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BORGES-OBRAS 862
Los idiomas del hombre son tradiciones que entrañan algo de
fatal. Los experimentos individuales son, de hecho, mininos,
salvo cuando el innovador se resigna a labrar un espécimen de
museo, un juego destinado a la discusión de los historiadores de
la literatura o al mero escándalo, como el Finnegans Wake o las
Soledades. Alguna vez me atrajo la tentación de trasladar al castellano
la música del inglés o del alemán; si hubiera ejecutado
esa aventura, acaso imposible, yo sería un gran poeta, como aquel Garcilaso que nos dio la música de Italia, o como aquel anónimo
sevillano que nos dio la de Roma, o como Darío, que nos dio
la de Francia.Pater escribió que todas las artes propenden a la condición
de la música, acaso porque en ella el fondo es la forma, ya que no
podemos referir una melodía como podemos referir las líneas
generales de un cuento. La poesía, admitido ese dictamen, seria
un arte híbrido: la sujeción de un sistema abstracto de símbolos,
el lenguaje, a fines musicales. Los diccionarios tienen la culpa
de ese concepto erróneo. Suele olvidarse que son repertorios artificiosos,
muy posteriores a las lenguas que ordenan. La raíz del
lenguaje es irracional y de carácter mágico. El danés que articulaba
el nombre de Thor o el sajón que articulaba el nombre de
Thunor no sabía si esas palabras significaban el dios del trueno
o el estrépito que sucede al relámpago. La poesía quiere volver
a esa antigua magia. Sin prefijadas leyes, obra de un modo vacilante y osado, como si caminara en la oscuridad. Ajedrez misterioso
la poesía, cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño
y sobre el cual me inclinaré después de haber muerto.
JAMES JOYCE-ULISES I 569 págs 862-569=293
El orquestal Satán,llorando más de una cruz
Lagrimas como las lloran los ángeles
Ed egli avea del cul fatto trombetta.
Tiene mis locuras en rehenes
En la sombra del barranco él les llama con grito de paloma
ROBERT GRAVES-REY JESUS 862
Pasaron a un jardín. Era el ocaso, y a través de las ramas de los árboles frutales
llegaba el ruido de la fiesta; Ana se detuvo un momento, con el corazón palpitante, y
escuchó el salpicar de una fuente en el otro extremo del jardín, donde había luces de
colores. Fue hacia ellas, y Judith permaneció en el portal. Eran linternas con cristales de
color, suspendidas en el exterior de una amplia glorieta; en su interior ardían velas de
cera en un gran candelabro de ocho brazos. En el centro había un laurel; en él un nido
de filigrana de plata con pichones de golondrina de oro, con sus bocas abiertas; la
golondrina madre estaba posada sobre el borde con una mariposa cubierta de piedras
preciosas en el pico.
-Ven aquí, Judith -dijo Ana-. Ven pronto, hija, a ver este hermoso nido.
No hubo respuesta; cuando Ana regresó al portal lo halló cerrado. Judith había
desaparecido. Sin embargo, no estaba prisionera, porque el cerrojo se corría desde
adentro. Regresó a la glorieta, intrigada, y vio en un rincón oscuro un diván cubierto por
una tela púrpura, que no habla advertido antes. Se tendió en él, con la cabeza apoyada
en una muelle almohada, y suspiró de placer, mirando el nido de golondrinas.
Luego cerró los ojos y empezó a orar, silenciosa y sombríamente, como había hecho una
vez en Siloé una mujer que tenía su mismo nombre cuando los abrió de nuevo, se
inclinaba sobre ella un hombre grave y barbado, tan espléndidamente vestido que
parecía un enviado de algún dios. Del cordón azul que rodeaba su cuello pendía una
joya oval con siete gemas brillantes de distintos colores que centelleaban a la luz de las
velas. Él la tomó por la muñeca derecha y dijo en voz grave:
-Tu plegaria ha sido escuchada, Ana. Coge esta copa y bebe en honor del Señor de esta
fiesta.
-¿Quién eres, señor? -preguntó Ana.
-Soy el siervo de Uno de quien se ha dicho «Ha desdeñado a la muchedumbre de la
ciudad».
Ana preguntó:
-¿Qué es, señor, la joya oval que cuelga de tu cuello?
-Cuando la heredera Sulamita, sin hijos, hizo esa misma pregunta al profeta Elisha, él
contestó: «Amada del Señor, consulta a la luna de plata que llevas en tu frente.» Y
ahora, bebe como bebió también la Sulamita.
Puso en su mano una copa. Ella la alzó hasta sus labios y bebió obedientemente. Era un
vino dulce, de sabor aromático y que dejaba luego cierta amargura. Las velas se
extinguieron de pronto; le pareció que la glorieta se llenaba de música aunque no vio
músicos; brillaron en el aire antorchas que describían el número ocho. El puso en los
labios de la mujer una semilla de loto y dijo:
-Traga íntegra esta semilla, hija de Michal. No la hieras con tus dientes, porque es un
alma humana.
Ana tragó la semilla; sus miembros se entumecieron y empezó a perder el sentido.
Había en sus oídos un rugido, como de tempestad en el mar y le pareció que la redonda
tierra era arrancada de su soporte y que las estrellas bailaban extáticas; con un grito se
unieron el sol y la luna. Un remolino la arrebató hacia el cielo, y no supo nada más
SOLDADOS DE DIOS-ROBERT D. KAPLAN 359págs 359*3=1077-862=215
Un viaje a Afganistan con los guerrilleros Islamicos
comisaria de Policía a los diecisiete años.Resultó fácil,pero no supimos que hacer una vez dentro.
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