DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Y, diciendo esto, se adelantó a recebir a las tres aldeanas, y, apeándose del
rucio, tuvo del cabestro al jumento de una de las tres labradoras, y, hincando
ambas rodillas en el suelo, dijo:
—Reina y princesa y duquesa de la hermosura, vuestra altivez y grandeza
sea servida de recebir en su gracia y buen talente al cautivo caballero vuestro,
que allí está hecho piedra mármol, todo turbado y sin pulsos de verse ante
vuestra magnífica presencia. Yo soy Sancho Panza su escudero, y él es el asendereado
caballero don Quijote de la Mancha, llamado por otro nombre el
Caballero de la Triste Figura.
A esta sazón ya se había puesto don Quijote de hinojos junto a Sancho, y
miraba con ojos desencajados y vista turbada a la que Sancho llamaba reina y
señora, y como no descubría en ella sino una moza aldeana y no de muy buen
rostro, porque era carirredonda y chata, estaba suspenso y admirado, sin osar
desplegar los labios. Las labradoras estaban asimismo atónitas, viendo aquellos
dos hombres tan diferentes hincados de rodillas, que no dejaban pasar adelante
a su compañera. Pero rompiendo el silencio la detenida, toda desgraciada y
mohína dijo:
—Apártense, nora en tal, del camino, y déjenmos pasar; que vamos de
priesa.
A lo que respondió Sancho:
—¡Oh princesa y señora universal del Toboso! ¿Cómo vuestro magnánimo
corazón no se enternece viendo arrodillado ante vuestra sublimada presencia a
la coluna y sustento de la andante caballería?
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