sábado, febrero 18, 2012

LA MUSICA DEL OLIVO

 

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yateras Yateras, el zoológico de piedra 

NABOKOV-597

Unos años más tarde, cuando estaba en
Zúrich, fui súbitamente arrestado por haber destrozado tres espejos de un
restaurante —una especie de tríptico en el que se destaca mi sosias borracho
(primer espejo), muy borracho (segundo espejo) y borracho como una cuba (en el
tercero). Finalmente, en 1938, un cónsul francés se negó de muy malas maneras a
sellar mi viejo pasaporte verde mar porque, dijo, ya había entrado con anterioridad
en el país sin el permiso necesario. Cuando sacó el nefasto y voluminoso dossier conseguí vislumbrar el rostro de mi doble. Tenía un bigote recortado y llevaba el
pelo al cero, aquel canalla.
Cuando, poco tiempo después, vine a Estados Unidos y me establecí en Boston,
pensé que me había desembarazado definitivamente de aquella absurda sombra
que me perseguía. Pero luego, el mes pasado para ser preciso, tuve una llamada
telefónica.

BORGES-597

Taylor oyó en los arrabales de Bhuj la desacostumbrada
locución "Haber visto al Tigre" (Verily he has looked
on the Tiger) para significar la locura o la santidad. Le dijeron
que la referencia era a un tigre mágico, que fue la perdición
de cuantos lo vieron, aun de muy lejos, pues todos continuaron
pensando en él, hasta el fin de sus días. Alguien dijo que uno
de esos desventurados había huido a Mysore, donde había pintado
en un palacio la figura del tigre. Años después, Taylor
visitó las cárceles de ese reino; en la de Nithur el gobernador
le mostró una celda, en cuyo piso, en cuyos muros, y en cuya
bóveda un faquir musulmán había diseñado (en bárbaros colores
que el tiempo, antes de borrar, afinaba) una especie de
tigre infinito. Ese tigre estaba hecho de muchos tigres, de vertiginosa
manera; lo atravesaban tigres, estaba rayado de tigres,
incluía mares e Himalayas y ejércitos que parecían otros tigres.
El pintor había muerto hace muchos años, en esa misma celda;
venía de Sind o acaso de Guzerat y su propósito inicial había
sido trazar un mapamundi. De ese propósito quedaban vestigios en la monstruosa imagen. Taylor narró la historia a Muhammad
Al-Yemení, de Fort William; éste le dijo que no había criatura
en el orbe que no propendiera a Zaheer1, pero que el Todomisericordioso
no deja que dos cosas lo sean a un tiempo, ya
que una sola puede fascinar muchedumbres. Dijo que siempre
hay un Zahir y que en la Edad de la Ignorancia fue el ídolo
que se llamó Yaúq y después un profeta del Jorasán, que usaba
un velo recamado de piedras o una máscara de oro. También
dijo que Dios es inescrutable.

YOYCE-597

Hubo una batalla, señor.
—Muy bien. ¿Dónde?
El rostro vacío del niño consultó la
ventana vacía.
Fábula urdida por las hijas de la
memoria. Y sin embargo algo así como si la
memoria no lo hubiera transformado en fábula.
Frase de impaciencia entonces; batir de alas
desmesuradas de Blake. Oigo la ruina de todo
espacio, vidrio pulverizado y mampostería en
derrumbe, y el tiempo una lívida llama final.
¿Qué nos queda después?
—No me acuerdo del lugar, señor.
Doscientas setenta y nueve A. C.
—Asculum —dijo Esteban, echando una
mirada al nombre y a la fecha en el libro
arañado de sangre

Sí, señor. Y él dijo: "Otra victoria como
ésa y estamos perdidos".
El mundo ha recordado esa frase. Opaca
tranquilidad de la mente

 

jueves, febrero 16, 2012

The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore (2011)

miércoles, febrero 15, 2012

LA ESPADA EN EL AGUA DEL RIO

 

¿QUIEN ES MAS MACHOTE?

JAMES JOYUCE-ULISES 345

Apiñados durante horas con
acompañamiento de música lenta. Esa mujer en
la misa de medianoche. Séptimo cielo. La
mujeres arrodilladas en los bancos con cabestros
carmesíes alrededor del cuello, las cabezas
inclinadas. Un montón arrodillado delante del
enrejado del altar. El sacerdote deslizándose
delante de ella, murmurando, sosteniendo la
cosa entre sus manos. Se detuvo delante de cada
una, sacó una hostia, le sacudió una o dos gotas
(¿están en el agua?) y se la puso limpiamente en
la boca. Sombrero y cabeza se hundieron. Luego
la siguiente: una vieja pequeña. El sacerdote se
inclinó para ponérsela en la boca, murmurando
siempre. Latín. La siguiente. Cierra los ojos y
abre la boca. ¿Qué? Corpus. Cuerpo. Cadáver.
Buena idea el latín.

BORGES-345

"Apenas despuntaba la luz del día, dos soldados entraban en
mi cárcel y me conducían a la cámara del Doliente, donde ya
me esperaban el incienso, el brasero y la tinta. Así me fue exigiendo
y le fui mostrando todas las apariencias del mundo. Ese
hombre muerto que aborrezco, tuvo en su mano cuanto los  hombres muertos han visto y ven los que están vivos: las ciudades,
climas y reinos en que se divide la tierra, los tesoros ocultos
en el centro, las naves que atraviesan el mar, los instrumentos
de la guerra, de la música y de la cirugía, las graciosas mujeres, las
estrellas fijas y los planetas, los colores que emplean los infieles
para pintar sus cuadros aborrecibles, los minerales y las plantas
con los secretos y virtudes que encierran, los ángeles de plata
cuyo alimento es el elogio y la justificación del Señor, la distribución
de los premios en las escuelas, las estatuas de pájaros y de
reyes que hay en el corazón de las pirámides, la sombra proyectada
por el toro que sostiene la tierra y por el pez que está debajo
del toro, los desiertos de Dios el Misericordioso. Vio cosas imposibles
de describir, como las calles alumbradas a gas y como la
ballena que muere cuando escucha el grito del hombre. Una vez
me ordenó que le mostrara la ciudad que se llama Europa. Le
mostré la principal de sus calles y creo que fue en ese caudaloso
río de hombres, todos ataviados de negro y muchos con anteojos,
que vio por la primera vez al Enmascarado

VLADIMIR NABOKOV-335

Debe de estar también
guardando algo más: brillantes impresiones infantiles cuya paleta de colores se fija
como un rastro en las yemas de los dedos. No habla de ello como yo tampoco lo
hacía. Pero si pasadas unas cuantas décadas, pongamos por caso, en 1970 (¡cómo se
parecen a los números de teléfono, esos años distantes!), volviera a ver por
cualquier azar el cuadro que ahora cuelga sobre su cabeza —Bonzo devorando una
pelota de tenis— sentirá una sacudida, se extrañará ante su existencia iluminada: a
Ivanov no le faltaba del todo la razón; los ojos de David no carecían de una cierta
ensoñación: pero era una ensoñación tras la cual se ocultaba un mundo de picardía.
Entra la madre de David. Tiene el pelo rubio y un gran temperamento. El día
anterior lo había dedicado a estudiar español, hoy subsiste a base de zumo de
naranja.

ANATOLE FRANCE-EL FIGON DE LA REINA PATOJA   345

Mi buena madre, inquieta, me interrogó con la mirada, y prosiguió de
este modo:
—Lo que aún me queda por decirte, Jacobo mío, es menos creíble
todavía. No obstante, Segunda Saint-Avit me lo ha referido como cosa
cierta. Te diré que el señor de Astarac, cuando vivía en sus posesiones, no se ocupaba de otra cosa que de embotellar la luz solar. Segunda ignora de
qué medios se valía para ello; pero, según ella asegura, se engendraban
dentro de las botellas, después de bien tapadas y calentadas al baño de
María, mujeres enanas y encantadoras, vestidas como las princesas de
teatro... Te ríes, Jacobo mío. Y no se debe tomar a broma estas cosas
cuando se palpan las consecuencias. Es un gran pecado fabricar de tal modo
criaturas que no pueden ser bautizadas, y, por consiguiente, que nunca
tendrán derecho a disfrutar de la beatitud eterna. Porque no supondrás que
el señor de Astarac llevara esas muñecas en sus respectivas botellas al
sacerdote para bautizarlas. Y tampoco que encontrara madrina.

—Pero, querida madre —respondí yo—, las muñecas del señor de
Astarac no necesitan el bautismo, puesto que no heredaron el pecado
original.

 

  HEROINA