viernes, abril 27, 2012

HA VUELTO A SUCEDER

      

 

                                   

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos  274

Peter reconoció el halcón disecado y los discos
plateados que adornaban el jardín del tendero local. Un perro salió corriendo por la
puerta de un patio, en perfecto silencio, como si quisiera conservar las cuerdas
vocales para mejor ocasión, y esperó a cruzar el dique de un salto y a adelantar al
coche para despacharse a gusto con sus ladridos. Pasó junto a ellos un campesino, a
horcajadas desganadas sobre un viejo y desgreñado rocín, con los brazos medio
abiertos, y la camisa, desgarrada en la espalda, inflada al viento.
Al otro lado del pueblo, en un otero coronado con un tupido penacho de tilos,
había una iglesia roja, y, junto a ella, un mausoleo más pequeño de piedra blanca y
forma piramidal, que parecía una tarta de crema. Allí, la vista se abría y dejaba ver el
río, en cuyo recodo aparecía un brocado verde de flora acuática. Junto al talud de la
carretera principal había una herrería de una planta en cuyas paredes alguien había
escrito con tiza: «¡Viva Serbia!». El ruido de los cascos pronto adquirió unos tonos
rítmicos, elásticos, debido a las planchas de madera del puente por el que pasaba el
coche. Un viejo pescador con los pies desnudos se apoyaba en la barandilla: junto a
su tobillo relumbraba el metal de un cuenco de aluminio. Y poco a poco el ruido de

los cascos fue adquiriendo una especie de sordina suave: el puente, el pescador y el
recodo del río se perdieron irremediablemente.
La victoria pasaba ahora por una carretera polvorienta entre dos hileras de
abedules chatos. En un momento, sí, en un momento, aparecería tras el parque la
casa de campo de los Kozlovs. Peter sabía por experiencia la difícil y desagradable
tarde que le esperaba. Estaba dispuesto incluso a regalar su nueva bicicleta Swift ¿y
qué más?..., bueno el arco de acero, por ejemplo, y la pistola Pugach con todos los
cartuchos de repuesto, todo ello, con tal de volver a estar de nuevo en la mansión
ancestral de sus antepasados a diez millas de allí, y poder pasar aquel día de verano
como siempre, solo, prendido en sus maravillosos juegos solitarios.
Surgió del parque un oscuro y pestilente olor a setas húmedas y a abetos. Luego
apareció una esquina de la casa y también la arena color ladrillo que anunciaba el
porche de piedra.

 

 

       metodos horribles de tortura              

 

CORAN       274

Sura 8 Al-Anfal (El Botín)

(43) He aquí que Dios te los mostró en un sueño como poco numerosos:47 porque si te los
hubiera mostrado numerosos, os habríais desanimado y habríais discrepado sobre el curso a seguir.
48 Pero Dios os evitó [todo esto]: ciertamente, Él conoce bien lo que hay en los corazones [de
los hombres].
(44) Y cuando os encontrasteis en la batalla, Él hizo que aparecieran poco numerosos ante
vuestros ojos --tal como hizo que vosotros aparecierais insignificantes ante sus ojos-- para que
Dios llevara a cabo algo [que Él había dispuesto] que ocurriera:49 y todos los asuntos retornan a
Dios [que es su fuente].

47 Lit., “en tu sueño” --referido obviamente a un sueño que el Profeta tuvo poco antes de la contienda en Badr.
No disponemos de ninguna Tradición auténtica en este sentido, pero se afirma que el tabii Muyahid dijo: “En
un sueño, Dios había mostrado al enemigo como poco numeroso al Profeta y este informó a sus Compañeros
en tales términos, lo que les infundió gran ánimo” (Rasi e Ibn Kazir, con pequeñas variaciones).

 

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JAMES JOYCE-ULISES  724

La gata caminaba rápidamente
alrededor de una pata de la mesa con la cola
levantada.
—¡Mrkrñau!
—¡Oh, estás ahí! —dijo el señor Bloom,
volviéndose del fuego.
La gata contestó con un maullido y volvió
a dar vueltas alrededor de la pata de la mesa,
tiesa y maullando. En la misma forma que anda
sobre mi mesa de escribir. Prr. Ráscame la
cabeza. Prr.
El señor Bloom observó con curiosidad,
cordialmente, la flexible forma negra. Tan
limpia: el brillo de su piel lustrosa, el botón
blanco bajo la cola, las verdes pupilas

luminosas. Con las manos sobre las rodillas se
inclinó hacia ella.
—Leche para la minina —dijo.
—¡Mrkrñau! —hizo la gata.
Lo llaman estúpido. Entienden lo que
decimos mejor de lo que nosotros los
entendemos a ellos. Ella entiende todo lo que
necesita. Vengativa, también. Me pregunto qué
le parezco a ella. ¿Altura de una torre? No, ella
me puede saltar.
—Tiene miedo de los pollitos —dijo
burlonamente—. Tiene miedo de los piú piú.
Nunca vi una minina tan estúpida como la
minina.
Cruel. Su naturaleza. Es claro que las
lauchas nunca chillan. Parece que les gustara.
—¡Mrkrñau! —gritó la gata

Guiñó hacia arriba sus ávidos ojos
vergonzosos maullando largo y quejosamente,
mostrándole sus dientes blancoleche. Observó
las oscuras lumbreojos encogiéndose verdes

hasta que los ojos de ella se volvieron piedra
verde. Luego se dirigió al aparador, tomó la
jarra que el lechero de Hanlon acababa de
llenar, volcó la calienteburbujeada leche en un
plato y colocó éste lentamente en el suelo.
—¡Gurrhr! —hizo ella, corriendo a lamer

            

SCOTT FITZGERALD

Cuentos completos   274

Abrían la marcha dos criadas francesas que llevaban en brazos dos perritos pelirrojos, seguidas por un regimiento de mozos, ciegos e invisibles bajo innumerables ramos de flores, otra criada con un huerfanito de ojos tristes al gusto Francés y, pegado a sus talones, el segundo oficial arrastrando tres perros lobos neurasténicos con gran desgana de unos y otro.

Una pausa. Y entonces el capitán, sir Howard George Witchcraft, apareció en la borda, acompañado de lo que bien podía ser un montón de magníficas pieles de zorro plateado.

¡Rags Martin-Jones, después de cinco años en las capitales de Europa, volvía a su tierra natal!

Rags Martin-Jones no era un perro. Era una mezcla de chica y flor, y, al estrechar la mano del capitán sir Howard George Witchcraft, sonrió como si acabaran de contarle el más reciente y picante chiste del mundo. La gente que aún no había abandonado el muelle sintió el temblor de aquella sonrisa en el aire de abril y se volvió a mirarla.

 

                                                           

miércoles, abril 25, 2012

ENTRADAS PARA EL CONCIERTO DE LA MUSICA DE LOS SUEÑOS

 

YASUNARI KAWABATA *EL CLAMOR DE LA MONTAÑA  720

Por la mañana,tan solo recordaba un fragmento del sueño.Los pinos de la isla y el color del mar aún permanecían vividos en su memoria.Shingo estaba abrazado a  una mujer en una pradera sombreada de pinos.Estaba escondido.Tenia miedo.Había venido con esa mujer hasta aquí.Los dos solos.La mujer era extraordinariamente joven,una muchacha.Shingo ignoraba su propia edad,pero debía ser también muy joven,si recordaba cómo había corrido con ella entre los pinos.Abrazado a la muchacha,no sentía la diferencia de edades.Pero, al mismo tiempo,su rejuvenecimiento no pertenecía al pasado lejano.Era algo así como si el actual Shingo de 72 años estuviera en los veinte.Ahí estaba lo maravilloso del sueño.Se había alejado del mar en una lancha motora,con sus amigos.En esa misma lancha,una mujer,ella sola en pie,agitaba incesantemente un pañuelo,cuya blancura,aun después de desaparecido el sueño,había quedado nítida sobre el azul del mar.El y la mujer habían sido abandonados en una isla,a solas,sin que esto les causase la más mínima inquietud.Shingo podíaS ver la lancha sobre el mar,alejándose.Pero desde la lancha ,no podía ser descubierto su lugar oculto.Esto absorbía sus pensamientos.En la escena del pañuelo blanco se despertó.Al levantarse por la mañana ,ya no sabia quien había sido la compañera del sueño.Era un ser sin rostro y sin forma del que no guardaba ya ninguna impresión táctil.Solo el color del paisaje permanecía vivo.Nunca había estado allí,ni había navegado en lancha a un islote desierto.Pensó preguntar a alguno de la cas si el color en el sueño no seria signo de debilidad nerviosa.Solo el enigma del sueño se rompería si llegaba a identificar a esa mujer.

 

 

BORGES-OBRAS COMPLETAS    720

EL CULTO DE LOS LIBROS

Alcorán" (también llamado El Libro, Al Kitab), no es una mera
obra de Dios, como las almas de los hombres o el universo; es
uno de los atributos de Dios como Su eternidad o Su ira. En el
capítulo XIII, leemos que el texto original, La Madre del Libro,
está depositado en el Cielo. Muhammad-al-Ghazali, el Algazel de
los escolásticos, declaró: "el Alcorán se copia en un libro, se pronuncia
con la lengua, se recuerda en el corazón y, sin embargo
sigue perdurando en el centro de Dios y no lo altera.su pasaje
por las hojas escritas y por los entendimientos humanos". George
Sale observa que ese increado Alcorán no es otra cosa que su
idea o arquetipo platónico; es verosímil que Algazel recurriera
a los arquetipos, comunicados al Islam por la Enciclopedia de
los Hermanos de la Pureza y por Ayicena, para justificar la noción
de la Madre del Libro.
Aun más extravagantes que los musulmanes fueron los judíos.
En el primer capítulo de su Biblia se halla la sentencia famosa:
"Y Dios dijo; sea la luz; y fue la luz"; los cabalistas razonaron
que la virtud de esa orden del Señor procedió de las letras de las
palabras. El tratado Sefer Yetsirah (Libro de la Formación), redacta-
do en Siria o en Palestina hacia el siglo vi, revela que
Jehová de los Ejércitos, Dios de Israel y Dios Todopoderoso, creó
el universo mediante los números cardinales que van del uno al
diez y las veintidós letras del alfabeto.

Que los números sean
instrumentos o elementos de la Creación es dogma de Pitágoras
y de Jámblico; que las letras lo sean es claro indicio del nuevo
culto de la escritura. El segundo párrafo del segundo capítulo
reza: "Veintidós letras fundamentales: Dios las dibujó, las grabó,
las combinó, las pesó, las permutó, y con ellas produjo todo lo
que es y todo lo que será." Luego se revela qué letra tiene poder
sobre el aire, y cuál sobre el agua, y cuál sobre el fuego, y cuál
sobre la sabiduría, y cuál sobre la paz y cuál sobre la gracia, y cuál
sobre el sueño, y cuál sobre la cólera, y cómo (por ejemplo) la
letra kaf, que tiene poder sobre la vida, sirvió para formar el sol
en el mundo, el miércoles en el año y la oreja izquierda en el
cuerpo.

Más lejos fueron los cristianos. El pensamiento de que la divinidad
había escrito un libro los movió a imaginar que había
escrito dos y que el otro era el universo. A principios del siglo xvn,
Francjs Bacon declaró en sil Advancement of Learning que Dios
' nos ofrecía dos libros, para que no incidiéramos en error: el primero,
el volumen de las Escrituras, que revela Su voluntad; el
segundo, el volumen de las criaturas, que revela Sú poderío y
que éste era la llave de aquél

 

 

CORAN -720

Sura 38. Sad

(29) [Hemos expuesto todo esto en esta] escritura divina bendecida que te hemos revelado,
[Oh Muhámmad,] para que los hombres reflexionen sobre sus mensajes y para que los dotados
de perspicacia los tomen en serio.
(30) Y A DAVID le dimos a Salomón [por hijo –y] ¡qué excelente siervo [Nuestro llegó a ser]!
Ciertamente, se volvía a Nosotros continuamente28 --(31) [y aun] cuando le fueron mostrados,
al atardecer, unos veloces corceles de raza, (32) dijo: “¡En verdad, he llegado a amar el
gusto por lo bueno porque me hace recordar a mi Sustentador!”29 –[y repetía esas palabras
mientras los corceles se alejaban a la carrera,] hasta perderse tras el velo [de la distancia30 --y
entonces ordenó], (33) “¡Traedmelos!” –y palmeaba [afectuosamente] sus patas y sus cuellos.31

34) Pero [antes de esto] en verdad, habíamos probado a Salomón situando sobre su trono
un cuerpo [sin vida];32 y entonces se volvió arrepentido [a Nosotros; y] (35) oró: ¡Oh Sustentador
mío! ¡Perdóname mis pecados, y concédeme el regalo de un reino que no sirva a nadie
después de mí:33 en verdad, sólo Tú eres el [verdadero] Dador de Regalos!”
(36) Y así34 le sometimos el viento, de modo que soplaba suavemente, por orden suya,
donde él quería,35 (37) y también a todas las fuerzas rebeldes [a las que obligamos a trabajar
para él] –toda suerte de albañiles y de buceadores—(38) y otros encadenados juntos.36

La historia del amor de Salomón por los caballos quiere mostrar que todo verdadero amor a Dios acaba
reflejándose en apreciación de, y reverencia por, la belleza creada por Él.

                       

JAMES JOYCE-ULISES   720

¿Qué hay en un nombre?
Eso es lo que nos preguntamos en la infancia
cuando escribimos el nombre que se nos ha
dicho es nuestro. Una estrella, un lucero del
alba, un meteoro se levantó en su nacimiento.
Brillaba sólo de día en el firmamento, más
brillante que Venus en la noche, y de noche
brillaba sobre el delta de Casiopea, la
constelación reclinada que es la rúbrica de su
inicial entre las estrellas. Sus ojos la
observaban, humillándose en el horizonte, hacia
el Este del oso, mientras caminaba por los
dormidos campos de verano a medianoche,
volviendo de Shottery y de los brazos de ella.
Ambos satisfechos. Yo también.
No les digas que tenía nueve años de
edad cuando se extinguió.
Y de los brazos de ella.

Espera a ser cortejado y conquistado. ¡Ay,
tonto! ¿Quién te cortejará?

Leamos los astros. Autontimerumenos
Bous Stephanoumenos. ¿Dónde está su
constelación? Esteban, Esteban, corta parejo el
pan E. D.: sua donna. Già: di lui. Gelindo
risolve, di non amar. E. D.
—¿Qué es eso, señor Dedalus? —preguntó
el bibliotecario cuáquero—. ¿Era un fenómeno
celeste?
—Una estrella de noche —dijo Esteban—
y de día una colmena de nube.

 

     

VLADIMIR NABOKOV-CUENTOS COMPLETOS 675 págs   720-675=45

Batir de alas

Kern agarró la guitarra
por el mástil y, con toda su fuerza, golpeó aquel rostro blanco que volaba ante sus
ojos. Como si se tratara de una tempestad de pelo, la nervadura de un ala de aquel
gigante le tumbó de un golpe al suelo. Estaba abrumado por el olor de aquel
animal. Kern se levantó dando bandazos.
En el centro de la habitación había un ángel inmenso.
Ocupaba toda la habitación, todo el hotel, todo el mundo. Su ala derecha se había
quebrado, y la apoyaba en ángulo contra el armario de luna. La izquierda no dejaba
de mecerse imponente, enredándose en las patas de una butaca volcada en el suelo.
La butaca se balanceaba, rítmicamente, en el suelo. El pelo pardo de las alas
humeaba, irisado con la escarcha. Ensordecido por el golpe, el ángel se apoyaba en
las palmas de sus manos como una esfinge. En sus manos blancas latían bien visibles
e hinchadas unas venas azules, y en los hombros, junto a la clavícula se veían zonas
de sombras. Sus ojos alargados y miopes, verde pálido como el aire que precede a la
aurora, contemplaban a Kern sin pestañear desde el fondo de unas cejas unidas y
absolutamente rectas.
Asfixiado con el penetrante olor a piel mojada, Kern se quedó de pie e inmóvil con
la absoluta indiferencia que produce el terror límite, contemplando al gigante, sus
alas humeantes y su rostro blanco.
Un ruido hueco comenzó a oírse al otro lado de la puerta, en el pasillo y Kern se vio
dominado por una emoción distinta: una vergüenza desgarradora. Estaba
avergonzado hasta el dolor, hasta el horror de pensar que en cualquier momento
alguien pudiera llegar hasta allí y encontrarle con semejante criatura, tan
absolutamente increíble.
Con un ruidoso jadeo el ángel se esforzó por moverse.

Pero tenía los brazos débiles
y se desplomó sobre el pecho. Una de sus alas dio unas cuantas sacudidas.
Castañeteando, tratando de no mirar, Kern se inclinó sobre él, agarró aquella masa
de piel maloliente y húmeda, sujetándola por los hombros pegajosos. Notó con un
horror de náusea que los pies del ángel eran pálidos y no tenían huesos, y que le
resultaría imposible mantenerse en pie. El ángel no se resistió. Kern, a toda prisa, lo
empujó hacia el armario, abrió de par en par la puerta de luna y se dispuso a meter
dentro aquellas alas, que crujían al verse apretadas en el fondo del armario. Las
cogió por los nervios, tratando de doblarlas y meterlas dentro. Pero las alas
pugnaban por desplegarse, y pelos y piel no dejaban de golpearle con sus aletazos
en el pecho. Por fin consiguió cerrar la puerta de un buen golpe. En aquel instante
se oyó un grito lacerante, insoportable, el grito de un animal aplastado por una
rueda. Al cerrar la puerta de golpe había pillado un ala, eso era. Una puntita del ala
sobresalía por una rendija. Kern abrió ligeramente la puerta y remetió la cuña
sinuosa con su propia mano. Cerró con llave.

Todo se quedó muy tranquilo. Kern sintió que unas lágrimas ardientes le corrían por
la cara. Respiró hondo y salió corriendo al pasillo. Isabel estaba junto a la pared, un
montón de encogida seda negra. La recogió en sus brazos, la llevó a su habitación y
la depositó en la cama. A continuación cogió la pesada Parabellum de su maleta, le
quitó el seguro, salió corriendo casi sin respirar e irrumpió en la habitación treinta y
cinco.
Las dos mitades de una fuente rota yacían, blancas, en la alfombra. Las uvas estaban
esparcidas aquí y allá.
Kern se vio en el espejo del armario: un mechón de cabello sobre la ceja, una
pechera de camisa almidonada y manchada de rojo, el destello alargado del cañón
de su arma.
—Tengo que rematarlo —exclamó con voz apagada, y abrió el armario.
No había nada salvo una ráfaga, de pelusa maloliente. Unos grasientos mechones
pardos se arremolinaban por el suelo de la habitación. El armario estaba vacío. En el
suelo, una sombrerera blanca aplastada.
Kern se acercó a la ventana y miró. Unas nubéculas peludas se deslizaban contra la
luna y proyectaban en su entorno apagados arco iris. Cerró los cajones, volvió a
poner la butaca en su sitio, y empujó a patadas los mechones pardos bajo la cama.
Luego, con cautela salió al pasillo. Estaba tan tranquilo como antes. La gente
duerme como un tronco en los hoteles de montaña.
Y cuando volvió a su habitación lo que vio fue a Isabel con los pies desnudos
colgando fuera de la cama, temblando, con la cabeza entre las manos. Sintió
vergüenza, como unos minutos antes, cuando el ángel le estaba mirando con sus
extraños ojos verdosos.

—Dime ¿dónde está? —le preguntó Isabel con ansiedad.
Kern se dio la vuelta, fue hasta el escritorio, se sentó, abrió el secante y respondió:
—No lo sé.
Isabel encogió sus pies desnudos y los metió en la cama.
—¿Me puedo quedar aquí contigo? Estoy tan asustada...
Kern asintió en silencio. Dominando el temblor de su mano, empezó a escribir.
Isabel comenzó a hablar de nuevo, con una voz apagada y agitada, pero por alguna
razón Kern pensó que su miedo era un miedo femenino, terrenal.
—Lo conocí ayer cuando volaba en la noche sobre mis esquís. Ayer por la noche
vino hasta mí.
Tratando de no escuchar lo que Isabel decía, Kern escribió con mano resuelta:
«Querido amigo, ésta será mi última carta. Nunca olvidaré cómo me ayudaste
cuando el desastre cayó sobre mí. Probablemente él viva en el pico de alguna
montaña donde caza águilas alpinas y se alimenta con su carne...»

martes, abril 24, 2012

UN FARDACHO EN MI BAÑERA

  

BORGES-OBRAS COMPLETAS

LA DOCTRINA DE LOS CICLOS     389

El número de todos los átomos qué componen el mundo es,
aunque desmesurado, finito, y sólo capaz como tal de un número
finito (aunque desmesurado también) de permutaciones. En un
tiempo infinito, el número de las permutaciones posibles debe ser
alcanzado, y el universo tiene que repetirse. De nuevo nacerás de
un vientre, de nuevo crecerá tu esqueleto, de nuevo arribará esta
misma página a tus manos iguales, de nuevo cursarás todas las
horas hasta la de tu muerte increíble. Tal es el orden habitual
de aquel argumento, desde el preludio insípido hasta el enorme
desenlace amenazador

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JOYCE-ULISES   389

Y Reuben J. —prosiguió Martín
Cunningham— dio un florín al botero por haber
salvado la vida de su hijo.

Un suspiro ahogado se escapó por debajo
de la mano del señor Power.
—Sí, sí —afirmó Martín Cunningham—.
Como un héroe. Un florín de plata.
—¿No es grande eso? —preguntó
enfáticamente el señor Bloom.
—Había un chelín y ocho peniques de
más —dijo el señor Dedalus secamente.
La risa ahogada del señor Power se
desató quietamente en el coche.
La columna de Nelson.
—¡Ocho ciruelas por un penique! ¡Ocho
por un penique!
—Tendríamos que parecer un poco más
serios —dijo Martín Cunningham.

 

VLADIMIR NABOKOV-CUENTOS COMPLETOS   389

Muy pronto se les
unió una niña pálida y de pelo moreno de unos diez años: «Esta es mi hija, ven,

bonita», dijo Tanya, poniendo la colilla de su cigarrillo, ahora manchado de carmín
de labios, en una concha que servía de cenicero. Entonces llegó su marido, Ivan
Ivanovich Kutaysov, y la condesa, que fue a su encuentro en el cuarto de al lado,
identificó a su visitante en su francés doméstico redolente de la vieja Rusia, como
«le fils du maître d'école chez nous au village », que le llevó a Innokentiy a pensar en
que Tanya una vez, en su presencia, le dijo a una de sus amigas para que se fijara en
sus manos huesudas: «Regarde ses mains »; y ahora, al oír el melodioso, bello ruso
idiomático en el que la niña contestaba a las preguntas de Tanya, se sorprendió a sí
mismo pensando, malevolente y absurdamente, ¡Ajá, ya no tienen dinero para
enseñarles idiomas a los niños! —porque no se le ocurrió pensar en aquel momento
y en aquellos tiempos de emigración que en el caso de una niña nacida en París y
que iba a una escuela francesa, la lengua rusa representaba el mayor y el más ocioso
de los lujos.

 

lunes, abril 23, 2012

NOTICIAS QUE TE LLEGAN AL ALMA

 

 LIBRO

RT en Español@ActualidadRT

VIDEO: Atraviesa un abismo sin ningún cable de seguridad #noticias http://bit.ly/I6rUm6

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Nicanor Parra comentó entre risas y con pijama el Cervantes: Buena palabra del Príncipe

El príncipe de Asturias valoró este lunes la figura de Nicanor Parra como un "espíritu gemelo" de Miguel de Cervantes, un "rupturista" y un poeta "esencial" y desnudo de adornos", cuyas palabras, según subrayó, unen a los hispanohablantes y ensanchan la vida de todos

 

CNN en Español@CNNEE

Un gato que nació con las patas al revés "se paga" operación gracias a su historia en #Facebook y obtener donaciones http://on.cnn.com/JqdmA2

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"La central nuclear de #Cofrentes registra un conato de incendio en un equipo auxiliar del generador diesel III" - http://t.co/mF08MYDb

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Breivik http://www.publico.es/agencias/efe/430557/breivik-pide-disculpas-a-las-familias-de-las-victimas-sin-filiacion-politica

Quiero enviarles una gran disculpa y lamentar lo ocurrido. El objetivo no es atacar a civiles inocentes", dijo en el último de los cinco días de su declaración, no retransmitida por respeto a las víctimas, según ha determinado el tribunal

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Orca blanca Foto E Lazarova/FEROP

VLADIMIR NABOKOV- OBRAS COMPLETAS 626

Escenas de la doble vida de un monstruo

Me imaginaba saltando la valla, una valla con las calaveras blanqueadas de los
animales domésticos que coronaban los postes, y descendiendo hacia la playa. Me
veía saltando de piedra en piedra y zambulléndome en el mar centelleante, para
salir después a la arena a corretear junto con otros chiquillos desnudos. Soñaba con
ello por las noches, me veía huyendo de mi abuelo y llevándome algún juguete, o un
gatito, o un cangrejo pequeño apretados contra el costado. Imaginaba que me
encontraba con Lloyd, que se me aparecía en sueños cojeando, unido sin remedio a
otro gemelo cojo mientras que yo estaba libre para bailar junto a ellos y para darles
todos los golpes que quisiera en sus pobres espaldas.
Me pregunto si Lloyd tenía las mismas ensoñaciones. Los médicos han apuntado
que a veces juntábamos nuestras mentes mientras dormíamos. Una mañana gris
azulada cogió una ramita de un árbol y dibujó en el polvo un barco con tres
mástiles. Yo acababa de verme dibujando aquel barco en un sueño que había tenido
la noche precedente.
Una especie de gran capa negra de pastor cubría nuestros hombros y, cuando nos
agachábamos sentados en el suelo, sus pliegues envolventes sólo dejaban al
descubierto nuestras cabezas y la mano de Lloyd. El sol acababa de salir y el viento
afilado de marzo era como capa tras capa de hielo semitransparente a través del
cual los retorcidos árboles de Judea apenas en flor se veían como manchas
indefinidas de rosa amoratado. La blanca casa alargada y achaparrada detrás de
nosotros, llena de mujeres gordas con sus maridos malolientes, estaba
completamente dormida. No dijimos nada ni siquiera nos miramos pero, dejando la
ramita a un lado, Lloyd me pasó el brazo derecho por la espalda, como siempre
hacía cuando quería que los dos camináramos deprisa; y con la punta de nuestra prenda común arrastrándose entre los juncos muertos, mientras que las piedras
corrían y se resbalaban bajo nuestros pies, emprendimos camino por el paseo de
cipreses que conducía a la costa.

Era nuestro primer intento de ir hasta ese mar que veíamos brillar suavemente y sin
prisa a lo lejos desde nuestra colina, rompiendo sus olas en silencio contra
relucientes rocas. No necesito esforzar mi memoria para situar nuestra torpe huida
en un punto definitivo de nuestro destino. Unas cuantas semanas antes, el día de
nuestro duodécimo aniversario, el abuelo Ibrahim había empezado a jugar con la
idea de enviarnos en compañía de nuestro nuevo tío a una gira de seis meses a
través del país

 

JOYCE-ULISES  626

Cuando el sonido de sus botas hubo
cesado Davy Byrne dijo desde su libro:
—¿En qué anda? ¿Vendiendo seguros?
—Dejó eso hace mucho —dijo Nosey
Flynn—. Busca avisos para EL Hombre Libre.
—Lo conozco como para darme cuenta —
exclamó Davy Byrne—. ¿Qué pasa?
—¿Pasarle algo? —dijo Nosey Flynn—.
Que yo sepa, no. ¿Por qué?
—Como vi que anda de luto...
—¿Sí? —dijo Nosey Flynn—. Es cierto, de
veras. Le pregunté cómo andaba por su casa.
Tienes razón, por Dios. De veras que andaba

 

Captura

CERVANTES-QUIJOTE  626

Cuando don Quijote se vio en la campaña rasa, libre y desembarazado de
los requiebros de Altisidora, le pareció que estaba en su centro y que los espíritus
se le renovaban para proseguir de nuevo el asumpto de sus caballerías, y,
volviéndose a Sancho, le dijo:
—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres
dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la
tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe
aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede
venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la
abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de
aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí
que estaba metido entre las estrechezas de la hambre; porque no lo gozaba
con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas
de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear
al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan,
sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!

—Con todo eso —dijo Sancho— que vuesa merced me ha dicho, no es
bien que se queden sin agradecimiento de nuestra parte docientos escudos de
oro que en una bolsilla me dio el mayordomo del duque, que como píctima y
confortativo la llevo puesta sobre el corazón, para lo que se ofreciere; que no
siempre hemos de hallar castillos donde nos regalen, que tal vez toparemos con
algunas ventas donde nos apaleen

 

 

CORAN-Sura 28. Al-Qasas (La Historia)   626

(65) Y ese Día Él les llamará, y preguntará: "¿Qué respuesta disteis a Mis mensajeros?"70 --
(66) pero para entonces todos los argumentos y excusas habrán sido borrados de sus mentes,71

71 Lit., "en ese Día se habrán hecho oscuros para ellos". El nombre clave anba', que denota literalmente "noticias",
tiene aquí el significado compuesto de "argumentos y excusas" (Tabari).
y no [podrán] obtener respuestas [útiles] unos de otros.72