miércoles, mayo 25, 2011

PARECIDOS RAZONABLES

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                                                                          nefertiti

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martes, mayo 24, 2011

QUE NO OS PILLEN VIVOS

«Abisa a todos los compañeros y marchar pronto, nos dan de palos
brutalmente y nos matan, como lo ben perdío no quieren sino la barbaridá.
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Canibalismo otoñal (1936), de Salvador Dalí

Obra de Salvador Dali que representa a dos amantes abrazándose hasta consumirse. Una alegoría del placer y la obsesión y el amor y el desgaste que tiene como consecuencia la muerte.

Pintada al inicio de la guerra civil española (1936).

                                                         

 

  Decadencia y canibalismo

(«Degollé a tanta gente y con tanto frenesí», recordaba décadas más tarde en Tetuán el ex combatiente Maadani,«que creí que me había vuelto loco»)

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Esta guerra marcó profundamente mi vida, ya que he vivido y visto cosas impensables en una sociedad como la de ahora. Nos encontrábamos en el frente pegados a los republicanos con los que charlábamos e intercambiábamos tabaco por papel en tiempos de tregua, sin pensar en ese momento que luego nos mataríamos unos a otros.«He visto muchos cadáveres alrededor mío, que recogíamos y metíamos en sacos para tirarlos al río, después de despojarlos de todas las cosas de valor que llevaban. Incluso he visto brotes de canibalismo, ya que lo que comíamos y nada era prácticamente lo mismo.

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Los electrones que saltan, decaen y vuelven al nivel anterior. Los planetas caen al sol. Algún día se unirán a él.
Los humanos que tienen un salto de conciencia, tienden a decaer a su animalidad.
Hay que estar alertas para no decaer.
El canibalismo de un planeta superior te permite salir de tu nivel y unirte al de éste. En realidad es que tu, como planeta, te comes a otros y creces. Es la escena en que la Tierra en formación es impactada por miles de meteoritos.
El canibalismo le permitió a los guaraníes incorprar las características del ser humano que se comían

El canibalismo de la humanidad, comer la carne de Cristo (y beber su sangre) le permitió liberarse. Pero debe renovar esta liberación constantemente, repitiendo el rito de la eucaristía y limpiando sus pecados, hasta que llegue el fin.
A las empresas les pasa algo parecido. La mía compraba otras empresas más pequeñas y ahora se la compró otra más grande. Fusiones y adquisiciones, el pez más grande que se come al más chico, canibalismo empresarial.
Para dar el salto, hay que comerse a otro. Uno que sea mejor. ¿Qué signfica esta nueva y loca asociación mental? ¿Unirse a otros? ¿Copiarle a otros? ¿Apropiarse de lo de otros?

El Canibalismo en la Historia

En el Antiguo Egipto, a finales del tercer milenio a.C. ocurrió una larga sequía que obligo a las personas a comerse entre ellas para poder sobrevivir. A este periodo se le conoce como "Años De Los Chacales".
También en la antigüedad, Atila, El Huno fue considerado uno de los caníbales más sádicos de la historia. Cuentan las historias que asesino a su hermano Bleda y se comió su corazón, también se dice que se comió a dos de los tantos hijos que tubo con sus muchas esposas.
Durante la conquista de América por parte de los españoles, los pueblos aliados y enemigos de Hernán Cortés se comían los cadáveres de los enemigos caídos, incluso llevaban sal a las batallas para cubrir con ella los cuerpos y así conservarlos para degustarlos mas tarde con sus familias.

 

Canibalismo hoy 

En 1962, un informe elaborado por expertos de las Naciones Unidas, sobre el estado de la alimentación mundial, mostraba que de las tres mas grandes zonas de canibalismo ancestral (Africa, Oceanía y América) el consumo de carne humana resurgía especialmente en las zonas azotadas por las guerras o por la hambruna. La estimación de los especialistas fue que el 0,3 % de los hambrientos en el mundo, es decir, unos 6 millones de personas, se alimentaba de otros seres humanos.

No es fácil reconocer que un antepasado se alimento de sus congéneres sin remordimiento y hasta con placer, menos fácil es reconocer que el habito antropofágico se prolongue hasta hoy en muchos lugares del mundo, pese a que el progreso económico y social, el desarrollo científico, la civilidad, la educación, la religión y otros elementos intercedieron en el desuso de la practica.

Por eso resulta paradójico que se produzca un resurgimiento del canibalismo. Ya sea por un motivo ritual, de hambre o criminal patológico  

                                                                       VENUS                                                                       

                                        

ROSA MONTERO-LA HIJA DEL CANIBAL  http://es.scribd.com/fullscreen/53690038?access_key=key-8sfd42w5umwbgenu0z2

domingo, mayo 22, 2011

BIBLIOMANCIA-MEDITACION-SAN GOOGLE.

              

Quien busca, encuentra. A veces en el mal sentido. Es decir, que tendemos a encontrar patrones si nos decidimos a buscar (y luego organizamos esos patrones para que tengan sentido, lo cual es incompatible con observar la realidad objetiva). Prueba de ello son las nubes: basta mirar un rato el cielo para ver formas reconocibles en esas esposas máquinas lluvia.
O mirad una salpicadura en la pared. ¿Veis al Pato Donald? A eso me refiero. En la pared no está el Pato Donald, sólo hay un puñado de salpicaduras que, según la idiosincrasia del observador, se parecerá al Pato Donald o a cualquier otro icono cultural. Nuestra mente, pues, está bastante incapacitada para observar la realidad: más bien se afana en organizarla a su conveniencia y a darle sentido subjetivo.
Por esa razón es tan fácil encontrar mensajes secretos en los libros.
Por ejemplo, busquemos anagramas en libros famosos. Cory Clahoun, famoso creador de enigmas, descubrió el siguiente en la célebre frase de Hamlet de Shakespeare: To be, or not to be: that is the question: / Whether ´tis nobler in the mind to suffer / the slings and arrows of outrageous fortune… (“Ser o no ser: he aquí la cuestión / Cuál es más digna acción del ánimo / sufrir los golpes de la fortuna injusta…”).
Éste es un anagrama exacto que brinda un perfecto resumen del contenido de la obra: In one of the Bard´s bestthought-of trageides, our insistent hero, Hamlet, queries on two fronts about how life turns rotten (“En una de las tragedias mejor pensadas del bardo, nuestro insistente héroe, Hamlet, se pregunta en dos frentes por qué la vida termina en putrefacción”).
Como señala Richard Wiseman, no estamos asistiendo a nada prodigioso:
Es simplemente la ley de los grandes números en funcionamiento. Dado el gran número de combinaciones de letras en las palabras y la enorme cantidad de texto en obras y en libros, no es sorprendente que cada tanto aparezca un anagrama. Lo que es quizá más sorprendente es que haya personas dispuestas a invertir una significativa cantidad de su tiempo en buscarlos.
Como ya escribí en una ocasión, incluso hay gente que busca esta clase de coincidencias completamente naturales desde el punto de vista de las matemáticas para darle más lustre a libros como la Biblia. Por ejemplo, El código secreto de la Biblia, de Michael Drosnin, es un ejemplo manifiesto de ello: incluso se atrevía a afirmar que la Biblia contenía profecías de hechos contemporáneos.
El matemático John Allen Paulos explica así esta supuesta conexión estadística:
Una secuencia de letras equidistantes es un conjunto ordenado de letras, en este caso hebreas, cada una de las cuales (salvo la primera) sigue a su precedente por un número fijo de otras letras. (No se cuentan los espacios entre palabras.) Un ejemplo simple es la palabra “nazi” (geNerAliZacIón), si se toma un intervalo entre letras de longitud 2. Habitualmente, los intervalos entre letras son mucho más largos: 23, 47, 69 o 92 letras, e incluso más. Los autores del artículo citado habían identificado en el texto de la Torá secuencias de letras equidistantes correspondientes a los nombres (o algunas variantes) de rabinos famosos que vivieron en siglos posteriores a los tiempos bíblicos, junto con secuencias a menudo contiguas correspondientes a sus fechas de nacimiento u otros eventos relacionados, la probabilidad de lo cual era minúscula.
En resumidas cuentas, lo importante no es la probabilidad de que aparezca una secuencia particular en un texto sino la probabilidad de que ALGUNA secuencia de significado vagamente similar aparezca DE ALGÚN MODO y EN ALGUNA PARTE del texto.
Bajo esta reglas tan laxas, es fácil, por ejemplo, encontrar secuencias interesantes en la traducción inglesa de Guerra y Paz: “Jordan”, “Chicago” y “Bulls”. Es decir, que Tolstoi estaba profundamente interesado en el futuro del baloncesto.El artículo estadístico antes citado también puede ilustrar otro defecto más sutil que tiene que ver con sesgos no intencionados en la elección de las secuencias buscadas, procedimientos definidos vagamente, la variedad y las contingencias de la ortografía del hebreo antiguo y las diversas versiones de la Torá, o incluso el teorema de Ramsey, un profundo resultado matemático sobre la inevitabilidad del orden en cualquier secuencia de símbolos lo bastante larga.
La disparidad (al gusto del consumidor) del hallazgo de mensajes reveladores en los libros incluso fue el gérmen de una mancia ciertamente letraherida: la bibliomancia. Pero de de eso os hablaré en la próxima entrega de este artículo.
Buscar intencionadamente lo que se quiere encontrar. Es lo que se vino a llamar bibliomancia. El método consistía en abrir un libro en una página al azar para interpretar así su contenido contextualizándolo y adaptándolo a la circunstancia presente. Esto es lo que dice el diccionario. Lo habitual, sigue el diccionario, era leer el primer párrafo.
Otra forma más indirecta de escoger el fragmento que se sometería a exégesis consistía en dejar el libro a la intemperie, abierto a la mitad exacta, para que el viento se encargara de pasar las páginas. También servía el arrojar el libro y leer la página donde hubiera quedado abierto. Tradicionalmente, el libro que se empleaba siempre para esta clase de adivinaciones era la Biblia. Con el transcurrir del tiempo, no obstante, son otros los libros que se han convertido en guías espirituales para los bibliomantes, como La Eneida de Virgilio. Por ejemplo, durante el Imperio Romano, cuentan las crónicas que Adriano señaló al azar un párrafo de La Eneida que predijo la aprobación por Trajano de su sucesión al trono.
O que Claudio II señaló un párrafo que vaticinó la muerte de su hermano Quintilo pocos días después de convertirse en emperador. También se usaron La Ilíada y La Odisea, de Homero. Ya ven ustedes, todo muy místico, todo muy código secreto de la Biblia o código da Vinci, o Código Penal, si me apuran: los leguleyos me entenderán.
Cualquier libro sirve, desde uno de Borges a uno de Twain, pasando por un poemario y hasta un lexicón. La serendipia llevada al extremo. El libro convertido en médium. La cura para la incertidumbre. Unos dados literarios para quienes, como yo, consideran azar y cálculo primos hermanos, cuando no hermanos gemelos univitelinos.
En cualquier caso, los que tengan una sensibilidad especial no necesitarán tirar de su cerebro mal calibrado para encontrar patrones donde en realidad no hay nada. Los especialmente sensibles podrán encontrar mensajes secretos de verdad. De los que vale la pena encontrar. Mensajes que no pueden ser analizados matemáticamente.
Para encontrar estos mensajes, sin duda, se requiere tesón. O a lo mejor, por casualidad, algún día te tropiezas con algún verso huérfano en una servilleta de papel de una cafetería perdida, o con un bosquejo en alguna pared tapiada, o con el eco de una tonada melancólica en un zaguán, o con una bella forma de barro en un alcorque, o con las joyas en forma de lentejuelas de rocío derramadas sobre el césped recién regado, o con el ritmo sincopado de las pisadas de una niña sobre la hojarasca crujiente. El mundo, aunque os parezca lo contrario después de mi explicación, es más fértil en este tipo de mensajes que en los comúnmente conocidos como mensajes secretos.

Vía | Rarología de Richard Wiseman / Elogio de la irreligión de John Allen Paulos