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viernes, septiembre 12, 2008
lunes, septiembre 08, 2008
CAPITALISMO
Le pregunté qué pensaba del
cargo de pederastia lanzado contra el bardo.
Levantó las manos y dijo: Todo lo que podemos
decir es que la vida era muy cara en esos días.
¡Encantador!
Sodomita.
—El sentido de la belleza nos lleva por
mal camino —dijo el tristelindo Orden a
Feoglinton.
El inmutable Juan contestó severo:
—El doctor puede decirnos lo que
significan esas palabras. No se puede comer el
pastel y conservarlo.
—¿Ah, sí? ¿Nos arrebatarán, me
arrebatarán, la palma de la belleza?
Y el sentido de la propiedad —dijo
Esteban—. Él sacó a Shylock de su propio largo
bolsillo. Hijo de un traficante de malta y
prestamista, era él mismo un comerciante de
cereales y prestamista, que acaparó diez
medidas de granos durante los motines del
hambre. Sus prestatarios son sin duda esos
buzos reverentes mencionados por Chettle
Falstaff, quienes informaron acerca de su
probidad en los negocios. Puso pleito a un
compañero de escena por el precio de una pocas
bolsas de malta y exigió su libra de carne como
interés por todo dinero prestado. ¿En qué otra
forma podría haberse enriquecido rápidamente
el palafrenero y mandadero de Aubrey? Todos
los sucesos traían grano a su molino.
JAMES JOYCE ULISES 337
¿Dinero….?-preguntó don Estanislao, presa de pánico, quién sabe qué cantidad iba a exigir aquel maldito energúmeno! No,por Dios guárdese su maldito dinero!¿Y qué,entonces….la casa?!Guárdese su porquería de casa manchada de sangre inocente!
MIGUEL ANGEL ASTURIAS TOROTUMBO 337
Sura 10. Iunus (Jonás)
(100) cuando ningún ser humano puede llegar a creer sino es con la venia de Dios,123 y que es Él
quien impone la inmunda lacra [de la incredulidad] a aquellos que se niegan a usar la razón?124
(101) Di: "¡Considerad125 cuanto hay en los cielos y en la tierra!"
Pero, ¿de que sirven todos los mensajes y todas las advertencias a una gente que no está dispuesta
a creer? (102) ¿Esperan esos, acaso, [que les ocurra] algo distinto a los días de [calamidad
que asolaron a] aquellos [incrédulos] que les precedieron?
Di: "¡Esperad, pues, [lo que ha de ocurrir:] que, ciertamente, yo esperaré con vosotros!"
(103) [Pues así ocurre siempre: decretamos la ruina de quienes rechazan la verdad y desmienten
Nuestros mensajes; ] y entonces salvamos a Nuestros enviados y a quienes han llegado a
creer. Así Nos lo hemos prescrito: salvamos a todos aquellos que creen [en Nosotros].126
(104) DI [Oh Profeta]: "¡Oh gentes! Si tenéis dudas acerca de mi religión, [sabed que] yo no
adoro a los seres que vosotros adoráis junto con Dios,127 sino que adoro sólo a Dios, que os
hará morir [a todos]:128 pues se me ha ordenado ser de aquellos que creen [sólo en Él]."
CORAN 337
No, no, no, un asesino organizado –dijo el tipo canoso.
–¿Cuáles son los peores? –dijo el tipo joven.
Fate cortó un trozo de carne. Era gruesa y blanda y sabía
bien. La salsa era gustosa, sobre todo después de que uno se
acostumbraba al picante.
–Los desorganizados –dijo el tipo canoso–. Cuesta más establecer
su patrón de conducta.
–¿Pero se consigue establecer? –dijo el tipo joven.
–Con medios y tiempo, todo se consigue –dijo el tipo canoso.
Fate levantó una mano y llamó a la camarera. La mexicana
recostó su cabeza sobre el hombro de uno de los gemelos y el
otro sonrió como si esa situación fuera la habitual. Fate pensó
que ella estaba casada con el gemelo que la abrazaba, pero que
el matrimonio no había hecho desaparecer el amor ni las esperanzas
del otro hermano. El padre indio pidió la cuenta mientras
el joven indio había sacado de alguna parte un cómic y lo
leía. Por la explanada vio caminar al camionero que acababa de
aparcar su camión. Venía de los lavabos de la gasolinera y se
peinaba con un peine diminuto el pelo rubio. La camarera le
preguntó qué quería. Otro café y un vaso grande de agua.
–Nos hemos acostumbrado a la muerte –oyó que decía el
tipo joven.
–Siempre –dijo el tipo canoso–, siempre ha sido así.
ROBERTO BOLAÑO 2666 -337
—¡Sin culpables! Veinticinco mil libras es una fortuna.
Arnau volvió a abandonar el palacio del veguer sin rumbo fijo. ¿Qué iba a decirle a Hasdai? ¿Que quince de ellos debían morir? Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza la imagen de cinco mil personas hacinadas en una sinagoga, sin agua, sin comida...
—¿Cuándo tendré la respuesta? —le preguntó al veguer.
—El infante está cazando.
¡Cazando! Cinco mil personas recluidas por orden suya y se había ido a cazar. De Barcelona a Gerona, las tierras del infante, duque de Gerona y de Cervera, no debía de haber más de tres horas a caballo, pero Arnau tuvo que esperar hasta el día siguiente, bien entrada la tarde, para ser citado por el veguer.
—Treinta y cinco mil libras y cinco culpables.
A mil libras el judío de diferencia. «Quizá ése es el precio de un hombre», pensó Arnau.
—Cuarenta mil, sin culpables.
—No.
—Acudiré al rey.
—Bien sabes que el rey tiene suficientes problemas en la guerra con Castilla para indisponerse con su hijo y lugarteniente. Para algo lo nombró.
—Cuarenta y cinco mil, pero sin culpables.
—No, Arnau, no...
—¡Consúltalo...! —estalló Arnau—, te lo ruego —rectificó.
ILDEFONSO FALCONES LA CATEDRAL DEL MAR 337
—¡Ignatius! ¿Pero qué pasa? ¿Qué has hecho ahora? Eh, oiga, quítele esas manos de encima a mi hijo.
—No le estoy tocando, señora —dijo el policía—. ¿Este de aquí es su hijo?
La señora Reilly arrebató a Ignatius la zumbante cuerda de laúd.
—Pues claro que soy su hijo —dijo Ignatius—. ¿Es que no ve usted el afecto que siente por mí?
—Sí, esa señora quiere mucho a su hijo —corroboró el viejo.
—¿Qué intenta usted hacerle a mi pobre niño? —preguntó la señora Reilly al policía; Ignatius palmeó con una de sus inmensas zarpas el pelo teñido con aleña de su madre—. ¿Cómo se atreve usted a detener a un pobre muchacho con toda la gente que anda suelta por esta ciudad? Está esperando a su mamá e intentan detenerle.
—Aquí tendría que intervenir el Sindicato de Libertades Civiles —comentó Ignatius, apretando con la zarpa el hombro caído de su madre—. Hemos de comunicárselo a Myrna Minkoff, mi amor perdido. Ella sabe de estas cosas.
—Son los comunistas —interrumpió el viejo.
—¿Qué edad tiene? —preguntó el policía a Ja señora ReilJy.
—Treinta años —contestó Ignatius, condescendiente.
—¿Tiene usted trabajo?
—Ignatius tiene que ayudarme en casa —dijo la señora Reilly; empezaba a fallarle un poco su valor inicial, así que se puso a enroscar la cuerda del laúd con el cordel de las cajas de las pastas—. Tengo una arturitis horrible.
—Limpio un poco el polvo —explicó Ignatius al policía—. Además, estoy escribiendo una extensa denuncia contra nuestro siglo. Cuando mi cerebro se agota de sus tareas literarias, suelo hacer salsa de queso.
—Ignatius hace unas salsas de queso deliciosas —dijo la señora Reilly.
—Es un detalle estupendo —señaló el viejo—. La mayoría de los muchachos se pasan el día correteando por ahí.
—¿Por qué no se calla usted? —dijo el policía al viejo.
—Ignatius —preguntó la señora Reilly con voz trémula—, ¿qué has hecho, hijo mío?
—Bueno, mamá, la verdad es que creo que el que empezó fue él —Ignatius señaló al viejo con la bolsa de partituras—. Yo estaba aquí, esperándote, rezando para que las noticias del médico fueran alentadoras.
—Llévese de aquí a ese viejo —dijo la señora Reilly al policía—. Está armando líos. Es una vergüenza que dejen sueltas por la calle a personas como él.
—Todos los policías son comunistas —gritó el viejo.
—¿Pero no le dije a usted que se callara? —dijo el policía, furioso.
—Todas las noches me pongo de rodillas y doy gracias a Dios de que estemos protegidos —explicó la señora Reilly a la multitud—. Sin Ja policía, todos estaríamos muertos a estas horas. Estaríamos tumbados en la cama con el cuello cortado de oreja a oreja.
KENNEDY TOOLE LA CONJURA DE LOS NECIOS 327…..337-327=10
Campana
Bordón
En la torre
amarilla,
dobla una campana.
Sobre el viento
amarillo,
se abren las campanadas.
En la torre
amarilla,
cesa la campana.
El viento con el polvo,
hace proras de plata.
...oooOOOooo...
Camino
Cien jinetes enlutados,
¿dónde irán,
por el cielo yacente
del naranjal?
Ni a Córdoba ni a Sevilla
llegarán.
Ni a Granada la que suspira
por el mar.
Esos caballos soñolientos
los llevarán,
al laberinto de las cruces
donde tiembla el cantar.
Con siete ayes clavados,
¿dónde irán,
los cien jinetes andaluces
del naranjal?
...oooOOOooo...
GARCIA LORCA OBRAS COMPLETAS 337
Llegó el invierno. Graf pidió prestados cincuenta marcos a un vecino y utilizó el dinero para hartarse de comer porque no tenía intención alguna de concederle la menor facilidad al destino. El extraño vecino que por su cuenta (¡por su cuenta y riesgo!) le había ofrecido ayuda económica, era un recién llegado que ocupaba las dos mejores habitaciones del quinto piso, y que se llamaba Ivan Ivanovich Engel, una especie de caballero fornido de pelo gris, que respondía al tipo clásico de compositor de música o de maestro de ajedrez, pero que, de hecho, era representante de alguna compañía extranjera (muy extranjera, quizá, del Lejano Oriente o incluso celestial). Cuando se encontraban por casualidad en el pasillo sonreía amable, tímido, y para el pobre Graf su simpatía se explicaba por el hecho de que era un hombre de negocios, sin cultura alguna, alejado de la literatura y de las otras cumbres del espíritu humano, y por lo tanto, tenía obligatoriamente que ser un hombre que instintivamente albergara hacia él, Grafitski el Soñador, una estima que le producía estremecimientos de placer. En cualquier caso, Graf tenía demasiadas preocupaciones para prestar demasiada atención a su vecino, pero de forma más bien distraída continuó aprovechándose de la naturaleza angelical del anciano caballero
NABOKOV VLADIMIR CUENTOS COMPLETOS 337
El estilo y la firma
Mientras se sigan multiplicando los sinvergüenzas que pintan por el dinero y el renombre en
lugar de para el placer de la vista y por la fe, le contesté, veremos muchas más actitudes vulgares y
codiciosas como ocurre con esto de la pasión por el estilo y la firma. Hice esa introducción no
porque lo creyera, sino porque era lo que procedía; la capacidad y la habilidad auténticas no las
estropea ni siquiera el amor por el dinero y la fama. Incluso, si hay que decir la verdad, el dinero y
la fama son derechos de quienes poseen el talento y, como me ocurre a mí, le impulsan al amor por
el trabajo. Pero si le respondía aquello se me echarían encima los artesanos vulgares que rabian de
envidia en la sección de ilustradores sólo por haber hablado claro, y yo sería capaz de pintar un
árbol en un grano de arroz sólo para demostrar que amo este trabajo más que ellos. Como sé que
este capricho por el estilo, la firma y la personalidad ha llegado hasta nosotros desde Oriente por
influencia de ciertos maestros chinos débiles de carácter que se desviaron del camino correcto
engañados por las pinturas de los francos que les habían llevado desde Occidente los sacerdotes
jesuitas, voy a contaros tres historias al respecto que pueden servir de moraleja.
Tres parábolas sobre el estilo y la firma
PAMUK,ORHAN ME LLAMO ROJO 292…..337-292=45
Un solo punto oscuro veía ella, y es el excesivo parecido de una
culebra con una víbora, que favorecía confusiones mortales. De aquí el
interés de la culebra en suprimir el Instituto.
—Yo me ofrezco a empezar la campaña –dijo Cruzada.
—¿Tienes un plan? –preguntó ansiosa Terrífica, siempre falta de
ideas.
—Ninguno. Iré sencillamente mañana de tarde a tropezar con alguien.
—¡Ten cuidado! –le dijo Ñacaniná, con voz persuasiva–. Hay varias
jaulas vacías... ¡Ah, me olvidaba! –agregó, dirigiéndose a Cruzada–.
Hace
un rato, cuando salí de allí... Hay un perro negro muy peludo... Creo que
sigue el rastro de una víbora... ¡Ten cuidadol
—¡Allá veremos! Pero pido que se llame a Congreso pleno para mañana
de noche. Si yo no puedo asistir, tanto peor...
Mas la asamblea había caído en nueva sorpresa.
—¿Perro que sigue nuestro rastro?... ¿Estás segura?
—Casi. ¡Ojo con ese perro, porque puede hacernos más daño que todos
los hombres juntos!
—Yo me encargo de él –exclamó Terrífica, contenta de (sin mayor esfuerzo
mental) poder poner en juego sus glándulas de veneno, que a la
menor contracción nerviosa se escurría por el canal de los colmillos.
Pero ya cada víbora se disponía a hacer correr la palabra en su distrito,
y a Ñacaniná, gran trepadora, se le encomendó especialmente llevar la voz
de alerta a los árboles, reino preferido de las culebras.
A las tres de la mañana la asamblea se disolvió. Las víboras, vueltas a la
vida normal, se alejaron en distintas direcciones, desconocidas ya las unas
para las otras, silenciosas, sombrías, mientras en el fondo de la caverna la
serpiente de cascabel quedaba arrollada e inmóvil, fijando sus duros ojos
de vidrio en un ensueño de mil perros paralizados
HORACIO QUIROGA CUENTOS….337
—El cadáver de un famoso columnista encontrado de forma
misteriosa en medio de Estambul en una acera llena de barro, entre
los montones de basura, restos de verduras, perros muertos y billetes
de lotería... ¿De qué otra manera se podría explicar a esos
desgraciados que en algún profundo lugar, en nuestro pasado, entre
los sedimentos de nuestros recuerdos, entre las frases y las palabras,
aún se pasea disfrazado entre nosotros el misterio que está al borde
del olvido y que tenemos que encontrarlo?
—Te lo digo con la experiencia de treinta años de profesión —dijo
Galip—, no se acordarán de nada, de nada. Y además, no está tan
claro que puedas encontrarme y matarme como si tal cosa. Como
mucho me herirías inútilmente en algún lugar erróneo. Luego, cuando
te estuvieras llevando una buena paliza en la comisaría, no quiero ni
mencionar la tortura, yo, de la forma que menos habrías pretendido,
me convertiría en un héroe y me vería obligado a soportar las
tonterías del Presidente del Gobierno, que vendría a visitarme para
desearme un pronto restablecimiento. Puedes estar seguro, ¡no vale la
pena! Ya nadie quiere creer que existe más allá del mundo un
misterio que no pueden alcanzar.
—¿Y quién me probará que toda mi vida no ha sido un engaño, una
broma pesada?
ORHAN PAMUK EL LIBRO NEGRO….337
. Cuando el Vesubio entró de nuevo en erupción, Tolo llegó con su barca y rescató al Rey y a la Reina y nos llevó a todos a Palermo. Pero perdió los jarrones. Hubo una tormenta y fueron a parar al fondo del mar. Tengo la impresión de que no razono con la misma claridad y ecuanimidad que siempre me han sido propias. Voces que gritan bella cosa é l'acqua fresca. Tolo debería contarme por qué sus hombres escogieron salvar al almirante que yacía en el ataúd, en vez de mis jarrones, que habrían procurado deleite e instrucción a muchos. Mis banqueros esperaban que los salvaran. Un almirante no vale demasiadas guineas. Me refiero al almirante del ataúd, un hombre de no mucha distinción ni logros. Pero hay mucha gloria por ser rescatado del mar. Quién no encomia al intrépido comandante cuyo nombre he olvidado pero que está en labios de todos.
SUSAN SONTAG EL AMANTE DEL VOLCAN….337
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