sábado, noviembre 03, 2012

LA FLOR DE LA NOCHE

 

                                              Universo en rayos gamma    

                  http://www.nasa.gov/multimedia/videogallery/index.html?media_id=154874171

 

                               Captura

 

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS      810

En un ojal sangraba un clavel; en un saco ajustado
se adivinaba el bulto de una daga. Bruscamente sentimos que
jugaban su última carta, que eran taimados, ignorantes y crueles
como viejos animales de presa y que, si nos dejábamos ganar por
el miedo o la lástima, acabarían por destruirnos.
Sacamos-Jos pesados revólveres (de pronto hubo revólveres en
el sueño) y alegremente dimos muerte a los Dioses.

 

        

JAMES JOYCE
ULISES                    810

El zumbido de las correas de cuero
sacudiéndose y el susurro de dínamos de la
usina de fuerza motriz instaron a Esteban a
seguir caminando. Seres sin ser. ¡Detente! El
latido siempre sin ti y el latido siempre adentro.
De tu corazón cantas. Yo entre ellos. ¿Dónde?
Entre dos rugientes mundos donde ellos se
arremolinan, yo. Hazlos pedazos a los dos. Pero
atúrdete tú mismo en el golpe. Hazme pedazos
tú que puedes. Alcahuete y carnicero eran las
palabras. ¡Oiga! Todavía no por ahora

 

 

 

Roberto Bolaño
2666                              810

A los doce había empezado a estudiar en una escuela en el Pueblo de las Chicas
Habladoras. Pero la escuela, por varias razones, todas ellas perfectamente
justificables, no le gustaba, de tal modo que se entretenía
por el camino, que para él no era horizontal o accidentadamente
horizontal o zigzagueantemente horizontal, sino
vertical, una prolongada caída hacia el fondo del mar en donde
todo, los árboles, la hierba, los pantanos, los animales, los cercados,
se transformaba en insectos marinos o en crustáceos, en
vida suspendida y ajena, en estrellas de mar y en arañas de mar,
cuyo cuerpo, lo sabía el joven Reiter, es tan minúsculo que en
él no cabe el estómago del animal, por lo que el estómago se
extiende por sus patas, las que a su vez son enormes y misteriosas,
es decir que encierran (o que al menos para él encerraban)
un enigma, pues la araña de mar posee ocho patas, cuatro a
cada lado, más otro par de patas, mucho más pequeñas, en realidad
infinitamente más pequeñas e inútiles, en el extremo más
cercano a la cabeza, y esas patas o patitas diminutas al joven
Reiter le parecía que no eran tales patas o patitas sino manos,
como si la araña de mar, en un largo proceso evolutivo, hubiera
desarrollado finalmente dos brazos y por consiguiente dos manos,
pero aún no supiera que los tenía. ¿Cuánto tiempo iba a
pasar la araña de mar ignorando aún que tenía manos?

 

viernes, noviembre 02, 2012

NUMEROS INVENCIBLES

 

                                                              

 

                

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 139

Intentó recordar, frotándose la frente con la
palma de la mano.
En la última página había un dibujo a tinta: los cuartos traseros de un elefante, dos
columnas gruesas, la punta de las orejas y una cola diminuta

Lolita
Vladimir Nabokov 138

Apenas miró la famosa roca de forma curiosa y espléndido rubor que se destacaba sobre las
montañas y que había sido el punto de partida hacia el nirvana para una corista
temperamental. La ciudad había sido recién construida, o reconstruida, sobre el
chato suelo de una meseta a siete mil pies de altura. Pronto habría de aburrir a
Lo, esperaba, y zarparíamos hacia California, hacia la frontera mexicana, hacia
bahías míticas, desiertos con pitas, espejismos. José Lizarrabengoa, como
recordarán ustedes, había planeado llevarse a su Carmen a los États Unis.
Conjuré un partido de tenis en Centroamérica, en el cual participaban
brillantemente Dolores Haze y varias campeonas de colegios californianos. Los
viajes de buena voluntad y deporte. ¿Por qué suponía yo que seríamos felices en
el extranjero? Un cambio de ambiente es la falacia tradicional sobre la cual
descansan los amores –y los pulmones– condenados

La vida y la muerte me
están desgastando MO YAN 139

—¡Dejad en paz a mi buey! —grité—. ¡Canallas, dejadle en paz!Mi hermano Jinlong —¡hermano, no puedo creerlo!— todavía se encontraba sobre tu lomo,
con el rostro pálido y una mirada de asombro en los ojos, con los dedos pegados a tus orificios de
la nariz. Le golpeé con mi cuerda.
—¡Maldito traidor! —grité—. ¡Quita la mano de ahí, quítala de ahí!

EL LIBRO TIBETANO DE LOS MUERTOS
BARDO-THODOL                           99     138-99=39

Método de aplicación de las técnicas. Es preferible que se encuentre presente el
maestro al que se había confiado el difunto.
Pero si no puede estar presente este maestro, un hermano del Dharma, que haya hecho
los mismos votos, o, a falta de él, un hombre venerable instruido en la misma tradición,
o cualquier persona capaz de leer claramente con voz articulada, debe leer varias veces
la Gran Liberación por la Escucha (8). Esto le recordará al moribundo lo que le ha
enseñado su maestro espiritual y verá instantáneamente la luz fundamental y alcanzará
la liberación sin la menor duda.
Momento de la aplicación. Cuando cesa la respiración exterior y afluye el soplo (9) al
canal sutil central y aparece como luz el conocimiento, como lucidez del espíritu en la
que nada se produce.
Después de eso, el soplo escapa a los canales sutiles laterales de derecha e izquierda, y
así las impresiones del bardo se van elevando al espíritu. Así pues, antes de que tenga
lugar esa huida, debe leerse la Gran Liberación por la Escucha.
Duración de la aplicación. El período que abarca desde el instante en que cesa la
respiración exterior hasta que se retira la corriente vital. Esto dura aproximadamente lo
mismo que se tarda en consumir una comida.

 

 

 

GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA, 138

Europa, que aparece allí sentada en un
sauce, con un cesto de mimbre en la mano, y le hace el amor un águila, es no solamente Eur-opa, «la del ancho rostro», es decir, la Luna Llena, sino también Eu-ropa, «la de los
mimbres florecientes», o sea Helice, hermana de Amaltea. Llevar sauce en el sombrero
como distintivo del amante rechazado parece haber sido originalmente un amuleto
contra los celos de la diosa Luna. El sauce le está consagrado por muchas razones: es el
árbol que más ama el agua, y la diosa Luna es la que da generalmente el rocío y la
humedad; sus hojas y su corteza, fuente del ácido salicílico, son muy eficaces contra los
calambres reumáticos, que antiguamente se atribuían a hechicería

JAMES JOYCE
ULISES                        138

Vamos. Sediento. Se está nublando. No
hay nubes negras en ningún lado, ¿no es así?
Tormenta de truenos. Todo luminoso él cae,
orgulloso relámpago del intelecto, Lucifer, dico,
qui nescit occasum. No. Mi sombrero y mi
báculo de peregrino, y sus sandalias mías.
¿Dónde? A tierra anocheciendo. El anochecer se
encontrará a sí mismo Asió su garrote por la empuñadura,
dando estocadas suavemente, entreteniéndose
todavía. Si, el anochecer se reencontrará en mí,
sin mí. Todos los días dan con su fin

 

jueves, noviembre 01, 2012

HALLOWEEN

 

 

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VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                 129

El dragón

Vivía recluido en una cueva profunda, lóbrega, en el mismo corazón de una
montaña rocosa, alimentándose tan sólo de murciélagos, ratas y mantillo. Es verdad
que, ocasionalmente, algún cazador de estalactitas o algún viajero curioso llegaba
merodeando hasta la cueva, y su visita acababa resultando un verdadero festín.
Entre sus recuerdos más placenteros se contaba el de un bandolero que trataba de
escapar a la justicia y el de dos perros que alguien había soltado en la cueva con el
fin de asegurarse de que existía un pasadizo que llegaba hasta el otro lado de la
montaña. La naturaleza en torno a aquel lugar era salvaje, las rocas estaban
salpicadas de nieve porosa y unas cascadas batían el aire con su rugido helado. El
había sido incubado hacía unos mil años y, quizás porque su llegada a la vida se
produjo de forma bastante inesperada —el inmenso huevo se rompió gracias al
impacto de un relámpago en una noche de tormenta—, el dragón resultó ser más
bien cobarde y no demasiado inteligente. Además, la muerte de su madre le había
afectado mucho... Durante mucho tiempo su madre había sido el terror de los
pueblos vecinos, había escupido fuego por su boca, provocando el enfado del rey
que consecuentemente ordenó que su guarida estuviera constantemente vigilada
por caballeros, los cuales eran destrozados y devorados por ella como si fueran
nueces. Pero en una ocasión se tragó a un corpulento jefe real, y después se tumbó
a echar la siesta sobre una roca al sol, y el gran Ganon en persona llegó al galope
con su armadura de hierro, en un corcel negro cubierto de malla de plata. La pobre,
soñolienta, trató de retirarse, su grupa verde y oro llameando como fuego al viento,
pero el caballero cargó contra ella y consiguió atravesar el suave pecho blanco con
su lanza. Ella se derrumbó y rápidamente el corpulento caballero surgió de la herida
rosa, con el corazón enorme y todavía humeante bajo el brazo.
El joven dragón contempló todo esto escondido detrás de una roca y, desde
entonces, no podía pensar en los caballeros sin ponerse a temblar. Se retiró a las
profundidades de la cueva, de la que nunca salió. Y así pasaron diez siglos, el
equivalente a veinte años para un dragón
.

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA   129

Sancho amigo, has de saber que yo nací por querer del cielo en esta
nuestra edad de hierro para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele
llamarse. Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las grandes
hazañas, los valerosos hechos. Yo soy, digo otra vez, quien ha de resucitar los
de la Tabla Redonda, los Doce de Francia y los Nueve de la Fama, y el que ha
de poner en olvido los Platires, los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos y
Belianises, con toda la caterva de los famosos caballeros andantes del pasado
tiempo, haciendo en este en que me hallo tales grandezas, estrañezas y fechos
de armas, que escurezcan las más claras que ellos ficieron. Bien notas, escudero
fiel y legal, las tinieblas desta noche, su estraño silencio, el sordo y confuso
estruendo destos árboles, el temeroso ruido de aquella agua en cuya busca
venimos, que parece que se despeña y derrumba desde los altos montes de la
luna, y aquel incesable golpear que nos hiere y lastima los oídos, las cuales
cosas todas juntas, y cada una por sí, son bastantes a infundir miedo, temor y
espanto en el pecho del mesmo Marte, cuanto más en aquel que no está acostumbrado
a semejantes acontecimientos y aventuras. Pues todo esto que yo te
pinto son incentivos y despertadores de mi ánimo, que ya hace que el corazón
me reviente en el pecho con el deseo que tiene de acometer esta aventura, por
más dificultosa que se muestra
.

EL CRIMEN DE UN ACADÉMICO
ANATOLE FRANCE                        129

Una magnífica y clara luz, la luz de un hermoso día, derrama sus ondas incorruptibles en aquel sórdido lugar, ilumina y sonríe a tan ruin personaje. Fuera, extiende su esplendor sobre todas las miserias de un barrio populoso.
¡Cuán dulce es esa claridad que deslumbra mis ojos hace mucho tiempo, y de la que ya pronto no disfrutaré! Con las manos cruzadas a la espalda, pensativo, prolongo mi paseo junto a las murallas, y sin darme cuenta me hallo al fin en los barrios extremos adornados con míseros jardinillos. A la orilla de un camino polvoriento descubro una planta cuya flor, magnífica y triste a la vez, parece formada para asociarse a los duelos más nobles y más puros. Es una ancolia. Nuestros padres la llamaban guante de Nuestra Señora. Sólo una Virgen que se apareciese a los niños reducida al tamaño de una muñeca, podría meter sus preciosos dedos en las estrechas cápsulas de aquella flor.
Un abejorro se introduce brutalmente en la flor; su hocico no puede llegar al néctar, y el goloso se esfuerza en vano. Al fin renuncia y se retira embadurnado de polen. Prosigue su marcha con pesado vuelo, pero escasean las flores en ese barrio renegrido por el hollín de las fábricas. Vuelve a la ancolia, y aquella vez consigue penetrar en la corola y chupa el néctar por la abertura. Yo jamás hubiera imaginado que un abejorro tuviese tanta inte-ligencia. Es admirable. Los insectos y las flores me sorprenden, y a medida que los observo me producen un asombro mayor

ROBERT GRAVES
LOS MITOS GRIEGOS  129

El supuesto rapto de Ganímedes por el águila lo explica un ánfora ceretana
de figuras negras: un águila que se lanza sobre los muslos de un rey recién
entronizado llamado Zeus simboliza el poder divino que se le confiere —su
ka u otro yo—, así como un halcón solar descendía sobre los Faraones en
su coronación. Sin embargo, la tradición de la juventud de Ganimedes indica
que el rey que aparece en la imagen era el sustituto regio, o interrex, que
gobernaba un solo día, como Faetonte (véase 42.2), Zagreo (véase 30.1),
Crisipo (véase 105.2) y los demás. Puede decirse, por lo tanto, que el águila
de Zeus no sólo le hizo rey, sino que además lo transportó al Olimpo.
2. La ascensión de un rey al cielo montado en un águila, o en la forma de
un águila, es una fantasía religiosa muy difundida. Aristófanes la caricaturiza
en La paz (1 y ss.) haciendo subir a su protagonista montado en un escarabajo.

 

                       

miércoles, octubre 31, 2012

PIROPO

 

    

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                    105

—Parece absolutamente real —dijo Simpson pensativo—. Te lleva a creer en esos
relatos misteriosos que cuentan historias de retratos que de repente cobran vida.
He leído en algún lugar que un rey descendió de su lienzo y tan pronto como...
McGore se descompuso en una risa frágil y como reprimida.
—Todo eso son tonterías, desde luego. Pero ocurre otro fenómeno, el fenómeno
inverso, por así decir.
Simpson se le quedó mirando. En la oscuridad de la noche la pechera almidonada
de su camisa se abultaba como una joroba blanquecina, y la llama de su puro, como una pina de rubí, iluminaba desde abajo su rostro menudo y lleno de arrugas. Había
bebido mucho vino y, aparentemente, tenía ganas de hablar.
—Lo que ocurre es lo siguiente —continuó McGore sin prisa—. En lugar de invitar a
un personaje de un cuadro a que abandone su marco, imagínese a alguien que sea
capaz de adentrarse en el propio cuadro. Le produce risa ¿no es así? Y sin embargo,
yo lo he hecho miles de veces. He tenido la fortuna de haber visitado todos los
museos de pintura de Europa, desde La Haya a San Petersburgo, de Londres a
Madrid. Cuando encontraba un cuadro que me gustaba especialmente, me quedaba
enfrente del mismo y concentraba toda mi fuerza de voluntad en un solo
pensamiento: cómo entrar dentro del mismo. Era una sensación misteriosa, desde
luego. Me sentía como un apóstol a punto de bajar de su barca para caminar por la
superficie del agua. Pero, después, ¡qué felicidad! Digamos que estaba enfrente de
un lienzo flamenco, con la Sagrada Familia en primer plano, contra el fondo de un
paisaje suave, límpido. Ya sabe, con un camino que se pierde en zigzag como una
blanca serpiente por unas colinas verdes. Finalmente, daba el salto. Me liberaba de
la vida real y entraba en la pintura. ¡Sensación milagrosa! La frescura, el aire plácido
empapado de cera e incienso. Me transformaba en una parte viva del cuadro y todo
en torno a mí cobraba vida. Las siluetas de los peregrinos en el camino empezaban a
moverse. La Virgen María farfullaba algo en flamenco. El viento rizaba las flores
convencionales. Las nubes se deslizaban...

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L a m u e r t e d e V i r g i l i o
Hermann Broch                       105

Sueño y vigilia
se hicieron una misma cosa, comienzo y fin al mismo tiempo, fuente y primer origen, raíz y corona,
onda ascendente del árbol frondoso de las esferas, en cuyas ramas descansa la humanidad, familiar
con el destino y sin embargo liberada de él. Era, era ya y no era aún. Y fundido en el todo, rodeado
de su destino y llevándolo en el suyo, reposó también él, sintió la felicidad de la unión, la sintió
físicamente con todas las fibras de su ser liberado de la fiebre, sintió la felicidad del fresco que le
obligó a envolverse más en sus cobijas, sintió la felicidad del tiempo que se deslizaba por el mundo
de la noche nuevamente abierto y traía el frescor consigo, sintió la felicidad del aliento ahora fácil,
encajado en la manante respiración de la oscuridad de todas las fuentes de los mundos, sintió el
murmullo del mundo, sintió lo natural.

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La vida y la muerte me
están desgastando        MO YAN         105

Una mujer de blanco ataviada de luto salió a toda velocidad de la cabaña del
guardia y corrió hacia los estudiantes. Se lanzó sobre la espalda de uno de ellos y le pasó las
manos alrededor del cuello. Pero, de repente, apareció volando un ladrillo y fue a golpear en la
parte posterior de la cabeza de aquella mujer. Su rostro se tornó de un blanco fantasmal, como si
estuviera cubierto de cal viva. Sus gritos ensordecedores me irritaron. Unas llamas más intensas
que el acero derretido salieron de mi corazón y escuché cómo un grito humano salía de mi
garganta:
—¡Deteneos! ¡Yo, Ximen Nao, os exijo que dejéis de cavar las tumbas de mis antepasados!
¡Y no os atreváis a golpear a mi esposa!

 

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JAMES JOYCE
ULISES          105

Déjalos, Esteban. La belleza no está ahí. Ni en
la abúlica bahía de la biblioteca de March,
donde leíste las descoloridas profecías de
Joachim Abbas. ¿Para quién? La chusma de cien
cabezas en el recinto de la Catedral. Un odiador
de su clase huyó de ellos a los bosques de la
locura, su melena hirviendo de luna, sus pupilas
estrellas. Houyhnhnm, narices de caballo. Caras
equinas ovaladas. Temple, Buck Mulligan, Foxy
Campbell. Quijadas de farol. Padre Abbas,
furioso deán, ¿qué ofensa prendió fuego a sus
cerebros?

Sura 3. Al Imran (La Casa de Imrán)  105

(30) El Día en que cada ser humano encuentre ante sí todo el bien que haya hecho y todo
el mal que haya hecho, [muchos] desearán verse muy lejos de ese [Día]. Por eso, Dios os
advierte que tengáis cuidado con Él; pero Dios es muy compasivo con Sus criaturas

JAVIER MARIAS-LOS ENAMORAMIENTOS   105

  Quizá era eso lo llamativo, que estuviera hablándome así de un crimen grave, de un asesinato cometido
indirectamente o fraguado por él, algo de lo que no se habla con naturalidad o al menos no
se solía, en un pasado aún no remoto, casi reciente: cuando se descubría o se reconocía una
cosa semejante, no venían explicaciones ni disertaciones ni conversaciones sosegadas ni
análisis, sino horror y cólera, escándalo, gritos y acusaciones vehementes, o bien se cogía
una soga y se colgaba al asesino confeso de un árbol, y éste a su vez intentaba huir y
mataba de nuevo si hacía falta. ‘Nuestra época es extraña’, pensé. ‘De todo se permite
hablar y se escucha a todo el mundo, haya hecho lo que haya hecho, y no sólo para que se
defienda, sino como si el relato de sus atrocidades tuviera en sí mismo interés.’ Y se me
añadió un pensamiento que a mí misma me extrañó: ‘Esa es una fragilidad nuestra esencial.
Pero contravenirla no está en mi mano, porque yo también pertenezco a esta época, y no
soy más que un peón.

martes, octubre 30, 2012

SOMBRAS INACABADAS

 

JAMES JOYCE
ULISES                1265

En una época
quiso ser actor de teatro, después cantinero y
pasador de redoblonas, y luego nada podía
alejarlo de las riñas de gallos ni de los
atormentaderos de osos, más tarde le dio por el
mar océano o por andar a pie con los gitanos por
los caminos secuestrando al heredero de algún
señor a favor de la luz de la luna o llevándose
las ropas tendidas a secar o estrangulando
pollos detrás de un cerco.

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos      675*2=1350-1265=85

 

Al otro lado de la valla, en un claro entre dos edificios, había un solar vacío
rectangular. Varios camiones de mudanzas se recogían allí como enormes ataúdes.
Estaban llenos hasta los topes con su carga. Sólo Dios sabe qué cosas había apiladas
en su interior. Baúles de caoba probablemente, y candelabros como serpientes de
hierro, y el pesado esqueleto de una cama de matrimonio. La luna obtenía un
destello duro de los camiones. A la izquierda del solar, unos enormes corazones
negros se pegaban contra una pared desnuda; las sombras, muy ampliadas, de las
hojas de un tilo que se erguía junto a una farola en el borde de la acera.
Mark seguía riéndose entre dientes mientras subía por las oscuras escaleras que
conducían a su piso. Llegó al último escalón pero equivocadamente levantó el pie
de nuevo como para volver a subir, y el pie cayó torpe al suelo con un golpe seco.
Mientras se esforzaba en la oscuridad por encontrar la cerradura de la puerta, se le
cayó el bastón de bambú y con un leve golpeteo empezó a deslizarse por las
escaleras. Mark contuvo el aliento. Pensaba que el bastón seguiría el movimiento de
la escalera y que giraría por sí solo en el recodo hasta llegar abajo. Pero el
chasquido agudo de la madera cesó de improviso. Debía de haberse detenido.
Sonrió aliviado, y agarrándose a la barandilla (mientras la cerveza no dejaba de
cantar en su cabeza vacía), empezó a bajar de nuevo. Apenas evitó la caída y se
sentó cansado en un escalón, mientras buscaba a tientas su camino.
Arriba, una puerta se abrió en el descansillo. Frau Standfuss, con una lámpara de
gas en la mano, a medio vestir, parpadeando, con el pelo convertido en una especie de aureola que le salía del gorro de dormir, se acercó y gritó: «¿Eres tú, Mark?».
Una cuña amarilla de luz envolvía la barandilla, las escaleras y su bastón, y Mark,
jadeando pero feliz, volvió a subir de nuevo hasta el descansillo, su sombra negra y
jorobada seguía sus pasos por las paredes
.

 

   

domingo, octubre 28, 2012

PEQUEÑOS HURTOS O SOY MAS ANTIGUO QUE TU

 

           2012-10-27 12.54.31                  2012-10-26 11.08.14

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos                  184

Las ruedecillas resplandecientes del reloj de sus ojos empezaron a moverse cada
vez más deprisa, hasta quedarse fijas, detenidas, contemplando el perfil aquilino de Ivanov. Ivanov limpió la espuma que sobraba con el perfil romo de la navaja y siguió
hablando: «Lo recuerdo muy bien, camarada. Lo siento, pero me resulta
desagradable pronunciar su nombre. Me acuerdo de que usted me interrogó hace
seis años, en Kharkov, recuerdo su firma, querido amigo... Pero como ve, sigo vivo».
Y entonces ocurrió lo que sigue. Los ojillos empezaron a moverse de un lado al otro,
luego se cerraron con fuerza, los párpados apretados como los de un salvaje que
pensara que al cerrarlos se convertiría de inmediato en un ser invisible.
Ivanov movía con parsimonia la navaja a lo largo de la fría mejilla que parecía crujir
con un susurro a su contacto.

JAMES JOYCE
ULISES    184

Ellos andarán sobre él esta noche, viniendo por aquí en la
oscuridad. Él quiere esa llave. Es mía, yo pagué
el alquiler. Ahora yo como su pan salado. Darle la llave también. Todo. El la pedirá. Estaba en
sus ojos.
—Después de todo... —comenzó Haines.
Esteban se dio vuelta y vio que la fría
mirada que lo había medido no era del todo
malevolente.
—Después de todo, yo creo que usted es
capaz de libertarse. Me parece que usted es
dueño de sí mismo

                                                        

       

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS                543

El.sol caldeaba la llanura; cuando emprendimos
el regreso a la aldea, bajo las primeras estrellas, la arena
era ardorosa bajo los pies. El troglodita me precedió; esa noche
concebí el propósito de enseñarle a reconocer, y acaso a repetir,algunas palabras. El perro y el caballo (reflexioné) son capaces
de lo primero; muchas aves, como el ruiseñor de los Césares,
de lo último. Por muy basto que fuera el entendimiento de un
nombre, siempre sería superior al de irracionales. -
La humildad y miseria del troglodita me trajeron a la memoria
la imagen de Argos, el viejo perro moribundo de la Odisea,
y así le puse el nombre de Argos y traté de enseñárselo. Fracasé
y volví a fracasar. Los arbitrios, el rigor y la obstinación fueron
del todo vanos. Inmóvil, con los ojos inertes, no parecía percibir
los sonidos que yo procuraba inculcarle. A unos pasos de mí,
era como si estuviera muy lejos. Echado en la arena, como una
pequeña y ruinosa esfinge de lava, dejaba que sobre él giraran
los cielos, desde el crepúsculo del día hasta el de la noche. Juzgué
imposible que no se percatara de mi propósito. Recordé
que es fama entre los etíopes que los monos deliberadamente no
hablan para que no los obliguen a trabajar y atribuí a suspicacia
o a temor el silencio de Argos

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA     543

si se va por tierra, hay cinco mil leguas, dos más a menos; pero si se
va por el aire y por la línea recta, hay tres mil y docientas y veinte y siete. Es
también de saber que Malambruno me dijo que, cuando la suerte me depara se al caballero nuestro libertador, que él le enviaría una cabalgadura harto
mejor y con menos malicias que las que son de retorno, porque ha de ser aquel
mesmo caballo de madera sobre quien llevó el valeroso Pierres robada a la linda
Magalona, el cual caballo se rige por una clavija que tiene en la frente que le
sirve de freno, y vuela por el aire con tanta ligereza que parece que los mesmos
diablos le llevan. Este tal caballo, según es tradición antigua, fue compuesto
por aquel sabio Merlín; prestósele a Pierres que era su amigo, con el cual
hizo grandes viajes y robó, como se ha dicho, a la linda Magalona, llevándola
a las ancas por el aire, dejando embobados a cuantos desde la tierra los miraban;
y no le prestaba sino a quien él quería o mejor se lo pagaba, y desde el
gran Pierres hasta ahora no sabemos que haya subido alguno en él. De allí le
ha sacado Malambruno con sus artes y le tiene en su poder y se sirve dél en sus
viajes, que los hace por momentos por diversas partes del mundo, y hoy está
aquí y mañana en Francia, y otro día en Potosí, y es lo bueno que el tal caballo
ni come ni duerme, ni gasta herraduras, y lleva un portante por los aires, sin
tener alas, que el que lleva encima puede llevar una taza llena de agua en la
mano sin que se le derrame gota

 

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Mo YA N

La vida y la muerte me
están desgastando           148
          

Ximen Jinlong me soltó inmediatamente, se incorporó de un salto,
levantó el látigo y lo descargó sobre el buey. Me puse de pie, pasé mis brazos
alrededor de su cuerpo y lo lancé al suelo. Aterricé encima de él. ¡Cómo te
atreves a golpear a mi buey! Eres un hijo del terrateniente sin el menor
sentido de la amistad, alguien que paga la amabilidad con odio. ¡Te ha
comido la conciencia un perro! El hijo del terrateniente arqueó la espalda
hacia arriba y me lanzó por encima de su cuerpo. A continuación, se puso de
pie, me golpeó con el látigo y corrió al rescate del lloroso Hu Bin, que estaba
agitándose y tambaleándose mientras trataba de escapar de los alrededores
plagados de juncos, como un perro apaleado. ¡Era un espectáculo digno de
contemplar! Al menos, aquel malvado hombre había recibido su merecido y
se había hecho justicia.

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos       148

Sacó su rostro sudoroso de debajo de la sombrilla y empezó a hablar —del
agua, del calor. Yo me tumbé, cerrando los ojos para defenderme del sol, y cuando
los volví a abrir todo a mi alrededor era de color azul pálido. De repente, entre los
pinos de la carretera soleada que bordeaba el lago, apareció una camioneta,
seguida de un policía en bicicleta. Dentro de la camioneta, gritando con
desesperación, se agitaba un perro pequeño que acababan de capturar. Krause se
puso en pie y gritó con todas sus fuerzas: «¡Ten cuidado! ¡Cazaperros!». Y al
momento alguien se unió a su grito y en seguida otros le imitaron, como si todas las
gargantas se hubieran puesto de acuerdo, en un arco de voz a lo largo del lago,
dejando atrás al cazador de perros, de forma que los dueños de perros, avisados de
antemano, corrieron a por sus perros, se apresuraron a ponerles un bozal y a atarles
a la correa. Krause escuchaba con placer mientras los gritos se iban perdiendo en la
distancia y finalmente afirmó con un guiño bienintencionado: «Le está bien
empleado. Ese es el último perro que va a coger».

Las baladas del ajo   Mo Yan    148

Ella bajó la cabeza y murmuró.
—Muy bien, puedes ayudarme...
Gao Ma sacó el reproductor de cásete de su bolsillo, lo apagó y lo
dejó en el suelo, con los auriculares.
—¿Qué estás escuchando? —
preguntó Jinju.
—Música —contestó, colocándose
el cinturón.
—Debe ser bonita.
—No está mal, pero las baterías
están desgastadas. Mañana voy a
comprar otras para que puedas escucharla.
—No, yo no —dijo con una sonrisa
—. Si lo rompo, no podré pagar
el arreglo.
—No es tan frágil —replicó—. Y es
la cosa más sencilla del mundo.
Además, nunca te pediría que lo
pagaras.

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA 148

Tras todos estos venía un hombre de muy buen parecer, de edad de treinta
años, sino que al mirar metía él un ojo en el otro un poco. Venía diferentemente
atado que los demás, porque traía una cadena al pie, tan grande, que
se la liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta, la una en la cadena,
y la otra de las que llaman guardaamigo o pie de amigo, de la cual descendían
dos hierros que llegaban a la cintura, en los cuales se asían dos esposas,
donde llevaba las manos, cerradas con un grueso candado, de manera
que, ni con las manos podía llegar a la boca, ni podía bajar la cabeza a llegar
a las manos. Preguntó don Quijote que cómo iba aquel hombre con tantas prisiones
más que los otros. Respondióle la guarda porque tenía aquel solo más
delitos que todos los otros juntos, y que era tan atrevido y tan grande bellaco,
que, aunque le llevaban de aquella manera, no iban seguros dél, sino que temían
que se les había de huir.
—¿Qué delitos puede tener? —dijo don Quijote—, si no han merecido más
pena que echalle a las galeras?
—Va por diez años —replicó la guarda—, que es como muerte cevil. No se
quiera saber más sino que este buen hombre es el famoso Ginés de Pasamonte,
que por otro nombre llaman Ginesillo de Parapilla.
—Señor comisario —dijo entonces el galeote—, váyase poco a poco y no
andemos ahora a deslindar nombres y sobrenombres; Ginés me llamo, y no
Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia, y no Parapilla, como voacé dice; y cada
uno se dé una vuelta a la redonda y no hará poco.
—Hable con menos tono —replicó el comisario—, señor ladrón de más de
la marca, si no quiere que le haga callar, mal que le pese.