sábado, diciembre 17, 2011

EL P A I S D E D O S

 

                                                        

                 escanear0023

                      Zapatero y Rajoy culminaron ayer el traspaso de poderes 

 

                   Forges 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos

Batir de alas                  675   708-675=33

Dejó a un lado el periódico, se llevó a la frente su puño enorme y de nuevo sintió la
mirada de alguien fija en su persona. Entonces salió despacio de la habitación,
esquivando las piernas lectoras, por delante de la mandíbula abierta y naranja de la
chimenea. Se perdió por los pasillos ruidosos, y se encontró inesperadamente en un
salón donde las patas blancas y curvas de las butacas se reflejaban en el parquet del
suelo, y donde colgaba un gran cuadro de Guillermo Tell haciendo blanco en la
manzana que su hijo sostenía en la cabeza; a continuación examinó con
detenimiento la tristeza de su rostro recién afeitado, las venillas rojas de sus ojos, su
pajarita de cuadros, en un cuarto de baño resplandeciente donde el agua
borboteaba musicalmente y una colilla dorada abandonada por alguien flotaba en
el fondo de porcelana

Don Campbell EL EFECTO MOZART  261    261*3=783-708=75

Una carrera de bicicleta transcontinental que se corrió ha-ce poco al ritmo de música, entre Santa Mónica (California) y Nueva York, marcó el récord mundial de 9 días, 23 horas y 15 minutos. Un ciclista comentó que escuchar cintas de música instrumental destinada a sincronizar la acti-vidad cardiovascular y muscular mejoró en un 25 por ciento su rendimiento en carrera de fondo.21 Actualmente se venden cintas de «música sincronizada para alto rendimiento» para correr, trotar, esquiar y otras actividades que re-quieren vigor y que tienen sus propios cadencia y ritmo. (Tenga presente que estas cintas se pueden escuchar a volumen suave durante los ejercicios para no dañar los oídos.)

Haruki Murakami 1Q84   683    708-683=23

Por fin abrió los ojos, se centró y observó su mano derecha, agarrada al borde de
la mesa. Confirmó que el mundo no se había desintegrado, que él seguía estando allí
y seguía siendo el mismo. Aún sentía cierto entumecimiento, pero aquélla era su
mano derecha, sin duda. También olía a sudor. Era un olor extrañamente salvaje,
como el que se percibe delante de la jaula de alguna bestia en los zoológicos. Sin
embargo, aquél era el olor que él mismo desprendía, no cabía duda.
Tenía sed. Tengo estiró la mano, alcanzó el vaso de la mesa y bebió la mitad del
agua, prestando atención a no derramarla. Una vez que descansó y recobró el aliento,
se bebió la otra mitad. Su mente regresó, progresivamente, a su sitio, y sus sentidos
volvieron a la normalidad. Depositó el vaso vacío sobre la mesa y se secó los labios
con el pañuelo.

ACORDE ENTRE BLANCO Y NEGRO

 

 

Muriel Barbery La elegancia del erizo 170*2=340-283=37

Sí, me cae muy bien Olimpia Saint-Nice. Constitución es una
encantadora gatita color caramelo, con el hociquito rosa bombón, bigotes
blancos y almohadillas lila, cuyos dueños son los Josse y, como todos los
animales de pelo del palacete, se ve sometida a los cuidados de Olimpia al
menor achaque. Pues bien, esta cosita inútil pero apasionante, de tres años de
edad, no hace mucho se pasó toda la noche maullando, arruinando así el sueño
de sus amos.
—¿Y eso por qué? —pregunto en el momento adecuado, porque estamos
enfrascadas en la complicidad de un relato en el que cada una quiere interpretar
su papel a la perfección

JAMES JOYCE-ULISES I    283

Los cascos de su caballo repiqueteando detrás de
nosotros por la calle Abby. Suerte que tuve la
presencia de ánimo de meterme en lo de
Manning; si no hubiera hecho así me las veo
negras. Se dio un buen golpe, por Dios. Debe de
haberse roto la cabeza contra las piedras. No
tendría que haberme dejado llevar por esos
estudiantes de medicina. Y los ridículos del
Trinity con sus gorros cuadrados de estudiante.
Buscando líos. Sin embargo llegué a conocer a
ese joven Dixon que me curó la picadura en el
Mater y ahora está en la calle Holles en lo de la
señora Purefoy. Así es el engranaje. Todavía
tengo en mis oídos el silbato del policía. Todos
tomaron las de Villadiego. ¿Por qué me eligió a
mí? Aquí mismo empezó.

Don Campbell- EL EFECTO MOZART  261  pág     283-261=22

Es posible que los poderes de la música sean aún más impresionantes que lo que indican estos estudios. Aunque el equipo de Irvine llevó a la atención del público el efecto Mozart, sin duda han sido los estudios del doctor Alfred Tomatis los que han establecido las propiedades sanadora y creativa del soni-do y la música en general, y del efecto Mozart en particular.
Durante la última mitad del siglo, este médico francés ha dedicado su vida a comprender el oído y las muchas manifestaciones de la escucha.14 Para sus socios es el Einstein del sonido, el Sherlock Holmes de la detección sónica. Para muchos de sus pacientes es sencillamente el doctor Mozart. Durante este tiempo, Tomatis ha hecho pruebas a más de 100.000 clientes en sus Centros de Escucha (Listening Centers) de todo el mundo para detectar discapa-cidades de escucha, vocales y auditivas, así como trastornos en el aprendi-zaje. Desde su casa principal en París trabaja con muchísimas personas, entre ellas músicos profesionales, niños con discapacidades psicológicas y de aprendizaje, y personas con lesiones graves en la cabeza. Su visión global del oído establece nuevos modelos para la educación, curación y rehabilitación.
Los logros de Tomatis son legión. Fue el primero en entender la fisiología de la escucha en cuanto diferente de oír. Clarificó la comprensión del domi-nio del oído derecho en el control del habla y la musicalidad, y desarrolló téc-nicas para mejorar su funcionamiento. Tiene el mérito de haber descubierto que «la voz sólo puede reproducir lo que el oído puede oír», teoría que tiene importantísimas aplicaciones prácticas en el desarrollo del lenguaje, teoría que la Academia Francesa de Medicina primero ridiculizó, pero después aceptó ampliamente y la llamó efecto Tomatis. Elaboró un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo del oído, observando cómo funciona el sistema ves-tibular, o la capacidad de equilibrar y regular el movimiento de los músculos internos.
Pero posiblemente su aportación más importante fue reconocer que el feto oye sonidos en el útero.

Con poco más de treinta años, su curiosidad científica lo llevó al mundo de la embriología, en el que descubrió que la voz de la madre hace las veces de cordón umbilical sónico para el desarrollo del bebé, y constituye una fuen-te fundamental de nutrición. Esto lo condujo a la invención de una técnica que él llama Renacimiento Sónico, en el cual se filtran sonidos uterinos simu-lados para tratar discapacidades de escucha y trastornos emocionales.
La historia se inicia a comienzos de los años cincuenta, cuando tuvo conocimiento de la obra pionera de V. E. Negus, estudioso británico. Negus observó que en muchos casos los pajaritos bebés que son empollados por padres adoptivos no cantan ni imitan los sonidos de los pájaros que los

empollaron. Esto indujo a Tomatis a investigar el papel del sonido en el útero y a preguntarse si los problemas de desarrollo posnatales, sobre todo el autismo y los trastornos del habla y el lenguaje, podrían estar relacionados con una ruptura en la comunicación o trauma ocurrida en el útero.
En contradicción con la opinión que predominaba entonces, Tomatis declaró que el feto es capaz de oír. Pese a las burlas de sus colegas, que lo trataron como si fuera un renegado, perseveró y descubrió que el oído comienza a desarrollarse ya en la décima semana de gestación, y que a los cuatro meses y medio ya es funcional. Para medir las impresiones acústicas del útero, diseñó un sistema subacuático, con micrófonos, altavoces y grandes láminas de caucho, que eliminaba los efectos de las bolsas de aire en sus experimentos.
«El feto oye toda una gama de sonidos predominantemente de baja fre-cuencia», explica en L'oreille et la vie, su autobiografía. «El universo de soni-dos en que está sumergido el embrión es particularmente rico en calidades de sonido de todo tipo, [...] rumores internos, el movimiento del quilo durante la digestión, y los ritmos cardiacos como una especie de galope. Percibe la res-piración rítmica como un flujo y reflujo distante. Y luego la voz de su madre se afirma en este contexto.» Tomatis compara esto con una sabana africana al anochecer, con sus «reclamos y ecos distantes, crujidos sigilosos y el rumor de las olas». Cuando el circuito audiovocal está correctamente establecido, ese diálogo permanente, que le garantiza que va a tener un desarrollo armo-nioso, produce en el embrión una sensación de seguridad.
Tomatis observó además que, después de nacer, el bebé suele relajarse muy poco, hasta que su madre habla. «En ese momento el cuerpo del bebé se inclina en dirección a su madre. [...] El recién nacido reacciona al sonido de una voz determinada, la única voz que conocía mientras estaba en la fase fetal.» Como si la madre percibiera instintivamente esto, le canta al bebé, lo induce a dormir con nanas, lo aprieta contra su pecho con dulces melodías y le canta canciones infantiles para favorecer su desarrollo.

José Luis Sampedro
La sonrisa etrusca      
195 págs  195*2=390-283=107

»Me oyes, ¿verdad, niño mío? Qué importa mi boca cerrada, ¡cuando piensas con alma
te oyen! Apréndelo: miras bien fijo a un fulano pensando «si rechistas, te machaco» y,el
tío se arruga, te lo digo yo... A lo suave, lo mismo: miras a una mujer viéndola ya en tu
cama ¡y la tienes medio en el bote!... Ya ves, cada noche pensaba yo para mis ovejas por
dónde las llevaría al día siguiente y casi andaban solas... ¡Hasta los animales se dan cuenta!

 

GAO XINGJIAN
LA MONTAÑA DEL ALMA  pág 283

Me han contado que, durante la noche, se oían extraños tañidos de campana y redobles de
tambor, procedentes de la montaña, allí donde bordea el mar. Eran monjes y monjas taoístas que
estaban entregados a sus ceremonias secretas. El y ella me han explicado que se los encontraron por
casualidad y que los vieron con sus propios ojos. Hablaron de ello a la gente de su entorno. Pero, si
uno subía en pleno día a la montaña, era imposible dar con ese templo taoísta.
Si no les fallaba la memoria, debía de estar pegado al acantilado, al borde del mar. Según él,
estaba cerca de la cima. No, según ella, se encontraba en la ladera de la montaña y un camino
tallado en la pared escarpada conducía hasta allí.
Y decían ambos que era un templo muy bonito, erigido en una anfractuosidad, accesible
únicamente por ese pequeño sendero. Permanecía de día totalmente invisible, tanto para los
pescadores desde el mar como para los que recogían hierbas medicinales que recorrían las
montañas. Habían ido allí al oscurecer guiándose por la música, a tientas en medio de la noche. De
repente la luz de una antorcha aclaró la oscuridad, la puerta del templo se abrió y fueron tragados
por el humo del incienso

jueves, diciembre 15, 2011

HA SIDO NECESARIO


                                                                                                     
El psicoanalista

John Katzenbach  529     613-529=84

Ricky sacudió la cabeza. En veinticinco años había tenido tres pacientes que se habían suicidado. A dos de ellos se los habían enviado con todos los síntomas clásicos del suicida potencial y sólo los había tratado poco tiempo antes de que acabaran con sus vidas. En esas ocasiones se había sentido impotente, pero era una impotencia libre de culpa. La tercera muerte, en cambio, había sido de un paciente de mucho tiempo, cuya espiral descendente no había sido capaz de detener, ni siquiera con fármacos antidepresivos, tratamiento que rara vez recetaba, y no había querido mencionarlo a la detective Riggins, ni siquiera ahorrándole los detalles. «Ése era el retrato de un suicida. Zimmerman no», pensó con un ligero estremecimiento, como si la habitación se hubiese enfriado de repente. La torre herida por el rayo  -Ferndando Arrabal  101*7=707-613=94 De Kerguelen logró escaparse de su covachuela y avisar a la policía. Concluía con ello un ciclo que le había llevado de la guerrilla urbana al arrepentimiento, de la tuberculosis a la venganza y del surrealismo a la delación. Cuando Amary y sus cómplices del Comité Communiste International fueron detenidos y encarcelados, pensó que ya era demasiado tarde para intentar suicidarse por tercera vez... procurándose solitariamente el deleite carnal.
Por favor especialísimo, el Ministerio de Justicia permitió a Tarsis visitar a Amary dos meses después de su triunfo. El guardián de la Cárcel de la Santé que le acompañó le advirtió: —No le va a reconocer: ha engordado una barbaridad. Se pasa el día en la celda sin salir al paseo y hablándose constantemente, como si se representara todos los personajes de una función de cine. Cuando Tarsis entró en la celda de su adversario, comprendió al fin dónde y cuándo le había conocido. Amary, obeso, se refugió detrás del váter, y le dijo con voz de falsete: —«El niño» hará todo lo que pidas. EL ESTADO SALVAJE-GEORGES CONCHON    pag 613 ¿Te duele,Avit?  !No¡ Tenia sangre en los ojos,alrededor de la boca,y los riñones le molestaban un poco.”Y eso es todo-se decía-,no hay que hacer un drama con ello.” JAMES JOYCE-ULISES    613
Sí, ahora me acuerdo —dijo Nosey Flynn,
metiéndose la mano en el bolsillo para rascarse
la ingle—. ¿Quién era que me lo estaba
contando? ¿No anda Blazes Boylan mezclado en
eso?
Un cálido golpe de aire calor de mostaza
se montó sobre el corazón del señor Bloom.
Levantó los ojos y se encontró con la mirada de
un reloj bilioso. Dos. El reloj del bar cinco
minutos adelantado. El tiempo pasa. Las
manecillas se mueven. Las dos. Todavía no.
Anhelosamente su diafragma subió, se
hundió dentro de él, subió más largamente,
largamente.
Vino.
Oliósorbió el zumo cordial y, ordenando a
su garganta vehementemente que lo
apresurara, asentó luego con delicadeza su vaso
de vino
BORGES-OBRAS 613
El señor Villari, al principio, no dejaba la casa; cumplidas
unas cuantas semanas, dio en salir, un rato, al oscurecer. Alguna
noche entró en el cinematógrafo que había a las tres cuadras.
No pasó nunca de la última fila; siempre se levantaba un poco
antes del fin de la función. Vio trágicas historias del hampa;
éstas, sin duda, incluían errores; éstas sin duda, incluían imágenes
que también lo eran de su vida anterior; Villari no los
advirtió porque la idea de una coincidencia entre el arte y la
realidad era ajena a él. Dócilmente trataba de que le gustaran
las cosas; quería adelantarse a la intención con que se las mostraban.
A diferencia de quiénes han leído novelas, no se veía
nunca a sí mismo como un personaje del arte.
EDGAR ALLAN POE-OBRAS EN ESPAÑOL  542 págs   613-542=71
Mientras tanto, el aprendiz a quien había sido confiado el original, voló sin perder
un instante a su “caja” y se dispuso a “componer” el manuscrito.
En primer lugar, por supuesto y dado que la palabra inicial era ¡Oh...!, metió la
mano en el agujero correspondiente al signo de admiración y la retiró triunfante con uno de
dichos signos. Entusiasmado por este éxito, se lanzó de inmediato y con gran ímpetu a la
caja de las “oes” mayúsculas; pero, ¿quién describirá su horror cuando sus dedos volvieron a
salir sin la anticipada letra entre ellos? ¿Quién pintará su estupefacción y su rabia al
advertir, mientras se frotaba los nudillos, que su mano no había hecho otra cosa que
tantear inútilmente el fondo de una caja vacía? En el compartimiento de la “o” mayúscula no
quedaba una sola “o” mayúscula; y, lanzando una ojeada temerosa al de la “o” minúscula, el
aprendiz comprobó para su indescriptible espanto que tampoco había allí ninguna letra.
Despavorido, su primer impulso fue correr en busca del encargado.
¡Señor! - jadeó, tratando de recobrar el aliento -. ¡No puedo componer nada si me
faltan las oes!








miércoles, diciembre 14, 2011

UN GUSANO EN EL PARAISO

 

    SILVIA R.MILLE PAGAZA   INVERTEBRADOS    pág 339     GUSANO                                                                                               

                  

ANATOLE FRANCE-EL FIGON DE LA REINA PATOJA  197 págs  197*2=394-339=55

Podéis estar seguros, señores, de que si el diablo es tal y como se le pinta,
no habita en un elemento tan sutil como el fuego. Es un gran contrasentido
colocar a tan feísima bestia en el sol. Pero, como ya he tenido el honor de
decírselo, señor Dalevuelta, al capuchino de vuestra señora madre, yo
entiendo que los cristianos calumnian a Satanás y a los demonios. Que
pueda haber, en algún mundo desconocido, seres mucho más malvados y
perversos que los hombres, es posible, aun cuando casi es inconcebible.
Pero seguramente, si existen, habitarán regiones privadas de luz y, si arden,
serán en los hielos, que, en efecto, producen dolores de quemadura, y no en
las llamas ilustres, entre las ardientes hijas de los astros. Sufren porque son
malvados, y la maldad es un mal; pero sus padecimientos sólo deben
consistir en sabañones. Por lo que se refiere a vuestro Satán, que es el
horror o el coco de vuestros teólogos, yo no le considero tan despreciable
juzgándole por todo cuanto de él decís, y, si por ventura existiera, yo le
tendría, no por una bestia horrible, sino por un pequeño silfo o, por lo
menos, por un gnomo metalurgista, un poco burlón y muy inteligente.
El abate se tapó los oídos y huyó para no escuchar más.

BORGES-OBRAS   pág 139

Los ángeles me comunicaron que cuando falleció Melanchton, le
fue suministrada en el otro mundo una casa ilusoriamente igual
a la que había tenido en la tierra. (A casi todos los recién venidos
a la eternidad les sucede lo mismo y por eso creen que no
han muerto.) Los objetos domésticos eran iguales: la mesa, el
escritorio con sus cajones, la biblioteca. En cuanto Melanchton
se despertó en ese domicilio, reanudó sus tareas literarias como si
no fuera un cadáver y escribió durante unos días sobre la justificación
por la fe. Como era su costumbre,' no dijo una palabra
sobre la caridad. Los ángeles notaron esa omisión y mandaron
personas a interrogarlo. Melanchton les dijo: "He demostrado
irrefutablemente que el alma puede prescindir de la caridad
y que para ingresar en el cielo basta la fe." Esas cosas les decía
con soberbia y no sabía que ya estaba muerto y que su lugar
no era el cielo. Cuando los ángeles oyeron ese discurso lo abandonaron.

NABOKOV-OBRAS   pág 339

No, mirarla era todavía imposible; antes tenía que acostumbrarse a su
presencia en aquel salón que aunque grande era al tiempo limitado, porque la
música les había puesto cerco y se había convertido para ellos en una suerte de
prisión en la que ambos estaban destinados a permanecer cautivos hasta que el
pianista acabase de construir y mantener sus bóvedas de ruido.

Katherine Pancol Los ojos amarillos de los cocodrilos 339

El silencio era total. El realizador emitía planos de espectadores estupefactos que intercalaba entre cada tijeretazo.

Sólo se oía eso, el filo de las tijeras entre la sedosa masa de pelo. Producía un chirrido regular, terrorífico. Ni una sola voz se levantó para protestar. Ni un solo grito. Sólo un estupor general que se filtraba entre los labios cerrados de los espectadores como un murmullo sordo.

El presentador cortaba ahora sin ambages la masa de pelo como un jardinero armado con una podadora siega un seto. El ruido de las tijeras se había hecho más suave, más brutal. Los filos plateados bailaban por encima de la cabeza de Iris como un ballet metálico. Matas de pelo se resistían y el hombre se encarnizaba con un ímpetu de trabajador celoso. La audiencia iba a explotar. Iba a salir en todos los zappings de la semana. Sólo se iba a hablar de su programa. Se imaginaba los títulos, los comentarios, los celos de sus colegas.

Dejó caer, por fin, las largas tijeras y proclamó triunfante:

—Señoras y señores, Iris Dupin acaba de probar que ficción y realidad son sólo una, pues...

El psicoanalista

John Katzenbach    339

Recuperó fragmentos de su memoria y releyó partes que recordaba de sus días de universitario. Absorbió la escena en que Ulises cierra las puertas de golpe a los pretendientes y asesina a todos los hombres que le suponían muerto.

 

Obras completas
(y otros cuentos)
Augusto Monterroso 103 págs   103*4=412-339=73

Viernes 15
Ayer se me olvidó apuntar mis aventuras, pero como no tuve ninguna
aventura no importa. Ojalá que mañana consiga los cincuenta
centavos, pues quiero ver una película que dicen que está muy bonita y
el bandido muere al final buenas noches. [98]
Sábado 16
Hoy en la mañana salí con un libro debajo del brazo para venderlo,
a ver si así conseguía los cincuenta c.

Muriel Barbery La elegancia del erizo  170   170*2=340-339=1

Los martes y los jueves, Manuela, mi única amiga, toma el té conmigo en
mi casa. Manuela es una mujer sencilla a la que veinte años malgastados en
limpiar el polvo en casas ajenas no han despojado de su elegancia. Limpiar el
polvo es además un eufemismo de lo más púdico. Pero, en casa de los ricos, las
cosas no se llaman por su nombre.
—Vacío papeleras llenas de compresas —me dice con su acento dulce y
sibilante—, recojo la vomitona del perro, limpio la jaula de los pájaros —quién
diría que unos animalitos tan pequeños puedan hacer tanta caca— y saco brillo
a las tazas de los váteres. Así que, ¿el polvo?, ¡vamos, hombre, eso es lo de
menos!
Hay que tener en cuenta que cuando baja a la portería a las dos de la
tarde, los martes desde la casa de los Arthens, los jueves desde la casa de los de
Broglie, Manuela ha limpiado minuciosamente con bastoncillos de algodón,
hasta dejarlos impolutos, unos retretes de postín cubiertos de pan de oro que,
no obstante, son tan sucios y apestosos como todos los meaderos y cagaderos
del mundo, porque si hay una cosa que los ricos comparten a su pesar con los
pobres es unos intestinos nauseabundos que siempre acaban por zafarse en
algún sitio de lo que los hace tan apestosos.
Por ello Manuela merece nuestras reverencias y nuestros aplausos. Pese a
sacrificarse en el altar de un mundo en el que las tareas ingratas están
reservadas para algunas, mientras otras se tapan la nariz sin mover un dedo,
ella no renuncia por ello a una inclinación al refinamiento que supera con creces
todo revestimiento de pan de oro, por muy sanitario que sea.

martes, diciembre 13, 2011

LA TIERRA GIRA ¿A DERECHA O A IZQUIERDA?

 

 

       4h 18m de la noche

Un ser con gafas negras me mira desde mi izquierda.Por el día es invierno,pero en la noche debe de ser verano pues voy en manga corta.Paso por una verja que rodea un jardín con arboles.De repente me doy cuenta que voy desnudo de cintura para abajo,momentos después llevo un pantalón corto que no es mío.El lunar que tengo por el día en el muslo izquierdo  no lo veo.Tres guitarras me rodean,una de ellas empieza a arder con una llama vibrante y sube hacia el cielo. Momentos después ,me hablan en italiano enseñándome una moneda de un euro,no le entiendo, le digo que tengo sangre en los ojos y no veo muy bien.Hay una línea que separa el día de la noche,alguien corre desesperadamente de la obscuridad hacia el sol,pero la tierra gira más deprisa que él y nunca puede atravesarla.Yo estoy en el sol pero no me rio.

                                     

      DSC00438

BORGES-OBRAS   131

La guitarra, descaminada enumeración de imágenes
bobas, indigna del autor de En el barrio y que parece desdeñar
o ignorar las situaciones de eficacia poética motivadas por el
instrumento: la música prodigada a la calle, el aire venturoso que
nos es triste por el recuerdo incidental que le unimos, las amistades
que apadrina y corona. Yo he visto amistarse dos hombres y
empezar a correr parejo sus almas, mientras punteaban en las
dos guitarras un gato que parecía el alegre sonido de esa confluencia.
La última es Los perros del barrio, que es una sorda reverberación
de Almafuerte, pero que tradujo una realidad, pues el
pobrerío de esas orillas abundó siempre en perros, ya por lo centinelas
que son, ya por curiosear su vivir, que es una diversión
que no cansa, ya por incuria. Alegoriza indebidamente Carriego
esa perrada pordiosera y sin ley, pero trasmite su caliente vida en
montón, su chusma de apetitos. Quiero repetir este verso
cuando beben agua de luna en los charcos
y aquel otro dé
aullando exorcismos contra la perrera,
que tira de uno de mis fuertes recuerdos: la visitación disparatada
de ese infiernito, vaticinado por ladridos en pena, y precedido
—cerca— por una polvareda de chicos pobres, que espantaban a
gritos y pedradas otra polvareda de perros, para resguardarlos
del lazo.

VLADIMIR NABOKOV-CUENTOS   131

—Van a dar las dos de la mañana, amigo mío. La única justificación que se me
ocurre para su visita ha de ser un acontecimiento de inusitada importancia.
—Exactamente —dijo el tabernero en un tono tranquilo, aunque la verruga no
dejaba de moverse. Esto es lo que contó:
Había echado a la calle a cinco obreros completamente borrachos. Debían de
haber visto algo extraordinariamente raro en el exterior, porque todos ellos se
echaron a reír: «Oh, oh, oh —gruñía una de las voces—, igual es que he bebido de
más, ya que veo ante mis narices, grande como la vida, la hidra
contrarrevoluciona...».
No tuvo tiempo de terminar, porque se produjo un estallido, un ruido aterrador,
poderoso, y alguien dio un grito. El tabernero salió fuera a ver qué pasaba. Un
monstruo, brillando en las tinieblas como una montaña mojada, se estaba tragando
algo enorme, con la cabeza inclinada hacia atrás, dejando al descubierto su cuello
blanquecino que al moverse conformaba como una cadena de colinas; se tragaba
aquello y chupaba los huesos, sin dejar de balancearse con todo su cuerpo, hasta
que finalmente se acomodó tumbado en medio de la calle.
—Creo que se ha quedado dormido —acabó el tabernero, sujetándose su verruga
crispada con el dedo.
El propietario de la fábrica se levantó. Los robustos empastes de sus muelas
destelleaban con el fuego dorado de su inspiración. La llegada de un dragón de
carne y hueso no le sugería otro sentimiento distinto del deseo apasionado que
guiaba su existencia entera, el deseo de infligir una derrota a la compañía rival.
—¡Eureka! —exclamó—. Escucha, buen hombre, ¿hay algún otro testigo?
—No creo —replicó el otro—. Estaba todo el mundo en la cama, y decidí no
despertar a nadie y venir directamente a verle. Para evitar el pánico

MIENTRAS DUERMES-ALBERTO MARINI  pág 131

Repasó la lista de las cosas que iba a necesitar esa noche y que había apuntado en su libreta negra, junto con las ideas de cómo iba a utilizarlas. No había olvidado nada. Cerró la bolsa y miró el reloj. Las 18.40. Faltaba más de una hora para el regreso de Clara, pero quería que le sobrara tiempo, para evitar sorpresas.

Se pasó con generosidad el desodorante por todo el cuerpo y se vistió. Optó por ropa cómoda, que le permitiera la mayor libertad de movimientos posible. Eligió un chándal que no había utilizado nunca. Uno de los tantos regalos malogrados de su madre. Los colores, rojo y amarillo, eran llamativos, exageradamente llamativos. No es que a Cillian le importara demasiado su aspecto, pero pensaba que para todo había un límite: nunca se habría puesto algo así para salir a la calle.

Sin embargo, en ese momento la esencia era más importante que la estética, y ese atuendo cumplía con la necesidad.

ANATOLE FRANCE-LA REBELION DE LOS ANGELES   131

Los ángeles que renuncian a la beatitud celeste por el sufrimiento de la vida terrenal ensanchan su inteligencia, disponen de recursos para engañarse y adquieren la facultad de contradecirse, de modo que sus asambleas son tumultuosas y confusa como las de los hombres. En cuanto uno de los conjurados precisaba una cifra, los otros la ponían en duda, y no era posible sumar dos números sin producirse un altercado, porque hasta la aritmética pierde su exactitud ejercida con apasionamiento. El querube, que arrastró a Teófilo llevándole a viva fuerza, indignase al oírle alabar al Señor y le asestó sobre la cabeza varios puñetazos que hubieran desnucado a un buey; pero la cabeza de un músico es mas dura que el testuz de un cornalón y los golpes no modificaban la idea que Teófilo se formó de la Providencia Divina. Opuso Arcadio, con insistencia, su idealismo científico al pragmatismo de Zita, y logró impacientar al arcángel de bella forma femenina, que al fin le dijo:

—Razonas mal.

NABOKOV-PNIN    131

—Jazz, jazz, siempre tienen que oír su jazz estos jovenzuelos — murmuró Pnin para sí, y torció por el sendero que conducía al bosque y al río. Recordaba sus juveniles entusiasmos y los de Mira: teatro de aficionados, baladas gitanas,la pasión que ella sentía por la fotografía artística. ¿Dónde estarían ahora esas instantáneas que solía tomar: animales regalones, nubes, flores, un bosque en abril con sombras de abedules en"la nieve húmeda; soldados haciendo equilibrios en el techo de un furgón; la línea del horizonte en una puesta de sol, una mano sosteniendo un libro?

PHILIP ROTH Indignación 

71 PAGS  71*2=142-131=11

Un día en que estaba rebanando un hígado, que puede resbalar o culebrear bajo tu mano si no lo sujetas con suficiente firmeza, se hizo un profundo corte en la palma y hubo que llevarla corriendo al hospital para que le pusieran doce dolorosos puntos. Y yo mismo, por cuidadoso y atento que fuese, me había cortado docenas de veces, había sido necesario vendarme y luego mi padre me había reprendido por distraerme mientras estaba trabajando con el cuchillo. Crecí con sangre -con sangre y grasa y afiladores de cuchillos y aparatos para rebanar y dedos amputados o trozos de dedos cortados de las manos de mis tres tíos y también de mi padre-, y jamás me acostumbré a ello ni me gustó. Mi abuelo paterno, muerto antes de que yo naciera, había sido carnicero kosher (el Marcus por el cual recibí mi nombre y a quien, debido a los riesgos de su profesión, le faltaba medio pulgar), al igual que los tres hermanos de mi padre, tío Muzzy, tío Shecky y tío Artie, cada uno de los cuales tenía una tienda como la nuestra en una zona distinta de Newark. Sangre en la tarima de madera con ranuras detrás de las vitrinas refrigeradas de porcelana y vidrio, en las balanzas, en los afiladores, orlando el borde del papel parafinado, en la boca de la manguera que utilizábamos para limpiar el suelo de la cámara frigorífica… el olor a sangre era lo primero que notaba cada vez que visitaba a mis tíos y tías en sus tiendas. Ese olor a animal después de haber sido sacrificado y antes de ser cocinado me asaltaba cada vez. Entonces Abe, el hijo y heredero forzoso de Muzzy, cayó en Anzio, y a Dave, hijo y heredero forzoso de Shecky, lo mataron en la batalla de las Ardenas, y los Messner que los sobrevivieron quedaron empapados en la sangre de aquellos muchachos.

  CARLOS RUIZ ZAFON-EL PRISIONERO DEL CIELO  pag.131

Me gustaba saborear cada giro y desmenuzar la arquitectura de cada frase, creyendo que si descifraba la música de aquella prosa descubriría algo acerca de aquel hombre al que nunca había conocido y que todos me aseguraban que no era mi padre. Pero aquella noche era incapaz. Antes de finalizar una fiase, mi pensamiento se levantaba de la página

El psicoanalista

John Katzenbach  131

Toda la mañana había esperado que sonara el teléfono, con una respuesta de su agente de bolsa. Le sorprendía un poco no tener noticias de él, porque en el pasado había manejado siempre el dinero de Ricky con diligencia y seriedad. Marcó el número otra vez y volvió a salirle la secretaria.

Pareció algo nerviosa al oír su voz.

—Oh, doctor Starks, el señor Williams estaba a punto de llamarle. Ha habido cierta confusión con su cuenta —aseguro.

—¿Confusión? —A Ricky se le hizo un nudo en el estómago—.

¿Cómo puede confundirse el dinero? Las personas pueden confundirse. Los perros pueden confundirse. El dinero no.

JAMES JOYCE-ULISES  131

Una mirada de reojo a mi sombrero de
Hamlet. ¿Si me quedara súbitamente desnudo
aquí mismo donde estoy sentado? No lo estoy.
—A través de las arenas de todo el
mundo, seguida hacia el oeste por la espada
llameante del sol, emigrando hacia tierras
crepusculares. Ella marcha agobiada, schleppea,
remolca, arrastra, trascina su carga. Una marca
hacia el oeste, selenearrastrada, en su estela.
Mareas, dentro de ella, miríadinsulada, sangre
no mía, oinopa pontos, un mar vino oscuro. He
aquí la criada de la luna. En sueños el signo
líquido le dice su hora, le ordena abandonar el
lecho. Lecho nupcial natal mortal,
cirioespectroiluminada. Omis caro ad te veniet.
Él viene, pálido vampiro, atravesando la
tormenta con sus ojos, su velamen de murciélago navega ensangrentando el mar, boca
al beso de su boca.

lunes, diciembre 12, 2011

EN BUSCA DEL SUEÑO PERDIDO

                                         3h.24m de la noche

Tres hombres me colocan un pequeño paquete, envuelto en papel blanco en el bolsillo trasero del pantalón.Lo noto como algo metálico y parecido a una pistola. Hacen  señales a otros y empiezan a perseguirme.Vamos en dirección al Mar.Me detienen e inmediatamente me registran .Sacan el paquete y noto extrañeza en sus caras,contiene pan de dátiles con almendras.Se van un poco aturdidos.Lo que no comprendo es porque corría si sabia que no era una pistola.

 

  

BORGES-OBRAS COMPLETAS     360

Para nosotros, la última y firme realidad de las cosas es la materia— los
electrones giratorios que recorren distancias estelares en la soledad
de los átomos—; para los capaces de platonizar, la especie, la
forma. En el libro tercero de las Eneadas, leemos que la materia
es irreal: es una mera y hueca pasividad que recibe las formas
universales como las recibiría un espejo; éstas la agitan y la pueblan
sin alterarla. Su plenitud es precisamente la de un espejo,
que simula estar lleno y está vacío; es un fantasma que ni siquiera
desaparece, porque no tiene ni la capacidad de cesar.
Lo fundamental son las formas.

Hace Dios como
si vos tuviésedes un sello ochavado de oro que en una parte
tuviese un león esculpido; en la otra, im caballo; en otra, un
águila, y así de las demás; y en un pedazo de cera irnprimiésedes
el león; en otro, el águila; en otro, el caballo; cierto está que todo
lo que está en la cera está en el oro, y no podéis vos imprimir
sino lo que allí tenéis esculpido. Mas hay una diferencia, que
en la cera al fin es cera, y vale poco; mas en el oro es oro, y vale
mucho. En las criaturas están estas perfecciones finitas y de poco
valor: en Dios son de oro, son el misrno Dios. De ahí podemos
inferir que la materia es nada.

VLADIMIR NABOKOV-OBRAS     360

Cuando una noche memorable le
pedí que me diera una contestación definitiva, superverdadera, Katya se limitó a no
decir nada y, en su lugar, se quedó inmóvil en el sofá, mientras en sus ojos de espejo
se reflejaba la llama de la vela que en aquella noche de grandes turbulencias
históricas sustituía a la luz eléctrica .

CORAN-MAHOMA 360

Sura 11. Hud

(96) Y, CIERTAMENTE, enviamos a Moisés con Nuestros mensajes y con una clara autoridad
[Nuestra] (97) a Faraón y sus dignatarios: pero éstos obedecían [sólo] las consignas de
Faraón --y las consignas de Faraón no conducían en absoluto a la rectitud.129
(98) [Y por eso] él irá al frente de su pueblo en el Día de la Resurrección, después de haberles
conducido [en este mundo] hacia el fuego [de la Otra Vida]: ¡a que horrible destino eran conducidos!
--(99) habiendo sido perseguidos por el rechazo [de Dios] en este [mundo], y [finalmente les
alcanzará] en el Día de la Resurrección;130 [y] ¡qué inmundo regalo se les dio!

129 Lit., “no estaba rectamente guiado (rashid)”. El corto pasaje que se ocupa de Faraón y sus seguidores
(versículos 96-99) enlaza con, y amplía, la referencia a la tribu de Aad, que “seguía las consignas de todos
aquellos que se oponen arrogantemente a la verdad” (versículo 59 de este sura). Este pasaje se centra por
tanto sobre el problema del liderazgo inmoral y sobre el problema, derivado de ése, de la responsabilidad
moral del individuo por los errores cometidos en obediencia a una “autoridad superior”. El Qur’an responde
enfáticamente a esta cuestión en forma afirmativa: el dirigente y los dirigidos son culpables por
igual, y nadie puede ser absuelto de su responsabilidad so pretexto de que seguía sólo las órdenes de sus
superiores. Esta alusión indirecta al libre albedrío relativo del hombre --e.d., su libertad para elegir entre
el bien y el mal-- concluye adecuadamente las historias de los antiguos profetas y de sus comunidades
narradas en este sura.

JAMES JOYCE-ULISES  360

  Eran millones de almas creadas por Dios a su Propia Semejanza a
quienes no se había revelado (Dios mediante) la
fe. Pero eran almas de Dios creadas por Dios. Le
parecía una lástima al padre Conmee que todas
hubieran de perderse, un desperdicio si uno
pudiera decirlo.

domingo, diciembre 11, 2011

TUTHANKAMON EN EL BERNABEU

                                   

 

BORGES-810

Todo (como suele ocurrir en los sueños) era un poco
distinto; una ligera magnificación alteraba las cosas. Elegíamos
autoridades; yo hablaba con Pedro Henríquez Ureña, que en la
vigilia ha muerto hace muchos años. Bruscamente nos aturdió
un clamor de manifestación o de murga. Alaridos humanos y
animales llegaban desde el Bajo. Una voz gritó; ¡Ahí vienen! y
después ¡Los Dioses! ¡Los Dioses! Cuatro a cinco sujetos salieron
de la turba y ocuparon la tarima del Aula Magna. Todos aplaudimos,
llorando; eran los Dioses que volvían al cabo de un destierro
de siglos. Agrandados por la tarima, la cabeza echada hacia
atrás y el pecho hacia adelante, recibieron con soberbia nuestro
homenaje. Uno sostenía una rama, que se conformaba, sin
duda, a la sencilla botánica de los sueños; otro, en amplio
ademán, extendía una mano que era una garra; una de las
caras de Jano miraba con recelo el encorvado pico de Thoth.
Tal vez excitado por nuestros aplausos, uno, ya no sé cual,
prorrumpió en un cloqueo victorioso, increíblemente agrio, con
algo de gárgara y de silbido. Las cosas, desde aquel momento,
cambiaron.
Todo empezó por la sospecha ' (tal vez exagerada) de que los
Dioses no sabían hablar. Siglos de vida fugitiva y feral habían
atrofiado en ellos lo humano; la luna del Islam y la cruz de
Roma habían sido implacables con esos prófugos. Frentes muy
bajas, dentaduras amarillas, bigotes ralos de mulato o de chino
y belfos bestiales publicaban la degeneración de la estirpe olímpica.
Sus prendas no correspondían a una pobreza decorosa y

decente sino al lujo malevo de los garitos y de los lupanares
del Bajo. En un ojal sangraba un clavel; en un saco ajustado
se adivinaba el bulto de una daga. Bruscamente sentimos que
jugaban su última carta, que eran taimados, ignorantes y crueles
como viejos animales de presa y que, si nos dejábamos ganar por
el miedo o la lástima, acabarían por destruirnos.
Sacamos los pesados revólveres (de pronto hubo revólveres en
el sueño) y alegremente dimos muerte a los Dioses.

JAMES JOYCE-ULISES I    675 PÁGS  810-675=135

Tomó un cigarrillo de la cigarrera abierta.
Lenehan, encendiéndoselo con rápida gracia,
dijo:
—¡Silencio para mi último acertijo!
Imperium romanum —dijo dulcemente J.
J. O'Molloy—. Suena más noble que Británico o
Britano. La palabra le hace recordar a uno en
alguna forma la grasa en el fuego.
Myles Crawford sopló violentamente
hacia el techo su primera bocanada.
—Así es —dijo—. Somos la grasa.
Ustedes y yo somos la grasa en el fuego. No
tenemos siquiera las ventajas de una bola de
nieve en el infierno.
LA GRANDEZA QUE FUE ROMA