MO YAN RANA
DON QUIJOTE-CERVANTES
Sólo Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a
correr cuanto pudo; y, procurando subirse sobre una alta encina, no fue posible;
antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama, pugnando subir a la
cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se desgajó la rama y, al
venir al suelo, se quedó en el aire asido de un gancho de la encina, sin poder
llegar al suelo, y, viéndose así y que el sayo verde se le rasgaba, y pareciéndole
que si aquel fiero animal allí allegaba le podía alcanzar, comenzó a dar tantos
gritos y a pedir socorro con tanto ahínco, que todos los que le oían y no le
veían creyeron que estaba entre los dientes de alguna fiera.
Finalmente el colmilludo jabalí quedó atravesado de las cuchillas de
muchos venablos que se le pusieron delante, y, volviendo la cabeza don Quijote
a los gritos de Sancho, que ya por ellos le había conocido, viole pendiente de
la encina y la cabeza abajo y al rucio junto a él, que no le desamparó en su calamidad;
y dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio,
ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se
guardaban. Llegó don Quijote y descolgó a Sancho, el cual, viéndose libre y en
el suelo, miró lo desgarrado del sayo de monte, y pesole en el alma; que pensó
que tenía en el vestido un mayorazgo.
En esto, atravesaron al jabalí poderoso sobre una acémila, y, cubriéndole
con matas de romero y con ramas de mirto, le llevaron, como en señal de victoriosos
despojos, a unas grandes tiendas de campaña que en la mitad del bosque
estaban puestas, donde hallaron las mesas en orden y la comida aderezada,
tan sumptuosa y grande que se echaba bien de ver en ella la grandeza y
magnificencia de quien la daba.
Sancho, mostrando las llagas a la duquesa de su roto vestido, dijo:
—Si esta caza fuera de liebres o de pajarillos, seguro estuviera mi sayo de
verse en este estremo; yo no sé qué gusto se recibe de esperar a un animal que,
si os alcanza con un colmillo, os puede quitar la vida; yo me acuerdo haber oído
cantar un romance antiguo, que dice:
De los osos seas comido
como Favila el nombrado.
—Ese fue un rey godo —dijo don Quijote—, que yendo a caza de montería,
le comió un oso.
—Eso es lo que yo digo, respondió Sancho—, que no querría yo que los
príncipes y los reyes se pusiesen en semejantes peligros, a trueco de un gusto
que parece que no le había de ser, pues consiste en matar a un animal que no
ha cometido delito alguno.
JAMES JOYCE ULISES
La liga le encargó que mañana hiciera una
interpelación respecto a la prohibición del
comisario de policía que impide los juegos
irlandeses en el parque. ¿Qué piensas de eso,ciudadano? The Sluagh na h. Eireann. Señor
Vaca Conacre (Multifarnham Nat): Respecto a
la moción de mi honorable amigo el miembro
por Chillelagh, ¿puedo preguntar al muy
honorable caballero si el Gobierno ha dado
órdenes de que estos animales sean sacrificados
aun cuando no exista un informe veterinario en
lo que se refiere a su estado patológico?
Señor Cuatro patas (Tamosthant. Con):
Los honorables miembros están ya en posesión
de la prueba presentada a la comisión de la
cámara. Creo que no puedo añadir a eso nada
que sea de utilidad. La respuesta a la pregunta
del honorable miembro es en consecuencia por
la afirmativa.Señor Oreill (Montenotte, Nat): ¿Se han
dado órdenes similares para la matanza de
animales humanos que se atreven a jugar
juegos irlandeses en el parque Phoenix? Señor
Cuatropatas: La respuesta es por la negativa.Señor Vaca Conacre: ¿Ha inspirado el
famoso telegrama de Mitchelstown del muy
honorable caballero la política de los caballeros
del tribunal del tesoro? (¡h! ¡Oh!) Señor
Cuatropatas: Tengo que hacer informe. No se
me ha notificado de que iba a hacerse esa
pregunta.
Señor Staylewit (Buncombe, Ind): No
vacile en tirar.
(Irónicos aplausos de la oposición.)
El Presidente: ¡Orden! ¡Orden!
http://www.goear.com/listen/714e7cd/el-president-marcha-mora
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