MO YAN - LA VIDA Y LA MUERTE ME ESTAN DESGASTANDO.
Ahora, por supuesto, comprendo por qué insistía tanto en comprar aquel animal en
particular, pero en ese momento no sabía que el buey era la última reencarnación de Ximen Nao y
del burro Ximen. En aquel momento pensaba que mi padre estaba sometido a tanta presión debido
a su contumaz insistencia en seguir siendo un campesino independiente que no se encontraba bien
mental o emocio- nalmente. Ahora estoy convencido de que había un vínculo espiritual entre él y
aquel buey.
Al final compramos el buey. Era inevitable, ya que todo había sido preparado de antemano
en el inframundo. Cuando mi padre y el comerciante de bueyes ya lo habían arreglado todo, el
secretario del Partido de la Brigada de Producción de la aldea de Ximen, Hong Taiyue, el
comandante de la brigada, Huang Tong, y algunas personas más entraron en el mercado. Vieron a
la madre del buey y, por supuesto, al joven animal. Hong abrió hábilmente la boca de la madre.
—Los dientes se encuentran en mal estado. Este animal pertenece a los matarifes.
—Hermano Mayor —dijo el comerciante de bueyes con un tono de desprecio—, nadie dice
que tengas que comprar mis animales, pero no puedes hablar así de ellos. ¿Cómo te atreves a
decir que esos dientes se encuentran en mal estado? Te aseguro que si la brigada no estuviera tan
mal de dinero, no se la vendería ni por todo el oro del mundo. La llevaría a casa para aparearla y
así tener otro ternero la próxima primavera.
Sura 4 An-Nisa’ (Las Mujeres)
JAMES JOYCE
ULISES
Haría falta luz.
Cuchicheando alrededor de uno. ¿Quieres que
llamemos a un sacerdote? Luego divagando y vagando. En el delirio todo lo que se ocultó
durante la vida. La lucha con la muerte. Su
sueño no es natural. Apriete su párpado
inferior. Observar si la nariz está afilada, si se
hunde su mandíbula, si amarillean las plantas
de sus pies. Sacar la amohada y dejarlo
terminar en el piso, ya que está condenado. El
demonio en ese cuadro de la muerte del pecador
mostrándole una mujer. Muriéndose por
abrazarla en camisa. Ultimo acto de Lucía ¿No
te volveré a contemplar jamás? ¡Bum! Expira.
Por fin se fue. La gente habla un poco de uno; se olvidan. No se olviden de rezar por él.
Recuérdenlo en sus oraciones. Hasta Parnell. La
flor de un día se está extinguiendo. Luego
siguen: cayendo en un agujero uno después del
otro.Estamos rezando ahora por el reposo de
su alma. Esperando que estés bueno y no en el
infierno. Lindo cambio de aire. De la sartén de
la vida al fuego del purgatorio.¿Piensa alguna vez en su propio agujero
que lo está esperando? Dicen que uno piensa
cuando se estremece estando al sol. Alguien
caminando encima.
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