En reposo, la mantis repliega sus patas delanteras sobre el pecho, lo que le da una característica apariencia de estar rezando de la cual recibe su nombre.
Las mantis tienen cuatro alas, una a cada lado del tórax y otras dos más esclerotizadas que cubren a las anteriores. También en el tórax se encuentra su único oído.
A ambos lados de la cabeza la mantis tiene dos grandes ojos compuestos formados por entre 4000-9000 celdas visuales de forma hexagonal denominadas omatidios. Cada omatidio es independiente de los demás y es sensible sólo a la luz que incide sobre él, siendo el cerebro el que combina la información facilitada por todos los omatidios para formar una única imagen .
Los ojos compuestos tienen la capacidad de ver imágenes y colores. Los tres ojos sencillos distinguen entre la luz y la obscuridad. Los ojos sencillos están colocados en forma de triángulo entre las antenas. Los ojos compuestos están formados de muchas facetas construídas con dos lentes. Estos enfocan la luz por una estructura que tienen sensitividad a la luz (rabdoma) que está unida al nervio óptico. Las pupilas recalcan la direccionalidad de la mirada, y, en ese sentido revelan de algún modo la intención del que nos mira. Sus intenciones nos hablan de su carácter, por lo que solemos identificar la mirada con el reflejo del espíritu, "el espejo del alma". Son los ojos de la mantis, antropomorfa, los que la hacen apta para representar el papel de Venus poseída por Tánatos, con una mirada extraviada que señala a todas partes.
Lanza su ataque a una velocidad increíble (veinte veces más rápido que el parpadeo del ojo humano) que incluso le permite cazar moscas al vuelo
Son atraídas por la luz ultravioleta (UV
La hembra supera al macho en tamaño, y aunque ambos son capaces de volar, es ella la que lo atrae valiéndose de su irresistible perfume. El macho puede olerla a gran distancia y acude al encuentro cegado de pasión
La cópula dura horas, durante las cuales ambos individuos permanecen casi inmóviles.
Pero hacia el final, la hembra levanta inesperadamente uno de los brazos y, sin mediar palabra, decapita al macho. Es en este momento y no antes cuando el macho, ya herido de muerte, puede fecundarla. En sus últimos estertores eyacula desesperadamente tratando de no morir sin descendencia
Podemos preguntarnos si ante este panorama, el macho podría optar por el celibato.
Tal vez algunos mantis por pura cobardía prefieran morir vírgenes. Pero esta opción no heredada por sus inexistentes hijos, de modo que no se puede propagar a la siguiente generación. De modo que la castidad cobarde no deja de ser una elección minoritaria.
La única estrategia que podría usar el macho para salir de este laberinto que le obliga a morir para procrear sería algún tipo de eyaculación precoz. Así podría embarazar a la hembra y huir antes de su ataque. Pero, en realidad, la cópula es como una partida de ajedrez. Y podemos estar seguros de que si el macho no utiliza esta defensa, que le permitiría ser padre y salir con vida para conquistar otras hembras, es por que ella de algún modo debe impedírselo. No solamente quiere sus genes, también exige su cuerpo.
La mantis, es la esposa de la araña en los mitos de algunas regiones. No deja de sorprender que los dos animales cuyas prácticas sexuales incluye el canibalismo terminen formando pareja estable.
K. Roeder consigue señalar que el canibalismo sexual de la mantis dista de ser una pauta normal de su comportamiento, y que lo que se ha señalado como característico no es sino una aberración lo suficientemente alegórica de la "femme fatale" como para que se siga repitiendo con errónea insistencia.
A Roeder, una vez comprobado el bajísimo indice de manifestaciones del hecho en cuestión, le queda sin embargo una pregunta que contestar: ¿porqué se siguen dando casos esporádicos de canibalismo si la selección natural debería haber favorecido la supervivencia del macho y por ende de su prole?.
Si tenemos en cuenta cuánto nos cuesta hablar de los procesos evolutivos como no universales dentro de la propia especie, y que también tendemos a olvidar que se trata de un proceso paulatino que no siempre conocemos consumado -si es que se puede hablar de consumación en términos evolutivos- lo único que nos queda es una respuesta, si existe, para el hecho concreto de la efectividad sexual de un macho decapitado. Pues bien: esa respuesta existe
.
La hembra de la mantis es mayor que el macho (como en casi todos los insectos y otros artrópodos) y ataca y devora cualquier cosa móvil que no la supere en tamaño.
El macho, para aparearse, se ve obligado a no moverse mientras esté en el campo visual de la hembra. Unos centros inhibidores de los movimientos copulatorios (situados en el ganglio subesofágico, debajo de la cabeza) impiden que el macho ejecute dichos movimientos cuando no sólo no es necesario sino arriesgado, y así puede producirse el acercamiento a la hembra sin sufrir daño.
Los machos de la mantis no se dejan atrapar fácilmente y huyen o luchan cuando son asumidos por las hembras como alimento, por lo que , en caso de ser comidos o heridos, se perdería una posibilidad de descendencia tanto de machos como de hembras. Está claro el porqué de la selección de los machos hábiles para vencer el marcaje de la hembra y capaces de copular y salir ilesos. ¿Cómo es que los machos suicidas siguen teniendo descendencia?
Sencillamente porque, al perder la cabeza, una vez iniciada la cópula, pierden la inhibición de los movimientos automáticos de copulación, y son sementales más eficaces que aquellos que logran esquivar los ataques pero no se pueden entretener en otra cosa, por culpa de poseer todavía intacto su ganglio subesofágico. Un macho decapitado no se preocupa por su piel, sino sólamente por copular.
El antropocentrismo del mito sexual de la mantis no sólo se refleja en pretender hacer pasar por habitual un suceso raro en la especie, sino también en el hecho de que sea la hembra devoradora el mito, y no el macho, convertido en máquina bukowskyana de follar, en cuanto pierde la cabeza.
También la araña conocida como viuda negra, es descrita con esta característica pauta de comportamiento, aunque no sea del todo cierto, por el mismo atractivo morboso, por la curiosidad que suscita, aunque la mayoría de los machos ejecute la cópula sin problemas.
Esta tergiversación de los hechos, aunque poco científica, ha viajado fundamentalmente en los textos científicos que, para popularizarse, han de servirse de una amenidad que, más o menos extremadamente, se vuelve amarillista.
Las cualidades obliterativas de la mantis son relativamente poco destacadas en las ilustraciones de los libros; es inevitable la visión antropomorfizada del insecto que mira (cercanía al mamífero) y "manipula" (cercanía al primate). Y es que la divulgación de todo conocimiento pasa de un modo u otro por los filtros de la memoria a la que, de hecho, está destinada.Se comporta visualmente como una marioneta china, una estilización de formas humanas.
Manto es el nombre de dos personajes femeninos de la mitología griega: una de esas mujeres era hija de Tiresias; la otra, de Heracles. El nombre Manto deriva del griego antiguo Mantis, “vidente, profeta.
La araña que corta su pene durante el coito
Hembra de N. Malabarensis. En el recuadro rojo se puede ver el pene del macho.En algunos casos, el término "guerra de sexos" toma un sentido literal. Si la hembra de tu especie te come una vez terminada la cópula, y además busca varios machos para inseminarla, debes encontrar una estrategia que mejore tus posibilidades.
Por ejemplo, deshaciéndote de tu pene. Según han descrito desde la Universidad Hubei de China, el macho de una especie de araña, Nephilengys malabarensis, se automutila el pene durante la cópula, dejando el apéndice insertado en la hembra. No se trata únicamente de la punta del aparato copulador, llamado pedipalpo, sino de la estructura entera. Y permanece expulsando esperma mientras el macho huye.
En esta especie, la hembra es mucho más grande que el macho. En las arañas, cuando esto ocurre las hembras suelen comerse al macho al terminar la cópula. La razón de que esto ocurra tiene que ver con la inversión energética que cada uno de los sexos realiza en la cría. De manera sencilla, podemos entender la inversión energética como la cantidad de comida que cada uno de los padres deja de utilizar en sí mismo para emplearlo en sus crías. Y cuando la inversión de la madre es muy superior a la del padre, una forma de equilibrar las cuentas es mediante el canibalismo post-coital.
Al dejar su pene insertado en la hembra, éste sirve de tapón e impide que otros machos puedan fecundar a la hembra.
los "trucos sucios" de la hormiga macho
Durante sus patrullas, el macho dominante localiza las larvas que pueden dar lugar a machos. Debe hacerlo con mucho cuidado, ya que si ataca por error a una hembra las hormigas obreras terminarán con él. Y es este hecho el que utilizan los machos alados para librarse de sus atenciones, ya que segregan feromonas femeninas que los protegen mientras son larvas. Cuando éstas eclosionan y dan lugar a un adulto, el truco deja de funcionarles.
Así que el macho dominante no puede atacar a las larvas, por el riesgo que existe de equivocarse. Lo que hace es detectar a los machos que acaban de nacer, y atacarles antes de que su exoesqueleto se endurezca. En ese momento, las mandíbulas del dominante son suficientemente potentes como para acabar con la vida del competidor. Pero esta circunstancia dura aproximadamente un día
http://es.wikipedia.org/wiki/Manto_(mitolog%C3%ADa)
http://mafa-elanimalinvisible.blogspot.com.es/2012/03/la-ciencia-tambien-genera-mitos-un.html
http://es-us.noticias.yahoo.com/blogs/ciencia-curiosa/solo-puede-quedar-uno--los-trucos-sucios-de-la-hormiga-macho.html
http://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%A1natos