Silos dejar solos en la sala de interrogatorios, a algunos tipos se les pone aspecto de estar al borde del vomito.
Y siguen así durante horas. Sudan tanto que parece que acaban de salir de una piscina. Comen, tragando aire. Entras y les pones una luz en la cara. Tiene los ojos saltones , las órbitas grandes y rojas. Estos son los inocentes
Los culpables se echan a dormir. Sobre todo los veteranos. Saben que se trata de un tiempo muerto que forma parte del juego. Pegan la silla contra la pared y se acomodan en ella en el rincón, con profusión de gruñidos y chasquidos de autocomplacencia. Y se duermen.
MARTIN AMIS TREN NOCTURNO pag.59
Los primeros meses fueron los más duros sin
lugar a dudas.
Liesel tenía pesadillas todas las noches.
El rostro de su hermano.
La mirada clavada en el suelo.
Se despertaba dando vueltas en la cama,
chillando y ahogándose entre la marea de
sábanas. En la otra punta de la habitación, la
cama destinada a su hermano flotaba en la
oscuridad como una barca. Poco a poco, a
medida que recuperaba la conciencia, lo veía
hundirse en el suelo. Esa visión no la ayudaba a
calmarla precisamente y, por lo general, pasaba
bastante tiempo antes de que dejara de gritar.
Tal vez lo único bueno de las pesadillas era
que Hans Hubermann, su nuevo papá, aparecía
en la habitación para tranquilizarla, para darle
amor.
ZUSAK MARKUS LA LADRONA DE LIBROS pag.59
Abuelo, ¿tuviste miedo cuando te encontraste con el
tigre?
No me dan miedo los tigres sino los hombres malos.
Abuelo, ¿te has encontrado con hombres malos?
Hay más hombres malos que tigres pero no puedes
cazarlos con la escopeta.
Pero son malos.
Antes de tiempo no puedes saber si son buenos o malos.
¿Y si lo supieras podrías matarlos con la escopeta?
Matar a un hombre va contra la ley.
¿Y los hombres malos no van contra la ley?
La ley no puede ocuparse de los hombres malos porque
la maldad está en el corazón.
Pero han hecho cosas malas.
No es tan fácil saberlo.
GAO XINGJIAN UNA CAÑA DE PESCA PARA EL ABUELO pag59
Aqui comprendía que había permitido que lo usaran y engañaran. Esa comprensión no le inspiraba compasión por ningún integrante de la raza humana. ¿Y de que servía el arma-cerebro de los humanos cuando los humanos yacían inconscientes en el suelo de piedra, la boca maloliente abierta, mientras la filosa garra de un ehminheer les rozaba los labios tiernos?
SIDNEY VAN SCYOC EL GRITO DE LAS NUBES pag.59
Fue entonces cuando Galip se dio cuenta de que Aladino le
había envuelto las revistas políticas en un antiguo Milliyet y de que
Celâl le miraba desde la fotografía de su columna en el doblado
periódico. Lo sorprendente era que Celâl lo observara ese día con
una mirada completamente distinta desde aquella fotografía que
llevaba años viendo cada mañana, con una mirada que parecía decir:
«¡Te conozco y te estoy vigilando!». Galip le puso un dedo encima a
aquel «ojo» que leía su alma pero fue como si sintiera su presencia
bajo su dedo durante todo el rato que duró el largo trayecto en
autobús.
ORHAN PAMUK EL LIBRO NEGRO pag.59
Lilata rutilantium.
Turma circumdet
Iubilantium te virginum.
El nimbo gris del sacerdote en el nicho en
que se viste discretamente. No quiero dormir
aquí esta noche. A casa tampoco puedo ir.
Una voz dulzona y prolongada lo llamó
desde el mar. Al doblar la curva agitó su mano.
Volvió a llamar. Una bruñida y morena cabeza,
la de una foca, allá lejos en el agua, redonda.
Usurpador.
JAMES JOYCE ULISES pag.59