CORAN SURA XI HUD 226
(6) Y no hay una bestia que ande por la tierra cuyo sustento no dependa de Dios; y Él conoce su plazo de
permanencia [en la tierra] y su lugar de reposo [después de su muerte]:9 todo [esto] está registrado
en [Su] claro decreto.
(7) Y Él es quien ha creado los cielos y la tierra en seis eras; y [desde que ha dispuesto la creación
de la vida,] el trono de Su omnipotencia ha descansado sobre el agua.
[Dios os recuerda vuestra dependencia de Él] a fin de probaros [y poner de manifiesto] quien
de vosotros observa la mejor conducta. Pues así ocurre: si11 les dices [a los hombres]: “¡Ciertamente,
seréis resucitados después de la muerte!” --los que se obstinan en negar la verdad sin duda
responderán: “Esto es, claramente, sólo un engaño de hechicería!”
Edgar Allan Poe
Obras en español 226
La línea que demarca el instinto de la creación animal de la alardeada razón del
hombre, es, más allá de toda duda, del carácter más oscuro e insatisfactorio, un límite más
difícil de establecer que el del Nordeste o el Oregon. La cuestión de si los animales
inferiores razonan o no, posiblemente nunca será decidida, por cierto nunca en las actuales
condiciones de nuestro conocimiento. Mientras el egoísmo y la arrogancia del hombre se
empeñen en negar a las bestias la facultad de reflexión, porque concedérsela parecería
disminuir su propia jactanciosa supremacía, se encuentra sin embargo constantemente
enredado en la paradoja de desacreditar el instinto como una facultad inferior, mientras
que se ve obligado en miles de casos a admitir su infinita superioridad sobre la razón
misma, que proclama como exclusivamente suya. El instinto, lejos de ser una razón inferior,
es quizá la intelección más requerida de todas. Al verdadero filósofo se presenta como la
mente divina misma actuando de manera inmediata sobre sus criaturas.Los hábitos de ciertas especies de hormigas, de muchos tipos de arañas y del castor, tienen una maravillosa analogía, o más bien semejanza, con las operaciones
habituales de la razón de los hombres; pero el instinto de algunas otras criaturas no
presenta semejante analogía, y sólo puede ser remitido al espíritu de la Deidad misma
JAMES JOYCE
ULISES 226
Esperó al lado del mostrador, inhalando
el penetrante vaho de drogas, el polvoriento olor
seco de esponjas y loofahs. Se emplea mucho
tiempo en hablar de nuestros dolores y
sufrimientos.
—Aceite de almendras dulces y tintura de
benjuí —dijo el señor Bloom— y también agua
de azahar.
Ciertamente hacía su piel tan delicada
como la cera.
—Y cera blanca también —dijo.
Hace resaltar el color sombrío de sus ojos.
Me miraba, la sábana levantada hasta los ojos,
española, oliéndose a sí misma, cuando me
estaba arreglando los gemelos en los puños.Esas recetas caseras son frecuentemente las mejores: frutillas para los dientes: ortigas y
agua de lluvia, harina de avena macerada en
cuero de manteca, dicen. Alimento de la piel.
Uno de los hijos de la vieja reina, ¿era el duque
de Albany?, tenía una sola piel. Leopoldo sí.
Nosotros tenemos tres. Verrugas, juanetes, y
granos para que sea todavía peor. Pero también
quieres un perfume. ¿Qué perfume usas tú?
Peau d'Espagne. Esa flor de azahar.Jabón de
crema pura. El agua es tan fresca. Lindo
perfume tienen esos jabones. Tengo tiempo para
darme un baño en la esquina. Hammam. Turco.
Masaje. La suciedad se acumula en el ombligo.
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