SUSAN SONTAG-EL AMANTE DEL VOLCAN 395-331=64
Vio ráfagas de vapor blanco que se
levantaban unas por encima de otras hasta alcanzar una altura y un volumen tres
veces superiores a los de la propia montaña y que, gradualmente, se llenaban de
vetas de negrura, exactamente como Plinio el Joven había descrito su erupción:
candida interdum, interdum sórdida et maculosa (a veces blanca, otras sucia y llena
de manchas) según la cantidad de mantillo que la nube pudiera transportar. Siguió
una tormenta de verano, el tiempo se hizo tórrido y, al cabo de unos días, una
fuente de fuego rojo subió del cráter. Se podía leer en la cama por la noche al siniestro fulgor de la montaña, distante unos pocos kilómetros. En una relación a la
Royal Society, el Cavaliere describió aquellas negras nubes de tormenta y la
brillante columna de fuego, con destellos de relámpagos que se bifurcaban, como
más bellas que alarmantes.
BORGES-OBRAS COMPLETAS 395
La segunda ley de la termodinámica
declara que hay procesos energéticos que son irreversibles.
El calor y la luz no son más que formas de la energía. Basta proyectar
una luz sobre una superficie negra para que se convierta
en calor. El calor, en cambio, ya no volverá a la forma de luz. Esa
comprobación, de aspecto inofensivo o insípido, anula el "laberinto
circular" del Eterno Retorno.
La primera ley de la termodinámica declara que la energía del
universo es constante; la segunda, que esa energía propende a la
incomunicación, al desorden, aunque la cantidad total no decrece.
Esa gradual desintegración de las fuerzas que componen el universo,
es la entropía. Una vez igualadas las diversas temperaturas,
una vez excluida (o compensada) toda acción de un cuerpo sobre
otro, el mundo será un fortuito concurso de átomos. En el centro
profundo de las estrellas, ese difícil y mortal equilibrio ha sido
logrado. A fuerza de intercambios el universo entero lo alcanzará,
y estará tibio y muerto.
VLADIMIR NABOKOV- 395
Una mala noticia
Eugenia Isakovna Mints era una anciana viuda emigrada que siempre iba vestida de
negro. Su único hijo había muerto el día anterior. Ella no lo sabía.
Era un día de marzo de 1935 y después de un amanecer lluvioso, una sección
horizontal de Berlín se reflejaba en la otra —zigzags abigarrados se entremezclaban
con texturas más planas y uniformes, etcétera. Los Chernobylskis, viejos amigos de
Eugenia Isakovna, habían recibido el telegrama de París hacia las siete de la
mañana, y un par de horas más tarde les había llegado una carta por correo aéreo. El
jefe de la oficina de la fábrica donde Misha trabajaba les anunciaba que el
desgraciado joven se había caído por el hueco de un ascensor desde el último piso y
que había estado agonizando cuarenta minutos: aunque inconsciente, siguió
quejándose terriblemente y de forma ininterrumpida hasta el último momento.
Mientras tanto, Eugenia Isakovna se levantó, se vistió, se echó un chai negro de lana
sobre sus frágiles hombros e hizo café en la cocina. Se enorgullecía del aroma
profundo, genuino de su café, sobre todo cuando lo comparaba con el de la señora
del doctor Schwarz, su patrona, una «bestia tacaña, sin educar»: había pasado ya
una semana desde que Eugenia Isakovna dejara de hablarle, y ésta no era su primera
disputa, ni mucho menos, pero, como les dijo a sus amigos, no tenía la menor
intención de mudarse a otro lugar, y ello por varias razones, con frecuencia
enumeradas en demasiadas ocasiones y nunca tediosas. Gozaba de una ventaja
manifiesta sobre cualquier persona con la que decidiera interrumpir cualquier
relación: sencillamente, suya y tan sólo suya era la decisión de desconectar el
aparato para sordos que llevaba en el oído, un chisme portátil que parecía un
pequeño bolso negro.
JAMES JOYCE-ULISES 395
Almidano Artifoni pasó Holles Street y
Sewell's Yard. Detrás de él, Cashel Boyle
O'Connor Fitzmaurice Tisdall Farrell con el
bastónparaguasguardapolvo balanceándose
esquivó la lámpara delante de la casa del señor
Law Smith y, cruzando, caminó a lo largo de
de golpeado un cuerpo sin vigor. El joven ciego
volvió su cara enfermiza hacia la figura que se
alejaba dando zancadas.
—¡Dios te maldiga, quienquiera que seas!
—dijo agriamente—. ¡Estás más ciego que yo,
hijo de puta
ROBERTO BOLAÑO- LOS DETECTIVES SALVAJES 395
Cuando me hubieron traído mi copa y la hubieron llenado y hube bebido pude separarme del pinche azogue del espejo en el que estaba apoyado, quiero decir: pude despegar mis manos de la superficie de aquel viejo espejo (no sin antes ver, por cierto, cómo quedaban marcadas las huellas dactilares de mis dedos en su superficie, como diez jetas diminutas que me decían algo al unísono y con una velocidad sorprendente que me impedía cualquier entendimiento)
Simon Beckett
El susurro de los muertos 234*2=468-395=73
Tom se miró las gafas inquieto; aunque a esas alturas las lentes debían de estar relucientes seguía frotándolas. Guardé silencio para no interferir en su decisión. Por fin se recolocó las gafas y dijo:
—Volvamos al trabajo.
MICHEL FOUCAULT-LAS PALABRAS Y LAS COSAS 395-3758=17
El pintor está ligeramente alejado del cuadro. Lanza una mirada
sobre el modelo; quizá se trata de añadir un último toque, pero también
puede ser que no se haya dado aún la primera pincelada. El
brazo que sostiene el pincel está replegado sobre la izquierda, en
dirección de la paleta; está, por un momento, inmóvil entre la tela
y los colores. Esta mano hábil depende de la vista; y la vista, a su
vez, descansa sobre el gesto suspendido. Entre la fina punta del
pincel y el acero de la mirada, el espectáculo va a desplegar su volumen.
BIBLIA-ANTIGUO TESTAMENTO 395
Pero aquel día los hombres de Israel fueron puestos en apuros, porque Saúl
había sometido al pueblo bajo juramento, diciendo: “¡Maldito sea cualquiera que
coma algo antes del anochecer, hasta que yo haya tomado venganza de mis
enemigos!” Así que ninguno del pueblo había probado alimento. 25 Todo el pueblo
llegó a un bosque, y en la superficie del campo había miel. 26 Cuando el pueblo entró
en el bosque, he aquí que la miel corría, pero nadie acercó la mano a su boca,
porque el pueblo temía el juramento. 27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre
había sometido al pueblo bajo juramento. Y extendiendo la punta de una vara que
llevaba en su mano, la mojó en un panal de miel y acercó su mano a su boca; y le
brillaron los ojos
BIBLIA –NUEVO TESTAMENTO 395
“¿Quién es semejante a la bestia, y quién puede combatir
contra ella?” 5 Y a la bestia le fue dada una boca que hablara insolencias y
blasfemias, y le fue dada autoridad para actuar por cuarenta y dos meses. 6 Y
abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar contra su nombre y
contra su tabernáculo, es decir, contra los que tienen morada en el cielo. 7 Y le fue
permitido hacer guerra contra los santos y vencerlos. También le fue dado poder
sobre toda raza y pueblo y lengua y nación. 8 Y le adorarán todos los habitantes
sobre la tierra, cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vida del Cordero,
quien fue inmolado desde la fundación del mundo. 9 Si alguno tiene oído, oiga: 10 Si
alguien lleva en cautividad, es llevado en cautividad; si alguien mata a espada, tiene
que ser muerto a espada. ¡Aquí está la perseverancia y la fe de los santos!