lunes, julio 29, 2013

BALANSIYA

 

  

Al alba (hacia las 6:30 h),otro grupo menos numeroso de caballería cristiana salió de la ciudad por la puerta oeste (la de Bāb al-Ḥanaš, Bab al Hanax o Puerta de la Culebra

Bab Al-Hanax Puerta de la Culebra (Puerta de la Morería)
Situada entre las actuales calle Salinas y calle Caballeros (muy cerca de la Pl.del Tossal). Era la entrada Oeste de la ciudad
http://www.jdiezarnal.com/valenciamurallasvalencia.html

 El Cid practicaba la ornitomancia

La ornitomancia (en griego οἰωνίζομαι) es una de las artes adivinatorias que se practicaban en la antigua Grecia.

Se basaba en predicciones a partir del comportamiento de las aves (ornito-): el vuelo, las migraciones, los cantos, etc.

El más famoso ornitomántico es Tiresias, que era ciego y debía llevar a un aprendiz o lazarillo con él que le describiera sus observaciones de las aves.

En un escolio de Proclo del verso final de la obra de Hesíodo Trabajos y días (Έργα και ημέραι), se lee que algunos hacían derivar de ese verso la fe en esta práctica, que consideraba engañosa Apolonio de Rodas.[1] [2]

Un ejemplo de ornitomancia se puede ver en la primera película de Astérix y Obélix, en la cual el druida Panorámix tiene una visión premonitoria al ver un grupo de aves volando

.El Cid en la batalla del arrabal de la Alcudia.jpghttp://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Cuarte

 

 

Donación de Jimena Díaz del diezmo de todos sus bienes a la catedral de Valencia el 21 de mayo de 1101. Se conserva en Archivo de la Catedral de Salamanca.

Fue enterrada junto al Cid en el monasterio de San Pedro de Cardeña. En 1921 se trasladaron sus restos a la catedral de Burgos, donde permanecen

El Cofre del Cid, en la Capilla del Corpus Christi

http://burgospedia1.wordpress.com/2010/04/28/el-cofre-del-cid/

 

 http://es.wikipedia.org/wiki/Papamoscas_(Burgos)

 

LOS TEXTOS DE LAS PIRÁMIDES

 

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Sura 6. Al-Anaam (El Ganado)

EN EL NOMBRE DE DIOS, EL MÁS MISERICORDIOSO, EL DISPENSADOR DE GRACIA:
(1) LA ALABANZA pertenece por entero a Dios, que ha creado los cielos y la tierra, e instituyó
las tinieblas y también la luz:1 y sin embargo, quienes están empeñados en negar la verdad
equiparan a otros poderes a su Sustentador

Graves, Robert El Vellocino de Oro

-Fanfarrón insolente, estás buscando problemas. Veo por tu copa que has estado bebiendo vino sin
mezclar; pero ni siquiera esto tendría que haberte hecho enloquecer hasta el punto de insultar al dios
Radiante, huésped eres junto con todos nosotros. Recuerda lo que les ocurrió cuyo hace muy pocos
días a los jefes aloidas. Se negaron a reconocer la jurisdicción de Apolo sobre las ninfas musicales
de las Yeguas en el monte Helicón, alegando que habían residido en el Helicón como servidoras de
la Triple Musa desde mucho antes del advenimiento de Apolo. Amenazaron con declarar la guerra a
todos los olímpicos si Apolo intentaba apoderarse del Helicón, y hablaron absurdamente de poner el
Pelión sobre el monte Osa, si fuera necesario, para así llegar a la cima del Olimpo y derribar a Zeus
de su trono. Pero yo profeticé contra ellos; antes de que mi padre Apolo pudiera hacer salir a sus arqueros, los dos bravucones ya habían muerto. Disputaron acerca de un ciervo al que estaban
cazando, y al que cada uno de ellos pretendía haber matado: se despedazaron uno a otro con sus
propias espadas.
Idas se rió, pero ahogadamente, porque Pólux el boxeador estaba sentado sobre su pecho.
-Ven, rana de Argos -le dijo-, profetiza contra mi si te atreves, como hiciste con los aloidas, y verás
lo que te pasa. Se demostrará que eres un profeta falso, truhán con botas, pues te aseguro que tu
cuerpo se quedará aquí hasta pudrirse, aquí en la playa de Págasas, y no en alguna remota y florida
pradera (como pretendes tú), y, entretanto, la nave navegará sin ti.
La riña hubiera acabado con derramamiento de sangre, pues Linceo ya acudía, espada en mano, a
socorrer a su hermano Idas, si no hubiera sonado de pronto, detrás del altar, un tañido, unos golpes
y un tintineo: una lira de cuatro cuerdas que alguien tocaba maravillosamente bien. Al oírla, los que
estaban sujetando a Idas abandonaron su presa. Se levantaron y empezaron a bailar al son de la
música. Idas también se levantó y se unió al baile, sin mostrar resentimiento alguno, pues los
borrachos tienen la memoria corta, y Linceo se alegró de poder envainar su espada y seguirle. Jasón
salió de su melancólico ensimismamiento y se puso a danzar con gracia, levantando los brazos y
chasqueando los dedos, pues Quirón había sido un severo y experto maestro de baile. Por fin el
ruido sordo de las pisadas despertó a Hércules. Haciendo un esfuerzo, se incorporó y saltó sobre el
carro de bueyes, y dando unas tremendas pisadas se puso a bailar al compás de la música, hasta que
parecía seguro que el eje se rompería. Junto a él, la fila de bailarines iba serpenteando de un lado a
otro, entrelazándose para formar un ocho, número sagrado
.

 

 

 

                                                      

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