Vladimir Nabokov Lolita 167
Ed planeó el crimen perfecto: aporreó a su mujer y la metió en un automóvil. La cosa se descubrió cuando dos policías
patrulleros del distrito vieron el enorme y flamante Chrysler azul de la señora
Grammar –regalo de cumpleaños de su marido– que bajaba a velocidad
fantástica de una colina, precisamente en la jurisdicción de los policías. (¡Dios
bendiga a nuestros buenos polizontes!) El automóvil rozó un poste, subió un
terraplén cubierto de cincoenramas, enredaderas y frambuesas silvestres, y
volcó. Las ruedas aún giraban silenciosas en el resplandor del sol cuando los
policías sacaron el cuerpo de la señora G. Al principio lo tomaron por un
accidente común. Pero, ay, el cuerpo magullado de la mujer no se avenía con los
daños insignificantes del automóvil. Yo fui más hábil
OBRAS COMPLETAS DE JORGE LUIS BORGES 167
Los films elaborados en Hollywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente,un periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo
después a la policía; el argentino, para quien la amistad
es una pasión y la policía una rnaffia, siente que ese "héroe" es
un incomprensible canalla. Siente con don Quijote que "allá se
lo haya cada uno con su pecado" y que "no es bien que los hombres
honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles
nada en ello" (Quijote, 1, XXII). Más de una vez, ante las vanas
simetrías del estilo español, he sospechado que diferimos insalvablemente
de España; esas dos líneas del Quijote han bastado para
convencerme de error; son como el símbolo tranquilo y secreto
de una afinidad. Profundamente la confirma una noche de la literatura
argentina: esa desesperada noche en la que un sargento
de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de que
se matara a un valiente y se puso a pelear contra sus soldados,
junto al desertor Martín Fierro.
ROBERT GRAVES LA DIOSA BLANCA 167
No hay comentarios:
Publicar un comentario