Lo fundían en unos hornillos portátiles, a manera de anafes de barro; no fundían con fuelles ni a soples, con los cañutos de cobre, como en otra parte dijimos que fundían la plata y el oro para labrarlos; que aunque lo probaron muchas veces, nunca corrió el metal ni pudieron los indios alcanzar la causa; por lo cual dieron en fundirlo del viento natural. Mas también era necesario templar el viento, como los metales, porque si el viento era muy recio gastaba el carbón y enfriaba el metal, y si era blando, no tenía fuerza para fundirlo. Por esto se iban de noche a los cerros y collados y se ponían en las laderas altas o bajas, conforme al viento que corría, poco o mucho, para templarlo en el sitio más o menos abrigado. Era cosa hermosa ver en aquellos tiempos ocho, diez, doce, quince mil hornillos arder por aquellos cerros y alturas. En ellas hacían sus primeras fundiciones; después, en sus casas, hacían las segundas y terceras, con los cañutos de cobre, para apurar la plata y gastar el plomo; porque no hallando los indios los ingenios que por acá tienen los españoles de agua fuerte y otras cosas, para apartar el oro de la plata y del cobre, y la plata del cobre y del plomo, la afinaban a poder de fundirla muchas veces .Los discos de metal obtenidos por fundición eran luego martillados en yunques, con percutores de piedra o de hierro meteórico, hasta formar hojas.
http://arqueologia-diplomacia-ecuador.blogspot.com.es/2010/04/metalurgia.html
Los artesanos mochicas hacen más evidente su alto grado de conocimiento. Al templar una lámina hecha con alguna de estas mixturas, por ejemplo oro y cobre, se forma una capa superficial consistente en escamas de óxido de éste último metal; luego de sucesivas secuencias de martillado, recalentamiento y descamado, se va formando gradualmente una superficie empobrecida en cobre y rica en metal precioso. Este proceso es llamado depleción. Si la lámina contenía además plata y se deseaba eliminar esta última de la superficie, se aplicaba sobre ella un compuesto de minerales corrosivos.
http://www.creces.cl/new/index.asp?imat=%20%20%3E%20%209%20%20%3E%20%207&tc=3&nc=5&art=218
El comportamiento del ser humano frente a sus dioses, tuvo conexión con los caracoles que aparecen como único instrumento en esos mitos primordiales.
En su mitología aparecía un dios de los Caracoles. Leamos la relación que hace Miguel León-Portilla en su libro 'Los Antiguos Mexicanos".
"Los textos indígenas del mundo náhuatl del siglo XVI (aztecas, texcocanos, tlaxcaltecas, etc.) dan su propia versión acerca de la fundación de Teotihuacán. Relacionando a la ciudad de los dioses con el mito de las edades o soles, afirmaban que en ella había tenido lugar en tiempos remotos la creación del quinto Sol, y de la Luna, que alumbran a la humanidad en la edad presente:
Cuando aún era de noche, cuando aún no había día, cuando aún no había luz, se reunieron, se convocaron los dioses allá en Teotihuacán. Dijeron, hablaron entre sí: ¡Venid acá, oh dioses! ¿Quién tomará sobre sí, quién se hará cargo de que haya días, de que haya luz?"
Dos fueron los dioses que se ofrecieron. El primero fue el arrogante Tecuciztécatl, "Señor de los caracoles"; el segundo fue el modesto Nanahuatzin, cuyo nombre significa "el purulento o bubosillo". ambos se prepararon haciendo penitencia, para acometer la empresa de arrojarse a una hoguera y salir le ella transformados en el Sol"
Más tarde el "señor de los caracoles" Tecucizécatl se arrojó a la hoguera pero habiéndolo hecho en forma tardía, su destino iba a ser convertirse únicamente en la luna.
Es pues el caracol el instrumento sagrado de los dioses, de la Luna y de ahí que precisamente en Teotihuacán aparezcan en formas tan hermosas y como verdaderas obras de arte.
Teotihuacán. Las tres fotografías representan los más importantes. En la primera aparece el jaguar, hermosamente dibujado, con su melena al viento, sus garras desgreñadas, con sus colmillos afilados por entre los cuales se siente el jadear que sopla el caracol divino. Es un caracol con las vírgulas del sonido, las plumas de la vistosidad real, los adornos de lo sobrenatural.
Caracoles con caras de hombres o dioses no son tan comunes. Sin embargo, existen unos pocos ejemplares en los que aparecen figuras que están tocando antara o flauta de Pan. Tienen formas femeninas muy elaboradas que no descuidan los detalles del peinado o la belleza en sus contornos. Son verdaderas expresiones artísticas esculturales. El caracol se convierte e sitio medio para representar mitos y creencias.
EL PAPA DE LOS CARACOLES HENRI VINCENOT