jueves, julio 17, 2014

EL BESO.







El contacto labial involucra la acción nerviosa relacionada con la estimulación erógena en la que intervienen cinco nervios craneales, utilizados para la identificación y reconocimientos de los elementos ambientales. Los impulsos eléctricos producidos por la acción neuronal derivan en sensaciones originadas en los focos táctilesde la piel labial, la zona supralabial y la lengua, señales decodificadas en el cerebro. El contacto labial propicia la estimulación nerviosa y la respuesta cerebral a la liberación de oxitocina, dopamina y adrenalina en el torrente sanguíneo, lo que genera una gran cantidad de efectos físicos. La liberación de oxitocina (hormona relacionada con el amor materno, las contracciones uterinas, el parto y la atracción sexual) en el torrente sanguíneo origina distintas respuestas físicas, como la sudoración nerviosa y las respuestas sexuales en la erección del pene y la erección del clítoris. La dopamina produce la sensación de bienestar. La adrenalina produce una serie de cambios físicos: cambios en la presión arterial, el nivel de glucosa y el ritmo cardíaco, además de la sensación de alerta y el tono rojizo en lazona cigomática.

Beneficios.

Como beneficios a la salud del beso se encuentra la liberación de adrenalina y noradrenalina en el torrente sanguíneo, lo que provoca una serie de cambios físicos en la acción cardiovascular, aumenta el ritmo del corazón y el bombeo de la sangre. Un beso puede quemar de dos a tres calorías por minuto. La endorfina liberada en un beso puede ser más potente a la acción de la morfina, lo que contribuye a nivelar los niveles de estrés y da una sensación de bienestar.
Otros beneficios del beso incluyen el aumento de los niveles de autoestima, la tonificación de los músculos faciales, la liberación del anestésico contenido en la saliva, menores niveles de colesterol en el sistema cardiovascular y el mejoramiento de las funciones metabólicas.






               El sueño de Endimión


ATENEA

En el panteón olímpico Atenea aparece como la hija favorita de Zeus, nacida de su frente completamente armada después de que se tragase a su madre, Metis. La historia de su nacimiento aparece en varias versiones.
Homero llama a Atenea hija de Zeus, sin alusión alguna a su madre o a la forma en la que llegó a existir, mientras la mayoría de las tradiciones posteriores coinciden al afirmar que nació de la cabeza del dios. Ya en Hesíodo la madre de Atenea era la oceánide Metis, la primera esposa de Zeus.6 Tras yacer con ella, Zeus temió inmediatamente las consecuencias, pues había sido profetizado que Metis alumbraría hijos más poderosos que él. Para impedir tan graves consecuencias, siguió el consejo de Gea y Urano y «la encerró en su vientre», pero Metis ya había concebido una hija, Atenea, que brotaría de su cabeza.
Píndaro añade que Hefesto abrió la cabeza de Zeus con su hacha minoica de doble hoja, el labrys, y que Atenea saltó de la cabeza completamente adulta «y llamó al ancho cielo con su claro grito de guerra. Y Urano tembló al oírlo, y la Madre Gea...» Otros cuentan que PrometeoHermes oPalemón ayudaron a Zeus en el nacimiento de Atenea y mencionan al río Tritón como el lugar del suceso. Otras tradiciones cuentan incluso que Atenea salió de la cabeza de Zeus completamente armada, una afirmación de la que se dice que Estesícoro fue la autoridad más antigua.
Los mitos clásicos posteriores señalaban que Hera se molestó tanto de que Zeus tuviese un hijo, aparentemente por sí mismo, que ella hizo lo propio con Hefesto. Tras la aparición de esta versión se empezó a afirmar que Metis no tuvo más hijos y que Zeus perduró como rey del Olimpo. Los mitos griegos permanecieron estáticos en este punto, sin cambiar hasta el declive de la cultura antigua y la práctica de su religión.



BT.

miércoles, julio 16, 2014

EN EL PARAÍSO SEGURO QUE HAY ELEFANTES.









La hiena pertenece al grupo de los mamíferos a simple vista puede parecer que su reproducción seria parecida a cualquier especie similar a ella pero mantiene diferencias ya que su apareamiento puede ser considerado bastante extraño. En este caso es la hembra la que elige al macho reproductor, ya que es la dominante. Además de esto una peculiaridad que poseen estas hembras es su aparato reproductor, ya que las hembras poseen unos genitales peculiares, debido a la ausencia de vulva y a la presencia de un clítoris muy desarrollado que recuerda al pene de los machos (único mamífero que lo posee); también presenta una especie de hinchazón similar a una bolsa como un escroto. En la época de celo el orificio urogenital se ensancha, y el conducto y los tejidos circundantes se aflojan e hipertrofian, de modo que pueda darse la cópula y el parto. En el apareamiento el macho sumiso introduce su pene dentro del pseudopene de las hembras este proceso es complicado para los machos pero aun mas para las hembras  ya que el parto se produce por este lugar.




Kwan Yin: "la que oye el llanto del mundo", es la más respetada de las deidades del mundo chino. Fruto del sincretismo de Avalokitesvara con la inmortal Ci Hang Zhen Ren de la tradición taoísta, la cualidad más destacada de Kwan Yin es su Misericordia.El primer monje budista que se refirió en femenino a Kwan Yin fue Kumarajiva, al traducir al chino el Sutra del Loto en el 406 d. C. En su traducción, siete de las treinta y tres apariciones del Bodhisattava son de género femenino.






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EL OMBLIGO DEL MUNDO.



" La leyenda cuenta que el dios Zeus mandó volar a dos águilas desde dos puntos opuestos del Universo. Las águilas llegaron a encontrarse aquí, en Delfos, donde una piedra cónica llamada ónfalos muestra el lugar."
 se encerraba no sólo el ombligo del mundo, sino también la vía de comunicación entre el mundo subterráneo de los muertos, el terrenal de los hombres y el celestial de la divinidad."




martes, julio 15, 2014

NUBE BLANCA.





ROBERT GRAVES   LA DIOSA BLANCA   53

La flor de la judía es blanca y florece en la misma estación que el espino blanco. La
judía pertenece a la Diosa Blanca, y de ahí su relación con el culto escocés de las brujas;
en los tiempos primitivos sólo sus sacerdotisas podían plantarla o cocinarla. Los
hombres de Feneo en Arcadia tenían una tradición según la cual la diosa Deméter,
cuando pasó por allí en sus viajes, les dio permiso para sembrar granos y legumbres de
todas clases con la única excepción de las judías. Parece, por consiguiente, que la razón
del tabú órfico era que la judía crece en espiral alrededor de su rodrigón, lo que
pronostica la resurrección, y que las ánimas se daban maña para renacer como seres
humanos introduciéndose en las judías -Plinio menciona esto- y siendo comidas por las
mujeres; por tanto, para un hombre comer una judía podía ser una frustración impía de
los propósitos de sus padres difuntos. Los cabeza de familia romanos arrojaban judías a
las ánimas en las Lemurias para darles la posibilidad de renacer, y las ofrecían a la diosa
Carnea en su festival porque ella tenía las llaves del Infierno.
A Carnea se la identifica generalmente con la diosa romana Cranae, que era en
realidad Cranea, «la dura o pétrea», sobrenombre griego de la diosa Artemisa, cuya hostilidad con respecto a los niños tenía que ser aplacada constantemente. Cranea tenía
un templo en una colina cercana a Delfos donde el cargo de sacerdote lo desempeñaba
siempre un muchacho por un término de cinco años; y un bosquecillo de cipreses, el
Craneo, en las afueras de Corinto, donde Belerofonte tenía un altar de héroe. Cranae
significa «roca» y se relaciona etimológicamente con la «cairn» gaélica, que ha venido a
significar un montón de piedras en la cima de una montaña.
Yo la llamo Diosa Blanca porque el blanco es su color principal, el color del
primer miembro de su trinidad lunar, pero cuando el bizantino Suidas dice que lo era
una vaca que cambió su color blanco por el rosa y luego por el negro, quiere decir que
la Luna Nueva es la diosa blanca del nacimiento y el crecimiento, la Luna Llena la diosa
roja del amor y la batalla, y la Luna Vieja la diosa negra de la muerte y la adivinación.
Confirma el mito de Suidas la fábula de Higinio de una novilla nacida de Minos y
Pasifae que cambiaba de color tres veces al día de la misma manera. En respuesta a un
desafío de un oráculo, un tal Polido, hijo de Cerano, la comparó apropiadamente con
una mora, fruto consagrado a la Diosa Triple. Las tres piedras erectas derribadas en
Moeltre Hill, cerca de Dwygyfylchi en Gales, en el iconoclasta siglo XVII, pueden muy
bien haber representado la trinidad de lo. Una era blanca, otra roja y la tercera azul
oscuro, y las llamaban las tres mujeres. Según la leyenda monástica local, tres mujeres
vestidas con esos colores fueron petrificadas como castigo por haber aventado grano en
domingo.
El relato más completo e inspirado acerca de la diosa en toda la literatura antigua
aparece en El asno de oro de Apuleyo, donde Lucio la invoca en medio de su miseria y
degradación espiritual y ella aparece respondiendo a su súplica; incidentalmente indica
que la diosa era adorada antaño en Moeltre en su triple calidad de cultivadora blanca,
segadora roja y aventadora negra del grano. La traducción castellana es la atribuida a
Diego López de Cortegana (1500), revisada y corregida por C.:

BLANCA


EL ULTIMO ENCUENTRO

Sandor Marai                            53

 No viviremos muchos años ya —dice el general, sin darle más vueltas, como si pronunciara la conclusión final de una discusión sin palabras—. Un par de años, quizás menos. No viviremos mucho, porque has vuelto. Y tú también lo sabes. Has tenido tiempo para pensar en ello, allí en el trópico, y luego en tu casa, en las afueras de Londres. Cuarenta y un años son muchos años. Has pensado en ello, ¿verdad?... Sin embargo, has vuelto, porque no has podido hacer otra cosa. Y yo te he estado esperando, porque no he podido hacer otra cosa. Los dos sabíamos que nos volveríamos a ver, y que con ello se acabaría todo. Se acabaría nuestra vida y todo lo que hasta ahora ha llenado nuestra vida de contenido y de tensión. Porque los secretos como el que se interpone entre nosotros tienen una fuerza peculiar. Queman los tejidos de la vida, como unos rayos maléficos, pero también confieren una tensión, cierto calor a la vida. Te obligan a seguir viviendo... Mientras uno tenga algo que hacer en esta tierra, se mantiene con vida. Voy a contarte lo que yo he experimentado en la soledad del bosque, durante los últimos cuarenta y un años, mientras tú estabas en el trópico y andabas por el mundo. La soledad también es un estado muy peculiar... a veces se presenta como una selva, llena de peligros y de sorpresas. Conozco todas sus variantes. El aburrimiento que en vano intentas hacer desaparecer con la ayuda de un orden de vida organizado de manera artificial. Las crisis repentinas, inesperadas. La soledad es un lugar lleno de secretos, como la selva —repite con insistencia—. Uno vive bajo un orden severo.





VLADIMIR NABOKOV

Pnin                                   53

—¿Pero dónde la encontró?
—Tienda de anticuario en Cranton, según creo.
—Tiene que haberle costado una fortuna.
—¿Un dólar? ¿Diez dólares? Acaso menos.
—¡Diez dólares! ¡Qué absurdo! Doscientos, diría yo. ¡Mírela! Mire este dibujo en espiral. Debería
mostrársela a los Coc. kerell. Son expertos en cristales antiguos. Tienen, por ejemplo, un jarro Lake
Dunmore que parece un pariente pobre comparado con esto.
Margaret Thayer la admiró a su vez y dijo que, cuando ella era niña, se imaginaba que las zapatillas de
cristal de la Cenicienta tendrían ese mismo tinte azul verdoso. Pero el profesor Pnin observó que, primo,
desearía conocer la opinión de los circunstantes en el sentido de si el contenido era tan bueno como el
recipiente, y secundo, que las zapatillas de la Cenicienta no eran de cristal, sino de piel de ardilla rusa,
vak, en francés. Este era, según dijo, un caso evidente de la supervivencia de los fuertes entre las
palabras, porque verre era más evocador que vair, palabra que no derivaba de varius, variado, sino de
veveñtsa, vocablo eslavo para cierta piel de invierno, hermosa y pálida, que tenía un tinte azulado, mejor
dicho sizily, de columbina, derivado de columba, palabra latina que quiere decir paloma, como alguien de
los ahí presente bien lo sabía.
—De modo que usted, mistress Thayer, tiene, en general, bastante razón.
—El contenido es excelente —dijo Laurence Clements.
—Esta bebida es deliciosa —dijo Margaret Thayer.
(—Siempre había creído que columbina era una especie de flor —dijo Thomas a Betty, quien asintió
ligeramente.)
Entonces se pasó revista a las respectivas edades de varios niños. 



EL FIGÓN DE LA REINA PATOJA
de
Anatole France                       53

Volando más que corriendo por la gran avenida, sobre los charcos de
agua que reflejaban los resplandores del incendio, atravesamos el parque,
sepultado en una sombra espesa. Estaba en calma y desierto. En el castillo
todo parecía dormir. Oíamos el rugido del fuego al subir de dos en dos los
peldaños de la escalera, deteniéndonos a veces para observar la procedencia
de tan espantoso ruido.
Pareciónos que salía de un corredor del primer piso, en donde nunca
habíamos puesto los pies. Nos dirigimos a tientas hacia aquel lado,advirtiendo por las rendijas de una puerta cerrada resplandores rojizos.
Empujamos con todas nuestras fuerzas las hojas, y éstas cedieron de pronto.
El señor de Astarac, que acababa de abrirlas, hallábase en pie y tranquilo
ante nosotros. Su larga figura negra se erguía en una atmósfera inflamada.
Preguntónos con dulzura por qué motivo urgente le buscábamos a tal hora.
No había incendio alguno, pero sí un fuego terrible en un gran horno de
reverbero, que después supe se llamaba atanor. Toda aquella sala, bastante
espaciosa, estaba llena de botellas de vidrio, sobre las cuales serpenteaban
tubos de cristal en forma de pico de pato; retortas semejantes a rostros
mofletudos con narices como trompas; crisoles, matraces, probetas,
alambiques y vasos de formas desconocidas.
Mi maestro dijo, secándose el rostro, luciente como un ascua:
—¡Ah, señor! Hemos creído que el castillo ardía como paja seca. A Dios
gracias, la biblioteca no se ha quemado. Pero veo que practicáis, caballero,
el arte espagírico.
—No os ocultaré —respondió el señor de Astarac— que en él he
realizado grandes progresos, sin hallar el thelema que dará perfección a mis
trabajos. En el momento mismo en que empujabais la puerta, recogía,
señores, el espíritu del mundo y la flor del cielo, que es la verdadera fuente
de juventud. ¿Entendéis algo de alquimia, señor Coignard?
El abate respondió que había adquirido de ella, en los libros, un ligero
barniz, pero que consideraba la práctica como perniciosa y contraria a la
religión. El señor de Astarac, sonriendo, dijo:
—Sois un hombre demasiado instruido, señor Coignard, para no
conocer el Águila voladora, el Pájaro de Kermes, la Gallina de Hermógenes,
la cabeza de Cuervo, el León verde y el Fénix.—Yo he oído decir —repuso mi buen maestro— que esos nombres
designaban la piedra filosofal en sus diferentes estados. Pero dudo que sea
posible la transmutación de los metales.
El señor de Astarac replicó con mucho aplomo:—Nada me será más fácil, caballero, que poner fin a vuestra
incertidumbre.
Y dirigiéndose a un viejo y desvencijado cofre, adosado a la pared, lo
abrió, sacando una moneda de cobre con la efigie del difunto rey, y nos
llamó la atención sobre una mancha redonda que la atravesaba de parte a
parte.
—Es el efecto de la piedra —dijo—, que ha cambiado el cobre en plata.
Pero aquí no tiene gran importancia.
Dirigióse nuevamente al viejo cofre, sacando de él un zafiro del tamaño
de un huevo, un ópalo de una magnitud maravillosa y un puñado de
esmeraldas admirablemente bellas.
—Ved ahí —exclamó— algunas de mis obras, las cuales os demostrarán
suficientemente que el arte espagírico no es el delirio de un cerebro huero.






La condición humana
de
André Malraux            43

Los condenados vacilaban,
a causa de las mujeres. «—¡Quitaos los
pantalones!» Las heridas habían aparecido,
una a una, vendadas con harapos:
las ametralladoras habían disparado muy
hacia abajo, y casi todos estaban heridos
en las piernas. Muchos doblaban los
pantalones, aunque habían arrojado el
capote. Se habían alineado de nuevo, al
borde de la fosa esta vez, frente a las
ametralladoras, destacados sobre la nieve:
carne y camisas. Invadidos por el
frío, estornudaban sin cesar, unos después
de otros, y aquellos estornudos eran
tan intensamente humanos, en aquel
amanecer de ejecución, que los
ametralladores, en lugar de disparar,
habían esperado esperado a que la vida
fuese menos indiscreta—. Por fin, se
habían decidido. Al día siguiente por la
tarde, los rojos recuperaban la aldea:
diecisiete, mal ametrallados, entre ellos
Katow, fueron salvados. Aquellas sombras,
claras sobre la nieve verdosa del
alba, transparentes, sacudidas por los
estornudos convulsos frente a las ametralladoras,
estaban allí, en la lluvia y
en la noche china, frente a la sombra del
Shang-Tung.



EL SUTRA DE LA LUZ DORADA  53  

el  excelente  rey  estaba  dormido  en  el  palacio  JinendraghoSã. 
Escuchando en su sueño  las virtudes de Buda, él vio a Ratnoccaya, un predicador 
de la Ley, brillando en medio del sol, exponiendo este rey de los sutras.  Y el 
rey  despertó  de  su  sueño.  La  totalidad  de  su  cuerpo  estaba  lleno  de  felicidad. 
Saliendo alegre de0 su palacio, se aproximó a la excelente asamblea de discípulos. 
Rindió homenaje a los discípulos de Buda. Preguntó por Ratnoccaya, el predicador 
de la Ley: “¿Dónde, en esta noble asamblea, está el monje llamado Ratnoccaya, que 
está  dotado  de  virtudes?”.  Entonces Ratnoccaya  estaba  en  otro  lado,  sentado  en 
una  cueva,  reflexionando  sobre  este  rey  de  los  sutras,  estudiándolo,  sentado 
confortablemente.  Entonces  ellos  mostraron  al  rey  el  monje  Ratnoccaya,  el 
predicador  de  la  Buena  Ley,    sentado  en  otro  lado  en  una  cueva, 
resplandeciendo  con  brillantez,  esplendor  y  gloria.  Aquí  este  Ratnoccaya,  el 
predicador  de  la  Ley,  mantenía  la  profunda  esfera  de  actividad  del  Buda. 
Proclamaba continuamente el  rey de  los sutras  llamado el excelente Suvarnbhãsa. 
Adorando los pies de Ratnoccaya, el Rey Susambhava dijo esto: “Exponme tú, cuyo 
rostro  se  parece  a  la  luna  llena,  el  excelente  Suvarnbhãsa,  rey  de  los  sutras”.  Y 
Ratnoccaya acepto  la petición del Rey Susambhava. En  la  totalidad de  la  triple-mil 
esfera  mundial  todos  los  dioses  se  regocijaron.  En  un  lugar  puro,  soberbio, 
excelente,  con  agua  como  joya,  rociado  con  gotas  de  agua  fragante,    él 
esparció flores sobre la tierra y entonces el rey colocó allí un asiento.





lunes, julio 14, 2014

MEDIA VIDA.





EL RAYO EN LA VENTANA.






S.J. AGNON   AYER Y ANTEAYER    943




MO YAN   LAS BALADAS DEL AJO   983

—¿Cómo es que tienes tantos piojos,
papá?
—Los pobres tienen piojos, los ricos
cogen la sarna —dijo, metiendo
uno especialmente gordo en el
cuenco.
Mientras Jinju removía un piojo que
se ahogaba con una brizna de
hierba, una gallina pelona se acercó
al cuenco, asomó la cabeza y escudriñó
los insectos.
—La gallina se quiere comer
nuestros piojos, papá —dijo.
—He tenido que trabajar mucho para
cazarlos y no pienso dejar que
se los coma —espetó, mientras
espantaba a la gallina.
—Dale unos cuantos, así pondrá más
huevos.—Prometí al señor Wang, de la
Aldea del Oeste, que le llevaría un
millar —dijo Cuarto Tío.
—¿Para qué los quiere?
—Para elaborar medicamentos.
-—¿Se pueden hacer medicamentos
con los piojos?
—Se pueden hacer medicamentos
prácticamente con todo.
—¿Cuántos has cazado ya?—Ochocientos cuarenta y siete.
—¿Quieres que te ayude?
—No. El señor Wang dice que
ninguna mujer puede tocarlos. No
puede elaborar medicinas si los han
tocado unas manos femeninas.
Jinju retiró la mano.




JACQUES BOREL   LA ADORACION    983
Como solía hacer en mi infancia,cuando volvía del jardín publico,o de una de esas interminables visitas a que me había arrastrado mi abuela,bajaba o levantaba al pasar los pequeños personajes que servían para mantener las contraventanas sujetas a las fachadas .Algunas de esas aldabillas,cuyo nombre exacto habia ignorado siempre y a las que a veces -impropiamente y pensando en los caracoles de las sienes-llamaba caracoles de postigo y otras simplemente, los muñecos,representaban mujeres tocadas con un minusculo sombrerito que parecía vagamente un gorro frigio.


JAMES JOYCE
ULISES                983

Cesaron sus apariciones mortales:
O'Dignam sol de nuestra mañana.
Leve era su pie sobre los helechos:
Patricio de la frente radiante. Gime Banba, con
tu viento: y gime, ¡oh mar!, con tu torbellino.
—Allí está otra vez —dice el ciudadano,
clavando los ojos afuera.
—¿Quién? —digo yo.
—Bloom —dice él—. Está haciendo la
ronda de arriba abajo desde hace diez minutos.
Y, que lo parió, vi a su cara echar una
ojeada adentro y después escurrirse otra vez.
El pequeño Alf estaba como abombado. Te
doy mi palabra.

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS   983

¿Qué río es éste
por el cual corre el Ganges?
¿Qué río es éste cuya fuente es inconcebible?
¿Qué río es éste
que arrastra mitologías y espadas?
Es inútil que duerma.
Corre en el sueño, en el desierto, en un sótano.
El río me arrebata y soy ese río.
De una materia' deleznable fui hecho, de misterioso tiempo.
Acaso el manantial está en mí.
Acaso de mi sombra
surgen, fatales e ilusorios, los días.







UNOS RÍEN Y OTROS LLORAN.






Permíteme que te
compare con la joven palmera de Delos, que se yergue, alta y recta, al lado del altar de Apolo, el
altar construido enteramente con cuernos de cabras salvajes por el propio dios, pues allí la brisa
marina juguetea con las delicadas frondas de la palmera del mismo modo que aquí agita tus largos y
hermosos cabellos.
—¿Entonces has visitado Delos? —pregunté, muy divertida—. ¿O es un cumplido de
segunda mano, tomado en préstamo de uno de los Hijos de Homero, cuya sede es la sagrada isla de
Apolo? —Nadie me había comparado a una palmera joven, quizá porque no soy alta ni esbelta, y mi
cabello, aunque largo, no es en modo alguno lo mejor que tengo.
El forastero estaba muy lejos de ser un tonto. Mis cortejadores siempre han pisado un
terreno que consideraban seguro, para lo cual se limitaban a admirar mis dientes, mi nariz, frente,
tobillos y dedos, todo lo cual, me complazco en reconocerlo, puede pasar una revista.
—Por cierto que he visitado Delos, en días más prósperos, y allí dedicaba el botín de la
batalla a los divinos mellizos de Leto. La primera vez que posé la mirada en esa palmera sagrada,
dejé que él oro y la plata cayeran al suelo, y quedé en silencio, arrobado y atónito ante su belleza.
Me parecía una cosa tan alejada de la vida mortal, tan henchida de virtud ilimitada, que no me atreví
a tocar su corteza, por temor a caer sin sentido de puro éxtasis. El mismo sentimiento me domina
ahora, y por ello me aventuro a abrazarte las rodillas. 



Esa noche, después de que las marranas y los lechones fueran conducidos, gruñendo y
chillando espantosamente, a sus distintos establos, y los verracos a su porqueriza, Eumeo, su hijo,
Etón y yo nos sentamos a beber vino juntos, en la choza, durante una hora, más o menos, antes de la
cena, mientras los ruidos que producían los animales se iban acallando gradualmente a medida que
se iban echando a dormir. La cena fue espléndida, porque Eumeo había decidido sacrificar su mejor
cerdo en mi honor: un animal gordo, de cinco años y chillido desgarrador. Sus hombres lo
arrastraron hasta el hogar, donde ya llameaba un montón de leña seca. Eumeo cortó y arrojó al
fuego un mechón de las cerdas de la víctima, a la vez que oraba a los inmortales por la pronta
reunión de nuestra familia y por un final feliz, como dijo discretamente, «de la disputa respecto del
casamiento de la princesa». Luego blandió un leño, que dejó caer en la base del cráneo del cerdo,
dejándolo sin sentido. Entonces su hijo, después de degollarlo lo sollamó, desolló y descuartizó
como un experto. Una tajada cortada de cada uno de los trozos fue luego depositada sobre un
colchón de grasa, espolvoreada con harina de cebada y arrojada a las llamas como una ofrenda.


VLADIMIR NABOKOV  CUENTOS   404

Su mente estaba en un estado de tensión extrema, todo pensamiento
lógico se había desvanecido, y cuando volvió en sí de su trance, le llevó algún
tiempo acordarse de por qué estaba allí de pie junto a las estanterías manoseando
los libros. El paquete azul y blanco que había insertado entre las cubiertas del
profesor Sombart y Dostoievski resultó estar vacío. Bueno, tenía que hacerlo, no
había otra salida. Existía, sin embargo, otra posibilidad.
Con unas zapatillas viejas y los pantalones caídos, desganado y sin apenas hacer
ruido, salió de su habitación arrastrando los pies hasta el vestíbulo y buscó el
interruptor. En la consola bajo el espejo, junto a la elegante gorra del invitado, se
había quedado olvidado un trozo de papel arrugado; el envoltorio de unas rosas,
libres ya en su lugar de destino.



Roberto Bolaño   2666                     404

En el párking de Charly Cruz había un mural pintado sobre
una de las paredes de cemento. El mural era de un par de metros de largo y tal vez tres metros de ancho y representaba a
la Virgen de Guadalupe en medio de un paisaje riquísimo en
donde había ríos y bosques y minas de oro y plata y torres petrolíferas
y enormes sembrados de maíz y de trigo y amplísimas
praderas donde pastaban las reses. La Virgen tenía los brazos
abiertos, como en el acto de ofrecer toda esa riqueza a cambio
de nada. Pero en su rostro, Fate pese a estar borracho lo advirtió
de inmediato, había algo que discordaba. Uno de los ojos
de la Virgen estaba abierto y el otro estaba cerrado.

DON QUIJOTE  CERVANTES  404

—¡Oh canalla! —gritó a esta sazón Sancho—, ¡oh encantadores aciagos y
mal intencionados, y quién os viera a todos ensartados por las agallas como
sardinas en lercha! Mucho sabéis, mucho podéis y mucho más hacéis; bastaros
debiera, bellacos, haber mudado las perlas de los ojos de mi señora en agallas
alcornoqueñas y sus cabellos de oro purísimo en cerdas de cola de buey bermejo,
y, finalmente, todas sus faciones de buenas en malas, sin que le tocárades
en el olor; que por él siquiera sacáramos lo que estaba encubierto debajo
de aquella fea corteza, aunque, para decir verdad, nunca yo vi su fealdad, sino
su hermosura, a la cual subía de punto y quilates un lunar que tenía sobre el
labio derecho a manera de bigote, con siete o ocho cabellos rubios como
hebras de oro y largos de más de un palmo.
—A ese lunar —dijo don Quijote—, según la correspondencia que tienen
entre sí los del rostro con los del cuerpo, ha de tener otro Dulcinea en la tabla
del muslo que corresponde al lado donde tiene el del rostro; pero muy luengos
para lunares son pelos de la grandeza que has significado.
—Pues yo sé decir a vuestra merced —respondió Sancho— que le parecían
allí como nacidos.
—Yo lo creo, amigo —replicó don Quijote—, porque ninguna cosa puso la
naturaleza en Dulcinea que no fuese perfecta y bien acabada, y así, si tuviera
cien lunares como el que dices, en ella no fueran lunares, sino lunas y estrellas
resplandecientes.