lunes, septiembre 08, 2008

CAPITALISMO

Le pregunté qué pensaba del

cargo de pederastia lanzado contra el bardo.

Levantó las manos y dijo: Todo lo que podemos

decir es que la vida era muy cara en esos días.

¡Encantador!

Sodomita.

—El sentido de la belleza nos lleva por

mal camino —dijo el tristelindo Orden a

Feoglinton.

El inmutable Juan contestó severo:

—El doctor puede decirnos lo que

significan esas palabras. No se puede comer el

pastel y conservarlo.

—¿Ah, sí? ¿Nos arrebatarán, me

arrebatarán, la palma de la belleza?

Y el sentido de la propiedad —dijo

Esteban—. Él sacó a Shylock de su propio largo

bolsillo. Hijo de un traficante de malta y

prestamista, era él mismo un comerciante de

cereales y prestamista, que acaparó diez

medidas de granos durante los motines del

hambre. Sus prestatarios son sin duda esos

buzos reverentes mencionados por Chettle

Falstaff, quienes informaron acerca de su

probidad en los negocios. Puso pleito a un

compañero de escena por el precio de una pocas

bolsas de malta y exigió su libra de carne como

interés por todo dinero prestado. ¿En qué otra

forma podría haberse enriquecido rápidamente

el palafrenero y mandadero de Aubrey? Todos

los sucesos traían grano a su molino.

JAMES JOYCE ULISES 337

¿Dinero….?-preguntó don Estanislao, presa de pánico, quién sabe qué cantidad iba a exigir aquel maldito energúmeno! No,por Dios guárdese su maldito dinero!¿Y qué,entonces….la casa?!Guárdese su porquería de casa manchada de sangre inocente!

MIGUEL ANGEL ASTURIAS TOROTUMBO 337

Sura 10. Iunus (Jonás)

(100) cuando ningún ser humano puede llegar a creer sino es con la venia de Dios,123 y que es Él

quien impone la inmunda lacra [de la incredulidad] a aquellos que se niegan a usar la razón?124

(101) Di: "¡Considerad125 cuanto hay en los cielos y en la tierra!"

Pero, ¿de que sirven todos los mensajes y todas las advertencias a una gente que no está dispuesta

a creer? (102) ¿Esperan esos, acaso, [que les ocurra] algo distinto a los días de [calamidad

que asolaron a] aquellos [incrédulos] que les precedieron?

Di: "¡Esperad, pues, [lo que ha de ocurrir:] que, ciertamente, yo esperaré con vosotros!"

(103) [Pues así ocurre siempre: decretamos la ruina de quienes rechazan la verdad y desmienten

Nuestros mensajes; ] y entonces salvamos a Nuestros enviados y a quienes han llegado a

creer. Así Nos lo hemos prescrito: salvamos a todos aquellos que creen [en Nosotros].126

(104) DI [Oh Profeta]: "¡Oh gentes! Si tenéis dudas acerca de mi religión, [sabed que] yo no

adoro a los seres que vosotros adoráis junto con Dios,127 sino que adoro sólo a Dios, que os

hará morir [a todos]:128 pues se me ha ordenado ser de aquellos que creen [sólo en Él]."

CORAN 337

No, no, no, un asesino organizado –dijo el tipo canoso.

–¿Cuáles son los peores? –dijo el tipo joven.

Fate cortó un trozo de carne. Era gruesa y blanda y sabía

bien. La salsa era gustosa, sobre todo después de que uno se

acostumbraba al picante.

–Los desorganizados –dijo el tipo canoso–. Cuesta más establecer

su patrón de conducta.

–¿Pero se consigue establecer? –dijo el tipo joven.

–Con medios y tiempo, todo se consigue –dijo el tipo canoso.

Fate levantó una mano y llamó a la camarera. La mexicana

recostó su cabeza sobre el hombro de uno de los gemelos y el

otro sonrió como si esa situación fuera la habitual. Fate pensó

que ella estaba casada con el gemelo que la abrazaba, pero que

el matrimonio no había hecho desaparecer el amor ni las esperanzas

del otro hermano. El padre indio pidió la cuenta mientras

el joven indio había sacado de alguna parte un cómic y lo

leía. Por la explanada vio caminar al camionero que acababa de

aparcar su camión. Venía de los lavabos de la gasolinera y se

peinaba con un peine diminuto el pelo rubio. La camarera le

preguntó qué quería. Otro café y un vaso grande de agua.

–Nos hemos acostumbrado a la muerte –oyó que decía el

tipo joven.

–Siempre –dijo el tipo canoso–, siempre ha sido así.

ROBERTO BOLAÑO 2666 -337

—¡Sin culpables! Veinticinco mil libras es una fortuna.

Arnau volvió a abandonar el palacio del veguer sin rumbo fijo. ¿Qué iba a decirle a Hasdai? ¿Que quince de ellos debían morir? Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza la imagen de cinco mil personas hacinadas en una sinagoga, sin agua, sin comida...

—¿Cuándo tendré la respuesta? —le preguntó al veguer.

—El infante está cazando.

¡Cazando! Cinco mil personas recluidas por orden suya y se había ido a cazar. De Barcelona a Gerona, las tierras del infante, duque de Gerona y de Cervera, no debía de haber más de tres horas a caballo, pero Arnau tuvo que esperar hasta el día siguiente, bien entrada la tarde, para ser citado por el veguer.

—Treinta y cinco mil libras y cinco culpables.

A mil libras el judío de diferencia. «Quizá ése es el precio de un hombre», pensó Arnau.

—Cuarenta mil, sin culpables.

—No.

—Acudiré al rey.

—Bien sabes que el rey tiene suficientes problemas en la guerra con Castilla para indisponerse con su hijo y lugarteniente. Para algo lo nombró.

—Cuarenta y cinco mil, pero sin culpables.

—No, Arnau, no...

—¡Consúltalo...! —estalló Arnau—, te lo ruego —rectificó.

ILDEFONSO FALCONES LA CATEDRAL DEL MAR 337

—¡Ignatius! ¿Pero qué pasa? ¿Qué has hecho ahora? Eh, oiga, quítele esas manos de encima a mi hijo.

—No le estoy tocando, señora —dijo el policía—. ¿Este de aquí es su hijo?

La señora Reilly arrebató a Ignatius la zumbante cuerda de laúd.

—Pues claro que soy su hijo —dijo Ignatius—. ¿Es que no ve usted el afecto que siente por mí?

—Sí, esa señora quiere mucho a su hijo —corroboró el viejo.

—¿Qué intenta usted hacerle a mi pobre niño? —preguntó la señora Reilly al policía; Ignatius palmeó con una de sus inmensas zarpas el pelo teñido con aleña de su madre—. ¿Cómo se atreve usted a detener a un pobre muchacho con toda la gente que anda suelta por esta ciudad? Está esperando a su mamá e intentan detenerle.

—Aquí tendría que intervenir el Sindicato de Libertades Civiles —comentó Ignatius, apretando con la zarpa el hombro caído de su madre—. Hemos de comunicárselo a Myrna Minkoff, mi amor perdido. Ella sabe de estas cosas.

—Son los comunistas —interrumpió el viejo.

—¿Qué edad tiene? —preguntó el policía a Ja señora ReilJy.

—Treinta años —contestó Ignatius, condescendiente.

—¿Tiene usted trabajo?

—Ignatius tiene que ayudarme en casa —dijo la señora Reilly; empezaba a fallarle un poco su valor inicial, así que se puso a enroscar la cuerda del laúd con el cordel de las cajas de las pastas—. Tengo una arturitis horrible.

—Limpio un poco el polvo —explicó Ignatius al policía—. Además, estoy escribiendo una extensa denuncia contra nuestro siglo. Cuando mi cerebro se agota de sus tareas literarias, suelo hacer salsa de queso.

—Ignatius hace unas salsas de queso deliciosas —dijo la señora Reilly.

—Es un detalle estupendo —señaló el viejo—. La mayoría de los muchachos se pasan el día correteando por ahí.

—¿Por qué no se calla usted? —dijo el policía al viejo.

—Ignatius —preguntó la señora Reilly con voz trémula—, ¿qué has hecho, hijo mío?

—Bueno, mamá, la verdad es que creo que el que empezó fue él —Ignatius señaló al viejo con la bolsa de partituras—. Yo estaba aquí, esperándote, rezando para que las noticias del médico fueran alentadoras.

—Llévese de aquí a ese viejo —dijo la señora Reilly al policía—. Está armando líos. Es una vergüenza que dejen sueltas por la calle a personas como él.

—Todos los policías son comunistas —gritó el viejo.

—¿Pero no le dije a usted que se callara? —dijo el policía, furioso.

—Todas las noches me pongo de rodillas y doy gracias a Dios de que estemos protegidos —explicó la señora Reilly a la multitud—. Sin Ja policía, todos estaríamos muertos a estas horas. Estaríamos tumbados en la cama con el cuello cortado de oreja a oreja.

KENNEDY TOOLE LA CONJURA DE LOS NECIOS 327…..337-327=10

Campana

Bordón

En la torre

amarilla,

dobla una campana.

Sobre el viento

amarillo,

se abren las campanadas.

En la torre

amarilla,

cesa la campana.

El viento con el polvo,

hace proras de plata.

...oooOOOooo...

Camino

Cien jinetes enlutados,

¿dónde irán,

por el cielo yacente

del naranjal?

Ni a Córdoba ni a Sevilla

llegarán.

Ni a Granada la que suspira

por el mar.

Esos caballos soñolientos

los llevarán,

al laberinto de las cruces

donde tiembla el cantar.

Con siete ayes clavados,

¿dónde irán,

los cien jinetes andaluces

del naranjal?

...oooOOOooo...

GARCIA LORCA OBRAS COMPLETAS 337

Llegó el invierno. Graf pidió prestados cincuenta marcos a un vecino y utilizó el dinero para hartarse de comer porque no tenía intención alguna de concederle la menor facilidad al destino. El extraño vecino que por su cuenta (¡por su cuenta y riesgo!) le había ofrecido ayuda económica, era un recién llegado que ocupaba las dos mejores habitaciones del quinto piso, y que se llamaba Ivan Ivanovich Engel, una especie de caballero fornido de pelo gris, que respondía al tipo clásico de compositor de música o de maestro de ajedrez, pero que, de hecho, era representante de alguna compañía extranjera (muy extranjera, quizá, del Lejano Oriente o incluso celestial). Cuando se encontraban por casualidad en el pasillo sonreía amable, tímido, y para el pobre Graf su simpatía se explicaba por el hecho de que era un hombre de negocios, sin cultura alguna, alejado de la literatura y de las otras cumbres del espíritu humano, y por lo tanto, tenía obligatoriamente que ser un hombre que instintivamente albergara hacia él, Grafitski el Soñador, una estima que le producía estremecimientos de placer. En cualquier caso, Graf tenía demasiadas preocupaciones para prestar demasiada atención a su vecino, pero de forma más bien distraída continuó aprovechándose de la naturaleza angelical del anciano caballero

NABOKOV VLADIMIR CUENTOS COMPLETOS 337

El estilo y la firma

Mientras se sigan multiplicando los sinvergüenzas que pintan por el dinero y el renombre en

lugar de para el placer de la vista y por la fe, le contesté, veremos muchas más actitudes vulgares y

codiciosas como ocurre con esto de la pasión por el estilo y la firma. Hice esa introducción no

porque lo creyera, sino porque era lo que procedía; la capacidad y la habilidad auténticas no las

estropea ni siquiera el amor por el dinero y la fama. Incluso, si hay que decir la verdad, el dinero y

la fama son derechos de quienes poseen el talento y, como me ocurre a mí, le impulsan al amor por

el trabajo. Pero si le respondía aquello se me echarían encima los artesanos vulgares que rabian de

envidia en la sección de ilustradores sólo por haber hablado claro, y yo sería capaz de pintar un

árbol en un grano de arroz sólo para demostrar que amo este trabajo más que ellos. Como sé que

este capricho por el estilo, la firma y la personalidad ha llegado hasta nosotros desde Oriente por

influencia de ciertos maestros chinos débiles de carácter que se desviaron del camino correcto

engañados por las pinturas de los francos que les habían llevado desde Occidente los sacerdotes

jesuitas, voy a contaros tres historias al respecto que pueden servir de moraleja.

Tres parábolas sobre el estilo y la firma

PAMUK,ORHAN ME LLAMO ROJO 292…..337-292=45

Un solo punto oscuro veía ella, y es el excesivo parecido de una

culebra con una víbora, que favorecía confusiones mortales. De aquí el

interés de la culebra en suprimir el Instituto.

—Yo me ofrezco a empezar la campaña –dijo Cruzada.

—¿Tienes un plan? –preguntó ansiosa Terrífica, siempre falta de

ideas.

—Ninguno. Iré sencillamente mañana de tarde a tropezar con alguien.

—¡Ten cuidado! –le dijo Ñacaniná, con voz persuasiva–. Hay varias

jaulas vacías... ¡Ah, me olvidaba! –agregó, dirigiéndose a Cruzada–.

Hace

un rato, cuando salí de allí... Hay un perro negro muy peludo... Creo que

sigue el rastro de una víbora... ¡Ten cuidadol

—¡Allá veremos! Pero pido que se llame a Congreso pleno para mañana

de noche. Si yo no puedo asistir, tanto peor...

Mas la asamblea había caído en nueva sorpresa.

—¿Perro que sigue nuestro rastro?... ¿Estás segura?

—Casi. ¡Ojo con ese perro, porque puede hacernos más daño que todos

los hombres juntos!

—Yo me encargo de él –exclamó Terrífica, contenta de (sin mayor esfuerzo

mental) poder poner en juego sus glándulas de veneno, que a la

menor contracción nerviosa se escurría por el canal de los colmillos.

Pero ya cada víbora se disponía a hacer correr la palabra en su distrito,

y a Ñacaniná, gran trepadora, se le encomendó especialmente llevar la voz

de alerta a los árboles, reino preferido de las culebras.

A las tres de la mañana la asamblea se disolvió. Las víboras, vueltas a la

vida normal, se alejaron en distintas direcciones, desconocidas ya las unas

para las otras, silenciosas, sombrías, mientras en el fondo de la caverna la

serpiente de cascabel quedaba arrollada e inmóvil, fijando sus duros ojos

de vidrio en un ensueño de mil perros paralizados

HORACIO QUIROGA CUENTOS….337

El cadáver de un famoso columnista encontrado de forma

misteriosa en medio de Estambul en una acera llena de barro, entre

los montones de basura, restos de verduras, perros muertos y billetes

de lotería... ¿De qué otra manera se podría explicar a esos

desgraciados que en algún profundo lugar, en nuestro pasado, entre

los sedimentos de nuestros recuerdos, entre las frases y las palabras,

aún se pasea disfrazado entre nosotros el misterio que está al borde

del olvido y que tenemos que encontrarlo?

Te lo digo con la experiencia de treinta años de profesión dijo

Galip—, no se acordarán de nada, de nada. Y además, no está tan

claro que puedas encontrarme y matarme como si tal cosa. Como

mucho me herirías inútilmente en algún lugar erróneo. Luego, cuando

te estuvieras llevando una buena paliza en la comisaría, no quiero ni

mencionar la tortura, yo, de la forma que menos habrías pretendido,

me convertiría en un héroe y me vería obligado a soportar las

tonterías del Presidente del Gobierno, que vendría a visitarme para

desearme un pronto restablecimiento. Puedes estar seguro, ¡no vale la

pena! Ya nadie quiere creer que existe más allá del mundo un

misterio que no pueden alcanzar.

¿Y quién me probará que toda mi vida no ha sido un engaño, una

broma pesada?

ORHAN PAMUK EL LIBRO NEGRO….337

. Cuando el Vesubio entró de nuevo en erupción, Tolo llegó con su barca y rescató al Rey y a la Reina y nos llevó a todos a Palermo. Pero perdió los jarrones. Hubo una tormenta y fueron a parar al fondo del mar. Tengo la impresión de que no razono con la misma claridad y ecuanimidad que siempre me han sido propias. Voces que gritan bella cosa é l'acqua fresca. Tolo debería contarme por qué sus hombres escogieron salvar al almirante que yacía en el ataúd, en vez de mis jarrones, que habrían procurado deleite e instrucción a muchos. Mis banqueros esperaban que los salvaran. Un almirante no vale demasiadas guineas. Me refiero al almirante del ataúd, un hombre de no mucha distinción ni logros. Pero hay mucha gloria por ser rescatado del mar. Quién no encomia al intrépido comandante cuyo nombre he olvidado pero que está en labios de todos.

SUSAN SONTAG EL AMANTE DEL VOLCAN….337

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