ANATOLE FRANCE EL FIGON DE LA REINA PATOJA pag.177
Es preciso condenar esas diabluras ridículas y deplorar que los hijos de la Iglesia, nacidos a la luz, se formen del mundo de Dios una idea menos sublime que las concebidas por Platón o un Cicerón en las tinieblas del paganismo. Yo me atrevo a decir que Dios hallase más próximo al Sueño de Escipión que a esos negros tratados de demonología, cuyos autores se tienen por cristianos y católicos.
NOM FACIT HOC VERBIS; FACIE TENERISQUE LACERTIS
DEVOVET ET FLAVIS NOSTRA PUELLA COMIS
-Esa es una nueva demostración-dijo el filosofo-de que las mujeres son grandes enemigos de la ciencia. El sabio debe huir de todo contacto femenino. ¿Aun en legítimo matrimonio?-pregunto mi padre.-Sobre todo en legitimo matrimonio-respondió el filosofo. Y mi padre insistió:-¿Qué les queda a vuestros pobres sabios para divertirse un poco? El filósofo repuso gravemente:-¡Les quedan las salamandras!
EDGAR ALLAN POE NARRACIONES EXTRAORDINARIAS EL POZO Y EL PENDULO pag.177
Mi vista cayó sobre las siete altas velas que había sobre la mesa.Primero,tenían un aspecto de símbolos de caridad y parecían blancos y esbeltos ángeles que podrían salvarme; pero despúes,de repente, invadió mi espíritu una náusea de muerte y sentí cada fibra de mi cuerpo temblar como si hubiera tocado el cable de una batería galvanica,mientras las formas angelicales se convertían en espectros insignificantes con cabeza de llama y vi que de ellos no podría esperar ninguna ayuda.
FRANZ KAFKA AMERICA pag.177
¡Ay,si yo hubiera estado sano, a buenas horas me hubieran vencido los chicos del hotel,aquellas sabandijas!
ROBERT GRAVES REY JESUS pag.177
El corazón de Ruben es un nido de quejas.Quiera el Señor purificarlo con una brusca llama que no queme.
PAUL AUSTER Mr.VERTIGO 136 pags. 177-136=41
Me encerré de nuevo en mi cuarto y después de tres días de vanos intentos, descubrí qué era lo que había estado haciendo mal. Todo el problema estaba en mi enfoque. Se me había metido en la cabeza que la elevación y la locomoción sólo podían lograrse por medio de un proceso en dos etapas. Primero levitar lo más alto que pudiera, luego empujar y moverme. Me había entrenado a mí mismo para hacer lo primero y supuse que podría lograr lo segundo injertándolo en lo primero. Pero la verdad era que lo segundo cancelaba lo que venía antes. Una y otra vez, me elevaba en el aire de acuerdo con el viejo método, pero tan pronto como empezaba a pensar en moverme hacia delante, volvía al suelo, aterrizando de nuevo sobre mis pies antes de tener la oportunidad de ponerme en marcha. Fracasé una y mil veces, y al cabo de algún tiempo me sentía tan disgustado, tan desesperado por mi incompetencia, que me daban pataletas y aporreaba el suelo con los puños. Al fin, en pleno acceso de cólera y fracaso, me levanté y salté directamente contra la pared, esperando estrellarme y perder la conciencia. Salté y durante un brevísimo segundo, justo antes de que mi hombro chocara contra el yeso, sentí que estaba flotando, que a la vez que me precipitaba hacia adelante, perdía contacto con la gravedad, subiendo con un conocido y boyante impulso mientras me lanzaba por el aire. Antes de que pudiera comprender lo que estaba sucediendo, había rebotado en la pared y me desmoronaba presa del dolor. Todo mi lado izquierdo latía a causa del impacto, pero no me importaba. Me puse de pie de un brinco y bailé una pequeña danza alrededor de la habitación, riéndome como un loco durante los siguientes veinte minutos. Había dado por fin con el secreto. Había comprendido. Olvida los ángulos rectos, me dije. Piensa en arco, piensa en trayectorias. No se trataba de subir primero y luego ir hacia adelante, se trataba de subir e ir hacia adelante al mismo tiempo, de lanzarme en un suave e ininterrumpido gesto a los brazos de la gran nada ambiente
YUKIO MISHIMA EL PABELLON DE ORO pag.177
No más que
el hombre, los objetos destinados a la muerte no pueden ser destruidos hasta la raíz; pero lo
que, como el Pabellón de Oro, es indestructible, puede ser abolido. ¿Cómo es que nadie ha
sido consciente de eso? ¿Y cómo dudar de la originalidad de mis conclusiones? Prendiendo
fuego al Pabellón de Oro, tesoro nacional desde el año
1890, yo cometería un acto de pura abolición, de definitivo aniquilamiento, que reduciría la
suma de Belleza creada por la mano del hombre.
LAURA ESQUIVEL MALINCHE 82pags. 82*2=164 177-164=13
Todos los augurios pronosticaban la caída del imperio.
El primero de ellos fue una espiga de fuego que apareció en la noche y que parecía estar dejando caer gotas de fuego sobre la tierra.
El segundo presagio fue el incendio que destruyó el templo de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, sin ninguna explicación, sin que nadie hubiese encendido el fuego y sin que nadie lo pudiese apagar.
El tercero fue un rayo mortal que cayó sobre un templo de paja perteneciente al Templo Mayor de Tenochtitlan; fue un golpe de sol que surgió de la nada, pues apenas caía una leve llovizna.
El cuarto presagio fue la aparición en el cielo de una capa de chispas que de tres en tres formaban una larga túnica que atravesaba todo el cielo con su larga cola, saliendo por donde se mete el sol y dirigiéndose hacia donde éste sale. La gente al verlo daba alaridos de espanto.
En el quinto presagio, hirvió el agua en una de las lagunas que rodeaban el valle del Anáhuac. El agua hirvió con tal furia y se levantó tan alto que destruyó las casas.
El sexto presagio fue la aparición de Cihuacóatl, la mujer que se oía llorar por las noches diciendo: «¡Hijitos míos! ¿adonde los llevaré? ¡Tenemos que irnos lejos!».
El séptimo presagio fue la aparición de un ave desconocida que unos hombres que trabajaban en el agua encontraron y llevaron ante la presencia de Moctezuma. Era un pájaro ceniciento, como una grulla, que tenía en la cabeza un espejo. SÍ se miraba a través de él, se podía ver el cielo y las estrellas. Cuando Moctezuma miró por segunda vez el espejo, vio en la cabeza del ave a varias personas que se peleaban entre sí y lo tomó como un pésimo presagio.
Y el octavo y último presagio fue la aparición de gentes deformes que tenían dos cabezas o estaban unidas por el frente o la espalda y que después de que Moctezuma las veía, desaparecían.
JESUS FERRERO LAS TRECE ROSAS 108pags. 177-108=69
Prima Pepa
Llevaban más de media hora las unas ante las otras, en un lugar muy concreto y que a la vez parecía un no lugar: la
antesala de la capilla. Se consideraban las trece gafes y no se atrevían a mirarse a la cara. Todavía no había llegado
el momento de la complicidad en la desgracia y había en ellas algo parecido a la vergüenza. Las avergonzaba haber
sido elegidas.
Si de verdad voy a morir, no entiendo por qué me avergüenzo. Tendría que estar furiosa, o triste, o desesperada,
pero no avergonzada, pensaba Ana, ignorando que debe de haber un momento, anterior a la rabia, en que la
muerte,
Justa o injusta, provocada o no, es experimentada crudamente por el viviente como una vergüenza, que hace muy
difícil la mirada hacia uno mismo y hacia los demás.
-Con toda evidencia, somos las cenizas más cenizas de Las Ventas -proclamó Pilar-. ¡Y para colmo somos trece! ¡Es
para no creerlo! ¡Las trece de la fama!
IMRE KERTSZ DIARIO DE LA GALERA pag.177
Cuando mato un insecto que me importuna, se plantean, sensatamente, las siguientes preguntas: ¿por qué existe el insecto ya que su existencia puede eliminarse con tal facilidad o, dicho de otro modo, ya que otros seres vivos pueden matarlo con tal facilidad y alimentarse quizá de él? Si ha nacido para sufrir tan terrible destino, ¿por qué es tan prolífico, por qué hay tantos de su especie? Podría responderse sensatamente que es a modo de defensa, por mor de la conservación, pues muchos de ellos son matados o utilizados como alimento. De ser así, sin embargo, ¿por qué son individuos, por qué poseen a pesar de todo cierta individualidad? La respuesta sensata es evidente: para que tengan un temor individual a la muerte, para que se ocupen por tanto de su conservación. Todas estas preguntas sensatas sólo conducen, para ser claros, a la insensatez; el sentido jamás puede conducir, en consecuencia, a la verdad, a aquella verdad que ha creado la vida y la sostiene.
ORHAN PAMUK ME LLAMO ROJO pag.177
—Nuestro Sultán nos ha ordenado que no se te torture por el momento —dijo el Comandante
De la Guardia—. Ha considerado adecuado que ayudes al Gran Ilustrador, el Maestro Osman, a
encontrar a ese miserable asesino que está matando a sus artífices y a aquellos siervos suyos que
preparan libros para él. En el plazo de tres días encontraréis a ese felón interrogando a los
ilustradores y observando las pinturas que han hecho. Nuestro Soberano está preocupado por los
rumores sediciosos que han surgido sobre los libros y los ilustradores. El Tesorero Imperial,
Hazim Agá, y yo os ayudaremos a encontrar a ese miserable tal y como nos ha ordenado Nuestro
Sultán. Uno de vosotros es pariente del difunto señor Tío y ha escuchado lo que éste le contó; sabe
cómo trabajaban los que iban a su casa de noche y toda la historia del libro. El otro presume de
conocer a todos los ilustradores del taller como la palma de su mano y es un gran maestro. Si en
tres días no encontráis no sólo a ese cerdo sino también la página que robó, y que es la que ha
provocado todos esos rumores, Nuestro Justo Sultán quiere que tú, señor Negro, hijo mío, seas el
primero en ser interrogado bajo tortura. No abrigamos la menor duda de que luego les llegará el
turno a todos los maestros ilustradores