con una lámina de oro cosida por encima; los puntos estaban ocultos por una espiral de esmalte
azul marino hecha con lapislázuli machacado. Zeus había tenido mucho cuidado con este juguete y
el oro no tenía ni una sola abolladura.
Así que Afrodita cogió la pelota y se marchó a las cañadas del Olimpo, tirándola de una mano a otra
mientras caminaba. Yo la seguí, aunque a una distancia prudente, pues Atalanta le teme al genio del
Amor tanto como cualquier mujer. Y allí, bajo un almendro florido, Eros estaba jugando a los dados
con el escanciador del Padre, el joven Ganimedes, haciéndolos rodar por la verde ladera. Eros
sonreía, oprimiendo contra su pecho izquierdo una docena o más de dorados dados que le hubieran
caído al suelo si los hubiera sostenido en la mano. El pobre Ganimedes estaba sentado en cuclillas,
con una expresión de pena en su rostro, tirando su último par de dados. Salió el Can, que en el
Olimpo, igual que entre nosotros los mortales, es el que recibe menos puntuación, y Eros recogió
también con avidez aquel par de dados. La sombra de su madre se proyectó sobre la hierba y el
muchacho se volvió de pronto con aspecto culpable y protestó:
-No, madre, ha sido juego limpio; esta vez no están cargados, te lo prometo. Los he ganado jugando
limpio, lo juro por la Estige
.

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA   203

—Llámase —respondió el cura—, la princesa Micomicona, porque, llamándose
su reino Micomicón, claro está que ella se ha de llamar así.—No hay duda en eso —respondió Sancho—; que yo he visto a muchos
tomar el apellido y alcurnia del lugar donde nacieron, llamándose Pedro de
Alcalá, Juan de Úbeda y Diego de Valladolid; y esto mesmo se debe de usar allá
en Guinea: tomar las reinas los nombres de sus reinos.
—Así debe de ser —dijo el cura—; y en lo del casarse vuestro amo, yo haré
en ello todos mis poderíos.
Con lo que quedó tan contento Sancho, cuanto el cura admirado de su
simplicidad y de ver cuán encajados tenía en la fantasía los mesmos disparates
que su amo, pues sin alguna duda se daba a entender que había de venir a ser
emperador. Ya en esto se había puesto Dorotea sobre la mula del cura, y el barbero
se había acomodado al rostro la barba de la cola de buey, y dijeron a
Sancho que los guiase adonde don Quijote estaba, al cual advirtieron que no
dijese que conocía al licenciado ni al barbero, porque en no conocerlos consistía
todo el toque de venir a ser emperador su amo; puesto que ni el cura ni
Cardenio quisieron ir con ellos, porque no se le acordase a don Quijote la pendencia
que con Cardenio había tenido, y el cura porque no era menester por
entonces su presencia. Y así, los dejaron ir delante y ellos los fueron siguiendo
a pie poco a poco. No dejó de avisar el cura lo que había de hacer Dorotea, a
lo que ella dijo que descuidasen, que todo se haría sin faltar punto, como lo
pedían y pintaban los libros de caballerías.

                          

 

 

lunes, febrero 25, 2013

MADRE PATRIA O PELICULAS DE LUNARES

 

                                                                                                                                                       

                          

 

MO YAN    RANA   280

! Don Quijote ! ¿Está mendigando otra vez a los clientes?.El falso Sancho nos trajo dos cañas de cerveza negra en sus manos,pero su grito se dirigía a Chen Bi.A través de la ventana contemplé a aquel hombre miserable atravesando la plaza y desapareciendo en la noche.El perro le siguió de cerca.El hombre era humilde y miserable,pero su perro mantenía el porte elegante y noble.Este hombre siempre hace cosas que nos avergüenzan.En nombre de mi jefe les pido perdón,pero supongo que el hecho de que un hombre pida unos cigarrillos o unas monedas no es algo que pueda molestar en exceso.De modo que qué me dice usted de eso…..Me sentí muy incomodo por su manera de hablar,no era actor ni de cine ni de teatro.¿Por qué tenia que hablar en un tono tan extraño?. ¿Le tenéis contratado?.Señor -contestó el camarero-,si le soy sincero,en un principio,cuando acabábamos de abrir,nuestro jefe pensó que era un hombre muy miserable y nos diseñó estos trajes para que él y yo nos pusiéramos en la puerta para atraer clientes.Pero él,él tiene muchos problemas,es adicto al tabaco y al alcohol,y no se puede hacer nada con él,además,todos los días lleva consigo un perro horrible.Y no presta atención a su higiene personal.Por ejemplo,yo me ducho dos veces al día,aunque no seamos muy guapos,el olor del cuerpo puede ser muy atractivo.Es un deber cuando se es camarero.Pero este tipo,excepto algunas veces que se moja por la lluvia,nunca se ducha,y el mal olor de su cuerpo causa repulsión en los clientes.Y rompe frecuentemente las normas que estableció nuestro jefe,no puede pedir cosas o dinero a los clientes.A un hombre tan asqueroso,si yo fuese  el jefe,lo expulsaría lo antes posible,pero nuestro jefe tiene buen corazón y le ha dado muchas oportunidades para que cambie.Es obvio que no lo va ha hacer;cuando se le acabe el dinero,volverá aquí.Si yo fuese el jefe llamaría a la policía,pero nuestro jefe es benevolente,puede aguantarle aunque su negocio se vea afectado.El camarero bajó la voz-Además,he oído que este hombre fue compañero de clase de nuestro jefe,pero ni siquiera a un compañero de clase hay que tolerarle tanto.Cuando se quejaron del mal olor de aquel Don Quijote y de los piojos del perro nuestro jefe contrató a una persona para obligarle a lavarse,incluido su perro,de arriba abajo.Ahora se ha convertido en una costumbre,le obligan a ducharse una vez al mes.Pero este hombre no puede comprender lo que hace mi jefe por él,se sumerge en la bañera gritando:”Li Shou,eres un cabrón , ! has destruido el honor de un caballero !”.

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                 280

Bajó las escaleras corriendo, atravesó sigiloso y rápido la hilera de habitaciones
(bibliotecas, cuernos de venado, triciclo, mesa de juego azul, piano) y se encontró al
llegar a la puerta abierta, que llevaba a la terraza, con una estampa coloreada del sol y con el viejo perro que volvía del jardín. Peter se encaramó hasta la ventana y
eligió una de cristal sin emplomar. En el banco blanco aguardaba la varita verde.
Elenski permanecía invisible, se había marchado, sin duda, en su búsqueda incauta,
más allá de los tilos que bordeaban la avenida.
Riéndose excitado por la oportunidad que tenía ante sí, Peter saltó los escalones y
corrió hasta el banco. No había dejado todavía de correr cuando sintió una extraña
insensibilidad a su alrededor. Sin embargo, sin aminorar el paso llegó hasta el banco
y lo golpeó tres veces con el palo. Un gesto vano. No apareció nadie. Manchas de
sol pulsaban en la arena. Una mariquita caminaba por el brazo del banco, las puntas
transparentes de sus alas dobladas descuidadamente se veían desordenadas bajo su
pequeña cúpula a motas.

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA          280

El verdadero Alá te guarde, señora mía, y aquella bendita Marién, que
es la verdadera madre de Dios, y es la que te ha puesto en corazón que te
vayas a tierra de cristianos, porque te quiere bien. Ruégale tú que se sirva
de darte a entender cómo podrás poner por obra lo que te manda; que ella
es tan buena, que sí hará. De mi parte y de la de todos estos cristianos que
están conmigo, te ofrezco de hacer por ti todo lo que pudiéremos hasta
morir. No dejes de escribirme y avisarme lo que pensares hacer, que yo te
responderé siempre; que el grande Alá nos ha dado un cristiano cautivo
que sabe hablar y escribir tu lengua tan bien como lo verás por este papel.
Así que, sin tener miedo, nos puedes avisar de todo lo que quisieres. A lo
que dices que si fueres a tierra de cristianos que has de ser mi mujer, yo te
lo prometo como buen cristiano, y sabe que los cristianos cumplen lo que
prometen mejor que los moros. Alá y Marién su madre sean en tu guarda,
señora mía
.
Escrito y cerrado este papel, aguardé dos días a que estuviese el baño solo,
como solía, y luego salí al paso acostumbrado del terradillo, por ver si la caña
parecía, que no tardó mucho en asomar. Así como la vi, aunque no podía ver
quién la ponía, mostré el papel como dando a entender pusiesen el hilo; pero
ya venía puesto en la caña, al cual até el papel, y de allí a poco tornó a parecer
nuestra estrella con la blanca bandera de paz del atadillo; dejáronla caer, y
alcé yo y hallé en el paño, en toda suerte de moneda de plata y de oro, más de
cincuenta escudos, los cuales cincuenta veces más doblaron nuestro contento
y confirmaron la esperanza de tener libertad.

Roberto Bolaño
2666                        280

Soy yo, Marco Antonio, dijo el hijo del decano, al recibir
una segunda bofetada. Después ambos se reconocieron y serenaron
y reemprendieron juntos el camino hacia el recuadro de
luz que emergía del fondo del pasillo, que le evocó a Marco
Antonio los testimonios de aquellos que han estado en coma o
en situación de muerte clínica y que dicen haber visto un túnel
oscuro y en el final del túnel un resplandor blanco o diamantino,
y en ocasiones incluso atestiguan la presencia de seres difuntos
y queridos que les dan la mano o los tranquilizan o les
ruegan que mejor no sigan avanzando pues la hora o la microfracción
de segundo en el que se opera el cambio aún no ha llegado. ¿Usted qué cree, maestro? ¿La gente que está a punto de
morir se inventa esas tonterías o es real? ¿Es sólo un sueño de
los que están agonizando o entra dentro de lo posible que estas
cosas sucedan? No lo sé, dijo Amalfitano con sequedad, pues
aún no se le había pasado el susto ni tampoco tenía ganas de
repetir el encuentro de la vez pasada. Bueno, dijo el joven Guerra,
pues si quiere saber lo que yo pienso, no creo que sea verdad.
La gente ve lo que quiere ver y nunca lo que quiere ver la
gente se corresponde con la realidad. La gente es cobarde hasta
el último aliento. Se lo digo confidencialmente: el ser humano,
hablando grosso modo, es lo más semejante que hay a una rata.