sábado, septiembre 29, 2012

VUELVEN LAS AGUILAS

 

    

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS            362

Vuelvo a la eternidad de Plotino. El quinto libro de las Enéadas
incluye un inventario muy general de las piezas que la componen.
La Justicia está ahí, así como los Números (¿hasta cuál?) y las
Virtudes y los Actos y el Movimiento, pero no los errores y las
injurias, que son enfermedades de una materia en que se ha maleado
una Forma. No en cuanto es melodía, pero sí en cuanto
es Armonía y es Ritmo, la Música está ahí. De la patología y la
agricultura no hay arquetipos, porque no se precisan. Quedan
excluidas igualmente la hacienda, la estrategia, la retórica y el
arte de gobernar —aunque, en el tiempo, algo deriven de la Belleza
y del Número. No hay individuos, no hay una forma primordial
de Sócrates ni siquiera de Hombre Alto o de Emperador;
hay, generalmente, el Hombre. En cambio, todas las figuras geométricas
están ahí. De los colores sólo están los primarios: no hay
Ceniciento ni Purpúreo ni Verde en esa eternidad. En orden
ascendente, sus más antiguos arquetipos son éstos: la Diferencia,
la Igualdad, la Moción, la Quietud y el Ser.

JAMES JOYCE
ULISES                   362

Rifa para gran pavo
tierno. Su cena de Navidad por tres peniques.
Jack Fleming haciendo un desfalco para jugar
luego levanta vuelo para América. Tiene un
hotel ahora. Nunca vuelven. Marmitas de
Egipto con vianda.Caminó alegremente hacia la mezquita
de baños. Lo hace acordar a uno de una
mezquita de ladrillos rojos cocidos, los
alminares. Veo que hoy hay deportes de colegio.
Miró el cartel herradura sobre el portón del
parque del colegio: ciclista doblado como bacalao
en la cacerola. Pésimo aviso. Todavía si lo
hubieran hecho redondo como una rueda. Luego
los rayos: deportes, deportes, deportes: y el cubo
grande: colegio. Algo pum en el ojo.

TOROTUMBO

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS   362

Rivolucioni diportivi! se repetía Tizonelli, incesantemente, ma che ¡el enemigo vivo... el enemigo muerto!, balanceaba la cabeza, el enemigo vivo es peligroso, el enemigo muerto es perfecto, y petrificaba su protesta en la inmovilidad más rencorosa junto al agitarse de sus acompañantes que molían con espaldas y fondillos, en sus asientos y respaldos, su desesperación por llegar an­tes que se produjeran las explosiones en casa del alqui­lador de disfraces, a sabiendas de que eso era imposible si seguían bloqueados entre la muchedumbre y los bai­larines que aparecían por todos lados, igual que bur­bujas de agua azul, de agua verde, de agua roja, de agua amarilla, danzando al compás de tambores gigantes fa­bricados con cueros de toros de lidia, toros-tambores que lanzaban relámpagos hacia delante, truenos hacia atrás y lluvia con sonido de sangre a los costados, to­ros-tambores de piel de plata robado a las curtiembres de la luna, donde amontonábanse en manchas y som­bras, la crin y la pelambre de las reses muertas.

EL PAÍS

DE LAS RISAS

Jonathan Carroll              362

―No me explico cómo está tan despejado el cielo por las noches en esta parte del mundo. Deben de haber filtrado todas las impurezas.

―Noventa y nueve coma cuarenta y cuatro por ciento de cielo puro de Missouri.

―Exacto.

―Vámonos. Hace frío.

La autocaravana olía a manzanas. Me di la vuelta y vi dos cestas repletas de ellas en el asiento posterior.

―¿Puedo comerme una manzana?

―Sí, pero ten cuidado con los gusanos.

Decidí no comerme ninguna manzana. Anna se sonrió. En la oscuridad azulada del interior del coche sus dientes eran tan blancos como la línea de la carretera.

jueves, septiembre 27, 2012

EL JEFE DEL MUNDO

 

    

 

PRISIONERO DEL CIELO-RUIZ ZAFON   128

Su escalada había sido imparable. A partir de 1944 había encadenado cargos y nombramientos oficiales de creciente relevancia en el mundo de las instituciones académicas y culturales del país. Sus artículos, discursos y publicaciones empezaban a ser legión. Cualquier certamen, congreso o efeméride cultural que se preciase requería de la participación y presencia de don Mauricio. En 1947, con un par de socios, creaba la Sociedad General de

Ediciones Ariadna con oficinas en Madrid y Barcelona, que la prensa se afinaba en canonizar como la «marca de prestigio» de las letras españolas.

En 1948, esa misma prensa empezaba a referirse habitualmente a Mauricio Valls como «el más brillante y respetado intelectual de la nueva España». La auto-designada intelectualidad del país y quienes aspiraban a formar parte de ella parecían vivir un apasionado romance con don Mauricio. Los reporteros de las páginas culturales se deshacían en elogios y adulaciones, buscando su favor y, con suerte, la publicación en su editorial de alguna de las obras que guardaban en un cajón para poder así entrar a formar parte del paraninfo oficial y saborear algunas de sus preciadas mieles, aunque fuesen migajas

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS          128

¿Yo...? Vivo con la pasión
de aquel ensueño remoto,
que he guardado como un voto,
ya viejo, del corazón.
Y sé en mi amarga obsesión
que mi cabeza, cansada
caerá, recién, libertada
de la prisión de ese ensueño
¡cuando duerma el postrer sueño
sobre la postrer almohada!

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos              128
-El pobre Bachmann estaba
fláccido como una muñeca de trapo y no paraba de meterse los dedos en los oídos.
No dejaba de gritar como si alguien le estuviera haciendo cosquillas. «¡Parad de
hacer ese ruido! ¡Ya vale, ya vale de música!» No puedo concebir qué es lo que le
produjo semejante shock.

 

Robert Graves
La Diosa Blanca   128

En las Leyendas de Nuestra Señora María etiópicas, traducidas por Bridge, se
expone claramente la teoría gnóstica. Hannah, el «Tabernáculo del Testimonio de
cuarenta columnas» que era la madre de la Virgen Marta, pertenecía a una tríada de
hermanas, las otras dos de la cual eran otra María y Sofía. «La Virgen descendió por
primera vez al cuerpo de Set, brillando como una perla blanca.» Luego entró
sucesivamente en Enos, Cainan... Jared, Enoch, Matusalén, Lamech, Noé...
Abrahán, Isaac, Jacob... David, Salomón... y Joaquín. «Y Joaquín dijo a su esposa
Hannah: `Vi el Cielo abierto y un ave blanca descendió de él y revoloteó sobre mi
cabeza. Ahora bien, esta ave existía en la Antigüedad... Era el Espíritu de Vida en la
forma de un ave blanca y... se encarnó en el vientre de Hannah cuando la perla salió
de los lomos de Joaquín y... Hannah la recibió, o sea el cuerpo de nuestra Señora
María. La perla blanca es mencionada por su pureza, y el ave blanca porque el alma
de María existía en otro tiempo con el Anciano de los Días... Por tanto, el ave y la
perla son semejantes e iguales.» Desde el cuerpo de María, la perla, el ave blanca del
espíritu, penetró en Jesús en el bautismo.

James Joyce
Ulises                   128

Una comitiva a trote corto a lo largo de Pembroke Quay pasaba, los batidores botando, botando en sus,
en sus monturas. Levitas. Parasoles color crema.
Mr. Keman apretó el paso, resoplando convulsionadamente.
¡Su Excelencia! ¡Lástima! Me lo perdí por los pelos. ¡Maldita sea! ¡Qué pena!
Stephen Dedalus observaba por el escaparate telarañoso los dedos del lapidario comprobando una cadena
desgastada por el tiempo. El polvo entamaba el escaparate y las bandejas de la vitrina. El polvo oscurecía
los atareados dedos de uñas buitreras. El polvo dormía sobre espirales mates de bronce y plata, losanges de
cinabno, sobre rubíes, piedras desmochadas y vinoscuras.
Nacidos todos en la oscura tierra agusanada, motas frías de fuego, malditas, luces brillando en la oscuridad.
Adonde los arcángeles caídos arrojaron las estrellas de sus frentes. Enfangados hocicos de puercos,
manos, hozan y hozan, las gafan y arrancan.
Ella baila en sombras inmundas donde goma arde con ajo. Un marinero, barbaherrumbroso, sorbe ron de
un tazón y la ojea. Una larga brama silenciosa en el mar alimentada. Ella baila, corcovea, meneando sus
nalgas cerdunas y las caderas, con un huevo de rubí palpitando en su panza carnosa.

L a condición humana: Cubierta André Malraux     128

no me gusta que las mujeres a quienes amo sean besadas por los demás.
La frase hizo brotar en Kyo todo el sufrimiento que había olvidado: se sintió, de pronto, separado
de Chen. Habían llegado al río. Chen cortó la cuerda de una de las canoas amarradas, y abandonó la
orilla. Kyo no le veía ya; pero oía el chapoteo de los remos, que dominaba, a intervalos regulares, la
ligera resaca del agua contra las márgenes. Conocía a los terroristas. No se planteaban problemas.
Formaban parte de un grupo: insectos matadores, vivían de su unión en una estrecha colectividad
trágica. Pero, Chen... Continuando su pensamiento, sin cambiar de paso, Kyo caminaba en dirección
al puerto. «Su barca será detenida a la salida...» Llegó hasta unos grandes edificios guardados por el
ejército, casi vacíos en comparación con el de la Internacional. En los corredores, los soldados
dormían o jugaban a les trente-six bêtes.

El crímen de un académico Anatole France   128

Sin duda padecía una fiebre muy alta, porque la señorita Préfére, los abates de Saint-
Germain-des-Prés y el mozo de comedor de la señora de Gabry se le aparecieron en formas
fantásticas. Principalmente el mozo de comedor, gesticulaba y se alargaba sobre mi cabeza
como una gárgola de catedral. Creí ver mucha gente, demasiada gente en mi habitación.

LOS VIVOS.LOS MUERTOS.LOS QUE DUERMEN.

 

   2012-09-26 19.58.23 

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS   411

la primitiva cifra
de 1000 pronto ascendió a 1001. ¿Cómo surgió esa noche adicional
que ya es imprescindible, esa rnaquette de la irrisión de Quevedo
—y luego de Voltaire— contra Pico de la Mirándola: Libro de
todas las rosas y otras muchas más? Littmann sugiere una contaminación
de la frase turca bin bir, cuyo sentido literal es
mil y uno y cuyo empleo es muchos. Lañe, a principios de 1840,
adujo una razón más hermosa: el mágico temor de las cifras
pares. Lo cierto es que las aventuras del título no pararon ahí.
Antoine Galland, desde 1704, eliminó la repetición del original
y tradujo Mil y una noches: nombre que ahora es familiar en'
todas las naciones de Europa, salvo Inglaterra, que prefiere el
de Noches árabes.

             

JAMES JOYCE
ULISES                       411

Pero al final ella se puso unas
cuantas violetas en el bonete. Vanidosa en su
fuero interno. Todo para una sombra. Consorte
ni siquiera rey. El hijo de ella era la sustancia,
algo nuevo para esperar; no como el pasado que
ella quería de vuelta, esperando. Nunca viene.
Uno tiene que ir primero; solo bajo tierra; y no
acostarse más con ella en el cálido lecho.
—¿Cómo estás, Simón? —dijo Ned
Lambert amablemente, estrechándole la
mano—. No te veo desde hace una eternidad

 

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos        411

se quitó el
sombrero negro, no como si se quisiera refrescar la cabeza sino con la intención
precisa de saludar mis pensamientos. Se rascó lentamente la coronilla; las sombras
de las hojas del tilo cruzaban por las venas de su mano grande y luego se detenían
sobre su cabello grisáceo. Con la misma lentitud, volvió la cabeza hacia mí, miró mi
periódico de exiliados, mi cara que había adoptado la expresión de un lector, se
volvió majestuosamente y se puso el sombrero de nuevo.
Pero ya era mío. Con esfuerzo, se levantó, se enderezó, cambió el bastón de mano,
dio un paso corto, dubitativo y luego, tranquilamente, se fue, para siempre, si no
estoy equivocado. Sin embargo, se llevó consigo, como la plaga, una enfermedad
extraordinaria, porque estaba ya sacramentalmente unido a mí, condenado a
aparecer un momento al final de un cierto capítulo, al llegar una determinada frase.
Mi representante, el hombre del periódico ruso, estaba ahora solo en su banco y,
conforme se movía en dirección a la sombra en la que hasta hace un momento había
estado sentado V. I., el mismo frío dibujo del tilo que había ungido a su predecesor
erizaba ahora las olas de su frente.

 

 

 

  LA AUDIENCIA DE LOS CONFINES

Miguel Ángel Asturias                           411

FRENTE AL PALACIO

DE LOS CAPITANES GENERALES

Al encenderse la luz aparece un telón de fondo que muestra arcadas de soportales y un candil de aceite en un farol del alumbrado público. Un NEGRO alto y fuerte tira de un fardo, sin desatender una sombrilla gane cuelga de su brazo, seguido de una multitud de hombres y mujeres, armados de palos, que le persiguen y van a darle caza en el momento en que entra el DEAN. Ya algunos han empezado a propinarle los pri­meros golpes.

DEAN. (blandiendo la espada).- ¡Atrás, malvados! ¡Atrás! ¿Qué hacéis? ¿Quién os ha mandado? VOCES DE HOMBRES Y MUJERES.- ¡No le defendáis! ¡Es el criado del mal obispo! ¡Muera si no confiesa dónde se metió su amo! ¡Que confiese! ¡Que hable! ¡Que diga dónde se metió si amo! ¡Para eso tiene boca!

DEAN.- ¡Atrás, es forastero! ¡Atrás! ¡Atrás, o vais a ser tocados por el fuego de Dios!

VOCES DE. HOMBRES Y MUJERES.- ¡Es el criado del mal obispo, hacedlo confesar vos! ¡Muera si no confiesa dónde se escondió su amo! ¡A su amo buscamos! ¡Que confiese! ¡Que confiese...!

DON QUIJOTE DE LA MANCHA  Miguel de Cervantes    411

después de cansados y satisfechos, cruzaba
Rocinante el pescuezo sobre el cuello del rucio, que le sobraba de la otra
parte mas de media vara, y mirando los dos atentamente al suelo, se solían
estar de aquella manera tres días, a lo menos, todo el tiempo que les dejaban
o no les compelía la hambre a buscar sustento. Digo que dicen que dejó el
autor escrito que los había comparado en la amistad a la que tuvieron Niso y
Eurialo, y Pilades y Orestes, y si esto es así, se podía echar de ver, para universal
admiración, cuán firme debió ser la amistad destos dos pacíficos animales,
y para confusión de los hombres, que tan mal saben guardarse amistad los
unos a los otros. Por esto se dijo:
No hay amigo para amigo,
las cañas se vuelven lanzas;
y el y el otro que cantó:
De amigo a amigo la chinche, etc.

Y no le parezca a alguno que anduvo el autor algo fuera de camino en
haber comparado la amistad destos animales a la de los hombres; que de las
bestias han recebido muchos advertimientos los hombres y aprendido muchas
cosas de importancia, como son: de las cigueñas, el cristel; de los perros, el
vómito y el agradecimiento; de las grullas, la vigilancia; de las hormigas, la providencia;
de los elefantes, la honestidad; y la lealtad del caballo.
Finalmente, Sancho se quedó dormido al pie de un alcornoque, y don
Quijote, dormitando al de una robusta encina.

lunes, septiembre 24, 2012

CUANDO NO QUEDEN ARBOLES

 

  

 

CUENTOS COMPLETOS

Jorge Luis Borges    270   *3=810-583=227

Lucas mi hermano, que después lo lancearon, me perjuraba que eran todas mentiras, pero cuando una cosa es verdad basta que alguien la diga una sola vez para que uno sepa que es cierto. El gobierno les reparte vicios y yerba para tenerlos quietos, pero ellos tienen brujos muy precavidos que les dan su consejo. A una orden del cacique no les cuesta nada atropellar entre los fortines, que están desparramados. De puro cavilar, yo casi tenía ganas que se vinieran y sabía mirar para el rumbo que el sol se pone. No sé llevar la cuenta del tiempo, pero hubo escarchas y veranos y yerras y la muerte del hijo del capataz antes de la invasión. Fue como si los trajera el pampero. Yo vi una flor de cardo en una zanja y soñé con los indios. A la madrugada ocurrió. Los animales lo supieron antes que los cristianos, como en los temblores de tierra. La hacienda estaba desasosegada y por el aire iban y venían las aves. Corrimos a mirar por el lado que yo siempre miraba.

— ¿Quién les trajo el aviso?—preguntó alguno.

James Joyce
Ulises             437  *2=874-583=291

No me vio quizá. La luz en los ojos.
El aleteo del aliento se desbocaba en suspiros fugaces. Aprisa. Estatuas filas: tranquilo ya. A salvo en un
minuto. No. No me vio. Pasadas las dos. Justo en la puerta.
¡El corazón!

Los ojos palpitando miraron resueltamente las curvas cremosas de piedra. De Sir Thomas Deane y su arquitectura
griega. Busca algo que.
La precipitada mano se introdujo aprisa en un bolsillo, sacó, leyó Agendath Netaim desdoblado. ¿Dónde
lo he?
Ocupado mirando.
Metió de nuevo aprisa Agendath.
Por la tarde dijo ella.
Estoy buscando eso. Sí, eso. Prueba en todos los bolsillos. Pañue. Freeman. ¿Dónde lo he? Ah, sí. Pantalones.
Patata. Monedero. ¿Dónde?
Aligera. Anda tranquilo. Un momento más. El corazón. La mano buscando el dónde lo puse encontró en
el bolsillo de atrás jabón loción pasarme por tibio papel pegado. Ah el jabón ya veo, sí. La puerta.
¡A salvo!

 

Lolita
Vladimir Nabokov  184  *4=736-583=153

Mi buzón, a la entrada del vestíbulo, pertenecía al tipo que permite
entrever su contenido a través de una tapa de cristal. Varias veces una
embaucadora luz arlequinada que caía a través del vidrio sobre una caligrafía
ajena la había convertido en la letra de Lolita, produciéndome casi un síncope
mientras me apoyaba en una urna adyacente, a punto de convertirse así en la
mía propia. Cada vez que ocurría eso, cada vez que sus garabatos encantadores,
intrincados, pueriles, se transformaban de manera horrible en la letra insulsa de
uno de mis escasos corresponsales, solía recordarme, con angustiado regocijo,
algunas ocasiones de mi pasado confiado y prelastimoso en que una ventana
brillante como alhaja, en la acera opuesta, exhibía ante mis ojos avizores, ante
el periscopio siempre alerta de mi vicio vergonzoso, a una nínfula semidesnuda,
en el acto de peinarse el pelo de Alicia-en-el-País-de-las-Maravillas. En ese
fantasma ígneo había una perfección que hacía perfecto también mi anhelo
desenfrenado, precisamente porque la visión estaba más allá de mi alcance, sin
posibilidad de llegar hasta ella para enturbiarla con la conciencia de una
prohibición violada. En verdad, es muy posible que la atracción misma que ejerce
sobre mí la inmadurez reside no tanto en la limpidez de la belleza infantil,
inmaculada, prohibida, cuanto en la seguridad de una situación en que
perfecciones infinitas cierran el abismo entre lo poco concedido y lo mucho
prometido... la rosa gris inasequible. Mes fenêtres! Pendiente sobre un
crepúsculo abigarrado y el pozo de la noche, rechinando los dientes, yo
apretujaba todos los demonios de mis deseos contra las rejas de un balcón
palpitante. Ya estaban a punto de arrojarse, ya se lanzaban... después de lo cual
la imagen iluminada se movía. Eva volvía a ser una costilla y sólo quedaba en la
ventana un hombre obeso, parcialmente vestido, leyendo su diario.

Sura 25. Al-Furqán (El Criterio de la Verdad) 583

(45) ¿ES QUE no ves a tu Sustentador [a través de Sus obras]? --cómo hace que se alargue la
sombra [hacia el atardecer] cuando, de haberlo querido, podría en verdad hacer que se quedara
quieta: pero hemos hecho del sol su guía; (46) y luego, [después de haber hecho que se
alargue,] la retraemos hacia Nos38 con un acortamiento paulatino.
(47) Y Él es quien hace la noche [como] vestidura para vosotros, y [vuestro] sueño
descanso, y hace que cada [nuevo] día sea una resurrección.

KIOTO – YASUNARI KAWABATA   583

Hideo contempló los cedros que crecían en ambas márgenes.
—Esas primorosas hileras de troncos hacen pensar en una labor de
artesanía. Es tal como me lo figuraba. Y esos manojos de agujas de las
ramas altas parecen flores.

OJOS DE PIEDRA O DE NUEVO EL FUEGO

 

                                                 

               

 

                                                                     

 

        

                                         

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