Franco lo dejó todo "atado y bien atado": Garzón declara hoy como imputado por querer juzgar sus crímenes
El juez español Baltasar Garzón declarará hoy como imputado ante el Tribunal Supremo de España por una querella presentada en su contra por su investigación de las desapariciones durante la Guerra Civil (1936-1939) y los primeros años del franquismo
Cuando Franco dijo: “Todo queda atado y bien atado”, para tranquilizar a los que creían que la dictadura moriría con él y pedían que su testamento político garantizara la continuidad del régimen para seguir manteniendo sus privilegios, muchos pensaron que se trataba de un farol. Ni en su delirio imperial más optimista Franco pudo imaginar que, 35 años después de muerto, en una democracia con una Ley de Partidos que impide la actividad política a los que, por ejemplo, justifican el racismo y la xenofobia, la justicia estaría del lado de Falange Española poniendo contra la pared a un juez por intentar investigar crímenes cometidos después de la Guerra Civil. Y eso cuando muchos de los asesinados aún figuran como desaparecidos y los cuerpos se encuentran esparcidos por cuentas y campos de la geografía española.
En el mismo espacio habría que situar el linchamiento que lleva a cabo el Partido Popular contra el juez Garzón al reabrir una causa archivada por los pagos de unos cursos que impartió y al dedicarle todo tipo de descalificaciones desde que comenzó la investigación del caso Gürtel, la primera causa grave de corrupción que se sigue contra la derecha en España, cuyos principales responsables figuran en las fotos de la boda de la hija de José María Aznar, y en la que el principal acusado, el señor Correa, fue “testigo”. Qué casualidad que ese mismo presidente cerró la Fiscalía Anticorrupción durante su mandato.
El intento de archivo del caso Gürtel que se está orquestando desde distintos espacios de la justicia es una vergüenza para el llamado Estado de derecho.
Va a ser verdad que estaba todo atado.
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Todo fluye, los átomos, las células, la vida, la historia, los sueños. Nada es lo mismo un segundo después. Si uno fuera capaz de abandonar ese río de Heráclito en el que nadie se baña dos veces y se subiera a un puente, vería el gran espectáculo. La corriente turbia de la materia ha ido arrastrando durante siglos sandalias de profeta, clámides de griegos y romanos, lienzos de almenas, lanzas, arcabuces, el yelmo del Quijote, el puñal dubitativo de Hamlet, bibliotecas llenas de incunables que contenían toda clase de ingenios, hechizos, edictos, anatemas, aventuras y descubrimientos. Hace ya mucho tiempo que por debajo de ese puente ha pasado flotando la cruz desnuda del Gólgota e incluso el Dios de los Ejércitos ahogado. El agua turbulenta continúa anegando copas de oro, jardines burgueses esfumados, las alambradas de Auschwitz, escenas galantes de pintores y escritores olvidados, animales muertos que constituyeron la historia, pero llega un momento en que uno comienza a reconocer como propios algunos fantasmas que el río de Heráclito trae hasta el puente. Entre remolinos del agua cenagosa cuyo légamo se confunde con la memoria llega braceando contra corriente el general Franco abrazado a aquel joven y radiante intelectual de izquierdas que luchó contra su dictadura y que ahora aparece envejecido en televisión con el pelo teñido de azabache y la papada acuchillada vomitando sapos de extrema derecha; por una curva emerge el conjunto de tricornios de 23-F como una bandada de patos salvajes al mando de Tejero, que esgrime el bigote raído y la pistola oxidada entre las tripas blancas de los padres de la patria. De pronto uno se descubre con horror a sí mismo. El río de Heráclito trae revueltos todos los días de tu vida y uno puede verse en la escuela con la pizarra y el mapa de España a la pared, la bicicleta en la playa, en el baile de una verbena. Con un libro de Derecho bajo el brazo atraviesas el ojo del puente, vuelves el rostro y te observas de espaldas aguas abajo hacia el mar sin conocer la ribera. Mientras tu imagen se aleja, te espanta pensar que también ya eres otro. Todo fluye. La vida. La historia. Los sueños. Todo cambia o se hunde. Ahora desde el puente te descubres frente al televisor buscando la CNN y sale Gran Hermano. MANUEL VICENT
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Cuentan que Aquiles antes de entrar en combate con Héctor, dijo que todos los hombres que había matado en combate,esperaban en la laguna Estigia a que fuera El,y les indicara el camino.Si esto fuera cierto,cuando murió Franco y fue de visita,no sabría indicarles ningún camino.En el Valle de los Caídos yacen juntos,unos y otros,¿cuantas tumbas por descubrir no estarán llenas de cadáveres atados entre si?
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