viernes, agosto 03, 2012

Xarq al-Ándalus

                                         Captura

        

JAMES JOYCE-ULISES   192

Él viene por la tarde. Las canciones de
ella.
De Plasto. El busto fuente a la memoria
de sir Philip Crampton. ¿Quién era ése?

—¿Cómo le va? —dijo Martín
Cunningham saludando con una venia.
—No nos ve —agregó el señor Power—.
Sí, nos ve. ¿Cómo le va? ¿Quién? —preguntó el
señor Dedalus.
—Blazes Boylan —dijo el señor Power—.
Allí está dando aire a su melena.
Precisamente ahora lo estaba pensando.
El señor Dedalus se estiró para saludar.
Desde la puerta del Red Bank el disco blanco de
un sombrero de paja relampagueó en respuesta:
pasó.

Los lagartos de la mezquita
Abduljaquiq Ben Yerum Al Tetuani   32 págs  32*7=224-192=32

 

Este anciano matrimonio se dirigía hacia Sijis-Salam,(palabra que en árabe antiguo significa
“lejano país en cuyo corazón late Sefarad“.

un oasis perdido en el desierto. Habían oído
que allí, donde se cruzan las caravanas del Norte y del Sur con las que van de Oriente a Occidente,
allí, donde el aire del desierto se vuelve música tratando de pronunciar el nombre del lugar, allí, un
marroquinero cojo había confeccionado una babucha de piel de lagarto para regalarla a aquél que
trajese su pareja.
Ambos parecían muy felices; ella, a pesar de sus más de cien años, aún conservaba en el rostro una
profunda y enigmática belleza, dulce y serena como el terso pecho de una madre, capaz de amansar
al más rebelde simún; y él... muchísimo más viejo que ella, parecía feliz, enormemente feliz. Aparte
de la edad, todo en la pareja resultaba sorprendente: el viejo asno que los acompañaba, un arrugado
camello parlanchín con dos gibas y media, los andares de la anciana, gráciles como el balanceo de
las ramas del jazmín al son cadencioso de una nuba cordobesa; pero sobre todo... él.
Él iba tras ella... ¡como el gato fiel sigue a su dueña!, pero lo que más me sorprendió fue que el

anciano andaba sin esfuerzo aparente; parecía gravitar sobre un invisible kilim, que lo mantenía
separado del suelo. Ello, sin duda, permitía explicar cómo había llegado a tan avanzada edad. Al
detener la vista en sus pies vi que calzaba un par de raras babuchas; una de ellas... viejísima, de una
piel que, a fe mía, podía haber sido de la media giba que faltaba al camello. Y... la otra...
... la otra... ¡por Alá, Uno, Más Grande y Misericordioso, Guía de nuestros pasos, de nuestro mortal
destino y del de todos los creyentes!... ¡¡¡la otra era de la piel de lagarto más fina que ojos algunos
hayan contemplado jamás!!!.

 

EL FIGÓN DE LA REINA PATOJA
de
Anatole France                                      192

    Cogió un fajo de manuscritos, colocándolo sobre la mesa.
—Éste —dijo, designando un rollo de papiro— procede de Egipto. Es
obra de Zózimo el Panopolitano, que se creyó perdida, y que descubrí en el
ataúd de un sacerdote de Serapio.
»Y esto que veis ahí —agregó, mostrándonos trozos de hojas relucientes
y fibrosas, sobre las cuales apenas se distinguía la escritura griega trazada a
pincel— contiene revelaciones desconocidas, que se deben, una a Sofar el
Persa, y otra a Juan, el arcipreste de Santa Evagia.

»Os agradecería infinito que os ocuparais, en primer término, de estos
trabajos. Luego estudiaremos los manuscritos de Sinesio, obispo de
Ptolemais, de Olimpiodoro y de Estéfano, que he descubierto en Rávena,
en una cueva, donde estaban encerrados desde el reinado del ignaro
Teodosio, a quien pusieron por sobrenombre el Grande.
»Tened la bondad, señores, de formaros una idea general de tan
importante trabajo. En el fondo de esta sala, a la derecha de la chimenea,
hallaréis los léxicos, las gramáticas que he podido reunir, y que podrán
serviros de ayuda. Y ahora, permitidme que os abandone. Hay en mi
gabinete cuatro o cinco silfos que me esperan. Gritón cuidará de que no os
falte nada. Adiós.
Tan pronto como el señor de Astarac nos dejó solos, mi buen maestro
sentóse delante del papiro de Zózimo, y armándose de un lente que halló
sobre la mesa, comenzó su estudio. Yo le pregunté si no estaba sorprendido
por cuanto acababa de escuchar.
El abate me respondió sin levantar la cabeza:
—Hijo mío, he conocido gentes muy diversas, he sufrido muy varia
fortuna para asombrarme de nada. Este gentilhombre parece loco, menos
porque lo sea realmente que por lo que sus ideas difieren, hasta la
exageración, de las del vulgo. Pero si prestáramos atención a las reflexiones
que generalmente oímos en el mundo, hallaríamos en ellas, seguramente,
menos sentido que en las de este filósofo. Entregada a sí misma, la razón
humana más sublime construiría sus palacios y sus templos con nubes y
verdaderamente el señor de Astarac es un precioso acoplador de nubes.
Sólo en Dios existe la verdad; no lo olvidéis, hijo mío. Pero éste es,
ciertamente, el libro Imouth, que Zózimo el Panopolitano escribió para su
hermana Theosebia. ¡Qué gloria y qué delicia leer este manuscrito único,
encontrado por una especie de prodigio! Voy a consagrarle mis días y mis
noches. Compadezco, hijo mío, a los hombres ignorantes, a quienes la
ociosidad conduce al libertinaje. Arrastran una vida miserable. ¿Qué es una
mujer al lado de un papiro alejandrino?

JUAN MARSÉ
CALIGRAFÍA DE LOS SUEÑOS  192

—A ver si me entiendes, mujer. Hablo de

cumplir un simple trámite burocrático. Además, no
sé, no me fío,alguien escurre el bulto en este
asunto... Me temo que tal como se ha planteado hay
una clara alteración paterno-filial, una renuncia, una
sospechosa dejación de identidad, digamos…
—¡Usted quiere confundirme! ¡En su colegio de
Barcelona, el niño no ha tenido ningún problema con
los apellidos! —Resopla, pero enseguida se
contiene y suaviza el tono—. Bueno, no sé, tiene
que haber una solución... ¿Qué podemos hacer,
estimado señor maestro?
—Tú decides, Tecla. Vete a casa y piénsalo
con calma.
Antes de llegar a casa ya lo ha decidido: esta
criatura no puede perder tres o cuatro meses
zanganeando por ahí, debe ir a la escuela como
sea, con los apellidos propios o los que le hemos
prestado, qué más da. Pero, ¿cómo explicarle que
tiene cuatro apellidos en vez de dos, y por qué?

SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS ANDALUCES
OBRAS COMPLETAS
DE
DON FRANCISCO DE QÜEVEDO   192

Hágase entre todos cuenta
A cómo nos cabe el chico;
Que lo que á mí me tocare
Libraré en el Antecristo.
Fuimos sobre vos, señora,
Al engendrar el nacido.
Más gente que sobre Roma
Con Borbón por Carlos Quinto.
Mis ojos decís que saca;
Mas, según lo que averiguo,
Vos me los sacáis agora
Por dineros y vestidos.

Que no negará á su padre
Decís, por lo parecido,
Y es el mal que el padre puede
Negar muy bien que le hizo.
Más padres tiene que miembros;
Acomodad, pues, el mío,
Ya que queréis encajarme
Esto de padre postizo.
¡Oh, quién viera cuando todos,
Armados de acero fino.
Amojonen lo que hicieron
En el mayorazgo hechizol
Cuál dirá que engendró él solo
Desde el hombro al colodrillo,
Y cuál pondrá su mojón
Desde la espalda al ombligo.
Cuál conocerá una mano,
Y no faltará marido
Que diga que, por la priesa,
No acabó más de un tobillo.

 

  

 

 

miércoles, agosto 01, 2012

LADRONES SUBVENCIONADOS

          

VLADIMIR NABOKOV-CUENTOS 181

Me torturaban mis esfuerzos por reconocer lo que «perro»
podría significar, y como me lo había quedado mirando fijamente, subió hasta mí
confiado y me entraron tales náuseas que me levanté del banco y me alejé. Fue
entonces cuando mi terror alcanzó su punto más alto. Dejé de luchar. Ya no era un
hombre sino un ojo desnudo, una mirada sin objeto que se movía en un mundo
absurdo. La visión misma de un rostro humano me llevaba a gritar.
De pronto me encontré de nuevo a la entrada de mi hotel. Alguien se me acercó,
pronunció mi nombre, y me puso una hoja de papel doblada en mi mano fláccida. La
abrí inmediatamente y mi terror se desvaneció al instante. Todo a mi alrededor recuperó

su carácter ordinario y discreto: el hotel, los reflejos cambiantes en el
cristal de las puertas giratorias, la cara familiar del botones que me había entregado
el telegrama. Me quedé de pie en el centro del espacioso vestíbulo. Un hombre con
una pipa y una gorra de cuadros tropezó conmigo al pasar y me pidió excusas muy
serio. Sentí una cierta extrañeza y un dolor intenso, insoportable, aunque muy
humano.

El telegrama decía que ella se moría.
A lo largo de todo mi viaje de vuelta, y mientras estuve a la cabecera de su cama,
nunca se me ocurrió analizar el sentido del ser y del no ser, y ya no me aterrorizaban
aquel tipo de pensamientos. La mujer que era lo que más quería en el mundo se
moría. Esto era todo cuanto veía y sentía.
No me reconoció cuando me golpeé la rodilla contra su cama. Yacía, apoyada en
inmensas almohadas, bajo inmensas mantas, tan pequeña, con el pelo estirado y la
frente despejada que dejaba ver la pequeña cicatriz de la sien que habitualmente
ocultaba con un mechón de pelo. No reconoció mi presencia real, pero por la ligera
sonrisa que se apuntó un par de veces en la comisura de sus labios, supe que me veía
en su delirio tranquilo, en su imaginación agonizante —de forma tal que ante ella
estábamos dos: yo mismo, en persona, a quien no veía, y mi doble, invisible para mí.
Y luego me quedé solo: mi doble murió con ella.

 

 

FRANZ KAFKA –CUENTOS  181

3. LOS ÁRBOLES
Pues somos como troncos de árbol en la nieve. Aparentemente
yacen en un suelo resbaladizo, así que se podrían desplazar con un
pequeño empujón. Pero no, no se puede, pues se hallan fuertemente
afianzados en el suelo. Aunque fíjate, incluso eso es aparente

JAMES JOYCE-ULISES  181

Soy el joven más raro de que nunca
hayan oído hablar.
Mi madre era una judía, mi padre
un pájaro.
Con José el carpintero no puedo
estar de acuerdo

A la salud de los discípulos y el
Calvario.
Levantó un índice de admonición:
Si alguien hay que crea que yo no
soy divino
Tragos no tendrá gratis cuando
produzca vino.
Tendrá que beber agua, que
arrojaré después.
Cuando mi vino en agua convierta
yo otra vez.

Tiró rápidamente del garrote de fresno de
Esteban a modo de despedida y, corriendo
adelante hacia una cresta del acantilado, agitó
las manos a lo largo del cuerpo, como las aletas
o las alas de uno que estuviera por elevarse en
el aire, y entonó

Adiós, ahora, adiós. Escriban todo lo que
he dicho
y digan a Tom, Dick y Harry que me
levanté de entre los muertos.
Lo que está en la sangre no puede
fallarme para volar...
Adiós... sopla fuerte en el Monte de los
Olivos

Sura 5 Al-Ma’ida (El Ágape)  181

(38) EN CUANTO al ladrón y a la ladrona, cortadles la mano a ambos en retribución por lo
que han hecho, como castigo disuasivo ordenado por Dios:48 pues Dios es poderoso, sabio.

48 El rigor extremo de este castigo coránico sólo puede entenderse si se tiene en cuenta el principio fundamental
de la Ley Islámica según el cual no se impone al hombre un deber (taklif) sin concederle un
derecho (haqq) correspondiente; y el término "deber" conlleva también, en este contexto, el sometimiento
al castigo. Ahora bien, uno de los derechos inalienables de todo miembro de la sociedad islámica --sea o
no-musulmán-- es el derecho a la protección (en el sentido más pleno de la palabra) de la comunidad.
Como puede verse por muchos de los preceptos coránicos y de los mandatos del Profeta que se encuentran
en las Tradiciones auténticas, todo ciudadano tiene derecho a una parte de los recursos económicos
de la comunidad y, en consecuencia, a disfrutar de la seguridad social: en otras palabras, le debe ser garantizado
un nivel de vida equitativo que sea proporcional a los recursos de que dispone la comunidad.
Pues, si bien el Qur’an pone de manifiesto que la vida humana no puede expresarse sólo en términos de
existencia física, --pues en última instancia los valores de la vida son espirituales por naturaleza-- a los
creyentes no les está permitido contemplar las verdades y los valores espirituales como algo que es posible
divorciar de los factores físicos y sociales de la existencia humana. En resumen, el Islam concibe y
exige una sociedad que provea no sólo a las necesidades espirituales del hombre, sino también a sus necesidades
físicas e intelectuales. De ahí se deduce, por tanto, que una sociedad (o estado) --para que sea
realmente islámica-- debe estar constituida de tal forma que cualquier individuo, hombre o mujer, pueda
disfrutar de ese mínimo de bienestar material y de seguridad sin el cual no puede haber dignidad humana,
ni libertad real ni, en definitiva, progreso espiritual: porque no puede existir felicidad ni fuerza reales en
una sociedad que permite que algunos de sus miembros sufran una pobreza inmerecida mientras que otros
tienen más de lo que necesitan. Si toda la sociedad sufre privaciones a causa de circunstancias que están
fuera de su control (como ocurrió, por ejemplo, en la comunidad musulmana en la primera época del
Islam), tales privaciones compartidas pueden convertirse en una fuente de fuerza espiritual y, por medio
de esta, en una grandeza futura. Pero si los recursos de que dispone una comunidad están distribuidos en
forma tan desigual que ciertos grupos viven en la abundancia mientras que la mayoría de la gente se ve
forzada a emplear todas sus energías en la búsqueda del pan diario, la pobreza se convierte en el enemigo
más peligroso del avance espiritual, y a veces aparta a comunidades enteras de la consciencia de Dios y
las lleva a un materialismo espiritualmente destructivo. Sin duda era esto lo que el Profeta tenía presente
cuando pronunció las palabras de advertencia, "La pobreza puede conducir al rechazo de la verdad (kufr)"
(recogido por As-Suyuti en Al-Yamii as-Sagir). Por eso, la legislación social del Islam busca crear condiciones en las que cada hombre, mujer y niño tenga (a) suficiente para comer y vestirse, (b) una vivienda
adecuada, (c) igualdad de oportunidades y de acceso a la educación, y (d) asistencia médica gratuita en la
salud y en la enfermedad. El corolario de estos derechos es el derecho a un trabajo productivo y remunerativo
mientras uno esté en edad laboral y tenga buena salud, y a la provisión (por parte de la comunidad
o del estado) de alimentos, cobijo, etc. en casos de incapacidad debida a enfermedad, viudedad, paro
forzoso, vejez o minoría de edad. Como ya se ha mencionado, la obligación comunal de la creación de un
sistema global de seguridad social de estas características ha sido establecida en muchos versículos del
Qur’an, y ha sido ampliada y explicada en muchos de los mandamientos del Profeta. El segundo califa,
Umar ibn al-Jattab, fue quien empezó a traducir estas ordenanzas en un sistema administrativo (véase Ibn
Saad, Tabaqat III/1, 213-217); pero después de su prematura muerte, a sus sucesores les faltó la visión y
la capacidad política para continuar su labor interrumpida.
Es sólo una vez que este sistema de seguridad social contemplado por el Islam está implantado, cuando el
Qur’an impone la severa pena del corte de la mano como castigo disuasivo contra el robo, porque, en las
condiciones ya descritas, la "tentación" no puede ser admitida como excusa válida y porque, como en
última instancia todo el sistema socio-económico del Islam está basado en la fe de sus partidarios, su
equilibrio es extremadamente delicado y precisa de una protección constante y vigilante. En una comunidad
en la que todos tienen asegurada plena seguridad y justicia sociales, cualquier intento por parte de un
individuo de lograr una ganancia fácil e injustificada a expensas de otros miembros de la comunidad debe
ser considerado como un ataque contra todo el sistema, y como tal debe ser castigado: y de ahí este mandamiento
que establece el corte de la mano al ladrón

DON QUIJOTE DE LA MANCHA-CERVANTES  181

El calor y el
día que allí llegaron, era de los del mes de agosto, que por aquellas partes suele
ser el ardor muy grande; la hora, las tres de la tarde: todo lo cual hacía al sitio
más agradable, y que convidase a que en él esperasen la vuelta de Sancho,
como lo hicieron.
Estando, pues, los dos allí sosegados y a la sombra, llegó a sus oídos una
voz que, sin acompañarla son de algún otro instrumento, dulce y regaladamente
sonaba, de que no poco se admiraron, por parecerles que aquel no era
lugar donde pudiese haber quien tan bien cantase, porque, aunque suele decir

se que por las selvas y campos se hallan pastores de voces estremadas, más son
encarecimientos de poetas que verdades; y más cuando advirtieron que lo que
oían cantar eran versos, no de rústicos ganaderos, sino de discretos cortesanos.

lunes, julio 30, 2012

REMORDIMIENTO

                                                                                                                                                                                            

 

 

                                

                                                                                                 

                                                                                                       

kabu-matsuri

 

        https://docs.google.com/document/d/1cCgZsdd-Sr_Oh5UfyUljxB00dSpmX-oY49PM3GYmAE4/edit

Tres jóvenes practican desde ahora para la ceremonia del año 2.014, trabajan la dirección apropiada con el hacha y los métodos tradicionales de corte de madera. Antes de que comiencen, deben obtener el permiso para cortar los árboles de los dioses del bosque.
En una sesión de práctica, quitando sus cascos, los hombres jóvenes se inclinan cortésmente hacia los árboles, deliberadamente levantan sus hachas al mismo tiempo, y comienzan a cortar, finalmente después de una hora colocan la copa del árbol en el centro del lugar y realizan el kabu-matsuri (ceremonia de liberación del árbol).

                                                                                                                       

2012-04-29 12.41.21  

 

El ritual del volador no se limita a la danza, ya que la obtención e instalación del palo conlleva gran solemnidad. Originalmente se utilizan sólo tres variedades de árbol para obtener el palo: Zuelania ghidonia, Aspidosperma megalocarpon y Carpodiptera ameliae, debido a la resistencia de éstas plantas, no obstante debido a la tala inmoderada, la cantidad de éstos árboles ha disminuido. En la tala del árbol participan los danzantes que según la tradición deben de abstenerse sexualmente en el transcurso de la ceremonia. En el rito del corte, primero se hace una ceremonia para pedir perdón al bosque por tomar la vida de uno de sus seres y se le ofrecen ofrendas mientras los danzantes bailan alrededor del árbol. El caporal inicia el corte con hacha y le siguen los danzantes, pero toda la comunidad participa. Según la tradición el palo debe ser trasladado sin tocar el suelo hasta el lugar donde se colocará o “sembrará”, y en el hoyo donde se instalará también se depositan ofrendas. La instalación y arreglo del palo también va acompañada de música

 

                                                                                                                                                  El Tajin Los Voladores fcm.jpg     

Especies sagradas

En la actualidad, sólo unas pocas especies de árboles son consideradas sagradas, pero, en la Antigüedad, muchas, por su utilidad, escasez, tamaño o resistencia, se establecieron como sagradas para evitar su tala. Una lista muy abreviada de especies sería la que aparece a continuación. En África hay numerosas especies sagradas para tribus concretas que requerirían un estudio más profundo.

http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81rbol_sagrado

 

ARBOLES CON ALMA  http://www.kklweb.org/vernoticia.php?codigo=955&pag=0

Dicen que los árboles mueren de pie. Un bosque con troncos ennegrecidos cubre ahora el Monte Carmelo. El catastrófico incendio en el Carmelo nos ha dejado abrumados de pena por las 44 personas que perdieron la vida y por los cinco millones de árboles quemados.
Los amantes de la naturaleza se deprimen al ver el horizonte negro sobre el risco que antes estuviera verde todo el año. Los visitantes permanecen en silencio en la curva de la carretera en la que el autobús ardió en llamas, como signo de respeto a las víctimas y al paisaje tan amado, y tocan los troncos calcinados como si trataran de consolar a los árboles y a sí mismos.

GRECIA Y ROMA: EL PINO CORTADO
Los antiguos imperios del Mediterráneo heredaron de los egipcios, los asirios y los sumerios la costumbre de celebrar durante el mes de marzo fiestas en honor a dioses muertos y resucitados. En Grecia tenían lugar también las bacanales en honor al dios del vino y de la alegría, Dionisos, más conocido como Baco. Sus sacerdotes y sacerdotisas se entregaban a bailes desenfrenados, a una música enloquecedora y a la ingestión de vino hasta alcanzar el éxtasis. Asimismo, desde que el Oráculo de Delfos ordenó a los corintios adorar a cierto pino como si fuera este dios, se convirtió en una costumbre cortar un árbol de esta especie durante esos días, vestirlo y bailar en torno a él, al tiempo que se le ofrecían oraciones, vino y otras viandas para que concediera su favor a los labradores.
Hallamos la misma tradición de la tala del árbol en Roma, aunque allí representaba al dios Atis, que, castrado como castigo por abandonar a su enamorada Cibeles, murió desangrado. Del 15 al 25 de marzo se perseguía la purificación del cuerpo y no se podía ingerir alimentos como el ajo o la carne de cerdo por ser excesivamente terrestres. El último día se celebraba la resurrección de Atis, cuya tumba se había abierto mágicamente. Los sacerdotes ungían los labios de los asistentes a los ritos con un bálsamo de aceite y les susurraban al oído que también ellos podían triunfar sobre la muerte

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 http://jedena.blogspot.com.es/2012/03/los-arboles.html

El viento al pasar entre las hojas susurra, cada árbol posee unos sonidos únicos y rige unas estaciones. Para lo celtas los árboles eran una fuente de sabiduría e incluso su alfabeto era de árboles Los árboles como antenas captan las emisiones sonoras que llegan del cielo a la tierra. Creían los egipcios que las maldiciones y venganzas de los muertos "se remontan con el viento".