Atraviesa usted actualmente por grandes dificultades —prosigue la anciana—, está rodeado de
hombrecitos.
Conozco perfectamente a estos hombrecitos. En el Canon taoísta se les llama sanshi, los «tres
cadáveres», viven desnudos, habitan a menudo en los cuerpos de los hombres, se esconden en su
garganta y se alimentan de su saliva. Esperan a que éstos estén dormidos para ascender a la corte
celestial a fin de informar al Señor del Cielo de los vicios en que han caído.
La anciana dice también que un hombre malvado de ojos inyectados en sangre quiere castigarme
y que me costará mucho escapar de él, por más que haga votos y queme incienso.
La mujer gruesa se desliza del sillón al suelo, rueda sobre el piso. No es de extrañar que éste se
halle limpio; enseguida advierto que mis pensamientos son impuros y ella reanuda sus
imprecaciones contra mí. Me asegura que los tigres blancos que me rodean son un total de por lo
menos nueve.
—¿Me queda alguna posibilidad de salvación? —digo yo mirándola
GAO XINGJIAN LA MONTAÑA DEL ALMA pag.56
Gibreel, cuando se somete a lo inevitable, cuando, con párpados pesados, se desliza
hacia visiones de su peripecia angélica, se cruza con su amante madre que tiene para él un
nombre diferente, Shaitan, le llama, Shaitan, ni más ni menos, porque él ha estado enredando
con los tiffins que hay que llevar a la ciudad, para almuerzo de los oficinistas, chico travieso
ella corta el aire con la mano, el muy granuja ha puesto recipientes de carne destinados a los
musulmanes en las bolsas de los hindúes no vegetarianos y los clientes se han indignado.
Diablillo, le reprende, pero luego lo toma en brazos, mi pequeño farishta, los niños ya se sabe,
y él la deja atrás mientras sigue hundiéndose en el sueño y creciendo a medida que va cayendo,
y aquella caída empieza a parecer una huida, y la voz de su madre flota hasta él desde lo hondo,
baba, mira cómo has crecido, qué enorme, ah, ah, palmadas. Él, gigantesco, sin alas, tiene los
pies en el horizonte y los brazos alrededor del sol. En los primeros sueños, él ve comienzos:
Shaitan, expulsado del cielo, extiende el brazo hacia una rama de la Cosa Suprema, el loto del
último confín que está debajo del Trono, pero Shaitan no lo alcanza, cae, plaf. Pero siguió
viviendo, no estaba, no podía estar muerto, cantaba desde las profundidades del infierno sus
versos suaves y seductores. Oh, las dulces canciones que él cantaba y en las que sus hijas
hacían coro diabólico, sí, las tres, Lat Manat Uzza, niñas sin madre que ríen con su abba, que
esconden la risa con la mano mirando a Gibreel, ya verás la broma que te reservamos, a ti y al
comerciante de la montaña
SALMAN RUSHDIE LOS VERSOS SATANICOS pag.56
Mucho después,
mientras el padre trabajaba en una serie de maniquíes infantiles, lo
comprendieron todo: «¡Todo por culpa de esas malditas películas!»,
gritó el hijo.
El hombre de la calle había comenzado a perder la pureza de sus
gestos por culpa de esas malditas películas de las que traían cajas y
más cajas de Occidente y que se proyectaban durante horas en los
cines. Nuestra gente dejaba de lado sus propios gestos a una
velocidad apenas perceptible y comenzaba a imitar los movimientos
de otros, a identificarse con ellos. No quiero alargarme en la multitud
de detalles que recitó el hijo para demostrarme cuánta razón tenía su
padre en el odio que sentía hacia esos nuevos movimientos
artificiales, hacia aquellos gestos incomprensibles: me explicó todas
aquellas carcajadas aprendidas de las películas, todos aquellos gestos
improcedentes aprendidos de las películas, desde cómo abrir una
ventana a cómo dar un portazo, desde cómo sostener una taza de té
a cómo ponerse una chaqueta, las afirmaciones con la cabeza, las
toses educadas, los momentos de ira, los guiños, los puñetazos, esos
movimientos vertiginosos de ojos y cejas, esas finuras o violencias
que mataban nuestra ruda e infantil inocencia. Su padre ya no quería
ni ver aquellos movimientos mestizos que habían perdido su pureza.
Decidió no volver a salir de su taller porque temía que aquellos
nuevos y falsos movimientos influyeran de manera negativa en sus
«hijos» y les hicieran perder su pureza: al encerrarse en el sótano de
su casa declaró que, de hecho, hacía mucho que había percibido «el
significado que debía ser conocido y la esencia del misterio»
ORHSN PAMUK EL LIBRO NEGRO pag.56
(15) Estarán sobre lechos de felicidad incrustados de oro, (16) reclinados sobre ellos, unos enfrente de otros.
(17) Serán servidos por jóvenes inmortales (18) con copas, jarras y vasos llenos de un agua de manantiales puros (19) que no nublará sus mentes ni les embriagará; (20) y con fruta de la que elijan, (21) y con la carne de ave que les apetezca.
(22) Y [con ellos estarán] compañeras puras, de hermosísimos ojos, (23) como perlas ocultas.
(28) [Se hallarán, también,] entre azufaifos cargados de fruta,(29) y acacias en flor, (30) y una extensa umbría, y aguas que brotan, (32) y fruta en abundancia, (33) que no se agotará ni será difícil de alcanzar.
(34) Y [con ellos estarán sus] esposas, elevadas [en dignidad]: (35) pues, ciertamente, las habremos creado perfectas, (36) resucitándolas como vírgenes;(37) afectuosas, afines en todo (38) a los que han alcanzado la rectitud:(39) habrá muchos de los primeros tiempos, (40) y muchos de los últimos tiempos.
MAHOMA SURA 56
Oki le contó que del otro lado de la bahía, un poco más allá de Ito, solían verse cardúmenes enteros de delfines.
Los persiguen hasta obligarlos a llegar cerca de la costa, y entonces los hombres se tiran al agua y los agarran a mano limpia. Los delfines no resisten que se les hagan cosquillas bajo las aletas.
–Pobrecitos.
Me pregunto si una chica bonita lo resistiría.
–¡Qué idea tan repugnante! Creo que se defendería a arañazos.
–Es probable que los delfines sean más mansos.
YASUNARI KAWABATA LO BELLO Y LO TRISTE pag.56
Tierra, divina diosa, Madre Naturaleza, que engendraste todas las cosas
y das a luz siempre de nuevo el sol que has donado a las naciones; guardiana
del cielo y del mar, y de todos los dioses y potencias; por tu influencia toda la
naturaleza se apacigua y se echa a dormir... De nuevo, cuando te place, envías
la alegre luz del día y alimentas la vida con tu eterna seguridad; y cuando el
alma del hombre se va, vuelve a ti. En verdad te llaman justamente se salió de haber pasiego la volvió estado mirando oferta de ustedes y de momento cuerno 90 es externo no es Norberto muy buena pero de momento no lo puedes cuero, y un poco de permaneció ahí el momento pues está haciendo números y más o menos desigual una posición Gran Madre
de los Dioses; la Victoria está en tu nombre divino. Tú eres la fuente de la
fuerza de los pueblos y los dioses; sin ti nada puede nacer ni hacerse perfecto;
eres poderosa, Reina de los Dioses. Diosa, te adoro como divina, invoco tu
nombre; dígnate concederme lo que te pido, así podré dar gracias a tu divinidad
con la fe que te es debida..Ahora también suplico tu intercesión, con todos tus
poderes y hierbas, y a tu majestad: te ruego a ti, a quien la Tierra, la madre
universal, ha parido y nos ha dado como una medicina saludable para todos los
pueblos y revestido con majestad, que seas ahora muy beneficiosa para la
humanidad. Esto te ruego y te suplico: está presente aquí con tus virtudes, pues
la que te creó ha hecho que yo pueda llamarte con la buena voluntad de aquel a
quien se concedió el arte de la medicina; por consiguiente concede por amor de
la salud, buena medicina por medio de esos poderes mencionados.
ROBERT GRAVES LA DIOSA BLANCA pag.56
No responder a las voces de sus Padres como un deber normal. Si durante la operación hay un momento en que se separan vida y muerte, no seremos capaces de llamarlo de nuevo al lado de la vida, y eso me preocupa hasta ponerme enferma.
La agitación de mi Madre hallaba eco en la ansiedad de mi esposa y la amplificada. Con movimientos exagerados, con una furiosa sacudida de su delgado cuello, dijo:
En nuestra comarca, muchísimas veces, si alguien que estaba a punto de morir oía la voz de un pariente, volvía inmediatamente a la vida. Inhalando ruidosamente, pareció morderse la lengua.
KENZABURO OE ¡ DESPERTAD,OH JOVENES DE LA NUEVA ERA¡ pag.56