lunes, diciembre 01, 2008

DON DINERO

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Citas del presidente Mao Zedong
VII. ATREVERSE A LUCHAR
Y A CONQUISTAR LA VICTORIA
Pueblos de todo el mundo, uníos y derrotad a los agresores
norteamericanos y a todos sus lacayos! Pueblos de todo el mundo, tened
coraje, atreveos a luchar, desafiad las dificultades y avanzad en oleadas.
Así el mundo entero pertenecerá a los pueblos. Los monstruos de toda
especie serán liquidados.
Declaración en apoyo al pueblo del Congo (L)
contra la agresión de Los EE.UU.
(28 de noviembre de 1964).
El Partido Comunista de China, habiendo hecho una apreciación
serene de la situación internacional y nacional a la luz de la ciencia del
marxismo-leninismo, comprendía que todos los ataques de los
reaccionarios internos y externos no sólo debían sino que podían ser
desbaratados. Al aparecer en el cielo nubarrones oscuros, señalamos
que esto no era sino un fenómeno temporal, que la oscuridad pasaría
pronto y saldría el sol.
La situación actual y nuestras tareas
(25 de diciembre de 1947),
Obras Escogidas, t. IV.
En la historia de la humanidad, toda fuerza reaccionaria a punto de
perecer se lanza invariablemente a una última y desesperada embestida
contra las fuerzas revolucionarias; a menudo, algunos revolucionarios
se dejan engañar durante cierto tiempo por este poderío aparente que
encubre las entrañas podridas, y no logran ver el hecho esencial de que
el enemigo se aproxima a su fin, en tanto que ellos mismos se acercan a
la victoria.
El punto de viraje en la Segunda Guerra Mundial
(12 de octubre de 1942),
Obras Escogidas, t. III.
Si ellos (el Kuomintang) combaten, los liquidaremos definitivamente.
Así es como se presentan las cosas: si nos atacan y los destruimos, se
sentirán satisfechos; si los destruimos un poco, un poco satisfechos; si
los destruimos más, más satisfechos todavía; si los destruimos por
completo, completamente satisfechos. Los problemas de China son
complejos, y nuestros cerebros deben funcionar también con cierta
complejidad. Si nos atacan, combatiremos en respuesta; combatiremos
para conquistar la paz.
Sobre las negociaciones de Chungching
(17 de octubre de 1945)

LIN BIAO-CITAS DEL PRESIDENTE MAO  139        177-139=38

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SURA XXVII

LA HORMIGA 1[L1]

Dado en la Meca. ‑ 95 versículos

pag.177

La gran Bretaña comprendida Inglaterra, Se inundará de aguas tan alta La liga nueva de Ausonia hará guerra, Que contra ellos se alinearán.
LXXI Los de las islas por tanto tiempo asediados, Tomarán vigor fuerza contra enemigos: Los de fuera muertos de hambre afligidos, En mayor hambre que nunca quedarán sumergidos.
LXXII El buen viejo vivo sepultado, Cerca de gran río por falsa sospecha: El nuevo viejo de riqueza ennoblecido, Tomando todo el oro del rescate.
LXXIII Cuando el reino llegue el cojo, Competidor tendrá pronto bastardo: Él y el reino se convertirán en tan miserables, Que antes de que cure su hecho será bien tarde.
LXXIV Nápoles, Florencia, Faenza e Imola. Estarán en términos de tal enfado. Que para complacer a los desgraciados de Nola. Se excusarán de haber hecho a su jefe burla.
LXXV Pau, Verona, Vicenza, Zaragoza. Espadas lejanas, terrores de sangre húmedos: Peste tan grande vendrá a la gran vaina, Cercano socorro y bien lejos los remedios.
LXXVI En Germania nacerán diversas sectas, Acercándose mucho al feliz paganismo, El corazón cautivo y pequeña recaudación, Harán volver a pagar el verdadero diezmo

CENTURIAS-NOSTRADAMUS  137     177-137=40

El esposo, que no había vacilado en embolsar el oro eclesiástico, a cambio de
su complicidad, murió por ese entonces, de un mal sospechosamente inexplicable, y
Heraclio instaló a su querida en su oficial residencia, sin que le importaran un ardite las
críticas enconadas. Pascua —a quien apodaban la patriarquesa— llegó a ser así una de
las mujeres principales de la ciudad y a rivalizar en lujo con las damas de la familia del
rey. Constantemente nos cruzábamos con ella, en las angostas calles de Jerusalén.
Desde lo alto de su hacanea, cuya gualdrapa, tejida con hilos de oro, se arrastraba
ostentosamente sobre las inmundicias, la hembra nos sonreía, recordando nuestro
encuentro en la piscina de Siloé. A tal punto llegaba su desvergüenza, que no titubeaba
en utilizar, para sus ropajes suntuosos y para las gualdrapas que pendían como mantos,
las telas recamadas por las monjas con destino a las patriarcales vestiduras, pero como
esparcía, al pasar, las sonoras monedas (pese a las recriminaciones de Heraclio que, con
la súbita fortuna, se había vuelto avaro y sólo en ella gastaba) los comerciantes y los
mendigos se descubrían y prorrumpían en aplausos, como si hubiera sido la princesa
Sibila o la princesa Isabel. Hasta tuvo una hija sacrílega, fruto de su unión con el clérigo,
y recuerdo que a Heraclio le anunciaron públicamente su nacimiento, cuando ocupaba su
sitial en el consejo del rey y los barones, y que si bien el patriarca simuló enfadarse con
la locura imprudente del recadero, se cuenta que su rostro irradiaba satisfacción ante la
cínica noticia.

MUJICA LAINEZ  EL UNICORNIO   pag.177

Los atracos que estamos planeando deben ir recubiertos de un armazón de motivaciones más sublimes. Por decirlo de alguna manera, que nos sobrepasen. Ahora mismo os lo explico, dice Rainer.

Por favor, ahórrate las explicaciones, te lo pido encarecidamente, una explicación más y te juro que grito, dice Sophie. Pero os tengo que explicar el motivo por el que lo hacemos, porque si no lo hacéis sin ninguna finalidad y eso no vale.

Hans dice que quiere progresar en su formación.

Anna le dice que para ello tiene que leer mucho.

Rainer dice que no lea sino que le escuche a él. Él es el intelectual y no Hans. Si un intelectual no consigue adecuar su mundo a la ideología en la que se inspira, teniendo que recurrir (como Hans) a un sucio trabajo manual para sobrevivir, termina defendiendo un mundo falso que ya no es el suyo. Así es que más te vale defender tu propio mundo, Hans. No intentes ser más de lo que en realidad eres, porque ya existe uno que es más que tú: yo mismo.

A Hans le decepciona que Rainer le desaconseje tan tajantemente proseguir su formación académica. Pero, hasta cierto punto, tiene razón, porque en muchas ocasiones los conocimientos nos hacen desgraciados y la ignorancia suele ser más indulgente. Sophie echa a todos sin clemencia, porque percibe que ha llegado el coche deportivo de Schwarzenfels, que la transportará a un partido de tenis. Ese es el coche deportivo que le regalarán a Rainer por su cumpleaños, exactamente el mismo. Si pudiera probarlo una sola vez para poder conducirlo inmediatamente después de llegar su cumpleaños. No. No puede. Como último recurso, Rainer intenta tocar a Sophie en partes de su cuerpo todavía visibles, pero ésta se escurre, entre sus dedos tan poco audaces, como la arena. Arena fina.

Todavía en la parada del tranvía, que los conducirá a barrios más pobres, siguen hablando de las maneras de atracar a la gente. Evidentemente no para enriquecerse, sino por liberarse de una vez por todas. Para siempre. Hans no está todavía muy seguro de si quiere liberarse.

ELFRIEDE JELINEJ   LA PIANISTA  PAG.177

El déficit de animales de tiro constituye una amenaza terrible que se cierne
sobre la mayor parte de las familias campesinas de la India. Cuando un buey
cae enfermo, el campesino pobre se halla en peligro de perder su granja. Si no
posee ningún sustituto, tendrá que pedir prestado dinero con unos intereses
usurarios. Millones de familias rurales han perdido de hecho la totalidad o
parte de sus bienes y se han convertido en aparceros o jornaleros como
consecuencia de estas deudas. Todos los años cientos de miles de agricultores
desvalidos acaban emigrando a las ciudades, que ya rebosan de personas sin
empleo y sin hogar.
El agricultor indio que no puede reemplazar su buey enfermo o muerto se
encuentra poco más o menos en la misma situación que un agricultor
americano que no pueda sustituir ni reparar su tractor averiado. Pero hay una
diferencia importante: los tractores se fabrican en factorías, pero los bueyes
nacen de las vacas. Un agricultor que posee una vaca posee una factoría para
producir bueyes. Con o sin amor a las vacas, ésta es una buena razón para
tener poco interés en vender su vaca al matadero. También empezamos a
vislumbrar por qué los agricultores indios podrían estar dispuestos a tolerar
vacas que sólo producen 500 libras de leche al año.

HARRIS,MARVIN- VACAS,CERDOS,GUERRAS Y BRUJAS  169     177-169=8

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--Inquietante. El triunfo de la máquina en una iglesia gótica .. --Vaciló, ordenó unos papeles que había en el escritorio. Después, como temiendo dar demasiada importancia a su anuncio, dijo--: allí está el Péndulo.

--¿Qué péndulo?

--El Péndulo. Se llama péndulo de Foucault.

Me explicó cómo es el Péndulo, tal como lo he visto este sábado, y quizá lo haya visto así este sábado porque Belbo me había preparado para la visión. En aquel momento no debí de demostrar demasiado entusiasmo, y Belbo me miró como a alguien que ante la Capilla Sixtina pregunta si eso es todo.

--Quizá sea la atmósfera de la iglesia, pero le aseguro que la impresión es muy intensa. La idea de que todo se mueve y de que sólo allí arriba está el único punto quieto del universo... Para el que no tiene fe es un modo de reencontrar a Dios, y sin poner en tela de juicio la propia falta de fe porque se trata de un Polo Cero. Mire usted, para la gente de mi generación, que en la vida sólo ha conocido decepciones, puede ser un consuelo.

--Más decepciones ha conocido la mía.

--Presuntuoso. No, para ustedes sólo ha sido una temporada, han cantado la Carmanola y después se han encontrado en la Vandée. Pasará pronto.

Para nosotros ha sido distinto. Primero el fascismo, aunque lo hayamos vivido de niños, como una novela de aventuras, pero el destino inmortal era un punto quieto. Después el punto quieto de la resistencia, sobre todo para quienes, como yo, la miramos desde fuera, y la convertimos en un mito de regeneración, el retorno de la primavera, un equinoccio, o un solsticio, siempre los confundo... Después, para algunos Dios y para otros la clase obrera, y para muchos las dos cosas. Era un consuelo para el intelectual pensar que allí estaba el obrero, hermoso, sano, fuerte, dispuesto a rehacer el mundo. Y después, eso también lo han visto ustedes, el obrero seguía allí, pero la clase había desaparecido. Deben de haberla matado en Hungría. Y entonces llegaron ustedes. Para usted quizá haya sido natural, una especie de fiesta. Para los de mi edad, no: era la hora de la verdad, el remordimiento, el arrepentimiento, la redención. Nosotros habíamos fracasado, pero llegaban ustedes trayendo el entusiasmo, el valor, la autocrítica. Para nosotros, que entonces teníamos treinta y cinco o cuarenta años, fue una esperanza, humillante, pero esperanza. Teníamos que volver a ser como ustedes, aun a costa de volver a empezar desde el principio. Dejamos de usar corbata, nos deshicimos de la gabardina y nos compramos una trenca usada, algunos renunciaron al empleo para no seguir sirviendo a los patronos...

ECO UMBERTO    EL PENDULO DE FOUCAULT   pag.177

—¿Por qué —me dijo— no os dejáis guiar por los consejos de un
filósofo? ¿Qué ciencia, hijo mío, podéis oponer a la mía? Considerad que la
vuestra es mucho menor y no es distinta. Como a mí se os muestra la
Naturaleza en una infinidad de jeroglíficos. Comprendéis algunos de esos
signos, a los cuales atribuís una significación, pero os atrae con preferencia
lo vulgar y aparente, sin que os interese bastante lo ideal y lo simbólico.
»Sin embargo, el mundo sólo es concebible como símbolo, y todo
cuanto se ve en el Universo no es más que una escritura en imágenes que el
vulgo deletrea sin descifrarla. Temed, hijo mío¿ las malas interpretaciones
de ese lenguaje universal, dadas borri-calmente por los sabios que llenan las
Academias; preferible sería que recibieseis de mí la llave de toda ciencia.
Detúvose un momento, y luego reanudó su discurso en tono más
familiar:
—Os veis perseguido, hijo mío, por enemigos menos terribles que los
silfos. Y vuestra salamandra puede, sin esfuerzo, libraros de los duendes, y
lo hará sin duda tan pronto como se lo pidáis.

ANATOLE FRANCE  EL CRIMEN DE UN ACADEMICO   pag.177

En una vieja calle del pueblo, delante de un pequeño bazar, ha instalado los dos tableros de su
puesto de caligrafía. Cuelgan de ellos unas sentencias paralelas de la buena fortuna trazadas sobre
un papel de parafina rojo. «Dragones y fénix conducen a la felicidad, un casamiento llama a la
puerta», «Encontrar la felicidad fuera, recoger el dinero del suelo», «Un comercio floreciente en los
cuatro mares, una riqueza próspera en los tres ríos». Se trata de esas viejas sentencias que fueron
sustituidas por citas y eslóganes revolucionarios. Otras dos dicen: «Cuando se conoce a un hombre,
una sonrisa vale tres partes de la felicidad», «La desgracia involuntaria desaparece por sí sola». No
sé si es él quien las ha compuesto o las ha heredado de sus antepasados. Escribe en un estilo florido:
el trazo de los caracteres está bastante logrado, se dirían poco menos que talismanes taoístas.
Ya bastante entrado en años, está sentado detrás de su puesto, ataviado con un traje de estilo
antiguo con dos faldones cruzados y tocado, en lo alto del cráneo, con una vieja gorra militar de
colores desvaídos que le da un aire cómico. En su puesto, veo también una brújula de los ocho
trigramas que hace las veces de pisapapeles. Me acerco para entablar conversación.
—¿Marcha el negocio?
—Marcha.
—¿Cuánto cuesta un juego de dos sentencias?
—Los hay de dos o tres yuanes, eso depende del número de caracteres.
—¿Y concretamente por el carácter «felicidad»?
—Un yuan.
—¿Por un solo carácter?
—Sí, pero se lo haré delante mismo de usted.
—¿Y por un talismán que ahuyente catástrofes e infortunios?
—Eso no es fácil de escribir —dice alzando la cabeza hacia mí.
—¿Por qué?
—Es usted mando, sabe bien por qué.
—No soy mando.
—Pero bien que come de la olla del Estado —afirma de manera categórica.
—Anciano —digo yo acercándome—, ¿no será usted monje taoísta?
—Hace ya mucho que no ejerzo.
—Me lo temía, pero me gustaría saber si

XINGJIAN,GAO    LA MONTAÑA    177

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