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ROBERT GRAVES-LA DIOSA BLANCA 208*5=1040-862=178
El año 2 d. de C., estaba ya bien consolidado el culto
del toro regio. Su destino se hallaba ligado con el de un ternero pardo, hijo del famoso
toro pardo de la reina Maeve. La Morrigan, o sea la diosa del Destino, cuando se
encontró por primera vez con Cuchulain le advirtió que seguiría viviendo solamente
mientras el ternero siguiera siendo añal. El episodio central de la saga de Cuchulain es
la Guerra de los Toros, librada entre los ejércitos de Maeve y de su marido el rey Ailell como consecuencia de una vana disputa acerca de dos toros. Al final de ella, el Toro
Pardo, el otro yo de Cuchulain, mata a su rival, el Blanco, el que considerándose
demasiado noble para servir a una mujer, había abandonado el rebaño de Maeve por el
de Ailell; luego enloquece de orgullo, embiste a una roca y se rompe la cabeza. Le
sucede su ternero, y Cuchulain muere.
El culto del toro se estableció también en Gales en una fecha temprana. En un
diálogo poético galés contenido en el Libro Negro de Carmarthen, Gwyddno Garanhir,
el padre de Elphin, describe al héroe Gwyn como: «un toro de lucha, que dispersa
rápidamente a un ejército en orden de batalla», y «toro de lucha», en este y en otros
poemas posteriores parece haber sido un título sagrado más bien- que una metáfora
lisonjera, como lo eran también «halcón» y «águila».
La guerra de los toros contiene un ejemplo del lenguaje intrincado del mito: el
Toro Pardo y el Blanco eran en realidad porquerizos regios que poseían el poder de
cambiar de forma. Parece que en la Antigüedad los porquerizos ocupaban una posición
enteramente distinta de la que aparece en la parábola del Hijo Pródigo: ser un
porquerizo era originalmente ser un sacerdote al servicio de la diosa de la Muerte, cuyo
animal sagrado era un cerdo48. La guerra de los toros es presentada por las Actas de la
Gran Academia Bárdica, sátira del siglo vil contra la codicia y la arrogancia de la casta
de bardos gobernante, compuesta al parecer por algún miembro de una fraternidad
oracular anterior que había sido desposeído con el advenimiento del cristianismo. El
personaje principal es Marvan, porquerizo del rey Guaire de Connaught; se puede
identificar con Morvran («cuervo negro»), hijo de Cerridwen, la diosa Cerda Blanca,
que aparece como Afagddu en la sátira galesa análoga titulada El romance de Taliesin
En venganza por la pérdida de un verraco blanco mágico, que era al mismo tiempo su
médico, su músico y su mensajero, al que había matado Guaire inducido por los bardos
gobernantes, los vence en un combate de ingenio y los reduce al silencio y la ignominia;
Seanchan Torpest, el presidente de la Academia, le llama «Principal Profeta del Cielo y
la Tierra».
BIBLIA-NUEVO TESTAMENTO 406 págs 406-6=1218-862=356
Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento
para hablar y lento para la ira; 20 porque la ira del hombre no lleva a cabo la
justicia de Dios. 21 Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad
que sobreabunda, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual
puede salvar vuestras almas. 22 Pero sed hacedores de la palabra, y no
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque cuando alguno
es oidor de la palabra y no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que
mira su cara natural en un espejo. 24 Se mira a sí mismo y se marcha, y en
seguida olvida cómo era. 25 Pero el que presta atención a la perfecta ley de la
libertad y que persevera en ella, sin ser oidor olvidadizo sino hacedor de la obra,
éste será bienaventurado en lo que hace. 26 Si alguien parece ser religioso y no
refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana. 27 La
religión pura e incontaminada delante de Dios y Padre es ésta: visitar a los
huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo
BIBLIA-ANTIGUO TESTAMENTO- 862
4 Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre, y arroyo que rebosa
es la fuente de la sabiduría.
5 No es bueno mostrar preferencia por el impío, desviando al justo en el juicio.
6 Los labios del necio entran en contienda, y su boca clama por los golpes. 7 La
boca del necio es su propia ruina; sus labios son la trampa de su vida.
8 Las palabras del chismoso parecen suaves y penetran hasta lo recóndito del
ser.
9 El que es negligente en su trabajo es hermano del destructor
CORAN-MAHOMA 862
(27) Y luego hicimos que [otros] enviados Nuestros siguieran sus pasos; y [pasado un tiempo]
hicimos que les siguiera Jesús, hijo de María, a quien dimos el Evangelio;46 y pusimos en los corazones
de los que [realmente] le seguían compasión y misericordia. En cuanto al monacato47 –no
se lo ordenamos Nosotros: lo inventaron ellos buscando la complacencia de Dios.48 Pero no
[siempre] lo observaron como debían:49 recompensamos, entonces, a aquellos que [realmente]
habían llegado a creer, pero muchos se volvieron perversos.50
(28) ¡OH VOSOTROS que habéis llegado a creer!51 Sed conscientes de Dios y creed en el Enviado,
[y] Él os dará de Su gracia por partida doble, y os iluminará con una luz en la que caminaréis, y
os perdonará [vuestras faltas pasadas]: pues Dios es indulgente, dispensador de gracia.
(29) Y los seguidores de revelaciones anteriores deben saber52 que no tienen poder en absoluto
sobre el favor de Dios,53 porque el favor está todo en manos de Dios: lo concede a
quien Él quiere –y Dios es de una generosidad infinita
47 El término rahbaniya combina los conceptos de vida monástica y un ascetismo exagerado, que con
frecuencia equivale a una negación del valor de la vida de este mundo –una actitud característica de las
primeras fases del Cristianismo pero que el Islam rechaza (cf. 2:143 –“Hemos dispuesto que seáis una
comunidad intermedia”—y la nota 118 correspondiente).
48 O también: “lo inventaron ellos, [pues] no se lo ordenamos Nosotros: [les ordenamos] tan sólo buscar
la complacencia de Dios”. Ambas interpretaciones son legítimas, y como tales son aceptadas por la mayoría
de los comentaristas clásicos. La traducción escogida por mí coincide con la interpretación de Said ibn
Yubair y de Qatada (citados ambos por Tabari e Ibn Kazir).
49 E.d., no todos lo observaron de forma correcta (Tabari, Samajshari, Ibn Kazir), ya que con el paso del
tiempo muchos de ellos --o, mejor dicho, muchos de los que vinieron después de los primeros ascetas
(Tabari)—pervirtieron su devoción aceptando las ideas de la Trinidad y de la encarnación de Dios en
Jesús, y cayendo en un formalismo vacío (Rasi).
50 Sc., “y fueron privados de Nuestra gracia”.
51 Como resulta evidente por el pasaje anterior y también el versículo 29, la gente a la que va dirigido esto
son los seguidores de revelaciones anteriores (ahl al-kitab), y en particular los verdaderos seguidores de
Jesús–e.d., los unitarios.
52 Lit., “para que los seguidores de la revelación anterior [e.d., la Biblia] sepan”.
53 E.d., que no tienen derecho exclusivo al favor de Dios –una expresión que se refiere, en este contexto, a
la concesión de la revelación divina. Esto va dirigido en primera instancia a los judíos, que rechazan la
revelación concedida a Muhámmad por creer que la institución de la Profecía es “patrimonio” exclusivo
de los hijos de Israel, y también a los cristianos que, en cuanto que seguidores de la Biblia, aceptan
implícitamente esta creencia injustificada
MURIEL BARBERY
La elegancia del erizo 170 págs 170*6=1020-862=158
El agua en movimiento
Basta haber experimentado una vez que se puede estar ciego a plena luz del día y ver en la oscuridad para plantearse la cuestión de la visión. ¿Por qué vemos? Subiendo al taxi que había pedido Kakuro y pensando en Jacinthe Rosen y en Anne-Hélène Meurisse, que sólo habían visto de mí lo que podían ver (cogida del brazo del señor Ozu, en un mundo de jerarquías), la evidencia de que la mirada es como una mano que buscara capturar el agua en movimiento me golpea con una fuerza insólita. Sí, el ojo percibe pero no escruta, cree pero no inquiere, recibe pero no busca, vaciado de deseo, sin hambre ni cruzada.
Y mientras el taxi se desliza en el crepúsculo incipiente, pienso.
Pienso en Jean Arthens, sus pupilas quemadas iluminadas de camelias.
Pienso en Pierre Arthens, ojo acerado y ceguera de mendigo
Pienso en esas señoras ávidas, ojos pedigüeños tan fútilmente ciegos.
Pienso en Gégène, órbitas muertas y sin fuerza, que ya sólo ven la caída.
Pienso en Lucien, no apto para la visión porque, a veces, la oscuridad es a fin de cuentas demasiado fuerte.
Pienso incluso en Neptune, cuyos ojos son un hocico que no sabe mentirse.
Y me pregunto si yo misma veo bien.
JHON BOYNE-EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS 206págs 206*5=1030-862=168
Al teniente Kotler lo habían destinado a
otro sitio y ya no estaba en Auchviz para hacer enfadar
y fastidiar a Bruno continuamente. (Su marcha
había sido muy repentina, y aquel día Padre y Madre
habían mantenido una acalorada discusión a altas
horas de la noche, pero se había marchado, eso seguro,
y no iba a volver; Gretel estaba inconsolable.) Así
pues, otra cosa de la que alegrarse: ya nadie lo llamaba
«jovencito».
Pero lo mejor era que Bruno tenía un amigo que
se llamaba Shmuel.
Le encantaba echar a andar por la alambrada todas
las tardes y se alegraba de ver que su amigo parecía
mucho más contento últimamente y que ya no
tenía los ojos tan hundidos, aunque seguía teniendo
el cuerpo extremadamente delgado y la cara de una
palidez muy desagradable.
Un día, mientras estaba sentado frente a Shmuel
en el sitio de siempre, Bruno observó
Esta es la amistad más rara que he tenido jamás.
—¿Por qué? —preguntó Shmuel.
—Porque con todos los otros niños que eran
amigos míos podía jugar. Y nosotros nunca jugamos.
Lo único que hacemos es sentarnos aquí y hablar.
—A mí me gusta sentarme aquí y hablar —dijo
Shmuel.
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