sábado, febrero 16, 2008

El LIBRO DEL CORDERO

CAPITULO XII----------COMIDA CERCA DEL MAR-------------pag.291

(1) Con el corazón excitado empujó la puerta

del restaurante Burton. Hedor agarró su aliento

tembloroso: acre jugo de carne, chirle de

verduras. Ver comer a los animales.

Hombre, hombres, hombres.

Trepados en altos taburetes al lado del

bar, los sombreros echados hacia atrás, en las

mesas pidiendo más pan no se cobra,

emborrachándose, devorando montones de

comida aguachenta, sus ojos saliéndose,

enjugando bigotes mojados. Un pálido hombre

joven de cara de sebo lustraba su vaso, cuchillo,

tenedor y cuchara con la servilleta. Nuevo

surtido de microbios. Un hombre con una

servilleta de infante manchada de salsa

arremangada alrededor de él vertía sopa

gorgoteante en su gaznate. Un hombre

volviendo a escupir sobre su plato; cartílago

semimasticado: no hay dientes para

masmasmascarlo. Chuleta de lomo de carnero a

la parrilla. Tragando sin mascar para pasarlo de

una vez. Tristes ojos de borracho. Mordió más

de lo que puede masticar. ¿Soy así yo? Vernos

como nos ven los otros. Hombre famélico hombre

colérico. Trabajan los dientes y la mandíbula.

¡No! ¡Oh! ¡Un hueso! Ese último rey pagano de

Irlanda Cormac en el poema de la escuela se

ahogó en Sletty al sud de Boyne. ¿Qué estaría

comiendo? Algo golocius. San Patricio lo

convirtió al cristianismo. No pudo tragarlo todo

sin embargo.

—Rosbif y repollo.

—Un guiso.

Olores de hombres. Su garganta se

levantó. Aserrín escupido, sudoroso humo

caliente de cigarrillo, vaho de chistera, cervezaderramada, el pis cerveciento de los hombres, lo

rancio de la fermentación.

No podría comer un bocado aquí

(2)¡Diez francos por un kilo de pan! ¡Hace falta que estés chalado!-Es el precio.-¡El precio de mis narices!-aulló Alexandre alzando al cielo sus peludos brazos-.Diez francos,¿te das cuenta?Mejor habrías hecho en ocuparte de eso.-Gracias.

Diez francos y encima ,para pan.Puedo devolverlo ,si quieres.Oh,no,ahora ya está aquí.O cotizar nosotros tres para pagar tu parte.¡Vaya con el cura!,exclamo Alexandre,inclinándose sobre el fuego.

(3) . Pero ahora comenzamos a comprender cuán grande es el mundo más allá de los cuatro mares. Sospecho que somos tan sólo un grano en un vasto granero. Pero, de cualquier manera, interpreto como un buen augurio que el mandato haya sido concedido una vez más, aunque sea a los bárbaros y en tierras lejanas.

—Quizá —dije precipitadamente— le sea concedido al duque de Lu.

—Quizá —respondió el barón—; o a algún otro.

Un criado trajo unos huevos que habían sido conservados bajo tierra varios años. Los comimos con unas cucharillas diminutas. Tenían un delicado sabor mohoso. Aunque enterré huevos más tarde, en Susa y en Halicarnaso, siempre se pudrían. O bien el suelo de Catay es distinto del nuestro, o preparan los huevos de algún modo secreto.

El barón se cuidó de formular más preguntas que yo. Su curiosidad sobre el oeste era insaciable. Pero todo le inspiraba curiosidad. Era como los griegos.

Cuando me atreví a formular una interrogación acerca de los augurios de la caparazón de tortuga, movió la cabeza.

—No puedo hablar de eso. Debes perdonarme.

Sin embargo, el tono de su voz expresaba que los augurios habían sido muy propicios.

—Habitualmente, nuestras relaciones con Key son muy buenas. Pero cuando dieron asilo al duque Chao, que no era un buen hombre, temo, se creó cierta tensión entre ambos reinos. Nos pareció un acto poco amistoso el que albergaran a nuestro enemigo tan cerca de las puertas de piedra, donde podía establecer un punto de reunión para todos los descontentos. Y protestamos. Pero el anciano duque de Key era un hombre obstinado. Además, le agradaba crear dificultades. De modo que alentó las pretensiones de nuestro antiguo duque. —El barón suspiró con suavidad y eructó vigorosamente—. Por fortuna, siguiendo el curso natural de las cosas, el duque Chao murió. Después, todo marchó bien entre nuestros dos países. O eso creíamos. Pero luego... Pues, estamos viviendo un período muy interesante. —Los catayanos utilizan la palabra «interesante» como los griegos la expresión «catastrófico»—. El duque Ting sucedió a su hermano Chao, y a mi indigno abuelo se le encomendó el cargo de primer ministro. Estaba tan poco capacitado y era tan poco deseado como yo mismo. —Así suelen expresarse los nobles de Catay: se parecen mucho a los eunucos cuando se preparan para saquear la alacena del harén—. A la muerte de mi abuelo, uno de sus secretarios, un ser llamado Yang Huo, se nombró a sí mismo primer ministro. Como era sólo un caballero, eso no era correcto. Nos sentimos profundamente desalentados.

El barón depositó su cucharilla. Escuchamos la actividad de su mente tortuosa; es decir, el gorgoteo de su estómago. Luego nos sirvieron albaricoques en conserva, la fruta más apreciada en Catay. Nunca me gustaron los albaricoques, pero comí con visible deleite todo lo que me ofreció el dictador.


(4)
«¿Cómo habrá llegado esto a mi

poder?», se preguntaba. Por fin lo abrió y

vio que tenía dos compartimentos. Picado

por la curiosidad, miró en ambos, y he aquí

que en uno de ellos apareció un billete de

banco. Lo sacó. Se trataba de un billete

de mil francos.

Metió los mil francos en el bolsillo del

pantalón y se encaminó a la orilla del Sena,

y, sin preocuparse lo más mínimo de sus

compañeros de infortunio, se lavó la cara e

incluso el cuello, y lo hizo casi con alegría.

Acto seguido volvió a ponerse la chaqueta e

inició su jornada, encaminando sus pasos a

una expendeduría de tabacos, pues quería

comprar cigarrillos.

(5)

Sin embargo, como temía Ahram, la desigualdad de fuerzas se impone. Bastan diez días de violentos asaltos para que el enemigo se abra paso e irrumpa por la vía Canópica, obligando al abandono del palacio. Zabdas lo ocupa de inmediato, mientras todavía se defiende el resto de la ciudad, en medio de la confusión creada por los filopalmirenos. Al día siguiente hace su entrada la reina con su hijo, tras unos días de espera en Villa Tanuris. Llega en una litera de campaña espléndidamente adornada, con Vabalato cabalgando a su lado, y una magnífica escolta de arqueros palmirenos a caballo, tras su séquito de oficiales y dignatarios, vestidos unos con la clámide de los jinetes romanos y otros con pantalones persas. Desde la terraza de Ahram se puede ver cómo se iza, a los sones de trompetería y címbalos, el estandarte de Palmira sobre el frontón de la residencia imperial y cómo en la explanada de los jardines se alzan suntuosas tiendas para la oficialidad. En esos momentos Glauka imagina la sonrisa de triunfo de Zenobia contemplando, como ella, la ciudad todavía en lucha y, al otro lado del puerto, la Casa Grande del Navegante, cuya posesión colmará pronto su orgullo. Pero Glauka no puede entretenerse en esas reflexiones porque su corazón sufre sabiendo que Ahram lucha todavía en las calles, si bien con el propósito de retirarse a Faros por el Heptastadio en el último momento. Glauka desea con ansia ese repliegue de Ahram a la isla, para unirse a ella y resistir o perecer juntos. En medio de su amargura no puede por menos de admirar el talento de Zenobia, reprimiendo por todos los medios los saqueos y destrucciones habituales en las luchas urbanas. Tampoco se ha producido ningún gran incendio: Alejandría es una joya espléndida y Zenobia la quiere intacta.

Por eso mismo se frustran las esperanzas de Glauka de recobrar pronto a Ahram, pues Zenobia ha encargado a Zabdas que una punta de lanza, formada por tropas muy escogidas, penetre a lo largo de los muelles para proteger los mejores edificios, situados entre el puerto y la vía Canópica. Cuando Ahram, que combate en torno a la tumba de Alejandro, decide retirarse por el Heptastadio, ya no puede alcanzar su objeto porque el estribo sur del puente está en manos de los palmirenos. A pesar de ello intenta furiosamente abrirse paso con algunos hombres, pero recibe una saeta debajo de la clavícula y otra le hiere en la pierna, impidiéndole andar. Sus hombres, cercados, se niegan a abandonarle y resisten en torno suyo hasta sucumbir; sólo uno logra deslizarse entre los enemigos arrojándose al mar y llega herido a la isla, donde comunica a Glauka la tristísima pérdida de Ahram y sus compañeros. Únicamente la conciencia de sus responsabilidades hacia Malki y los demás impide matarse en el acto a la desesperada Glauka, que se fuerza a continuar frente a la adversidad como el propio Ahram hubiese hecho. Sobreponiéndose a su pena adopta con sus amigos las últimas disposiciones para sobrevivir el mayor tiempo posible bajo el dominio de los invasores, a los que mientras tanto, en pocas horas, ven avanzar a lo largo del puerto occidental, llegar a Kybotos, cruzar la muralla occidental y perseguir a los últimos fugitivos romanos y alejandrinos por entre las tumbas de la Gran Necrópolis y en torno al suntuoso centro de embalsamamientos. Cuando llega la noche no tienen la menor duda de que el asalto a Faros se producirá al amanecer.

(6) La orquesta empezó a interpretar «Rule, Britannia». El cielo pareció estallar: una gran exhibición de fuegos artificiales representando la Batalla del Nilo, que acabó con la espectacular explosión de la tricolor francesa. ¿Quién podía resistir semejante adulación? Ellos contemplan las estatuas de sí mismos. Bastante naturales, dice el héroe, a falta de algo mejor que decir.

(7) Ésta fue la declaración de Muhammad Din, sarpanch de Titlipur: «En el momento en

que me abandonaban las fuerzas, cuando creí que iba a morir en el agua, lo vi con mis propios

ojos: vi que el mar se dividía como el pelo bajo el peine, y todos estaban allí, un buen trecho

por delante de mí, y se alejaban. Con ellos estaba Khadija, mi esposa, a la que tanto quise.»

Esto es lo que Osman, el chico del toro, dijo a los detectives, que estaban muy

impresionados por la declaración del sarpanch: «Al principio, yo tenía mucho miedo de

ahogarme. Pero buscaba y buscaba, la buscaba sobre todo a ella, Ayesha, a la que conocía antes

de que cambiara. Y en el último momento lo vi, vi la maravilla. Las aguas se abrieron y los vi

avanzar por el fondo del océano, entre los peces agonizantes.»

Sri Srinivas juró por la diosa Lakshmi que él había visto retirarse las aguas del mar de

Arabia; y cuando los detectives fueron a hablar con Mrs. Qureishi estaban atónitos, porque

sabían que era imposible que los hombres se hubiesen puesto de acuerdo. La madre de Mishal,

esposa del gran banquero, contó la misma historia a su manera. «Créanlo o no —terminó con

énfasis—, pero lo que dice mi lengua es lo que vieron mis ojos.»

Los funcionarios del departamento del Interior, con la piel , de gallina, trataron de

aplicar el tercer grado: «Mira, sarpanch, déjate de cuentos. Con tanta gente como había allí,

nadie vio esas cosas. Los cadáveres de los ahogados, hinchados y con un olor a diablos, están

volviendo a la playa. Como sigas mintiendo, te restregaremos la nariz en la verdad.»

«Podéis enseñarme todo lo que queráis —dijo el sarpanch Muhammad Din a sus

interrogadores—. Pero yo sé lo que vi.

(8) Y fueron cogidos los trece dioses,y fue rota su cabeza y abofeteado su rostro,y fueron escupidos,y se los cargaron a las espaldas.Y fue robada su serpiente de la Vida,con los cascabeles de su cola,y con ella,fueron cogidas sus plumas de Quetzal.Y cogieron habas molidas junto con su semen,junto a su corazon,semilla molida de calabaza y frijoles molidos.Y el que es eterno,lo envolvio y lo ató todo junto,y se fué al decimotercer piso del cielo.Y entoces cayeron su piel y las puntas de sus huesos sobre la tierra.Y fue entonces que se escapo su corazon y su semilla.Y fueron matados a flechazos los huérfanos,los desamparados y las viudas,que vivian sin fuerza para vivir.Y fueron enterrados por la orilla de la arena en las olas del mar.Y entonces,en un solo golpe de agua,llegaron las aguas.Y cuando fue robada la Gran Serpiente,se desplomo el firmamento y hundió la tierra.Entonces los 4 Dioses lo nivelaron todo,y se afirmaron en sus lugares para ordenar a los hombres amarillos.Y se levanto el primer Arbol Blanco,en el Norte.Y se levanto el arco del cielo,señal de la destrucción de abajo.Cuando está alzado el arbol blanco,se levanto el primer arbol negro,y en el se posó el pajaro de pecho negro.Y se levanto el primer Arbol Amarillo,y en señal de la destruccion de abajo,se posó el pajaro de pecho amarillo.Y se oyeron los pasos de los hombres amarillos,los del semblante amarillo.


(9) Los misterios tuvieron probablemente su origen como una fiesta de

aventamiento, pues se realizaban algunas semanas después de la cosecha del trigo y

cuando soplaban los vientos equinocciales.

Una supervivencia interesante de esos misterios de la fiesta del aventamiento es

el mallorquino xiuref, o silbato de arcilla blanca, con decoraciones rojas y verdes y

hecho a mano en las formas tradicionales de sirena, serpiente enroscada, hombre con

cabeza de toro, mujer con falda larga y sombrero redondo acunando a un bebé en los

brazos, o con una flor en vez de un nene, la misma con un disco lunar coronado con

cuernos de vaca, un hombre con un alto sombrero puntiagudo y los brazos alzados en

adoración, y un hombrecito cabalgando en un animal sin cuernos, con las orejas

aguzadas, patas largas y hocico muy corto. Figura, con ramas de membrillo y de serba,

en un festival eclesiástico que se realiza en la aldea de Bonanova, cerca de Las Palmas,

cuando los aldeanos recorren una colina por la noche el domingo siguiente al 12 de

septiembre (la Fiesta del Nombre Bendito de la Virgen María), que corresponde al 23 de

septiembre del modo antiguo de computar el tiempo. La finalidad del silbato debió de

ser originalmente inducir a los vientos aventadores del nordeste, los cuales, según el

almanaque local comienzan a soplar en esa estación y al final del mes traen del Océano

Atlántico nubes de lluvia que empapan el trigo invernal sembrado anteriormente en el

mes. Pero esto se ha olvidado: el aventamiento se hace ahora en Mallorca en cualquier

momento después de la cosecha y no se celebra con fiestas de ninguna clase. La sirena

representa evidentemente a Daeira (Afrodita), la madre Luna de Eleusis (el Dioniso del

Cereal que aparece con ella en el xiurell de la mujer con el niño de pecho); el hombrecon cabeza de toro es Dioniso en la edad viril; el hombre con sombrero es un Tutor, o

gran máscara; el pequeño jinete es probable que sea también Dioniso, pero la especie de

su alta cabalgadura es indeterminada. Las ramas de membrillo y de serba y la arcilla

blanca son también en honor de la diosa, ahora invocada como Virgen María. La

serpiente es el viento mismo. Puesto que éste es el único momento del año en que el

viento es bien acogido por los mallorquinos, quienes, por ser principalmente

arboricultores, temen al siroco como al diablo -dicen que la bolsa del granjero cuelga de

la rama de un árbol-, en la isla no se oye el sonido del silbato más que en la estación del

xiurell. El labrador canta mientras conduce a su mula y el escolar mientras corre a su

casa desde la escuela; para los demás furbis, flabis, flebis: «ruido de silbato, largo

llanto».

(10)
-Es curioso -dijo mi buen maestro- que se vitupere en el juego de naipes

o en el de los dados una práctica recomendada en las artes de la guerra, de

la política y de los negocios, donde se honra uno corrigiendo los agravios de

la fortuna. No me juzgo falto de probidad en el juego. Soy, a Dios gracias,

muy escrupuloso, y soñáis, caballero, al suponer que me apunto más tantos

de los que hice. Si tal hiciera, para disculparme invocaría al ejemplo del

felicísimo obispo de Ginebra, quien no tenía escrúpulo alguno en hacer

trampas en el juego. Pero reflexiono que los hombres son más delicados en

el juego que en los negocios serios, y emplean su probidad en el tapete o en

el tablero, donde puede perjudicarles poco, en vez de reservarla para las

batallas y los tratados de paz, donde hallaría muy oportuno empleo. Elien,

señor, ha escrito en griego un libro de estratagemas, que demuestra hasta

qué punto se valen de la astucia los grandes capitanes.

(1)J.Joyce Ulises pag.291

(2)R.Merle Week-end en Zuydcoote pag.291

(3)G.Vidal Creacion pag.291

(4)J.Roth La leyenda del santo bebedor pags.85*4=340-291=49

(5)J.L.Sampedro La vieja Sirena pag.291

(6)S.Sontag La batalla del Nilo pag.291

(7)S.Rushdie Versos satanicos pag.291

(8)Literatura Maya pag.291

(9) R.Graves La Diosa Blanca pags.208*2=416-291=125

(10)A.France El figon de la reina Patoja pags.197*2=394-291=103

viernes, febrero 15, 2008

El amor,esa cosa tan bonita.San valentin galactico



EL LIBRO DEL CORDERO

CAPITULO XI------------SAN VALENTIN------------------------pag.500

(1) Desnudos inodoros limpios esperando en

la vidriera de William Miller, plomero, hicieron

cambiar el rumbo de sus pensamientos.

Podrían: y observarlo mientras baja, tragarse

un alfiler a veces sale por las costillas años

después, viaja por el cuerpo cambiando el

conducto biliar, la vesícula chorreando en el

hígado, jugo gástrico, espirales de intestinos

como tubos. Pero el pobre diablo tendría que

pasarse todo el tiempo con sus entrañas

internas en exhibición. Ciencia.

(2) Yo había leído su penúltimo libro y me había gustado y no tenía idea de qué iba su último libro así que no le pude decir nada al respecto. Sólo preguntarle: qué clase de semejanzas. Juegos, Guillem, dijo. Juegos. El jodido Desnudo bajando una escalera, tus jodidas falsificaciones de Picabia, juegos. ¿Pero dónde está el problema?, dije. El problema, dijo él, es que el crítico, un tal Iñaki Echavarne, es un tiburón. ¿Es un mal crítico?, dije yo. No, es un buen crítico, dijo él, al menos no es un mal crítico, pero es un jodido tiburón. ¿Y cómo sabes que te va a hacer la reseña de tu último libro si todavía no está ni siquiera en las librerías?

(3) El alba fue tiñendo la ciudad y Maker Thompson, que empezó la noche en una taberna, entre borrachos alegres, viose flotando en un círculo de esqueletos vestidos, tan inanimados como los de cualquier otro club, unos mostraban las calaveras, otros sus rostros apergaminados, cadáveres que la inundación arrancó de algún cementerio.

Le conmovió pensar que una mujer que le pasó rozando, él la tomó por una ramera borracha.

Temperatura de fuego. La evaporación sofocante. En uno de los navios que zarpaba del puerto hacia el Caribe, aterrorizado por aquel club de muertos en que amaneció ese día, refugióse Maker Thompson, y no tuvo paz, hasta desembarcar en la costa de Honduras.

—Geo Maker, ¿aceptas?... —dijo su hija, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Aceptas un pacto firmado a ciegas con tu hija?

(4) La muerta iba vestida

con hot-pants y una blusa amarilla, de imitación de seda, con

una gran flor negra estampada en el pecho y otra, de color rojo,

en la espalda. Cuando llegó a las dependencias del forense éste

se percató, asombrado, de que debajo de los hot-pants conservaba

unas bragas blancas con lacitos en los costados. Por lo demás,

había sido violada anal y vaginalmente, y la muerte había

sido provocada por politraumatismo craneoencefálico, aunque

también había recibido dos cuchilladas, una en el tórax y otra

en la espalda, que la habían hecho perder sangre pero que

no eran mortales de necesidad. El rostro, tal como habían

comprobado los camioneros, era irreconocible.

(5) Promovían la Inmaculada Concepción y construían burdeles

Pero el clero también se apresuró a aprovechar la prostitución económicamente. En no pocas ocasiones, ambas esferas estuvieron conectadas administrativa y financieramente, por lo que se produjeron conflictos de competencias entre las ciudades y la nobleza. Todos querían poner a las rameras bajo sus órdenes, a menudo cobrándoles elevados impuestos que, en algunas ocasiones, se convirtieron en la parte más significativa de los ingresos, como ocurría en Augsburgo a finales del siglo XIV. La ciudad papal de Avignon también tenía una casa de placer pública. Y en Roma abrieron burdeles algunos Vicarios de Cristo, como Sixto IV (1471-1484) —constructor de la Capilla Sixtina y promotor de la festividad de la In-maculada Concepción— o Julio II (1503-1513); Sixto, que se entregaba a los excesos sexuales más frenéticos, percibía por sus rameras impuestos por valor de veinte mil ducados al año. Clemente VII exigió que la mitad de la fortuna de todas las prostitutas se dedicara a la construcción del convento de Santa María della Penitenza y, probablemente, la propia basílica de San Pedro fue parcialmente financiada con esta clase de ingresos.

De un prelado alemán con fama de muy culto se dijo que en sus casas había tantas fulanas como libros en su biblioteca. Un cardenal inglés adquirió un burdel; un obispo de Estrasburgo construyó otro; el arzobispo de Maguncia se quejaba desque las mancebías municipales perjLudicaban a sus propias empresas. Como pastor de todos, también quería gobernar a todas las prostitutas... «íntegramente». Y es que, según razonaba, la moral discurre por los cauces correctos sólo cuando el negocio está «en manos dignas». Es significativo que la Inquisición, en general, aunque hacía la vista gorda con los burdeles, perseguía a las damas que fornicaban por su propia cuenta. Los abades y las superioras de reputados conventos también mantenían casas de placer: ¡y, además, tenían «casas de la Magdalena» para pecadoras arrepentidas! La surpriora del conocido convento vienes de San Jerónimo para «mujeres descarriadas», Juliana Kleeberger, no sólo se casó en la época de la Reforma con su capellán Laubinger, sino que, además, acabó dedicándose a la prostitución.

Por tanto, resulta algo cómico que la moderna teología moral califique a la prostitución —que tantos servicios ha prestado a papas, obispos, conventos, cruzados, soldados cristianos y a toda la Iglesia— como «la más indigna y escandalosa forma de fornicación» y que subraye que la culpa y la vergüenza no sólo recaen en las prostitutas, sino «asimismo en quienes las utilizan»

(6) Espero que estés trabajando en la resolución de tus problemas personales, Ignatius. ¿Se ha agudizado la paranoia? La base de la paranoia es, según mi opinión, el hecho de que siempre estés encerrado en esa habitación y has empezado a recelar del mundo externo. No sé por qué insistes en vivir ahí abajo con los caimanes. A pesar de la revisión completa que está pidiendo a gritos tu psique, tienes un cerebro que podría crecer y florecer realmente aquí en Nueva York. Pero, en estas circunstancias, estás destruyéndote y destruyendo tu inteligencia. La última vez que te vi, cuando pasé por ahí procedente de Mississippi, estabas muy mal. Probablemente hayas empeorado viviendo en esa vieja casa miserable con tu madre como única compañía. ¿Es que tus impulsos naturales no te piden a voces desahogo? Una aventura amorosa bella e importante te transformaría, Ignatius, estoy segura. Las grandes ataduras edípicas que te inmovilizan están asediando tu cerebro y destruyéndote.

No creo que sean más progresistas tampoco tus ideas sociológicas o políticas. ¿Has abandonado aquel proyecto de formar un partido político o nombrar un candidato para presidente por derecho divino? Recuerdo que cuando por fin te conocí y ataqué tu apatía política, me saliste con esa idea. Yo sabía que era un proyecto reaccionario, pero indicaba al menos que comenzabas a forjarte una cierta conciencia política. Escríbeme hablándome de ese asunto, por favor. Estoy muy preocupada. En este país necesitamos un sistema tripartidista y creo que los fascistas están fortaleciéndose cada día más. Ese Partido del Derecho Divino sería un grupo marginal que desviaría una gran parte del voto fascista.

(7) Había comprado en la tienda rusa su variedad favorita de pepino, una hogaza de pan y tres huevos. Cuando se hizo de noche, y el sol carmesí, ya bajo, invadió el vagón mugriento y mareado, aturdido incluso con el estrépito de su marcha, todos fueron invitados a compartir sus provisiones y a dividirlas de manera ecuánime —lo cual no dejaba de ser extremadamente fácil, porque todos, excepto Vasiliy Ivanovich, llevaban las mismas cosas. A todos les divirtió mucho el pepino, lo consideraron incomible y lo arrojaron por la ventana. En vista de lo insuficiente de su contribución a Vasiliy Ivanovich le dieron una porción de salchicha más pequeña que a los demás.

Le obligaron a jugar a las cartas. Le manosearon, le interrogaron, comprobaron que era capaz de mostrar la ruta del viaje en un mapa, en una palabra, todos se ocuparon de él, al principio con buena intención, luego con malevolencia, que se iba haciendo más intensa a medida que avanzaba la noche. Las dos chicas se llamaban Greta; la viuda pelirroja de alguna forma se parecía al gallito del jefe; Schramm, Schultz y el otro Schultz, junto con el empleado de correos y su mujer, fueron mezclándose gradualmente unos con otros, confundiéndose, hasta formar un ser colectivo, tambaleante, de infinitos tentáculos cuyo abrazo era imposible resistir. Le presionaban por todas partes. Pero de repente al llegar a una estación, se bajaron todos, ya era de noche, aunque en el oeste todavía se veía una nube muy rosa, muy larga, y en la distancia de los raíles, con una luz que atravesaba el alma, la estrella de una farola temblaba a través del humo lento de la máquina y los grillos chirriaban en la oscuridad y desde algún lugar llegaba el olor del jazmín y del heno, mi amor.

Pasaron la noche en una posada desvencijada. Una chinche madura es horrible, pero hay una cierta gracia en los movimientos de un lepisma sedoso.

(8) —No, no me entiende, me corresponde matarla por lo que

ya le he explicado, nadie renuncia a la forma de la

propia vida si tiene una idea bastante clara de cómo

quiere pasarla, y yo la tengo, lo que no es frecuente.

Y, ¿cómo decirle?, el asesinato es una práctica

masculina, eminentemente, como la ejecución, y no así

el suicidio, que es tan propio de los hombres como de

las mujeres. Antes le he dicho que ella vislumbra lo

que hay más allá de mí, pero lo determinante es que más

allá de mí en realidad no hay nada. Para ella no hay

nada; puede que lo ignore, debiera saberlo. Si yo me

matara esto no se cumpliría, más allá de mí no debe

haber nada, no sé si me entiende

(9) —¿Puede una mujer parecerse a un hombre?

Desde el porche, el padre vio alejarse a Chieko. La anciana monja había

regresado y estaba barriendo apresuradamente el jardín.

Takichiro se sentó ante su pupitre. Bullían en su mente las imágenes de

helechos gigantes y de prados floridos de los pintores Sotatsu y Korin. Y

pensaba en Chieko, que acababa de marcharse.

Cuando la joven salió al camino del pueblo, el monasterio en el que se

había recluido su padre había desaparecido tras el bosquecillo de

19

bambúes. Chieko decidió hacer una visita al templo de Nenbutsu, en

Adashino. Subió las viejas escaleras de piedra hasta el lugar en el que,

sobre una peña situada a la izquierda, se levantaban dos estatuas de

Buda talladas en piedra, pero entonces oyó que arriba sonaban unas

voces penetrantes y se detuvo.

Había en aquel lugar cientos de piedras sepulcrales en ruinas. Nadie

oraba ya por los que nadie reza. Se decía que hacía poco había estado

allí un club de aficionados a la fotografía retratando a una mujer que,

vestida con ropas extrañas y ligeras, posaba entre las lápidas. ¡Quién

sabe si hoy no iría a ocurrir algo parecido!

(1)J.Joyce Ulises pag.500

(2)R.Bolaño Detectives salvajes "

(3)M.A.Asturias El papa verde pags.191*3=573-500=73

(4)Bolaño 2666 pag.500

(5)Karlheinz Deschner H.del cristianismo pags.412*2=824-500=324

(6)J.Kennedy Toole La conjura de los necios pags.327*2=654-500=154

(7)V.Nabokov Cuentos completos pag.500

(8)J.Marias Mientras ellas duermen pags.158*4=632-500=132

(9)Y.Kawabata Kioto pag.500


 


 


 


 


 


 


 

lunes, febrero 11, 2008

CRECIMIENTO ECONOMICO MAL REPARTIDO

UPV-IR propone una reducción de la jornada laboral a 35 horas, la jubilación a los 60 y el incremento de la etapa vacacional, "para que trabajen los jóvenes"
Felipe Alcaraz: "el crecimiento económico mal repartido le ha estallado a Zapatero"
00:03h. del Lunes, 11 de febrero.

Centenares de personas participaron ayer en la Fiesta de EUPV-IR en Polinyà del Xúquer, acto que marca el inicio de la precampaña electoral de la coalición. Las intervenciones de los diversos candidatos al Congreso por Valencia, Castellón y Alicante, Antonio Montalbán, Concha Amorós y Miguel Ángel Pavón respectivaente, y al Senado, José Luis Pitarch, así como el candidato de Izquierda Republicana por València, Pablo Rodríguez, caldearon el inicio de la Fiesta, que continuó con una parte lúdica de música, actividades para los jóvenes y los más pequeños, una paella gigante y un concierto de rock.

El Presidente Ejecutivo del PCE, Felipe Alcaraz, aseguró durante su intevención que el crecimiento económico que ha registrado este país durante los últimos años "le ha estallado a Zapatero entre las manos, al estar muy mal repartido".

Alcaraz destacó que el crecimiento económico contrasta con salarios mínimos de 600 euros, con un fracaso escolar del 30% y con ser "el único país" de la OCDE "donde han bajado los salarios".

A su juicio, la desaceleración económica beneficiará las alternativas de izquierdas, y ha defendido "un mejor reparto del crecimiento" y la conversión de éste en "desarrollo, en igualdad y en equilibro tanto social como territorial".

Frente a las propuestas de rebajas fiscales del PP o la devolución de 400 euros ofrecida por el PSOE, la coalición EUPV-IR propone una reducción de la jornada laboral a 35 horas, la jubilación a los 60 años y el incremento de la etapa vacacional, "para que trabajen los jóvenes".

Alcaraz recordó que en España hay un 32% de precariedad laboral frente al 12% del resto de Europa, además de una elevada mortalidad laboral, atribuible a "la subcontratación en precario que supera en un 40% la media europea".

Alcaraz reconoció que la "fuerte bipolarización" propiciada por la ley Electoral perjudica a las fuerzas minoritarias, aunque se mostró optimista respecto a los resultados que obtendrá su formación en las próximas elecciones, al señalar que "el nivel de participación puede perjudicar a los mayoritarios y beneficiar a las minorías".

Por su parte, la coordinadora de EU, Gloria Marcos, dijo que trabajará para que el PSOE ’tenga que gobernar necesariamente mirando hacia la izquierda’.