Hallada tierra contaminada por radiactividad fuera de la zona radiológica de Cofrentes
Seis nuevos sucesos notificables en los últimos diez días en las centrales de la península: evidencias de la decadencia imparable del parque nuclear español.
05 julio 2008
España — El hallazgo de tierra contaminada por radiactividad dentro del emplazamiento de la central nuclear de Cofrentes (Valencia), pero en el exterior de la zona radiológica, comunicado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ayer en su página web, es otra clara demostración de la falta de fiabilidad del parque nuclear español, cada vez más envejecido y decadente.
“¿Cuántas más pruebas necesita el Gobierno para aceptar que es urgente cerrar las centrales mucleares españolas y apostar definitivamente por un modelo mucho más seguro y barato basado en las energías renovables?” -ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.Según los escasos datos facilitados por el CSN en un apartado muy recóndito de su página web, tan sólo se conoce que “el titular de la central ha recogido y segregado la tierra afectada, que ocupa un volumen de 300 litros y ha procedido a la limpieza de la zona”. Greenpeace exige al CSN que dé a conocer los motivos del fallo, el destino de esta tierra radioactiva recogida, que aclare si se han producido vertidos líquidos o sólidos, o emisiones gaseosas de radioactividad por este incidente al medio ambiente, asicomo la composición y la cantidad de material radiactivo hallado y potencialmente liberado al exterior, cuándo se produjo el suceso y cómo se descubrió.Dependiendo de la cantidad de material radiactivo que haya sido liberado más allá del recinto de contención y según su composición, se puede tratar de un suceso que pudiera entrañar graves consecuencias para la población. Por este motivo es tan importante que el CSN escalrezca con carácter de urgencia todos los detalles del incidente. Cofrentes, propiedad de Iberdrola, es la central atómica con más fallos después de las instalaciones catalanas, y este suceso tan sólo es el último caso dentro de una larga y creciente lista de accidentes que afectan seriamente a la seguridad de estas instalaciones: el escape radiactivo de Ascó, la rotura de barras de control de Trillo y la pérdida de piezas metálicas dentro de la vasija de este reactor, la prealerta de emergencia de Cofrentes a principios de abril por la rotura de una válvula, y la fuga de agua radiactiva en Almaraz a mitad de mayo, entre otros.La confluencia de factores como el acusado envejecimiento de los reactores, los fallos propios de una tecnología intrínsecamente peligrosa y la cada vez menor cultura de seguridad de los operadores de centrales, como consecuencia de la falta de competitividad de la energía nuclear en un mercado eléctrico liberalizado, están creando una situación de alto riesgo para que se produzca un accidente grave en una central nuclear.La media de edad de todas las centrales españolas es de casi 25 años (su vida útil técnica) y todas presentan, en mayor o menor medida, problemas de envejecimiento. En especial, la central de Santa Mª de Garoña, la más antigua en funcionamiento (inaugurada en 1971), que sufre graves problemas de agrietamiento por corrosión en diversos componentes de la vasija del reactor, fundamentales para la seguridad.Después de las declaraciones en Dinamarca del presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en las que apostó por un futuro energético libre de nucleares, el Gobierno, debe cumplir su compromiso de cerrar las centrales nucleares de forma progresiva y sustituir su aportación energética por “energías limpias, seguras y menos costosas”, como reza su programa electoral a las Elecciones Generales 2008.“Ante el patente estado de decrepitud del parque nuclear español que ha sufrido seis sucesos tan sólo en los últimos diez días, el Gobierno socialista tiene que poner en marcha ya un plan de cierre de las centrales nucleares españolas empezando por la más vieja: Garoña.” -ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Cambio Climático y Energía de Greenpeace. “Pensar en un futuro con nucleares es obsoleto y peligroso. Las renovables han de ser las verdaderas protagonistas”, añadió Pizzinato.
— Greenpeace