sonidos negros Un concepto de difícil comprensión en el arte flamenco es el acuñado por Federico García Lorca y al que llamó 'sonidos negros', atribuido a una frase del cantaor Manuel Torre. Éste, escuchando tocar al maestro Manuel de Falla, le dijo al poeta: "todo lo que suena bien tiene 'soníos negros'".
Se trata de una frase dicha en el lenguaje propio del arte flamenco. En realidad refiere a un registro vocal en cuartos y octavos de tonos de nota, que transmite un desgarro profundo y un dolor que no procede de motivos físicos, sino que es más bien una transmisión ancestral que atravesando la memoria histórica recupera un dolor secular heredado por vía de la comunicación oral. Como muchos otros fenómenos artísticos, el flamenco ha ido creando su especial metalenguaje, que suele sorprender a los que se inician y adentran en él, pero una vez que se conocen sus claves no resulta de muy difícil comprensión.
La relación entre Dios y el flamenco es un tema que, según Alfredo Arrebola, ha pasado bastante desapercibido para los tratadistas del Cante gitano-andaluz o "flamencólogos". Unos versos de su amigo Francisco Silgueiro, que le recordaban las vivencias espirituales de San Juan de la Cruz, lo llevaron a iniciar su diálogo y búsqueda de la "razón religiosa y deífica" que en el flamenco puede haber: "Por aquella noche oscura /yo iba buscando a Dios,/sin saber que lo llevaba/dentro de mi corazón.1" El testimonio de Alfredo Arrebola nos permite introducirnos en el objeto de nuestro estudio: la relación entre la "Noche Oscura" de san Juan de la Cruz y los "sonidos negros" de Manuel Torre a propósito de la "Teoría del duende" de Federico García Lorca. No pretende ser un estudio científico, ya que la extensión no lo permite. Más bien, se trata de un ensayo a partir del cual puede llevarse a cabo una investigación más profunda.
En la conferencia acerca de la teoría del duende, dada en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1933, Lorca recordaba una frase que el cantaor Manuel Torre, a quien definía como "el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido", pronunció al escuchar a Falla su Nocturno del Generalife: "Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende.
Federico G.LORCA dedicó las "Viñetas Flamencas" de su "Poema del Cante Jondo" a Manuel Torres, "Niño de Jerez", que tiene tronco de Faraón. Y, en la conferencia sobre el duende, recuerda los sonidos negros y el tronco negro del faraón: "estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte. Sonidos negros dijo el hombre popular de España y coincidió con Goethe, que hace la definición del duende al hablar de Paganini, diciendo: "Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica".
la relación entre la Noche Oscura de san Juan de la Cruz y los sonidos negros de Manuel Torre. Lorca sostiene que para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio: "solo se sabe que quema la sangre como un trópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que se apoya en el dolor humano que no tiene consuelo.
el duende al que Federico se refería en su conferencia. Y es por lo que Lorca dice que el cante jondo se acerca al trino del pájaro, al canto del gallo y a las músicas naturales del bosque y la fuente: "el duende ... ¿Dónde está el duende? Por el arco vacío entra un aire mental que sopla con insistencia sobre las cabezas de los muertos, en busca de nuevos paisajes y acentos ignorados; un aire con olor de saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas." El duende, los sonidos negros nos remiten a la noche de la creación, al "Fiat lux".
http://www.revistalaflamenca.com/inicio/link-verticales/Miscelanea-de-flamenco/especial-la-noche-oscura-de-san-juan-de-la-cruz-y-los-sonidos-negros-de-manuel-torre
http://users.telenet.be/almaerrante/sn0147a.htm
Manuel Torre y Antonio Chacón - Rito y Geografía del Cante
“Diabolus in Musica”: Cuando el Diablo se viste de Acorde
Numerosas fueron las aportaciones en materia musical que el monje benedictino Guido de Arezzo realizó en la Edad Media; desarrolló la escala diatónica, perfeccionó la escritura musical generando los precursores de los pentagramas y creó un sistema de entonación llamado “solmización”, que actualmente conocemos como solfeo.
Lo que es menos conocido de su labor es que durante la gran reforma de la notación musical, guardó una información que la iglesia consideró que debía ocultarse. Un acorde que generaba tal disonancia que perturbaba al oyente, cuya naturaleza movía el pensamiento hacia lo impuro y por tanto debía de ser obra del mismísimo diablo. El tritono, el acorde del que se servía Satán para entrar en los hombres por medio de la música, recibió el nombre de “diabolus in musica” o “mi contra fa” y su interpretación era duramente castigada, como cualquier otra invocación al maligno.Durante toda la Edad Media la armonía no dispuso de los 7 acordes de las 7 notas, sino de 6. El 7º acorde, el poseedor del tritono maldito, el llamado Locrio por los antiguos griegos, fue sepultado y olvidado.Tras varios siglos, en el Barroco, se relajó la prohibición y se empezó a permitir su uso, siempre sujeto a una estricta normativa. Prácticamente estaba limitado a generar tensión transitoria en las obras, ya que inmediatamente tenía que resolver en otro de los 6 acordes. El tritono no se usó plenamente hasta el Romanticismo, donde múltiples autores de música clásica moderna (Vivaldi, Beethoven o Debussy) lo rescataron para poder recrear ciertas atmósferas. Y es que el romanticismo trajo consigo la música programática, música que representaba una escena, imagen o estado de ánimo. Y el tritono tenía mucho que representar, sobre todo en cuanto a lo que a estados de ánimo se refiere. Sin embargo, la mayoría de las obras que lo utilizaban no se alejaban de la temática demoníaca, como la Sonata a Dante de Franz Liszt o Gotterdammerung (“El ocaso de los dioses”) de Richard Wagner.