jueves, diciembre 31, 2009

EL INFORME DE BRODECK

¿Tu sabes escribir?—                   VOLLAUGA-ojos llenos    DE MURMELNER-el murmurador   MONDLICH-lunar

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Pero cuando pienso en Carrazeda de Anciáes no son sólo los álamos, la alemana, los campos de trigo y el cura sentado junto a las lechugas con el gato en brazos los que cantan en el fondo de mi sangre: es el viaje en la ambulancia, en invierno, que llevaba a mi padre, moribundo, hasta Oporto

los eucaliptos de los dos lados de la carretera que surgían, remolineando, de la niebla, la enfermería donde la humedad se escurría copiosa por las paredes de granito, el entierro en el solar que mi abuelo reservara, alrededor de la Castidad de su túmulo, para un innumerable rebaño de ahijados, cada uno con el nombre del santo del día en que naciera, los cuales se agrupaban, en torno del ataúd, rezongando rezos en el tono enfadado del padrino, mientras la esposa del farmacéutico, comprimida en un vestido blanco, acariciaba al caniche en una esquina de la fosa, con los cabellos sueltos en cascada sobre los hombros, con un disgusto de carbón que zigzagueaba en la pintura de las mejillas.

ANTONIO LOBO ANTUNES -TRATADO DE LAS PASIONES DEL ALMA pag.119

Más tarde recordé la historia del sordomudo que me contó Quim y pensé en los maltratadores de niños que en su infancia han sido niños maltratados. Aunque ahora que lo escribo no consigo ver con la misma claridad que entonces la relación causa-efecto entre el sordomudo y el cambio de personalidad de Quim. Después salí hecho una fiera a la calle y gasté varias monedas en inútiles llamadas a casa de María. Hablé con su mamá, con la sirvienta, con Jorgito y a última hora de la noche con Angélica (esta vez sí, la Angélica de verdad), pero nunca estaba María, y Quim no se quiso poner al teléfono en ninguna ocasión.

Durante un rato Belano y Ulises Lima me acompañaron. Mientras hacía las primeras llamadas telefónicas les di a leer mis poemas. Dijeron que no estaban mal. La purga del real visceralismo es sólo una broma, dijo Ulises. ¿Pero los purgados saben que se trata sólo de eso? Claro que no, entonces no tendría ninguna gracia, dijo Arturo. ¿Así que no hay nadie expulsado? Claro que no. ¿Y ustedes qué han estado haciendo todo este tiempo? Nada, dijo Ulises.

—Hay un hijo de puta que nos quiere pegar —reconocieron más tarde.

—Pero ustedes son dos y él sólo uno.

—Pero nosotros no somos violentos, García Madero —dijo Ulises—. Al menos, yo no, y Arturo ahora tampoco.

Por la noche, entre llamada y llamada a casa de las Font, estuve con Jacinto Requena y Rafael Barrios en el café Quito. Les conté lo que me habían dicho Belano y Ulises. Deben de estar averiguando cosas de Cesárea Tinajero, dijeron.

ROBERTO BOLAÑO   DETECTIVES SALVAJES    pag.119

Aquí, en este mundo que dejaste atrás, a Dios lo han secuestrado los hombres. Han creado unas religiones disparatadas, que no entiendo cómo han sobrevivido durante siglos y siguen expandiéndose. Son implacables, predican amor, justicia y caridad, y para imponerlas cometen atrocidades. Los señores muy principales que propagan estas religiones juzgan, castigan, fruncen el ceño ante la alegría, el placer, la curiosidad y la imaginación. Muchas mujeres de mi generación hemos tenido que inventar una espiritualidad que nos calce, y si hubieras vivido más, tal vez habrías hecho lo mismo, porque los dioses del patriarcado definitivamente no nos convienen: nos hacen pagar por las tentaciones y pecados de los hombres. ¿Por qué nos temen tanto? Me gusta la idea de una divinidad incluyente y maternal, conectada a la naturaleza, sinónimo de vida, un proceso eterno de renovación y evolución. Mi Diosa es un océano y nosotros somos gotas de agua, pero el océano existe por las gotas que lo formaISABEL

ISABEL ALLENDE   LA SUMA DE LOS DIAS pag.119

—¡Esto es lo que llevaremos con nosotros en vanguardia! —gritó Ignatius ahogando el último aplauso desparramado. Y sacó teatral-mente de encima de su pelvis la sábana, abriéndola de golpe. Entre las manchas amarillas estaba escrito en letras grandes de molde, con tiza roja, ADELANTE. Bajo esto, escrito con una complicada caligrafía azul: Cruzada por la Dignidad Mora.

—Dios sabe quién habrá estado durmiendo en esa sábana vieja —dijo la mujer apasionada y aficionada a los espirituales que iba a ser la directora del coro—. ¡Señor!

Hubo más presuntos sublevados que expresaron la misma curiosidad en una terminología más explícitamente física.

—Silencio —dijo Ignatius, pateando estruendosamente en la mesa—.

¡Por favor! Dos de las mujeres más esbeltas llevarán esta enseña entre las dos cuando avancemos en manifestación hacia la oficina.

—Yo no pongo la mano en eso, no señora, ni hablar —contestó una mujer.

—¡Silencio! ¡Cállense todos! —dijo furioso Ignatius—. Empiezo a sospechar que ustedes no se merecen verdaderamente esta causa. Al parecer, no están dispuestos a hacer ninguno de los sacrificios imprescindibles.

—¿Para qué vamos a llevar esa sábana vieja? —preguntó alguien—. Yo creí que esto iba a ser una manifestación por los salarios.

—¿Sábana? ¡Qué sábana! —replicó Ignatius—. Estoy extendiendo ante vosotros la más orgullosa de todas las banderas, una identificación de nuestro objetivo, una visualización de todo lo que buscamos —los obreros estudiaron con más atención las manchas—. Si sólo deseáis irrumpir en la oficina como ganado, no habréis participado más que en un motín. Esta bandera por sí sola da forma y crédito a la sublevación. Hay cierta geometría ligada a estas cosas, cierto ritual que hay que observar. Bien, ustedes dos, señoras, ésas de allí, cojan esto entre las dos, una de cada lado, y llévenlo así con honor y orgullo, con las manos bien alzadas, etcétera.

Las dos mujeres a las que Ignatius señaló avanzaron muy despacio hacia la mesa de cortar y tomaron cautelosamente la bandera con el pulgar y el índice, sosteniéndola entre ellas como si fuera la mortaja de un leproso.

—Tiene un aspecto aún más impresionante de lo que yo suponía —dijo Ignatius.

—No me menees esa cosa delante, chica —dijo alguien a las mujeres, creando otra marejada de risas.

Ignatius puso su cámara en acción y la enfocó hacia la pancarta y los trabajadores.

JOHN KENNEDY TOOLE     LA CONJURA DE LOS NECIOS    pag.119

La fría y húmeda primavera de 1995.”No pasaran”¿como llega a mi mente esa vieja y legendaria consigna?Los rostros de la masa embrutecida por la embriaguez del momento,en cuyas bocas y  cavidades oculares pronto echaran tierra.A la estúpida pregunta de si”ve alguna diferencia entre el fascismo y el comunismo”se podría dar esta respuesta:el comunismo es una utopía, el fascismo una practica.

IMRE KERTÉSZ    YO,OTRO    pag 119

 

 

martes, diciembre 15, 2009

LAS ARAÑAS COMEN ORO

Una araña le cayó en el pelo a Bárbara bajo el membrillero.Windisch no la vio.Se pego a la oreja de Bárbara.Oía la canción de la bocina a través de su gruesa trenza negra.Sintió su peineta dura.Ante la lámpara de petróleo brillaban las hojas de trébol verdes en los pendientes de Bárbara.Bárbara daba vueltas y más vueltas.El girar era una danza.Bárbara sintió la araña en su oreja.Se asusto y gritó;”voy a morir”.El peletero estaba bailando en la arena.Pasó junto a ellos. Se rió.Le quitó la raña de la oreja de Bárbara,La tiró a la arena y la aplasto con el zapato.El aplastarla fue una danza.Bárbara se llevo la mano a la oreja.La hoja de trébol verde había desaparecido.Barbara no la busco.Dejo de bailar.Y se echó a llorar.”No lloro por el pendiente”,dijo.Más tarde,muchos días más tarde estaba Windisch sentado con Bárbara en un banco del pueblo.Bárbara tenia el cuello grácil.Una hoja de trébol verde brillaba.La otra oreja se perdía en la noche.Windisch le preguntó tímidamente por el otro pendiente.Bárbara lo miró.”¿Donde hubiera podido buscarlo?",preguntó.”La araña se lo llevo a la guerra.Las arañas comen oro.” Bárbara siguió los pasos de la araña después de la guerra.La nieve,en Rusia,se la llevo al derretirse por segunda vez.

HERTA MULLER   EL HOMBRE ES UN GRAN FAISAN EN EL MUNDO    pág..95

Hacia el final de la noche, cuando ya los comensales se despedían, me arrastré gateando debajo de una mesa con mantel largo acompañada por una docena de niños, borrachos de azúcar, excitados por la música y con la ropa en jirones de tanto revolcarse. Se había corrido la voz entre ellos de que yo conocía todos los cuentos que existen, sólo era cosa de pedir. Sabrina quiso que el cuento fuese de una sirena. Les conté de aquella sirena minúscula que se cayó en un vaso de whisky y Willie se la tragó sin darse cuenta. La descripción del viaje de la infeliz criatura por los órganos del abuelo, navegando con infinitas peripecias en el sistema digestivo, donde se encuentra con toda clase de obstáculos y peligros repugnantes, luego llega a la orina, para ir a dar a una alcantarilla y de allí a la bahía de San Francisco, los dejó mudos de asombro. Al día siguiente Nicole vino con ojos desorbitados a decirme que no le había gustado nada la historia de la sirenita.

-¿Es un cuento verdadero? -me preguntó.

-No todo es verdadero, pero no todo es falso tampoco.

-¿Cuánto es falso y cuánto es verdadero?

-No sé, Nicole. La esencia de la historia es verdadera, y en mi trabajo como contadora de cuentos, eso es lo único que importa.

-Las sirenas no existen, así es que en tu cuento todo es mentira.

-¿Y cómo sabes tú si acaso esa sirena no era una bacteria, por ejemplo?

-Una sirena es una sirena y una bacteria es una bacteria -replicó, indignada.

ISABEL ALLENDE   LA SUMA DE LOS DIAS      pg.95

Bukus Gaon, hijo mayor del barbero Abraham Gaon, hombre piadoso, pobre y honrado, fue uno de los primeros en acudir aquella mañana a la kapia. Tenía dieciséis años y aún no había encontrado trabajo fijo ni oficio determinado. El muchacho, a diferencia de todos los Gaon, era algo alocado, lo que le había impedido entregarse a una ocupación concreta, empujándolo a buscar en todas partes y en todas las cosas algo ventajoso y agradable. Cuando quiso sentarse, se aseguró antes de que el sitio estaba limpio.

Entonces vio en la rendija, entre las dos losetas, un delgado hilo amarillo que brillaba. Tenía el resplandor del oro, ese metal tan querido a los ojos del hombre. Miró mejor. No cabía duda: un ducado había caído allí. El muchacho echó una mirada en torno, para ver si alguien le observaba, y para buscar algo con que sacar el ducado de la rendija. Pero en seguida le vino a la memoria que era sábado y que sería vergonzoso y, al mismo tiempo, pecado, hacer cualquier trabajo. Conmovido y embarazado, se sentó y no se levantó hasta el mediodía. Cuando fue hora de ir a almorzar y cuando todos los judíos, jóvenes y viejos, se fueron a sus casas, distinguió una brizna de paja de cebada más gruesa que las demás y, olvidando pecado y sábado, sacó con precaución el ducado de entre las dos losetas.

Era una buena moneda húngara, delgada, que no pesaría más que una ligera hoja seca. Llegó tarde al almuerzo. Cuando se sentó a la mesa baja y pobre, en torno a la cual se encontraban trece personas (once hijos, el padre y la madre), no prestó atención a las amonestaciones de su padre que lo trató de desocupado y de vago, y que le reprochó el no acudir ni siquiera a la hora de comer. Le zumbaban los oídos y sus ojos estaban deslumbrados. Se realizaba al fin su sueño de una vida de lujo inaudito. Le parecía que llevaba el sol en su bolsillo.

Al día siguiente, sin haberlo pensado mucho, Bukus se fue con su ducado a la taberna de Ustamovitch y se coló en la habitación en donde se jugaba a las cartas a casi todas las horas del día y de la noche. Siempre había soñado con aquello, pero nunca había tenido bastante dinero para atreverse a ir allí a probar fortuna. Ahora podía llevar a cabo su sueño.

Pasó algunos minutos llenos de angustia y de sobresalto. Al principio, fue acogido con desdén y desconfianza. Cuando le vieron cambiar la moneda húngara, pensaron inmediatamente que se la había quitado a alguien; sin embargo, aceptaron su apuesta. (Si los jugadores tratasen de conocer el origen del dinero de cada uno de ellos, nunca podrían jugar.) Comenzaron nuevas pruebas para el debutante. Al ganar, le subía la sangre a la cabeza y la vista se le nublaba bajo el efecto del calor y de la transpiración. Si perdía, le parecía que se detenía su respiración y que el corazón le desfallecía. Pero, tras aquellos tormentos que parecían no tener fin, salió aquella noche de la taberna con cuatro ducados en el bolsillo. Y aunque a causa de la emoción se sintiese extenuado y febril como si le hubiesen azotado con varas encendidas, caminaba derecho y orgulloso. Ante su mirada ardiente se abrían perspectivas lejanas y espléndidas que arrojaban un brillo deslumbrador sobre su pobreza familiar y que limpiaba la ciudad hasta sus cimientos. Andaba enervado, con paso solemne. Por primera vez en su vida podía

apreciar no sólo el resplandor y el tintineo del oro, sino también su peso.

IVO ANDRIC  UN PUENTE SOBRE EL DRINA   pg.95

Todo el mercado es así de húmedo, pero yo tengo éstas mis tablas, y con eso me defiendo un poco.

—Y es que está construido sobre un cementerio. Allí tenes una prueba de lo que te estaba yo diciendo. Vos ves el mercado, la gente, la bulla, lo que se compra, lo que se vende, los que entran, los que salen; pero abajo están los muertos, los huesos de a saber cuántos mil cadáveres. De­trás del ventarrón de la costa que ultimó a esos extran­jeros nadie me quita de la cabeza que debe haber una fuerza, una voluntad. Caixtoc, decía mi abuela, aunque otros le llaman Zizimite.

—El Zizimite es el diablo...

—Es un diablo de los montes, pequeño, burlón, traba­joso... —se levantó para despedirse—, me voy sin com­prar nada, porque vos no has de tener tepezcuintle.

Tomasita dobló el periódico, lo puso sobre la máquina de coser y salió a la puerta.

—Bueno, tía, hasta aquí la dejo; no la acompaño a bus­car el tepezcuintle por no dejar esto solo.

—¡Dios guarde, mi hija, con el ladrocinio que hay, más rateros que ratas! Pero, decíme una cosa; más o menos, ¿cuánto es lo que esos costeños heredaron en moneda de aquí?...

—El periódico lo dice, tía Sabina; como el cambio está al treinta, treinta de nuestros pesos por un dólar, se les van a volver treinta y seis millones de pesos de aquí...

—¡Qué barbaridad! Es mucho pisto. Por eso Dios man­da esos castigos. Porque ésa es otra. A que el diario no dice que ese gran ventarrón que barrió con todo fue cas­tigo de Dios. Lo explica así, así, como si la naturaleza, como ahora dicen, no fuera simple criada, simple sirvienta de la voluntad de Dios. ¡No, Tomasita, no se puede guar­dar tanto oro sin provocar esos desgarres brutales, y a éstos de aquí, con todo y que es muy sabroso ser rico, yo no se los «envideo», porque el mucho tener también es fuente de sufrimientos!

MIGUEL ANGEL ASTURIAS      EL PAPA VERDE     pg.95

El dragón no mira.

—No —dijo Lu Hsin—. Es una pura presencia lu­mínica. Ni siquiera acecha.

—Igual que esas florcitas.

—No creas —dijo la voz de la experiencia—. No creas.

Ésa era la virtud del dragón. Después de todo, sí se les había aparecido. La idea se volvió turbadora de pronto. En efecto, estaba la posibilidad de que el dragón apareciera. Pero, pensó Lu, era una posibilidad tan in­calculablemente remota que lo contaminaba todo, todo en la noche que envolvía los caminos familiares con su velo de extrañeza. Y cuando todas las cosas se habían vuelto imposibles, el dragón brotaba de la tierra. Más que un razonamiento, era un método: la educación de los niños chinos, con un juguete didáctico grandísimo.

CESAR AIRA -UNA NOVELA CHINA  oag.95

Mientras los cadáveres giraban e impregnaban la brisa con su hedor. Argalia e 11 Machia hablaron a Ago de la rima sobre la mandrágora, y él cogió una taza y fue a plantarse bajo el cipote del arzobispo. Después, en Percussina, los tres niños enterraron las dos tazas y recitaron lo que, en su imaginación, eran versos satánicos y, convencidos de que florecerían las plantas del amor, iniciaron una larga e infructífera espera.
—Lo que empieza con traidores suspendidos —dijo el emperador Akbar a Mogor dell'Amore— será un relato traicionero.
En un origen eran tres amigos, Antonino Argalia, Niccoló Machia y Ago Vespucci. Ago, el de los cabellos de oro, el más locuaz del trío, era uno entre una multitud, una barahúnda, una marimorena de Vespucci que vivían como sardinas en cuba en el hacinado barrio florentino de Ognissanti, comerciando con aceite de oliva, vino y lana al otro lado del Arno, en el gonfalone del drago, el barrio del dragón, y había salido deslenguado y vocinglero porque en su familia había que ser así para hacerse oír por encima del guirigay de tantos Vespucci, todos malhablados, gritándose unos a otros como boticarios o barberos en el Mercato Vecchio.

SALMAN RUSHDIE    LA ENCANTADORA DE FLORENCIA   pag.95

Una mosca se posaba y caminaba en la vecindad de su ombligo o
exploraba sus tiernas y pálidas areolas. Al principio trataba de atraparla en su
puño (método de Charlotte) y después se enfrascaba en la columna: Consejos
útiles.
«¿Se reducirían los crímenes si los niños tuvieran presentes estas pocas
advertencias? No juegues en la proximidad de los baños públicos. No aceptes
dulces ni paseos en automóviles con extraños. Anota el número de la chapa del
automóvil cuando subas a uno».
–... y la marca del dulce –completé.
Ella siguió, su mejilla (esquiva) contra la mía (insistente); y qué buen día
fue ése lector...
«Si no tienes lápiz, pero ya sabes leer...»
—Nosotros, marineros medievales –cité jocosamente–, hemos puesto en
esa botella...
—«Si no tienes lápiz –repitió ella–, pero ya sabes leer y escribir...», esto es
lo que ha querido decir el tipo, pedazo de tonto, «... deja marcado el número en
algún lugar del camino».
—Con tus pequeñas garras, Lolita.
VLADIMIR NABOKOV      LOLITA     pag.95

 

 

 

 

martes, diciembre 01, 2009

AÑO MUSULMAN –1430

Se preguntó qué clase de juego era ése y si las interrupciones
para hablar eran parte del juego o un palmario desconocimiento
de sus reglas. Decidió salir a caminar. Al cabo de un
rato sintió hambre y entró en un pequeño local árabe (egipcio
o jordano, no lo sabía) en donde le sirvieron un bocadillo de

carne de cordero picada. Al salir se sintió mal. En un callejón
en penumbra se puso a vomitar el cordero y en la boca le quedó
un gusto a bilis y a especias. Vio a un tipo que arrastraba un
carrito de hot-dogs. Le dio alcance y le pidió una cerveza. El
tipo lo miró como si Fate estuviera drogado y le dijo que a él
no le permitían vender bebidas alcohólicas.
–Dame lo que tengas –dijo.
El tipo le tendió una botella de Coca-Cola. Pagó y se bebió
toda la Coca-Cola mientras el tipo del carrito se alejaba por la
avenida mal iluminada. Al cabo de un rato vio la marquesina
de un cine. Recordó que en su adolescencia solía pasar muchas
tardes allí. Decidió entrar aunque la película, tal como le anunció
la taquillera, ya hacía rato que había empezado.

ROBERTO BOLAÑO    2666     pags 1128       1430-1128=302

¿Por qué a mí?

—Porque perteneces al pueblo de Israel. Tienes la sangre de Débora, Judith, Ester, María.

—No, no.

—He leído la Biblia varias veces. Escúchame, por favor. Allí dice claramente, insistentemente, que no se deben hacer ni adorar imágenes. Quien así procede, ofende a Dios.

—No es cierto.

—También dice la Biblia que Dios es único y nos quieren imponer que Dios es tres.

—Así dice el Evangelio. Y el Evangelio dice la verdad.

—Ni siquiera lo dice el Evangelio, Isabel. ¡Si por lo menos acataran el Evangelio!

Se soltó. Corrió hacia la alquería. Su falda se enredaba en los arbustos.

—¿Acaso son bienaventurados los dulces, porque ellos heredarán la tierra? —la perseguí a los gritos—. ¿Son bienaventurados los afligidos, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que tienen hambre y sed de justicia? Escúchame —jadeaba—: ¿son acaso bienaventurados los pacificadores?, ¿son bienaventurados los perseguidos como nuestro padre? Niegan al mismo Jesús, Isabel —la seguí con el índice en alto—. Jesús dijo: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas; no he venido a abolirlos, sino a perfeccionados.» Y ahora dicen que esa Ley está muerta.

Se detuvo de golpe. Su cara arrasada por las lágrimas era un brasero de reproches.

—Me quieres confundir... —jadeaba también—. Te inspira el diablo. No quiero saber nada, absolutamente nada de la ley muerta de Moisés.

—¿La ley de Dios, quieres decir? ¿Está muerta la ley de Dios?

—Yo creo en la de Jesucristo.

—¿Cuál?, ¿la que dicen que es de Jesucristo? ¿La de las cárceles?, ¿la delación?, ¿las torturas?, ¿las hogueras?

Reanudó la disparada.

—¿No te das cuenta de que los inquisidores son como los paganos?

Tropezaba. No dejaba de llorar. Yo continuaba hablándole estentóreamente: recitaba versículos, comparaba las profecías con la actualidad. Mis palabras le caían como látigos. Encogía un hombro, bajaba la cabeza, me ahuyentaba con las manos. Y seguía corriendo. Era una criatura despavorida que necesitaba guarecerse de mi granizada implacable.

Se encerró en su cuarto. Permanecí agitado ante su puerta y oí su llanto: no había consuelo. Esperé antes de llamar. Pero no llamé. Salí a dar una vuelta. Fui duro —pensé—, y enfático. No tuve en cuenta su naturaleza delicada, sus temores, ni la fuerza de las enseñanzas que le inculcaron. Fue sometida a un lavado espiritual que borró su amor al padre o que convirtió ese amor en lo contrario. Mi apasionamiento equivocó el camino. Debí actuar con más prudencia, hacer un circunloquio prolongado y darle tiempo para digerir las piedras una a una.

Caminé con agobio hasta que me envolvió la noche. El cielo estrellado despertó las luciérnagas de la llanura que por doquier guiñaban como invitaciones concupiscentes. ¿Eran un alfabeto? Desde chico me obsesionaba la idea. Atrapé un insecto en mi puño; por entre las ranuras de los dedos filtraba su verdosa luminosidad; sus patitas rasparon desesperadamente mi piel. Lo dejé en libertad; debía reunirse con su multitudinaria familia y proseguir la fiesta. No le importaba mi desolación.

MARCOS AGUINIS    LA GESTA DEL MARRANO  PAGS 275          275*6=1650-1430=220

¿Habéis llevado los regalitos, preguntó Ibn Wahab mientras dejaban atrás
la ciudad.
Ibn Amin asintió con una carcajada.
-¡En nombre de Alá! -exclamó Zúli?ayr-. ¿Dónde está la gracia del asunto.
-¿De verdad quieres saberlo? -bromeó Ibn Basit-. Diselo, Ibn Amin.
El hijo del médico personal del conde rió tanto ante aquella sugerencia, que
Zuhayr creyó que se iba a ahogar.
-¡El olor del perfume! Tu nariz detectó nuestro crimen -comenzó Ibn Amin,
ya más tranquilo-. En esas dos cajas, disimulada por la esencia de rosas, hay una
extraordinaria exquisitez destinada al consumo del arzobispo y del conde. Lo que
les hemos dejado, Zuhayr al-Fahí, son dos trozos de nuestros excrementos envueltos
en papel plateado. Uno de ellos fue fabricado esta misma mañana por los intestinos
de este judío que tienes ante ti, y el otro, una ofrenda un poco más rancia,
salió de las entrañas del devoto moro a quien conoces por el nombre de Ibn Basit.
Este hecho, sin revelar nuestros verdaderos nombres, por supuesto, queda bien claro
en la nota que les enviamos, donde también expresamos nuestro deseo de que disfruten
de su desayuno

ALI TARIQ   A LA SOMBRA DE UN GRANADO  pags141   141*11=1551-1430=121

sábado, noviembre 28, 2009

LA VISITA















Hoy en la fiesta del cordero,matan una multitud de ellos y hacen una especie de misa con sus vísceras,dan una parte a los pobres ,me maldicen.Me acerco a ti mansamente con mi boca llena de espuma blanca,mezcla de las raíces que he comido.Desde que salio lo de la gripe A

la gente me mira con mala cara,pero creo que hay algo mas.Se que no tienes escopeta y se me dieras de comer y me dejaras correr por el monte,podríamos ser amigos,aunque no te creas que he estado tan cerca de ningún humano.Antes que después,os pareceréis a nosotros en el tipo de alimentaron,a ver si viene mas gente por estos montes.Lo que no veo es como queda en el paisaje esos molinos que han puesto que se mueven con el aire.De momento queda pendiente si están mas buenas unas chuletas de cordero o unos jamones de pata negra.


miércoles, noviembre 25, 2009

UN FUEGO


Cuando la hermana de Malta Kanoo se hubo marchado, pasé el aspirador —después de mucho tiempo de no hacerlo— y metí un montón de ropa sucia en la lavadora. Luego saqué todos los cajones de mi escritorio y vacié el contenido en una caja de cartón. Pensaba elegir las cosas que aún pudiera necesitar y quemar el resto, pero apenas había algo útil. Casi todo era inservible. Viejos diarios, viejas cartas por responder, viejas agendas llenas de anotaciones precisas, libretas con direcciones de personas que tiempo atrás habían pasado por mi vida, recortes amarillentos de periódicos y revistas, carnets de socio de la piscina caducados, folletos de instrucciones y garantías de radiocasetes, lápices y bolígrafos a medio usar, trozos de papel con números de teléfono (de los que ya era imposible adivinar de quién debían de ser). Después quemé todas las cartas viejas que había conservado metidas en cajas dentro del armario. Casi la mitad eran de Kumiko. Antes de casarnos, nos escribíamos a menudo. En los sobres aparecían sus pequeños y precisos caracteres. Su letra apenas había cambiado en siete años. Incluso el color de la tinta era el mismo.
Saqué las cartas al jardín, las rocié con aceite y eché una cerilla para prenderles fuego. Las cajas ardieron entre vivas llamaradas, pero el contenido tardó en quemarse más de lo que imaginaba. Era un día sin viento y la blanca columna de humo se alzó en línea recta apuntando al cielo de verano. Era como la enorme planta que creció hasta el cielo de «Las habichuelas mágicas». Si yo trepara por ella, tal vez, allá en lo alto, encontraría un pequeño mundo donde todas las cosas que pertenecían a mi pasado coexistieran con alegría. Sentado en una piedra del jardín, sudando a mares, contemplé inmóvil cómo se alzaba la columna de humo. Era una cálida mañana de verano que anunciaba una tarde tórrida. La camiseta, empapada en sudor, se adhería a mi cuerpo. En una vieja novela rusa, las cartas servirían para alimentar el fuego en una noche de invierno. Jamás para arder en el jardín, rociadas con aceite, una mañana de verano. Pero en la sórdida realidad del mundo en que vivimos, personas empapadas en sudor queman cartas por la ma-ñana, y en verano. En este mundo, uno no puede guiarse por sus preferencias. Hay cosas que no pueden esperar hasta el invierno.

 HARUKI MURAKAMI    CRONICA DEL PAJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO    pag.329

 

Reunidos bajo las nubes, entran por la gran puerta y desaparecen. Apenas son suficientes, y en la fábrica son ajusticiados. Ahora váyase a casa con su mujer y descanse, mientras en los cementerios de automóviles humea la goma y las instalaciones de soplete autógeno segregan su propio sudor. La chapa bosteza, y las aceradas vísceras se salen por las heridas de los coches, que un día fueron más amados que las mujeres, que los pagaron trabajando el doble. Una cosa más: No se deje guiar por su gusto, porque antes de que pueda darse cuenta habrá un nuevo modelo en el mercado, ¡que le está esperando sólo a usted, a usted y a nadie más! entonces ya tendría uno, que antaño, hace mucho tiempo, le engatusó con palabras y cuentas de ahorro. ¡Y ahora basta, a casa!

ELFRIEDE, JELINEK      LA PIANISTA Y OTRAS HISTORIAS    pag.329

«Vuela —ordenaba a Gibreel aquella fuerza—. Canta.» Chamcha permaneció abrazado
a Gibreel mientras éste, al principio lentamente, y después con rapidez y fuerza crecientes,
batía los brazos. Más y más vigorosamente braceaba y, al bracear, brotó de él un canto que,
como el canto del espectro de Rekha Merchant, se cantaba en una lengua desconocida para él,
con una música nunca oída. Gibreel en ningún momento negó el milagro; a diferencia de
Chamcha, que trataba de descartarlo por medio de la lógica, él nunca dejó de afirmar que el
gazal era celestial y que, sin el canto, de nada le hubiera servido mover los brazos a modo de
alas y, sin el aleteo, era seguro que habrían golpeado las olas como pedruscos o cosa así,
estallando en mil pedazos al tomar contacto con el tenso tambor del mar. Mientras que ellos,
por el contrario, empezaron a frenar. Cuanto más briosamente aleteaba y cantaba, cantaba y
aleteaba Gibreel, más se acentuaba la desaceleración, hasta que, al fin, planeaban sobre el canal
como papelillos mecidos por la brisa.
Fueron los únicos supervivientes de la catástrofe, los únicos pasajeros caídos del Bostan
que conservaron la vida. Fueron depositados por la marea en una playa. Cuando los
encontraron, el más expansivo de los dos, el de la camisa púrpura, deliraba frenéticamente,
jurando que habían caminado sobre el agua, que las olas los habían acompañado suavemente
hasta la orilla; mientras que el otro, que llevaba un empapado bombín pegado a la cabeza como
por arte de magia, lo negaba. «Por Dios que tuvimos suerte —decía—. Toda la suerte del

SALMAN RUSHDIE      LOS VERSOS SATANICOS    319       pag,329-319=10

Cuando llegamos a un terreno cubierto de ladrillos ennegrecidos por el fuego, diseminados, el comandante dijo:

—Esta era la ciudad de Vaishali.

La destrucción había sido total. Perros, gatos y animales de presa; serpientes, lagartos y escorpiones, ocupaban las ruinas de la que había sido, apenas diez años antes, la próspera ciudad en que me habían mostrado el recinto del congreso y el altar de Mahavira.

—Naturalmente, el rey proyecta reconstruir la ciudad —dijo el comandante, pateando una pila de huesos.

—Cuando lo haga, sin duda rivalizará con Rajagriha —respondí. Aunque en todo momento tuve cuidado de mostrarme como el leal yerno de un rey al que los indios consideraban el más grande que nunca había existido, de tanto en tanto la curiosidad se

apoderaba de mí—. ¿Hubo aquí gran resistencia? ¿Fue realmente necesario arrasar la ciudad entera?

—¡Oh, sí, señor príncipe! Yo estuve aquí. Tomé parte en la batalla, que duró ocho días. El mayor combate fue allí. —Señaló, hacia el oeste, las palmeras alineadas junto al río seco—. Los obligamos a retroceder desde la orilla. Cuando intentaron refugiarse en la ciudad, los detuvimos ante la muralla. El rey en persona encabezó la carga en la puerta principal. El rey en persona incendió el primer edificio. El rey en persona degolló al general republicano. El rey en persona volvió rojas las aguas del Ganges. —El capitán daba la impresión de estar cantando, antes que hablando. Las victorias de Ajatashatru se convertían ya en poemas para que las futuras generaciones pudieran cantar su gloria y su carácter sanguinario.

Doce mil soldados republicanos habían sido empalados a los lados del camino, desde Vaishali hasta Shravasti. Como la batalla final se había dado en la estación seca, los cuerpos se habían momificado bajo el sol. Como consecuencia de ello, los soldados muertos parecían todavía vivos; tenían las bocas abiertas, como si gritaran o intentaran aspirar el aire. La muerte debía de haber llegado lentamente en lo alto de las estacas de madera. Me sorprendió un poco descubrir que todos los hombres habían sido cuidadosamente castrados. Los indios abominan de esta práctica. Posteriormente, vi vender en Shravasti numerosos escrotos exquisitamente curtidos. Durante esa estación, al menos, estuvieron de moda como bolsas para el dinero. Las mujeres los llevaban atados a sus cinturones, en señal de patriotismo

GORE VIDAL    CREACION        pag.329

 

 

 

 

 

 

 

.

viernes, noviembre 20, 2009

LONDON CALLING SPANISH BOMBS(THE CLASH)

Se cumplen 30 años de uno de los mejores discos de la historia de la música popular inglesa, el 'London Calling' de The Clash, uno de los más acertadas mezclas de música y política jamás editadas.

El contenido estilístico musical del álbum es muy variado incluyendo el punk lúgubre ("London Calling"), el blues ("Brand New Cadillac"), el ska ("Wrong 'em Boyo"), la música disco ("Lost in the Supermarket"), el reggae ("The Guns of Brixton") y el rockabilly ("Rudie Can't Fail").

El contenido político y la crítica social se encuentran presentes como en todos los materiales de la banda. Particularmente, las canciones que más claramente explicitan la temática política son "London Calling", "The Guns of Brixton". Aunque se creia que "Spanish Bombs" rendía homenaje a los revolucionarios y luchadores de la libertad que combatieron en la Guerra Civil Española y los efectos que tuvo ésta en Andalucía.

Otros temas abordados en el álbum son la soledad consecuente al uso de las drogas ("Hateful"), el materialismo ("Lost in the Supermarket"), el fascismo ("Clampdown") y la vida de Montgomery Clift ("The Right Profile").

London Calling fue grabado en 1979 en Londres. Para la época de su lanzamiento, The Clash era una de las bandas punk más importantes pero su situación no era la mejor dado que estaban muy endeudados, sin mánager y en guerra abierta contra su discográfica, CBS Records. Durante la primavera y el verano europeos de 1979, Mick Jones y Joe Strummer compusieron la mayor parte de los temas del álbum en el departamento de la abuela de Jones, donde éste habitaba






lunes, noviembre 16, 2009

CARGANDO LAS BATERIAS

 

Dieron las once.Pensé que debía reconducir la conversación y concluirla.Pero de repente me miró y me pidió que la abrazara.-¿Porqué?-le pregunte sorprendido.-Quiero que me cargues las baterías-dijo ella.-¿Las baterías?-.Mi cuerpo está bajo de electricidad.Hace días que no puedo dormir.Cuando me pasa esto,necesito que alguien me cargue las baterías.Si no,no puedo seguir viviendo.Pero tú te casas la semana que viene.El te abrazara tanto como quieras.Cada noche.El matrimonio es eso.A partir de ahora ya nunca estarás baja de electricidad.El problema es ahora-dijo-.No mañana,la semana que viene o el mes que viene¡Estoy baja ahora¡.Estuvimos abrazados.inmóviles.sin decir una palabra,durante mucho tiempo.-¿Va bien así?-.Le pregunte Mi voz me sonó ajena.Parecía que hablara otra persona en mi lugar.Noté que ella asentía.

HARUKI MURAKAMI    CRONICA DEL PAJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO     pag-117

Interviene un cuarto: —Si pretenden insistir en la subjetividad de la lectura puedo estar de acuerdo con ustedes, pero no en el sentido centrífugo que le atribuyen. Cada nuevo libro que leo entra a formar parte de ese libro total y unitario que es la suma de mis lecturas. Esto no ocurre sin esfuerzo: para componer ese libro general, cada libro particular debe transformarse, entrar en relación con los libros que he leído anteriormente, convertirse en su corolario o su desarrollo o refutación o glosa o texto de referencia. Hace años que frecuento esta biblioteca y la exploro libro a libro, estante a estante, pero podría demostrarles que no he hecho sino avanzar en la lectura de un único libro.

—También para mí todos los libros que leo llevan a un único libro —dice un quinto lector asomando por detrás de una pila de volúmenes encuadernados—, pero es un libro de tiempo atrás, que aflora apenas de mis recuerdos. Hay una historia que para mí viene antes que todas las demás historias y de la cual todas las historias que leo me parecen llevar un eco que de inmediato se pierde. En mis lecturas no hago sino buscar aquel libro leído en mi infancia, pero lo que recuerdo de él es demasiado poco para hallarlo.

Un sexto lector que estaba de pie pasando revista a las estanterías con la nariz en alto, se acerca a la mesa. —El momento que más me importa es el que precede a la lectura. A veces el título basta para encender en mí el recuerdo de un libro que acaso no existe. A veces es el comienzo del libro, las primeras frases.:. En suma: si a ustedes les basta con poco para poner en marcha la imaginación, a mí me basta aún con menos: la promesa de la lectura. —Para mí, en cambio, lo que importa es el final —dice un séptimo —, pero el final de verdad, último, oculto en la oscuridad, el punto de llegada al que el libro quiere llevarte. También yo al leer busco atisbos —dice señalando al hombre de los ojos enrojecidos—, pero mi mirada excava entre las palabras para tratar de distinguir qué se perfila en lontananza, en los espacios que se extienden más allá de la palabra «fin».

ITALO CALVINO       SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO  pag.117

En el
alegre Perí se esconde Egan de París, sin que
nadie lo busque, excepto yo. Sus estaciones
cotidianas, delante de la triste caja de imprenta

sus tres tabernas, el cubil de Montmartre donde
duerme su corta noche, rue de la Goutt-d'or,
tapizada con los rostros de los desaparecidos en
que depositaron su porquería las moscas. Sin
amor, sin patrias, sin esposa. Ella está muy
cómoda, sin su hombre proscripto, madame, en
la rue Gie-le-Coeur, con un canario y dos
pensionistas. Mejillas vellosas, polleras de
cebra, retozona como la de una muchacha.
Despreciado y sin desesperar. Dile a Pat que me
viste, ¿quieres? Una vez quise conseguirle un
empleo al pobre Pat. Mont fils, soldado de
Francia. Le enseñé a cantar. Los muchachos de
Kilkenny son rugientes magníficos espadas.
¿Conoces esa vieja balada

JAMES JOYCE   ULISES     pag.117

¡Juá! Sí, claro. Tú no entiendes na de na, hombre. Conseguí un trabajo con un pájaro. ¿Cómo va a gústale a nadie trabaja con un pájaro? —Jones lanzó un poco de humo hacia la barra—. Pero me alegro de que esa chica tenga su oportunidá. Lleva mucho tiempo trabajando para la desgracia

de la Lee. Necesita un descanso. Pero apuesto a que ese pájaro va a gana más dinero que yo. ¡Seguro!

—Sé bueno, John.

—¡Juá! Sí, cómo no, a ti te han lavao el cerebro —dijo Jones—. Tú no tienes a nadie que venga aquí y te limpie el suelo, ¿verdá que no? Di, di.

—No te metas en líos.

—¡Puaf! Hablas iguá que la desgracia de la Lee. Qué lástima que no os conozcáis. Ella te quiere mucho, sí. Dice: «Oiga, muchacho, usté es precisamente la clase de negro tonto a la antigua que llevo toda la vida buscando.» Dice: «Oiga, qué bueno es usté, limpíeme el suelo y pínteme la paré. Es usté tan simpático, ¿por qué no me friega el retrete y me limpia los zapatos?» y tú le dices: «Sí, madame, sí, madame. Me portaré bien.» Y te rompes el culo cayéndote cuando estás limpiando una lámpara y llega otra puta amiga suya a compara tarifas y la Lee va y le tira unas monedas a los pies y dice: «Óigame usté, muchacho, ya está bien de comedia. Devuelva esas monedas antes de que llamemos a un policía.» Sí, señó.

JOHN KENNEDY TOOLE     LA CONJURA DE LOS NECIOS     pag.117

—También me vengara yo si pudiera, fuera o no fuera armado caballero,
pero no pude; aunque tengo para mí que aquellos que se holgaron conmigo
no eran fantasmas ni hombres encantados, como vuestra merced dice, sino
hombres de carne y de hueso como nosotros; y todos, según los oí nombrar
cuando me volteaban, tenían sus nombres: que el uno se llamaba Pedro
Martínez, y el otro Tenorio Hernández, y el ventero oí que se llamaba Juan
Palomeque el Zurdo. Así que, señor, el no poder saltar las bardas del corral ni
apearse del caballo, en ál estuvo que en encantamientos. Y lo que yo saco en
limpio de todo esto es que estas aventuras que andamos buscando, al cabo al
cabo, nos han de traer a tantas desventuras, que no sepamos cuál es nuestro
pie derecho. Y lo que sería mejor y más acertado, según mi poco entendimiento,
fuera el volvernos a nuestro lugar, ahora que es tiempo de la siega y
de entender en la hacienda, dejándonos de andar de Ceca en Meca y de zoca
en colodra, como dicen

MIGUEL DE CERVANTES     EL QUIJOTE     pag.117

Alice echó una ojeada despavorida al contenido de la sartén.

—Para mí poquísimo —dijo, haciendo con los dedos el gesto de una pizca, justo antes de que cayera en su plato una enorme cucharada de aquella pasta hipercalórica.

—¿No te gusta?

—Es que soy alérgica a las setas —mintió—, pero lo probaré.

Fabio pareció frustrado y dejó un momento la sartén suspendida en el aire.

—Vaya, lo siento. No lo sabía.

—No importa, de veras —repuso Alice sonriendo.

—Si quieres te hago...

Ella lo acalló cogiéndole la muñeca. Fabio la miró como niño que mira un regalo.

—Lo probaré, en serio.

Él sacudió la cabeza.

—De ninguna manera. ¿Y si te sienta mal?

Retiró la sartén y Alice no pudo evitar sonreír. La siguiente media hora la pasaron hablando ante los platos vacíos y Fabio tuvo que abrir otra botella de vino blanco.

Alice tenía la grata sensación de que perdía trozos de su ser con cada trago que daba. Y a la vez que experimentaba aquella levedad de su cuerpo, sentía la maciza presencia del de Fabio sentado enfrente, los codos apoyados en la mesa y la camisa arremangada hasta mitad del antebrazo. La imagen de Mattia, que tanto la había traído de cabeza las últimas semanas, vibraba débilmente en el aire como cuerda de violín algo floja o nota disonante en medio de un acorde.

—Bien, consolémonos con el segundo plato —dijo Fabio-

BRUNO GIORDANO     LA SOLEDAD DE LOS NUMEROS PRIMOS    pag.117

Como quizá tuviera relación con su interés por la danza y el arte
dramático, autoricé a Lo a tomar lecciones de piano con cierta señorita
Emperador (como podríamos llamarla los estudiosos franceses), hacia cuya casa
de persianas azules, a poco más de una milla desde Beardsley, Lo podía pedalear
dos veces por semana. La noche de un lunes, a fines de mayo (y más o menos
una semana después de ese ensayo especial al que Lo no me había permitido
asistir), sonó el teléfono de mi estudio (donde yo atacaba el flanco del rey de
Gustave, quiero decir de Gastón) y la señorita Emperador me preguntó si Lo iría
a su casa el martes próximo, pues había faltado el martes anterior y ese mismo
día. Dije que no faltaría... y seguí jugando. Como supondrá el lector, mis
facultades estaban embotadas y dos jugadas después, cuando correspondió
mover a Gastón, comprendí a través de la bruma de mi angustia, que podía
robarme la reina. También él lo advirtió, pero suponiendo que era una trampa de
su astuto adversario, se detuvo un minuto, bufando, silbando, sacudiendo los
carrillos y hasta dirigiéndome miradas furtivas, e hizo movimientos irresolutos
con sus dedos rechonchos, muñéndose por tomar esa jugosa reina y sin
atreverse a hacerlo, hasta que por fin se precipitó sobre ella (¿quién sabe si eso
no le enseñó algunas audacias posteriores?) y yo hube de pasar una hora
interminable sobrellevando el empate. Terminó su coñac y por fin se marchó,
muy satisfecho con su resultado

VLADIMIR NABOKOV      LOLITA   pag 117

Durante el resto del día caminaba a su lado o se mantenía suspendido en el aire
mientras ella escalaba una pared. En un momento dado, se lanzó en plancha sobre la nieve que
cubría una pronunciada pendiente y se deslizó hacia arriba como si viajara en un invisible
funicular. Allie, por razones que después no sabría explicarse, se comportaba con toda
naturalidad, como quien acaba de tropezarse con un viejo conocido. Wilson le daba
conversación. «Últimamente, en realidad, no tengo mucha compañía», y expresó, entre otras
cosas, su profunda irritación porque la expedición china de 1960 hubiera descubierto su cuerpo.
«Esos pequeños capullos amarillos tuvieron el descaro de filmar mi cadáver.» Alleluia Cone
estaba impresionada por los espectaculares cuadros amarillo y negro de su inmaculado pantalón
bombacho. Contaba estas cosas a las niñas de la escuela de Brickhall Fields que le habían
escrito tantas cartas para pedirle que les diera una charla que no pudo negarse. «Tienes que
venir —le rogaban—. Si hasta vives aquí.» Por la ventana de la clase, se veía su piso, al otro
lado del parque, ahora velado por la nevada que arreciaba.
Lo que no dijo a la clase fue esto: mientras el fantasma de Maurice Wilson describía con
minucioso detalle su propia ascensión —y también sus descubrimientos póstumos, por ejemplo,
el ritual nupcial lento, tortuoso, infinitamente delicado e invariablemente improductivo del yeti,
que él había presenciado recientemente en el Collado Sur—, ella pensó que su visión del
excéntrico de 1934, el primer ser humano que intentara escalar el Everest en solitario, una
especie de abominable hombre de las nieves también él, no fue casual sino una señal, una
declaración de parentesco. Una profecía, quizá, porque fue en aquel momento cuando nació su
sueño secreto, el imposible: el sueño de una ascensión en solitario. También era posible que
Maurice Wilson fuera el ángel de su muerte. «Yo quería hablaros de fantasmas —decía—
porque la mayoría de los montañeros, cuando bajan de las cumbres, se callan estas cosas por
vergüenza. Pero existen, tengo que reconocerlo, a pesar de que yo soy de la clase de personas
que siempre mantienen los pies bien asentados en tierra.»

Esto era una broma. Sus pies. Ya antes de subir al Everest había empezado a tener
fuertes dolores, y su médico, la doctora Mistry, una mujer de Bombay poco amiga de rodeos, le
dijo que tenía arcos caídos. «Lo que vulgarmente se llama pies planos.» Sus arcos, que siempre
fueron débiles, se habían debilitado más aún por el uso prolongado durante años de zapatillas y
calzado perjudicial. La doctora Mistry no pudo proponer grandes soluciones: ejercitar los dedos
aprisionando objetos, subir corriendo las escaleras descalza, usar calzado apropiado. «Todavía
es joven —le dijo—. Tiene que cuidarse. Si no, a los cuarenta años será una inválida.» Cuando
Gibreel —¡maldita sea!— se enteró de que había subido al Everest como si pisara puntas de
lanza, él empezó a llamarla su silkie. Él había leído un libro de cuentos de hadas en el que
encontró la historia de la sirena que dejaba el océano y tomaba forma humana por el amor de
un hombre. Ahora tenía pies en lugar de cola, pero cada paso era un martirio, como si caminara
sobre cristales rotos; a pesar de todo, ella seguía andando, alejándose del mar, tierra adentro. Tú
lo hiciste por una puñetera montaña, le dijo. ¿Lo harías por un hombre?

SALMAN RUSHDIE     LOS VERSOS SATANICOS        pag. 177.

¿Tienes idea de por qué el jefe se tomó con tanto empeño la búsqueda
del carnero?
—No —le respondí—. Sería más sencillo preguntárselo a él.
—Si se le pudiera preguntar, sí. Pero desde hace un par de semanas, está
inconsciente. Es de temer que no recobre el sentido. y si el jefe muere, morirá
con él el secreto de ese carnero que lleva la impronta de una estrella en el lomo,
quedará para siempre enterrado en las tinieblas. Es algo a lo que no puedo
resignarme. No por las pérdidas o ganancias que pueda reportarme a nivel
personal, sino por razones mucho más trascendentales.
Levanté la tapa del encendedor; dándole a la ruedecilla, lo encendí. A
continuación, cerré la tapa.
—Tal vez estés pensando que lo que te digo es una sarta de tonterías. Sin
embargo, me gustaría que comprendieras que es todo lo que nos queda. El jefe
muere. Y con él se muere esa «voluntad» única. En consecuencia, cuanto rodea
a su «voluntad» se extinguirá con él. Después sólo quedará lo que se pueda
contar en cifras. Nada más. Así que necesito dar con ese carnero.
Por primera vez, mi interlocutor cerró los ojos durante unos segundos,
breve intervalo en el que se mantuvo silencioso

—Se me ha ocurrido una hipótesis. No es más que eso, desde luego. Si
no te gusta, olvídala. Creo que ese carnero es, ni más ni menos, la matriz de la
«voluntad» del jefe.
—Eso suena a cuento de hadas —dije. Pero no me prestó atención.
—Sospecho que el carnero se metió dentro del jefe. Tal vez fue eso lo
que ocurrió en 1936. A partir de entonces, y durante más de cuarenta años, el
carnero ha vivido dentro del jefe. Es posible que allí haya una pradera y unos
abedules blancos. Justamente como en esa fotografía. ¿Qué te parece

HARUKI MURAKAMI     LA CAZA DEL CARNERO SALVAJE    117

Estimado señor profesor:

Tal vez le sorprenda recibir esta carta de un modo tan inesperado. Le ruego que perdone mi atrevimiento. Posiblemente mi nombre no le diga nada, pero yo he sido profesora de primaria en una pequeña escuela de la ciudad** de la prefectura de Yamanashi. Quizás, al leerlo, se acuerde usted de mí. Yo era la profesora tutora que condujo a aquel grupo de niños a realizar ejercicios prácticos a la montaña el día del incidente de la pérdida de conciencia colectiva, a finales de la guerra. Poco después del suceso, usted, acompañado de otros profesores de la Universidad de Tokio y de algunos miembros del ejército, visitó la zona para efectuar una investigación y fue entonces cuando tuve la oportunidad de hablar con usted.

Posteriormente, cada vez que sabía de su prestigio a través de periódicos y revistas sentía el más profundo respeto hacia su actividad profesional y, a la vez, recordaba su imagen de aquellos días y su manera de hablar tan clara. He leído algunas de sus obras y no dejan de admirarme su penetrante enfoque y la amplitud de sus conocimientos. Asimismo, me muestro completamente convencida por su coherente visión del mundo según la cual los seres humanos, pese a hallarnos inmersos en la más absoluta soledad como entes individuales, estamos al mismo tiempo unidos por la memoria colectiva. Yo misma he experimentado esa sensación innumerables veces a lo largo de mi vida. Espero que en el futuro prosiga usted su actividad profesional.

MURAKAMI     KAFKA EN LA ORILLA     pag.117

¿Por qué no podía estar sin escribir? La razón es muy clara. Para reflexionar sobre algo, yo, previamente, necesitaba plasmar ese algo por escrito.

Ha sido así desde mi infancia. Cuando no entiendo algo, recojo, una tras otra, las palabras esparcidas a mis pies y las conformo en frases. Si no funciona, vuelvo a mezclar las palabras y las ordeno otra vez dándoles una forma distinta. Tras repetir varias veces el mismo proceso, al fin soy capaz de pensar como el resto de los mortales. Escribir jamás me ha parecido duro o pesado. Igual que otros niños recogían hermosas piedras o bellotas, yo escribía con entusiasmo. Tomaba papel y lápiz y, con la misma naturalidad con la que respiraba, escribía una frase tras otra. Y pensaba.

Quizá me digas que seguir todo este proceso cada vez que tienes que pensar algo es una pérdida de tiempo, y que es muy lento

llegar a una conclusión. O quizá no lo digas. Pero sí, de hecho, se tarda tiempo. Cuando entré en primaria, la gente se preguntaba, incluso, si yo no sería «retrasada mental». Era incapaz de seguir el ritmo de los demás niños de la clase.

MURAKAMI      SPUTNIK MI AMOR        pag 117

«Cuando me despierto por las mañanas, todavía en la cama, te imagino a ti y a Reiko en el gallinero. Me parece ver a los pavos reales, a las palomas, a los loros y a los pavos. También recuerdo el chubasquero amarillo con capucha que os ponéis cuando llueve. Es muy reconfortante pensar en ti, yo todavía en la cama y bien tapado. Me da la sensación de que estás junto a mí durmiendo hecha un ovillo. Y pienso en lo maravilloso que sería que esto fuese cierto.

»A veces me siento muy solo, pero intento afrontar la vida con ánimo. Al igual que todas las mañanas tú cuidas de las aves del gallinero y trabajas en el campo, yo me doy cuerda a mí mismo. Antes de saltar de la cama, lavarme los dientes, afeitarme, desayunar, vestirme, salir de la residencia y llegar a la universidad, ya he dado treinta y seis vueltas a la clavija. Me digo a mí mismo: "¡Vamos! Hoy empieza otro día. ¡Ánimo!". No me había dado cuenta de que hablo mucho solo. Puede que, mientras me doy cuerda, no pare de murmurar todo el tiempo.

MURAKAMI     TOKIO BLUES       pag.117.

 

sábado, noviembre 14, 2009

PELLIZQUITO

lunes, noviembre 09, 2009

Los verdaderos piratas

Los verdaderos piratas

martes, octubre 27, 2009

MALDITO PARNE

1922. - Descubrimiento de la tumba de Tutankamon

                                                                                          

En Egipto, en el Valle de los Reyes, situado en la orilla occidental del Nilo, frente a Karnak y a Luxor, las excavaciones emprendidas por el científico Howard Carter y Lord Carnarvon, a partir de 1906 los conducen años mas tarde al hallazgo de una tumba real de la XVII Dinastía.   La exploración de la tumba, cuyo acceso fue descubierto el 24 de noviembre de 1922 se prolonga durante los próximos 4 años y los lleva hasta la cámara sepulcral del faraón Tutankamon, quien ha reinado hacia el 1350 AJC. El descubrimiento representa uno de los mayores sucesos arqueológicos del siglo atrayendo la atención de la prensa del mundo entero y convocando la visita de representantes de mas de un centenar de sociedades cientificas.

 

La tumba en su mayor parte a salvo de los saqueadores durante siglos, contiene en su antecámara gran cantidad de objetos valiosos lo que demanda varios meses para su inventario y transporte. Finalmente la cámara mortuoria es descubierta y en ella un gigantesco féretro de mas de 5 mts.de largo y casi 3 de altura recubierto en oro conteniendo sucesivos féretros que protegen el sarcófago real.

Lord Carnarvon, coleccionista de antiguedades inglés, quien ha encabezado las exploraciones arqueológicas en Egipto junto a Howard Carter, muere en abril de 1923 como consecuencia de la picadura de un insecto, lo cual dara inicio a especulaciones sobre una supuesta maldición atribuida al faraón. Siete años mas tarde habrán muerto la totalidad de los principales miembros de la expedición a excepción de Carter, aunque la mayoría por causas aparentemente naturales.   Imagen: Carter trabajando sobre el féretro

 

Hacia fines del siglo XX los restos de Tutankamon, hijo de Akenaton, que al momento de su muerte, hacia el año 1335 AJC., contaba con cerca de 19 años de edad, descansan en el Valle de los Reyes a pesar de haberse solicitado permisos para el traslado temporario de sus restos al Museo Arqueológico de El Cairo para facilitar nuevas tareas de investigación científica.
Referencias Enlace con informacion grafica y documental sobre el descubrimiento en la Revista Ver en: (Español) - http://www.lector.net/

Interés científico por sus orígenes

  • Una extraña gema En 1996 el mineralogista italiano, Vincenzo de Michele, observó una gema muy rara de color amarillo-verdoso en uno de los collares ceremoniales del faraon egipcio. La gema demostró ser de vidrio de inusual pureza y muy anterior a la primera dinastía egipcia.
    NOTA: Su composicion es similar a la de tektitas halladas en 1932 por una expedición al mando del británico Patrick A. Clayton en una franja de 150 kilómetros de largo en un aislado paraje del desierto libio. Su origen se conjetura debio obedecer a un catastrófico fenómeno de fusión de origen desconocido, tal vez meteorico. Fuente: Arkansas Center for Space & Planetary Sciences
  • En busca de su ADN. Durante 2000 arqueólogos y médicos de las universidades japonesas de Waseda y de Nagoya luego de largas tratativas logran un preacuerdo para realizar un examen de ADN de los restos del faraon. Meses mas tarde las autoridades egipcias cancelan la autorizacion, inicialmente acordada. Nuevos intentos en el mismo sentido realizados en 2005 tropiezan con la misma negativa la que por no suponer riesgos para la conservación de la momia, reaviva las especulaciones sobre la falta de interes en esclarecer los reales origenes de la milenaria civilización egipcia.
  • Estudios forenses. A fines de 2004 se anuncia un estudio de los restos del faraon por parte de expertos egipcios para determinar la causa de su muerte. Meses mas tarde un examen tomografico de sus restos utilizando un scanner de alta tecnologia sugiere que el joven faraon habria muerto debido a la infeccion de una pierna fracturada. El resultado pone fin, en principio, a una controversia de mas de tres décadas al detectarse entonces en un examen de rayos X una lesion craneal que ha hecho sospechar su eventual asesinato.
    Primeras exhibiciones internacionales
    Durante 1976-1979 se realiza una exhibicion en los EE.UU. presentada bajo el titulo de La Edad de Oro de los Faraones de mas de 55 artefactos de la tumba del faraon que atrae a multitudes.
    Exhibiciones internacionales recientes

    Durante 2004-5 en los EE.UU. varios cientos de miles de personas acuden a exhibiciones de una muestra itinerante por las principales ciudades de los EE.UU., entre ellas Los Angeles y Fort Laudardale, compuesta por 70 objetos pertenecentes a su tumba. Las recaudaciones estimadas rondaban los 10 millones de dolares en cada lugar de exhibicion.En Alemania la asistencia tambien es multitudinaria 

  • Jueves Negro 1929

     

    Dow Jones Industrial, 1928-1930

                                                                

    El Jueves Negro los inversores se agolpaban frente a la Bolsa para conocer la caída de las cotizaciones.

    El Jueves Negro tuvo lugar el 24 de octubre de 1929, día en el que dio comienzo la caída en la Bolsa de Nueva York y con ella el Crack del 29 y la Gran Depresión. El desplome de la Bolsa de Valores de Nueva York el jueves negro produjo una situación de verdadero pánico que provocó la posterior crisis bancaria.

     

    Desde marzo de 1929 se llevaban viviendo en la Bolsa bruscas caídas del índice por ventas desmesuradas. Las caídas eran generalmente seguidas de recuperaciones en las que se lograba igualar, e incluso superar, los índices previos.

    El domingo del miedo [editar]

    En marzo se sucedieron tres semanas de subidas constantes; al mismo tiempo reinaba la sensación de que la Bolsa estaba muy sobrevalorada. En ese momento comenzó a difundirse el rumor, no falto de fundamento, de que el Consejo de la Reserva Federal de Estados Unidos se estaba reuniendo a diario y en secreto para no despertar recelos. Durante el fin de semana del 23 al 24 de marzo se supo que el Consejo se había reunido incluso el sábado, lo que desencadenó una venta masiva el lunes 25. Uno de los vendedores fue el fundador de la dinastía Kennedy, Joe Kennedy, quien, tras una conversación con su limpiabotas en la que este le recomendaba comprar acciones de empresas del ferrocarril y petroleras, formuló la frase según la cual, si cualquiera podía invertir en bolsa y un limpiabotas predecir lo que iba a ocurrir, esto significaba sin duda que el mercado estaba sobrevalorado.[1]

    El lunes el índice cayó 9,5 puntos y el martes siguiente algunos valores perdían 3 puntos por hora vendiéndose ocho millones de títulos. Sobraba papel, faltaba dinero y aumentaban los intereses por éste que llegaban incluso al 20%. Sin embargo, un inversor con muchos intereses en el mercado de valores y muchos recursos le plantó frente. Charles E. Mitchell, presidente del National City Bank, empleó los recursos del banco para comprar todos los títulos y dar la sensación de que había esperado un descenso excesivo para comprar, lo que hizo recuperar la confianza en el mercado.

    El fenómeno absurdo [editar]

    El viernes 18 de octubre de 1929 comenzaron a venderse acciones y cundió el pánico en algunos sectores de Wall Street, saliendo a la venta 8 millones de acciones, descendiendo ese día el índice 7 puntos, y el sábado otros 12 puntos. Sin embargo, inversores ricos, empresas de inversión y bancos comenzaron a comprar convencidos de que sería una caída momentánea.

    Nuevamente se difundía la idea de la normalidad del mercado y seguían las críticas a quienes vaticinaban un desplome repentino. Realmente estaban estafándose a sí mismos, pero lograron detener momentáneamente la caída e incluso imprimir un pequeño ascenso en el valor de las acciones, pese a ser un espejismo, como se vería durante la semana siguiente .

    El día de la caída [editar]

    El 24 de octubre, tras varias pequeñas bajadas, se produjo la primera gran caída, llegando a descender la Bolsa un 9%;[2] pero en aquella ocasión no había un banco que comprara las bolsas o una amalgama de inversores que pusiera freno.

    El pánico fue tan grande que la policía debió clausurar la bolsa. Se llegaban a ofrecer paquetes de acciones a un tercio de su valor, sin encontrar comprador.

    Muchos millonarios y ricos inversores se lanzaban desde los rascacielos,[3] incapaces de asumir la gran depresión que se avecinaba y que nadie quiso ver.

    No obstante a las 13:00 horas se produjo el milagro de la subida, gracias a entrada de entre 20 y 30 millones de dólares invertidos por los bancos, que hizo subir la bolsa, perdiendo finalmente ésta sólo un 12% de su valor.[1]

    Con todo y con eso el Jueves Negro no fue el peor día. Tras una recuperación el viernes, y otra pequeña el lunes, se produjo el Martes Negro, donde el índice de la Bolsa descendió más que en ninguna otra jornada de la Bolsa. Las bajadas continuaron hasta el mes de noviembre cuando se tocó fondo.

    ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Odyssey: Así me llevé el tesoro del Cisne Negro

                                                                                                   

    Un documental, en el que Greg Stemm se jacta de la operación y hasta se ríe al preguntar «¿pongo pose de pirata?»,  muestra cómo Odyssey sustrajo el tesoro del fondo del mar y lo trasladó a EEUU. 

    6 Abril 09 - Marta Torres - Nueva York

    Los agentes de aduanas del aeropuerto internacional de Tampa se preparan. Un jet privado aterriza la noche del 17 de mayo de 2007 bajo altas medidas de seguridad. En su interior se guardan cientos de cajas blancas de plástico muy pesadas. Contienen miles de monedas de oro y plata y otras piezas de incalculable valor histórico del naufragio conocido por el nombre «Cisne Negro» y que España considera que, en realidad,  pertenece al  de Nuestra Señora de las Mercedes.
    El canal de TV Discovery Channel emitió el pasado jueves, cómo el equipo de Odyssey descubrió el tesoro, lo trajo hasta Estados Unidos y lo llevó a un lugar seguro en el sur del país. Su estrategia para quedarse con el botín o  ser recompensado por el hallazgo. Este programa de una hora de duración es el último episodio de una serie de doce capítulos titulada «Treasure Quest» («Búsqueda del tesoro», en español), que revela el trabajo que ha hecho Odyssey en el Canal de la Mancha. Pero el presidente de esta compañía, Greg Stemm, ha querido dedicar el capítulo final al «Cisne Negro», cuyo pecio fue encontrado en marzo de 2007.
    En el filme se puede ver cómo el equipo de Stemm acomoda las cajas en las que se transportó el tesoro en los asientos donde viajan los pasajeros. Hay tantos contenedores que incluso tienen que llenar los pasillos y los cuartos de baño.  Stemm incluso reconoce que «esto es surrealista». Cuando el avión llega a Tampa, él mismo supervisa la operación de un botín de 500 millones de dólares que lleva en el fondo del mar 200 años.  Horas después, todo se encuentra en un lugar desconocido y seguro. Acaba de empezar la batalla por el mayor tesoro descubierto en el mar.
    En sus trece
    Las autoridades españolas lo tienen claro desde el principio: es el botín del Nuestra Señora de las Mercedes, un barco de guerra español hundido por los ingleses al suroeste de Portugal en 1804 con más de 200 marineros. Stemm sigue en sus trece y  afirma en el documental que no sabe la identidad del barco. Parece que no es suficiente que haya tenido en sus manos las monedas de oro y plata con el escudo español. A su juicio, eso no es prueba suficiente. Tampoco que su hallazgo se encuentre en la zona donde naufragó el Nuestra Señora de las Mercedes.
    Uno de los expertos de su equipo reconoce que, por la disposición de cómo estaban colocados los objetos en el fondo del mar, el barco debió explotar. Y, precisamente, ésta fue la suerte del Nuestra Señora de las Mercedes, que saltó en pedazos después de que un disparo impactara en uno de los barriles de pólvora. Stemm reconoce que «cuando me llamaron (para informarle del hallazgo) dije: guauuuu. Pero luego me di cuenta de lo que significaba», admite en referencia a la pugna con el Gobierno de España. Esta batalla se ha librado en los periódicos, en el tribunal y hasta en el mar. El documental muestra asimismo cómo en el verano de 2007, Greg Stemm cansado de que uno de sus barcos llevase más de seis semanas bloqueado en Gibraltar, decide que hay que intentar salir. Sabe que la Guardia Civil se lo va a impedir. Aunque tiene una cámara de Discovery Chanel que va a grabar  lo que los agentes españoles hagan cuando aborden el barco.
    Derechos humanos
    Sabe que le van a frenar. Por eso, explica muy bien quién quiere que esté en la embarcación: un abogado, el capitán, un experto en seguridad y el resto de la tripulación. Después del incidente, uno de los trabajadores de Greg        Stemm relata al canal de TV las artes de la Guardia Civil: «Estuvimos seis horas sin ir al baño, detuvieron al capitán, nos quitaron los ordenadores personales. Es una clara violación de los derechos humanos». El documental enseña cómo Stemm saca unas fotos del tesoro. De la jornada saldrán las famosas imágenes del estadounidense rodeado de cubos de plástico con las monedas del botín. ¿Fue estrategia de publicidad o simplemente fotos para la posteridad? Greg Stemm sonríe. Y dice: «¿Pongo pose de pirata?», mientras levanta una ceja. Y apunta: «Bueno, ahora una pose feliz». ¿Qué más da si es él quien tiene ahora el tesoro

    CRISIS ECONOMICA 2008-2009

                                                                               

    Por crisis económica de 2008 y 2009 se conoce a la crisis económica mundial que comenzó ese año, originada en los Estados Unidos. Entre los principales factores causantes de la crisis estarían los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados.

    Muchos autores consideran que no se trata de una verdadera crisis, sino que más bien es una oportunidad de crecer y tener nuevas ideas dado que el término crisis carece de definición técnica precisa pero está vinculado a una profunda recesión; ésta, a su vez, se define como dos trimestres consecutivos de decrecimiento económico.[1] Por el momento, este fenómeno no se ha producido en la mayor parte de economías desarrolladas. Según algunas fuentes, la crisis podría finalizar en 2010.

    La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en su primer discurso en la 63ª Asamblea General de la ONU denominó a dicha crisis como Efecto Jazz, dado que el origen de la crisis fue el centro de Estados Unidos y se expandió hacia el resto del mundo, en clara contraposición a crisis anteriores que se originaban en países emergentes y se expandían hacia el centro, como fueron el Efecto Tequila, Efecto Caipirinha y el Efecto Arroz.

    La crisis iniciada en el 2008 ha sido señalada por muchos especialistas internacionales como la "crisis de los países desarrollados", ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo.

    Elevados precios de las materias primas

    La década de los años 2000 fue testigo del incremento de los precios de las materias primas tras su abaratamiento en el período 1980-2000. Pero en 2008, el incremento de los precios de estas materias primas —particularmente, subida del precio del petróleo y de la comida— aumentó tanto que comenzó a causar verdaderos daños económicos, amenazando con el hambre en el Tercer Mundo, la estanflación y el estancamiento de la globalización.

    En enero de 2008, el precio del petróleo superó los US$100/barril por primera vez en su historia, y alcanzó los US$147/barril en julio debido a fenómenos especulativos de alta volatilidad que condujeron a un fuerte descenso durante el mes de agosto.

    Otro tanto sucedió con uno de los principales metales industriales, el cobre, que venía experimentando un vertiginoso aumento en su cotización desde 2003, principalmente por la cada vez mayor demanda de las nuevas potencias emergentes, como China e India, sumada a otros factores como inventarios decrecientes y conflictividad laboral en las minas cupríferas de Chile, el primer país exportador a nivel mundial del mineral. En enero de 2008, la cotización del cobre en la London Metal Exchange (Bolsa de Metales de Londres) superó por primera vez en su historia los US$ 8000 la tonelada.[13] A principios del mes de julio alcanzó US$ 8940 la tonelada,récord absoluto desde que se tienen registros de su cotización en la LME, a partir de 1979. Este valor a niveles históricos fue un 272,5% mayor que el antiguo récord absoluto de US$ 3280 la tonelada registrado el 24 de enero de 1989 —sin ajuste por inflación—.

    Luego de este pico máximo y en línea con la conducta del petróleo, la cotización del cobre registró una abrupta caída de más del 50% desde el récord de julio (a octubre de 2008)[14] en un marco de volatilidad nunca antes visto.

    Materiales esenciales en la producción, como el ácido sulfúrico y la soda cáustica vieron también incrementados sus precios hasta un 600%.

    La crisis del petróleo y de los alimentos fueron objeto de debate en la 34ª Cumbre del G-8.

    Crisis en los Estados Unidos

    Los Estados Unidos, la economía más grande del mundo, entraron en 2008 con una grave crisis crediticia e hipotecaria que afectó a la fuerte burbuja inmobiliaria que venían padeciendo, así como un valor del dólar anormalmente bajo. Como bien señala George Soros en su libro "El nuevo paradigma de los mercados financieros" (Taurus 2008) "El estallido de la crisis económica de 2008 puede fijarse oficialmente en agosto de 2007 cuando los Bancos centrales tuvieron que intervenir para proporcionar liquidez al sistema bancario". Tras varios meses de debilidad y pérdida de empleos, el fenómeno colapsó entre 2007 y 2008, causando la quiebra de medio centenar de bancos y entidades financieras. Este colapso arrastró a los valores bursátiles y la capacidad de consumo y ahorro de la población.

    En septiembre de 2008, los problemas se agravaron con la bancarrota de diversas entidades financieras relacionadas con el mercado de las hipotecas inmobiliarias, como el banco de inversión Lehman Brothers, las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac o la aseguradora AIG. El gobierno norteamericano intervino inyectando cientos de miles de millones de euros para salvar algunas de estas entidades.

    En un informe del libro beige, se mostró que la recesión se profundizó más en abril aunque algunos sectores tenían señales de estar estabilizándose. El 18 de abril, la FED anunció que compraría US$300.000 millones en valores del Tesoro; además compraría US$1,25 billones en activos respaldados por hipotecas

    Crisis en el mundo

    La crisis se extendió rápidamente por los países desarrollados de todo el mundo. Japón, por ejemplo, sufrió una contracción del -0,6% en el segundo trimestre de 2008. Australia y Nueva Zelanda también sufrieron contracciones. Cabe destacar que es cada vez mayor la preocupación sobre el futuro de los países con economías pujantes y emergentes, tal como lo es la incertidumbre respecto a países tales como China e India en Asia; Argentina, Brasil y México en América o Sudáfrica en el continente africano, cada uno de ellos líderes en sus regiones y, también afectados por la actual crisis económica.

    En el primer trimestre de 2009, las bolsas de Estados Unidos y Europa fueron superadas por las de países en desarrollo como China o Brasil. Brasil y Rusia aumentaron sus índices un 9% en moneda local; el índice de India pasó a ser positivo y el índice compuesto de Shangai, en China, aumentó un 30%, lo cual se justificó por la fortaleza y estabilización de los sectores financieros de dichos mercados y por la búsqueda de inversiones de riesgo.

    Los flujos bajaron de US$1,2 billones (2007) a US$707 000 millones (2008) y se espera que bajen a US$363.000 millones para el 2009.

    En Abril 2009 se reporta que como consecuencia de la crisis el desempleo en el mundo árabe se considera una “bomba de tiempo”.

    Asimismo, se reporta que Egipto teme por el regreso de 500.000 trabajadores de países del Golfo.

    En Marzo 2009 se reportó que, a raíz de la crisis, el mundo árabe perdió 3 billones de dólares (que corresponden en el mundo anglosajón a 3 trillones de dólares).

    A raíz de la crisis el Banco Mundial prevé un duro año 2009 para los países árabes.

    En mayo 2009 se informa que Naciones Unidas reporta caída de la inversión extranjera en el Medio Oriente.

    En septiembre 2009 se informa que los bancos árabes han perdido casi $ 4 mil millones desde el inicio de la crisis financiera mundial.

    Inflación global, deflación global

    En febrero de 2008, Reuters informó que la inflación había subido a niveles históricos por todo el mundo. A mediados de 2008, los datos del FMI indicaban que la inflación se hallaba en máximos en los países exportadores de petróleo, debido al aumento de las reservas de divisas extranjeras, pero también en muchos países subdesarrollados.

    La inflación también aumentaba en los países desarrollados, si bien no tanto en comparación.

    Para 2009 el problema era el inverso: el panorama económico apuntaba a la deflación, lo que, por ejemplo, llevó a la FED a situar el tipo de interés en prácticamente el 0

     

    LO QUE OPINA GROUCHO DEL TEMA

                                                                                   Groucho y Yo(Groucho Marx)

            Archivo PDF---

    http://rapidshare.com/files/152281634/groucho1.pdf

    miércoles, octubre 21, 2009

    Flash Forward Serrano-137

    Hálitos muertos que al vivir respiro, yo piso el
    polvo muerto, devoro un deshecho urinario de
    todo muerto. Arrastrado tieso sobre la borda,
    exhala hacia el cielo el hedor de su verde
    sepultura, roncando al sol el leproso agujero de
    su nariz.
    He aquí una metamorfosis marina, ojos
    castaños azuldesal. Muertedemar, la más dulce
    de todas las muertes conocidas por el hombre.
    Viejo Padre Océano. Prix de París: cuidado con
    las imitaciones. Probarlo es adoptarlo. Nos
    divertimos inmensamente.
    Vamos. Sediento. Se está nublando. No
    hay nubes negras en ningún lado, ¿no es así?
    Tormenta de truenos. Todo luminoso él cae,
    orgulloso relámpago del intelecto, Lucifer

    dico,
    qui nescit occasum. No. Mi sombrero y mi
    báculo de peregrino, y sus sandalias mías.
    ¿Dónde? A tierra anocheciendo. El anochecer se
    encontrará a sí mismo.

    JAMES JOYCE   ULISES   137

    ..

    Yo tenía doce años la primera vez que anduve sobre el agua. El hombre vestido de negro me enseñó a hacerlo, y no voy a presumir de haber aprendido el truco de la noche a la mañana. El maestro Yehudi me encontró cuando yo tenía nueve años y era un huérfano que mendigaba monedas de cinco centavos por las calles de Saint Louis, y trabajó conmigo constantemente durante tres años antes de permitirme mostrar mi número en público. Eso fue en 1927, el año de Babe Ruth y Charles Lindbergh, precisamente el año en que la noche empezó a caer sobre el mundo para siempre. Lo representé hasta pocos días antes del crac de octubre del 29, y lo que hacía era más grande que nada de lo que esos dos caballeros hubiesen podido soñar. Hacía lo que ningún norteamericano había hecho antes que yo y nadie ha hecho desde entonces.

    El maestro Yehudi me eligió porque yo era el más pequeño, el más sucio y el más abyecto.

    –No eres mejor que un animal –dijo–, un pedazo de nada humana.

    Ésa fue la primera frase que me dirigió, y aunque han pasado sesenta y ocho años desde esa noche, es como si todavía pudiese oír las palabras saliendo de la boca del maestro.

    –No eres mejor que un animal. Si te quedas donde estás, habrás muerto antes de que acabe el invierno. Si vienes conmigo, te enseñaré a volar.

    –No hay nadie que pueda volar, señor –dije–. Eso es lo que hacen los pájaros, y estoy seguro de que yo no soy un pájaro.

    PAUL AUSTER    Mr.VERTIGO    pag 137

    Hacia nosotros viene
    uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino, sobre que yo hice
    el juramento que sabes.
    —Mire vuestra merced bien lo que dice, y mejor lo que hace —dijo
    Sancho—; que no querría que fuesen otros batanes que nos acabasen de abatanar
    y aporrear el sentido.
    —¡Válgate el diablo por hombre! —replicó don Quijote—. ¿Qué va de
    yelmo a batanes?
    —No sé nada —respondió Sancho—; mas a fe que, si yo pudiera hablar
    tanto como solía, que quizá diera tales razones que vuestra merced viera que
    se engañaba en lo que dice.
    —¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? —dijo
    don Quijote—. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene sobre
    un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro?
    —Lo que yo veo y columbro —respondió Sancho— no es sino un hombre
    sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que
    relumbra.
    —Pues ese es el yelmo de Mambrino —dijo don Quijote—. Apártate a
    una parte y déjame con él a solas; verás cuán sin hablar palabra, por ahorrar
    del tiempo, concluyo esta aventura y queda por mío el yelmo que tanto he
    deseado.
    —Yo me tengo en cuidado el apartarme —replicó Sancho—; mas quiera
    Dios, torno a decir, que orégano sea, y no batanes.
    —Ya os he dicho, hermano, que no me mentéis, ni por pienso, más eso de
    ________________
    29 Mambrino es un rey moro a quien venció Reinaldos de Montalbán en el Orlando
    innamorato (I, 4, 82), de Mateo Boiardo y le arrebató el yelmo. Este tenía la propiedad
    de proteger a quien lo llevaba, aunque no le sirviera al propio Mambrino

    CERVANTES   EL QUIJOTE   pag.137

    El mundo estaba lleno de maravillosas correspondencias, de semejanzas sutiles, que era preciso penetrar, hacer que penetrasen en uno, a través del sueño, la oración, la magia, que permite actuar sobre la naturaleza y sobre sus fuerzas mediante la influencia de lo similar en lo similar. El saber es inasible, volátil, escapa a toda medida. Por eso el dios que triunfa en esa época es Hermes, inventor de todas las astucias, dios de las encrucijadas, de los ladrones, pero artífice de la escritura, arte de la elusión y de la diferencia, de la navegación, que conduce al extremo de cada límite, donde todo se confunde en el horizonte, de las grúas para levantar las piedras del suelo, y de las armas, que transforman la vida en muerte, y de las bombas de agua, que hacen levitar la materia pesada, de la filosofía, que seduce y engaña...

    UMBERTO ECO  EL PENDULO DE FOUCAULT    pag.137

    ¿Le preocupa, como norma general, el «empleo del tiem­po»?

    —Supe disciplinarme durante mi juventud. Todas las mañanas me reconcentraba y establecía mi programa: tantas horas para es­tudiar una nueva lengua, tantas para terminar este libro... Hoy es un poco distinto.

    Cuando se dispone a escribir una novela, ¿cómo empieza la cosa?

    —Soy incapaz de trazarme un plan. La obra germina siempre a partir de una visión, de un paisaje o de un diálogo. Veo clara­mente el comienzo, a veces también el final, y poco a poco, tra­bajando, descubro los acontecimientos y la trama del relato o de la novela. Para El bosque prohibido, la primera imagen fue el per­sonaje principal. Se paseaba por un bosque cerca de Bucarest, una hora

    antes de la medianoche de San Juan. Por aquel mismo bosque cruza un carruaje y luego una muchacha sin carruaje. Aquello era para mí un enigma. ¿Quién era aquella muchacha? ¿Por qué el paseante buscaba un carruaje cerca de la muchacha? Poco a poco fui sabiendo quién era la muchacha y toda su historia. Pero todo empezó por una especie de visión. Vi todo aquello como en sue­ños.

    Pero, ¿cómo supo que aquella visión tenía un futuro?

    —No podía hacer otra cosa que pensar en ello y tratar de ver la continuación. Por entonces trabajaba en mi libro sobre el chamanismo; hube de abandonarlo y ponerme a escribir día y no­che. Aparecieron otras imágenes. La muchacha. La historia que el joven arrastraba consigo, que aún no conocía yo y que me fas­cinaba. Su «cuarto secreto» en un hotel. Y la noche de San Juan...

    MIRCEA ELIADE  LA PRUEBA DEL LABERINTO  pag.137

    Yo no trataré de poneros en relaciones
    con las salamandras, por no estar muy seguro de la pureza de vuestras
    costumbres; pero nada me impide aproximaros a los silfos que habitan en
    las planicies de la atmósfera, y que tratan con agrado a los hombres,
    mostrándose tan afectuosos, que se ha llegado a llamarlos genios
    protectores. Lejos de arrastrarnos a nuestra perdición, como creen los
    teólogos, que los llaman diablos, protegen y evitan todo peligro a sus
    amigos terrenales. Podría daros a conocer una infinidad de ejemplos
    relativos a los auxilios que han prestado, pero me limitaré a repetir un
    relato debido a la mariscala de Gran-cey. En la edad madura, y llevando
    algunos años de viudez, recibió una noche, hallándose ya en cama, la visita
    de un silfo, que le dijo: «Señora, haced registrar el guardarropa de vuestro
    difunto esposo. En uno de sus bolsillos se hallará una carta que bastaría para
    la perdición del señor de Roches, tan buen amigo mío como vuestro.
    Macedla buscar y quemadla después de encontrada.»

    »La mariscala, prometiendo tomar en cuenta el aviso, pidió noticias del
    difunto mariscal al silfo, que desapareció sin responder. Al despertarse
    llamó a sus doncellas, ordenando que viesen la ropa de su difunto esposo.
    Respondiéronle que nada quedaba, porque los lacayos lo habían vendido
    todo al ropavejero. La señora de Grancey insistió en que buscasen, a ver si
    encontraban siquiera unos calzones.
    »Después de registrarlo todo, al fin descubrieron unos calzones de
    tafetán negro con pintas, en su tiempo muy de moda.
    »La mariscala registró los bolsillos, encontrando en uno de ellos una
    carta, que abrió y leyó, viendo en ella motivo más que suficiente para
    encerrar al señor de Roches en una cárcel del Estado. Apresuróse a
    destruirla, echándola al fuego. Así, aquel gentilhombre fue salvado por sus
    buenos amigos el silfo y la mariscala.

    ANATOLE FRANCE    EL FIGON DE LS REINA PATOJA  pag.137

    1. KAF HA. YA. AIN. SAD.1 He aquí el relato de la misericordia de tu Señor para con su servidor Zacarías.

    2. El día en que invocó a su Señor con una invocación secreta.

    3. Y dijo: Señor, mis huesos débiles se encorvan bajo mí, y mi cabeza se ilumina con la llama de las canas.2

    4. Jamás he sido desgraciado en los votos que te he dirigido.

    5. Temo a los míos3 que me sucederán. Mi mujer es estéril; dame un heredero que venga de ti.

    6. Que herede de mí, que herede de la familia de Jacob, y haz, ¡oh Señor!, que te sea agradable.

    7. ¡Oh Zacarías!, te anunciamos un hijo. Su nombre será Yahia (Juan).

    8. Antes de él, nadie ha llevado este nombre.4

    9. Zacarías dijo: ¡Señor! ¿Cómo tendré un hijo? Mi esposa es esté­ril y yo he llegado a la edad de la decrepitud.

    10. Dios dijo: Será así. Tu Señor ha dicho: Esto me es fácil. Te he creado cuanto tú no eras nada.

    11. Señor, dame un signo como garantía de tu promesa. Tu signo será éste: Tú no hablarás a los hombres durante tres noches, no obstante estar sano.

    MAHOMA    EL CORAN   pag 137