sábado, junio 02, 2012

ORACION EN EL MOMENTO MINSKI

 

 

                                                    

                 

 

 

 

       ROBERT GRAVES DIOSA BLANCA  pág.75

Arianrhod («Rueda de plata») aparece en la Tríada 107 como la «hija rodeada de
plata de Dón» y es uno de los personajes principales del Romance de Math el hijo de
Mathonwy. Nadie que conozca las abundantes variantes de la misma leyenda en todas
las colecciones de mitos europeos puede poner en duda su identidad. Es la madre del
habitual Dylan, Niño-Pez Divino, quien, después de matar al común Reyezuelo (como
el Año Nuevo Petirrojo hace el día de San Esteban) se convierte en Llew Llaw Gyffes
(«el León de la mano firme»), el habitual, bello y perfecto, héroe solar, con los
habituales mellizos celestiales a su lado. Arianrhod adopta entonces la forma de
Blodeuwedd, la habitual diosa del Amor; mata traidoramente (como de costumbre) a
Llew Llaw -la leyenda es por lo menos tan antigua como la epopeya babilónica de
Gilgamesh- y luego se transforma, primero en la habitual Lechuza de la Sabiduría, y
después en la habitual Vieja-Cerda-que-devora-a-su-lechigada; así alimenta a la carne
muerta de Llew. Pero Llew, cuya alma ha tomado la forma habitual del águila, es, como
de costumbre, devuelto a la vida. La leyenda se da completa en el capítulo XVII.
En otros términos, Arianrhod es un aspecto más de Caridwen, o Cerridwen, la
Diosa Blanca de la Vida en la Muerte y la Muerte en la Vida; y estar en el Castillo de
Arianrhod es estar en un purgatorio regio esperando la resurrección, pues, según la
creencia europea primitiva, solamente los reyes, los caudillos, los poetas y los magos
tenían el privilegio de renacer. Otras innumerables almas menos distinguidas vagaban
desconsoladamente por los parques helados del Castillo, sin que las consolara todavía
la. esperanza cristiana en la resurrección universal. Gwion lo dice claramente en su
Marwnad y Milveib («Elegía sobre los mil niños»).
En número incomprensible estaban
retenidos en un infierno frío
hasta la Quinta Edad del mundo,
hasta que Cristo liberase a los cautivos

¿Dónde estaba situado este purgatorio? Hay que distinguirlo del Cielo celta, que
era el Sol mismo, una llamarada de luz (como sabemos por la tradición armoricana)
causada por el brillo conjunto de innumerables almas puras. Pues bien, ¿dónde se podría
esperar encontrarlo? En una región donde el sol nunca brilla. ¿Dónde está esa región?
En el frío norte. ¿A qué distancia en el norte? Más allá de la fuente del Bóreas, el Viento
Norte, pues «detrás del viento norte» -expresión empleada por Píndaro para localizar el
país de los hiperbóreos- es todavía un popular sinónimo gaélico del País de la Muerte.
¿Pero exactamente dónde más allá de la fuente del viento del norte? Solamente un poeta
sería lo bastante persistente para hacerla última pregunta. El poeta es el muchacho
insatisfecho que se atreve a hacer la pregunta difícil que surge de la respuesta del
maestro a la pregunta sencilla que le ha hecho, y luego la pregunta todavía más difícil
que surge de ésta. Cosa sorprendente, en esta ocasión la res-puesta es fácil. Caer

            

Sura 2. Al-Baqara (La Vaca)  pág 75

(188) NO OS DEVORÉIS la hacienda injustamente unos a otros, ni empleéis artimañas legales163
tratando de devorar injusta y deliberadamente lo que por derecho pertenece a otros.164

JAMES JOYCE-ULISES  75

CONFIEMOS
J. J. O'Molloy, a punto de seguirle, dijo quedamente a Stephen:
-Espero que esté vivo cuando se publique. Myles, un momento.
Entró en el despacho interior cerrando la puerta tras de sí.
-Vamos, Stephen, dijo el profesor. Está bien eso ¿no es así? Tiene la visión del profeta. ¡Fuit Rium! El
saqueo de la procelosa Troya. Reinos de este mundo. Los amos del Mediterráneo son campesinos egipcios
hoy.
El primer muchacho gacetero bajó sordamente las escaleras pisándoles los talones y se precipitó a la calle,
voceando:
-¡Extra de las carreras!
Dublín. Tengo mucho, pero que mucho que aprender. Doblaron a la izquierda por Abbey Street.
-Yo también tengo una visión, dijo Stephen.
-¿Sí? dijo el profesor, dando un saltito para ponerse al paso. Crawford nos seguirá.
Otro gacetero les pasó como un disparo, voceando mientras corría:
-¡Extra carreras!

BORGES  75

Tarde como de Juicio Final.
La calle es una herida abierta en el cielo.
Ya no sé si fue Ángel o un ocaso la claridad que ardió en la
hondura.
Insistente, como una pesadilla, carga sobre mí la distancia.
Al horizonte un alambrado le duele.
El mundo está como inservible y tirado.
En el cielo es de día, pero la noche es traicionera en las zanjas.
Toda la luz está en las tapias azules y en ese alboroto de chicas.
Ya no sé si es un árbol o es un dios, ése que asoma por la verja
herrumbrada.
Cuántos países a la vez: el campo, el cielo, las afueras.
Hoy he sido rico de calles y de ocaso filoso y de la tarde hecha
estupor.
Lejos, me devolveré a mi pobreza.

 

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos        pág  75

Después de todo, a ella le ocurrían cosas extrañas. Recientemente,
mientras dormía, había tenido una visión de un joven muerto con quien, antes de
casarse, había paseado a la luz del crepúsculo, cuando los frutos de la zarzamora
parecen tan pálidos y blancos. A la mañana siguiente, temblando todavía, le había
escrito un borrador de carta —una carta dirigida a su sueño. En esta carta le había
mentido al pobre Jack. Casi le había olvidado, en verdad; amaba a su insoportable
marido con un amor temeroso pero fiel y, sin embargo, quería enviar un poco de
calor a su querido visitante espectral, para tranquilizarle con unas cuantas palabras
terrenas. La carta había desaparecido misteriosamente de su bloc de
correspondencia, y aquella misma noche soñó con una larga mesa, desde cuyo
fondo emergió de repente Jack, saludándola agradecido. Ahora, por alguna razón,
se sentía incómoda cuando recordaba el sueño, casi como si hubiera engañado a su
marido con un fantasma.

   

Mi princesa (remix) by David Bisbal on Grooveshark  Con sólo una sonrisa by Melendi on Grooveshark  Eras Tú by Merche on Grooveshark

La Primavera by Estopa on Grooveshark

jueves, mayo 31, 2012

UNA TARDE EN EL DENTISTA.

TE CAMBIO UN DIENTE POR UNA NARANJA

NO HAY NADA FIRMADO

RUINA ES PRIMA DE LA TRAICION

AGUJEROS NEGRO DE LUNARES

TODOS TATUADOS Y DISPARANDO CON EL SMARTPHONE-PELIGRO.

SE REPITE LA HISTORIA

JUEGO SUCIO

¿QUIEN ES MAS MALO?

ES MAS LARGA LA MUERTE QUE LA VIDA

PARANOIA

POR DONDE SE SALE

 

 

VLADIMIR NABOKOV 194

Ya se había hecho de noche y en el crepúsculo una bellísima luz mandarina había
llenado las gradas de cristal de un enorme almacén cuando Nikolai observó, al lado
de un portal, una especie de placa blanca que decía: «I. S. WEINER, DENTISTA. DE
PETROGRADO». Y al punto le asaltó el fogonazo de un recuerdo que le dejó
virtualmente escaldado. «Este amiguito nuestro tiene una buena caries y hay que
quitarla.» En la ventana, justo delante del potro de tortura, unas fotos enmarcadas
mostraban unos paisajes suizos... La ventana daba a la calle Moika. «Aclárese, por
favor.» Y el doctor Weiner, un anciano gordo, plácido, con una bata blanca y gafas
perspicaces, sacaba su instrumental tintineante. Solía acudir a él para que le
arreglara la boca y también sus primos, e incluso se decían, cuando se peleaban por
una razón u otra: «¿Y qué te parece si te propino un Weiner?» (Es decir un puñetazo
en la boca.)

JAMES JOYCE-ULISES  194

¡Oh, mira quién es no lo
puedo creer! ¿Qué tal? ¿Qué ha sido de tu vida? Beso y encantada, beso, de verte. Buscando defectos en el

aspecto de la otra. Estás espléndida. Almas gemelas. Mostrándose los dientes la una a la otra. ¿Cuántos te
quedan a ti? No se prestarían ni un grano de sal.
¡Ah!
Son diablos cuando les va a venir eso. Oscuro aspecto diabólico. Molly me decía con frecuencia que sentía
como si las cosas pesaran una tonelada. Ráscame la planta del pie. ¡Ay, así! ¡Ay, qué gusto! Lo siento
yo también. DA gusto descansar alguna vez. A saber si es malo ir con ellas entonces. Seguro en cierto sentido.
Agria la leche, hace saltar las cuerdas del violín.

 

          

VLADIMIR NABOKOV-OBRAS CPMPLETAS   229

Saltó de nuevo mentalmente hasta la imagen del árbol de Navidad y, bruscamente
y sin aparente razón, se acordó del cuarto de estar de la casa de unos comerciantes,
de un gran volumen de artículos y poemas con páginas de cantos dorados (una
edición benéfica para los pobres) que de alguna forma estaba relacionado con
aquella casa, recordó también el árbol de Navidad del cuarto de estar, la mujer que
él amaba en aquel tiempo, y las luces del árbol reflejándose como un temblor de
cristal en sus ojos abiertos al coger una mandarina de una de las ramas más altas.
Habían transcurrido veinte años o quizá más, cómo se fijaban en la memoria
algunos detalles...

JAMES JOYCE-ULISES 229

Señales de todas las cosas
que aquí estoy para leer, huevas y fucos de mar,
la marea que viene, esa bota herrumbrosa.
Verde moco, azul plateado, herrumbre: signos
coloreados. Límites de lo diáfano. Pero él
agrega: en los cuerpos. Entonces él los había
advertido cuerpos antes que coloreados. ¿Cómo?
Golpeando su sesera contra ellos, caramba.
Despacio. Calvo era y millonario, maestro di
color che sanno. Límite de lo diáfano en. ¿Por
qué en? Diáfano diáfano. Si puedes poner los
cinco dedos a través de ella, es una verja, si no,
una puerta. Cierra los ojos y mira

  

                                                  

Archivo:Tumba del Caracol.jpgTumba_del_Caracol.jpg 

BORGES-OBRAS COMPLETAS  229

No es, sustancialmente, una
obra realista; es la frustración o la represión de una obra romántica.
Dos grandes escenas la exaltan: la del amanecer, donde el rico
proceso de la noche está compendiado por una música; la del
asesinato, que nos es presentado indirectamente, en el tumulto
y en la tempestad de los rostros.

miércoles, mayo 30, 2012

PROHIBIDO HACER RUIDO

2012-05-30 08.24.45      

                                                                                          

 

  VLADIMIR NABOKOV  185

Pero como ve, sigo vivo».
Y entonces ocurrió lo que sigue. Los ojillos empezaron a moverse de un lado al otro,
luego se cerraron con fuerza, los párpados apretados como los de un salvaje que
pensara que al cerrarlos se convertiría de inmediato en un ser invisible.
Ivanov movía con parsimonia la navaja a lo largo de la fría mejilla que parecía crujir
con un susurro a su contacto.
—Estamos completamente solos, camarada. ¿Me entiende? Un mínimo desliz de la
navaja y correrá la sangre —aquí, en este punto, noto el latir de la carótida—. Así
que habrá mucha, muchísima sangre. Pero primero quiero que su cara esté
decentemente afeitada; además, hay algo que tengo que contarle.
Cautelosamente, con dos dedos, Ivanov levantó la punta carnosa de su nariz y, con
la misma ternura, empezó a afeitarle el labio superior.
—Sucede, camarada, que me acuerdo de todo. Me acuerdo perfectamente, y
quiero que usted también recuerde... —y con un tono muy dulce de voz, Ivanov
empezó su relato, mientras afeitaba sin apresurarse aquel rostro recostado, inmóvil.
El relato que hizo debió de ser en verdad aterrador porque, de cuando en cuando,
su mano se detenía y entonces se inclinaba hasta casi rozar al caballero que seguía
sentado con los párpados cerrados, como un cadáver cubierto por el sudario de la
sábana.

—Eso es todo —dijo Ivanov, con un suspiro—, ésa es la historia. Dígame ¿qué
reparación le parecería justa para todo esto? ¿Con qué puedo sustituir aquella
espada afilada? Y, una vez más, recuerde que estamos completamente,
absolutamente solos.
—Los cadáveres siempre están afeitados —siguió Ivanov deslizando la hoja de la
navaja a lo largo de la piel estirada del cuello de aquel hombre—. También afeitan a
los condenados a muerte. Y ahora soy yo el que le está afeitando. ¿Es consciente de
lo que está a punto de suceder?
El hombre seguía sentado sin mover un músculo y sin abrir los ojos. La máscara
enjabonada ya había desaparecido de su cara. Sólo quedaban unos restos de
espuma en las mejillas y junto a las orejas. Aquel rostro grueso, tenso, sin ojos,
estaba tan pálido que Ivanov se preguntó si no habría sufrido un ataque de parálisis.
Pero cuando apretó la plana superficie de la navaja contra el cuello de aquel
hombre, tembló con todo su cuerpo. Sin embargo, no abrió los ojos.
Ivanov secó con un gesto la cara de aquel hombre y le dispensó un poco de talco.
—Ya está listo —dijo—. Ya tengo bastante. Puede irse —con escrupulosa rapidez le
quitó de un tirón la sábana de sus hombros. El otro se quedó sentado.

—Levántate, mentecato —gritó Ivanov, tirándole de la manga hasta ponerlo en pie.
El hombre se quedó helado, con los ojos bien cerrados, en medio de la peluquería.
Ivanov le encajó el hongo en la cabeza, le metió la cartera bajo el hombro e hizo
girar su silla hasta la puerta. Sólo entonces el hombre recobró el movimiento, como
en un espasmo. Su rostro, todavía con los ojos cerrados, resplandeció en todos los
espejos. Atravesó como un autómata la puerta que Ivanov tenía abierta, y, con los
mismos andares mecánicos, agarrando la cartera con mano petrificada, mirando la
neblina soleada de la calle con los ojos vidriados de una estatua griega,
desapareció.

    

 

ROBERT GRAVES –LA DIOSA BLANCA  185

El mito consiste en que Perseo fue enviado a cortar la cabeza de guedejas
serpentinas de la gorgona Medusa, rival de la diosa Atenea y cuya mirada funesta
petrificaba a los hombres, y en que no pudo realizar esa tarea hasta que fue a ver a las
Greas, «las Grises», las tres ancianas hermanas de las Gorgonas que tenían entre las tres
un solo ojo y un solo diente, y robándoles el ojo y el diente las obligó a decirle dónde
estaba el soto de las tres Ninfas. De las tres Ninfas consiguió luego unas sandalias
aladas como las de Hermes, un saco para meter en él la cabeza de la gorgona y un
yelmo que lo hacía invisible. Hermes, bondadoso, le dio también una hoz; Atenea le dio
un espejo y le mostró un retrato de Medusa para que pudiera reconocerla. El arrojó el
diente de las tres Greas, y algunos dicen que también el ojo, al lago Tritón para destruir
su poder y corrió a la Tartéside, donde vivían las Gorgonas en un bosquecillo a las
orillas del mar; allí cortó con la hoz la cabeza de Medusa dormida, mirando
primeramente al espejo para romper el hechizo petrificante, metió la cabeza en el saco y
huyó perseguido por las otras Gorgonas.
Justicia   

JAMES JOYCE-ULISES 185

Los orgullosos títulos pomposos
resonaron en la memoria de Esteban el triunfo
de sus campanas descaradas: "et unam sanctam
catholicam et apostolicam ecclesiam"; el lento
crecer y cambiar del rito y el dogma, como sus
propios pensamientos raros, química de
estrellas. Símbolo de los apóstoles en la misa del
papa Marcellus, las voces unidas, cantando alto
su solo de afirmación; y detrás del canto el ángel
vigilante de la iglesia militante desarmaba y
amenazaba a sus heresiarcas. Una horda de

herejías huyendo con sus mitras torcidas:
Photius y la raza de burlones a la que
pertenecía Mulligan; y Arius, batallando toda su
vida acerca de la consubstancialidad del Hijo
con el Padre, y Valentine, rechazando el cuerpo
terrenal de Cristo, y el sutil heresiarca Africano
Sabellius, que afirmaba que el Padre era él
mismo su propio Hijo. Las palabras que un
momento antes había pronunciado Mulligan,
mofándose del forastero. Mofa vana. El vacío
aguarda seguramente a todos los que remueven
el viento: una amenaza, un desarme y un
triunfo de los ángeles combatientes de la Iglesia.
Las huestes de Miguel

Miguel, que lo defienden siempre
en la hora del conflicto con sus lanzas y sus
escudos.

martes, mayo 29, 2012

EL CONEJO Y #LA PIEDRA FILOSOFAL

   

                              

 

                                                                                

BORGES-OBRAS COMPLETAS  615

Al fin del sueño, él sacaba el revólver del cajón de la inmediata
mesa de luz (y es verdad que en ese cajón guardaba un revólver)
y lo descargaba contra los hombres. El estruendo del arma lo
despertaba, pero siempre era un sueño y en otro sueño el ataque
se repetía y en otro sueño tenía que volver a matarlos.
Una turbia mañana del mes de julio, la presencia de gente
desconocida (no el ruido de la puerta cuando la abrieron) lo
despertó. Altos en la penumbra del cuarto, curiosamente simplificados
por la penumbra (siempre en los sueños del temor habían
sido más claros), vigilantes, inmóviles y pacientes, bajos los ojos
como si el peso de las armas los encorvara, Alejandro Villari y
un desconocido lo habían alcanzado, por fin. Con una seña les
pidió que esperaran y se dio vuelta contra la pared, como si

retomara el sueño. ¿Lo hizo para despertar la misericordia de
quienes lo mataron, o porque es menos duro sobrellevar un acontecimiento
espantoso que imaginarlo y aguardarlo sin fin, o
—y esto es quizá lo más verosímil-- para que los asesinos fueran
un sueño, como ya lo habían sido tantas veces, en el mismo lugar,
a la misma hora?En esa magia estaba cuando lo borró la descarga.

SIGMUND FREUD-OBRAS COMPLETAS  615

El hecho de que el sueño constituye para el alma
una especie de válvula de seguridad y el de que convierte todo lo peligroso en
inofensivo han sido confirmados, ampliados y esclarecidos por nuestra teoría de la doble
realización de deseos. El «retorno al punto embrional de la vida anímica en el sueño» y
la fórmula de H. Ellis: «Un mundo arcaico de vastas emociones y pensamientos
imperfectos», constituyen felices anticipaciones de nuestra teoría de los funcionamientos
primitivos durante el día y libres durante la noche. Asimismo podíamos hacer nuestra
por completo la afirmación de Sully de que el sueño nos presenta nuevamente nuestras
personalidades anteriores sucesivamente desarrolladas, nuestro antiguo modo de ver las
cosas y aquellos impulsos y formas de reacción que nos dominaron hace mucho tiempo.
Como en la teoría de Delage, también en la nuestra lo «reprimido» es la fuerza motora
del sueño.

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos  615

Aquellas amalgamas ópticas tenían también sus inconvenientes. El coche restaurante
y sus ventanillas panorámicas, con su paisaje de castas botellas de agua
mineral, servilletas dobladas, y barras de falso chocolate (cuyo envoltorio, Cailler,
Kohler, y demás, no encerraba sino madera), se percibía, en principio, como un
puerto fresco al que finalmente se había conseguido llegar tras superar los
obstáculos de azules pasillos vertiginosos, pero a medida que la comida progresaba

hasta el inevitable último plato, empezabas a ver cómo el vagón, con sus
tambaleantes camareros y toda su parafernalia, se veía envainado sin remedio en el
paisaje mientras que el paisaje, a su vez, se veía sometido a un complejo sistema
motor, por el que la luna diurna se empeñaba en seguir el ritmo de tu plato, los
prados lejanos se abrían en forma de abanico, los árboles cercanos se alzaban con
alas invisibles hacia los raíles, mientras que un raíl paralelo a la marcha se suicidaba
de repente por anastomosis, y un ribazo de hierba se elevaba cada vez más junto a
nosotros hasta conseguir que el pequeño testigo de este enfrentamiento de
distintas velocidades se viera obligado a vomitar su porción de omelette aux
confitures de fraises.

                                                                                    

 

JAMES JOYCE-ULISES  438*2=876-615=261

LAS MUJERES
¡Padrecito! ¡Padrecito!
LOS NIÑITOS Y LACTANTES
Palmitas palmitas que viene Poldito
Y trae pastelitos a Leo solito.

(Bloom, inclinándose, le hace así con el dedo delicadamente a Bebé Boardman en el estómago.)
EL BEBÉ BOARDMAN
(hipa, con leche cuajada corriéndole por la boca) Ajoyaya.
BLOOM
(estrechándole la mano a un mozalbete ciego) ¡Mi más que Hermano mío! (echando los brazos a los hombros
de una pareja anciana) ¡Amigos míos queridos! 0úega a las cuatro esquinas con niñosy niñas harapientos)
¡Cucu! ¡Tras! (pasea a unos mellizos en un cochecito) A tapar la calle que no pase nadie (hace
juegos malabares, se saca pañuelos de seda color rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta de
la boca) Roygbiv. 32 pies por segundo. (consuela a una viuda) La ausencia hace al corazón más joven.
(baila elgalop escocés con grotescas cabriolas) ¡Moved las piernas, malditos! (le besa las úlceras a un veterano
paralizado) ¡Honorables heridas! (pone la zancadilla a unpolicíagordo)Q.T.C.: colgado. Q.T.C.:
colgado. (susurra al oído de una camarera vergonzosay ríe amablemente) ¡Ah, picaruela, picaruela! (se
come un nabo crudo que le ofrece Maurice Butterly, agricultor) ¡Bueno! ¡Espléndido! (se niega a aceptar
tres chelines que le ofrece joseph Hynes, periodista) ¡Querido amigo, de ninguna manera! (da su americana
a un mendigo) Por favor acéptela. (participa en una carrera sobre el estómago con ancianas y ancianos
tullidos) ¡Vamos, chicos! ¡Meneadlo, chicas!

 

 

2012-05-27 11.14.24 2012-05-27 11.16.50 2012-05-27 11.16.31