¿Pero por qué el Perro? ¿Por qué el Corzo? ¿Por qué el Avefría?
El perro con que se representa a Esculapio, como el perro Anubis, el compañero
del egipcio Thoth, y el que siempre acompañaba a Melkarth, el Hércules fenicio, es un
símbolo del Infierno así como de los sacerdotes del perro llamados Enarios que atendían
a la Gran Diosa del Mediterráneo Oriental y se entregaban a frenesíes sodomíticos en
los días canículares cuando aparecía la estrella del Perro, Sirio. Pero el significado
poético del perro en la leyenda de la Cad Goddeu, como en todas las leyendas análogas,
es «Guarda el secreto», el secreto principal del que dependía la soberanía de un rey
sagrado. Evidentemente Amathaon había seducido a algún sacerdote de Bran -no
pretendo saber si era o no un sacerdocio homosexual- y consiguió de él un secreto que
permitió a Gwydion adivinar correctamente el nombre de Bran. Hércules venció al can
Cerbero con una torta narcótica que relajó su vigilancia; no consta qué medio utilizó
Amathaon.
En todo caso, el mito de Cronos es ambivalente: recuerda el
reemplazo y el asesinato ritual, tanto en el culto del roble como en el de la cebada, del
rey sagrado al término de su período de reinado; y también la victoria de los pastores
aqueos sobre los agricultores preaqueos de Grecia. En las Saturnalia romanas de la
época de la República, festival semejante a la antigua Pascua de Navidad inglesa, se
abandonaban temporalmente todas las restricciones sociales en memoria del reinado
dorado de Cronos.
Delfos, el hogar de Apolo, fue en un tiempo una tumba oracular del
mismo tipo, con una serpiente pitón en espiral y una sacerdotisa profética de la diosa
Tierra, y el «omphalos» o «santuario del ombligo», donde se alojaba la pitón
originalmente, se hallaba bajo tierra construido en la misma forma de colmena, que
proviene originalmente de la africana masabo, o casa de los espectros o almas. Las astas
de ciervo descubiertas en New Grange formaban probablemente parte del tocado del rey
sagrado, como las astas que llevaba el dios galo Cernunnos, y los cuernos de Moisés, y
los de Dioniso y del rey Alejandro que aparecen en las monedas.
La visita de Eneas, con un ramo de muérdago en la mano, al Averno para
interrogar a su padre Anquises debe ser interpretada en este sentido. Eneas sacrificó un
toro y dejó que la sangre se vertiera en una artesa, y el alma de Anquises (quien se había
casado con la diosa del Amor Venus Ericina, había sido muerto por un rayo y era, en
realidad, un rey sagrado del tipo hercúleo habitual) bebió la sangre y cortésmente
profetizó las glorias de Roma. Por supuesto, el alma no lamió realmente la sangre, pero
se oyó en la oscuridad el sonido de lamer; lo que sucedió fue que la Sibila, quien
conducía a Eneas por el infierno, bebió la sangre y ésta le produjo el deseado éxtasis
profético. Que las sibilas obraban así se sabe por el caso de la sacerdotisa de la Madre
Tierra en Aegira («Alamo Negro», árbol consagrado a los héroes), en Acaya.
Las nueve doncellas de la caldera recuerdan a las nueve vírgenes de la isla de
Sein en la Britania occidental a comienzos del siglo V, descritas por Pomponio Mela.
Poseían poderes mágicos y los navegantes podían acercarse a ellas para consultarlas.El rey sagrado, por consiguiente, es un rey Sol, y cuando muere vuelve a la
Madre Universal, la Diosa Blanca Luna, que lo aprisiona en el extremo norte. ¿Por qué
en el norte? Porque ese es el lado desde el cual el Sol nunca brilla, desde el cual el
viento trae nieve; sólo soles muertos se pueden encontrar en el frío norte polar. El dios
Sol nace a mitad del invierno, cuando el Sol es más débil y ha llegado a su posición más
meridional; por tanto, su representante, el rey Sol, es muerto en el solsticio de verano,
cuando el Sol llega a su posición más septentrional.
«Hércules»
es una palabra de muchos significados. Cicerón distingue seis figuras legendarias
diferentes llamadas Hércules; Varrón, cuarenta y cuatro. Su nombre, en griego Heracles,
significa «Gloria de Hera»; y Hera es el nombre griego primitivo de la diosa de la
Muerte que se hacía cargo de las almas de los reyes sagrados y hacía de ellos héroes
oraculares. Es, en realidad, un dios compuesto de muchos héroes oraculares de
diferentes naciones en diferentes etapas de la evolución religiosa, algunos de los cuales
se convirtieron en verdaderos dioses, en tanto que otros siguieron siendo héroes. Esto
hace de él el personaje más confuso de la mitología clásica; pues al príncipe pelópida
semihistórico de la generación anterior a la guerra de Troya se le ha confundido con
varios héroes y dioses llamados Hércules, y a éstos, los unos con los otros.Hércules
aparece por primera vez en la leyenda como un rey sagrado pastoral, y tal vez porque
los pastores reciben con regocijo el nacimiento de corderos mellizos, él también es
mellizo. Sus características y su historia pueden deducirse de una gran cantidad de
leyendas, costumbres populares y monumentos megalíticos. Es el hacedor de la lluvia
La costumbre de quemar a un niño como sustituto anual del rey sagrado tiene un
buen ejemplo en el mito de Tetis, Peleo y Aquiles. Peleo era un fratricida aqueo
desterrado de Egina y que llegó a ser rey de Yolcos con un correy llamado Acasto, en
sucesión de los correyes Pellas y Neleo. Tetis, una diosa del mar tesalia, es descrita por
los mitógrafos como hija del centauro Quirón o como una de las cincuenta nereidas, de
entre las cuales fue elegida para ser una esposa de Zeus. Zeus cambió de propósito
obedeciendo a un oráculo y la dio en matrimonio a Peleo, a quien ella dio siete hijos, a
seis de los cuales mató en la hoguera. El séptimo, Aquiles, fue salvado por Peleo en el
momento perentorio, como el infante Esculapio. A los seis primeros les dio la
inmortalidad el acto de la cremación; pero como en el caso de Aquiles ese acto no había
terminado, su talón seguía siendo vulnerable. Tetis huyó y Peleo dejó a Aquiles a cargo
de Quirón, que le instruyó; posteriormente Aquiles fue rey de los mirmidones de la
Ftiótide y condujo un contingente de ellos a combatir en Troya. Cuando se le ofreció la
elección entre una vida breve pero gloriosa y una larga y vulgar, eligió la breve.
En el Libro de Tobías el octavo afortunado, el nuevo novio Zeus, quien elude su
destino cuando el Zeus reinante tiene que morir al final de su período. Asmodeo es el
equivalente persa de Set, el asesino anual de Osiris, pero es encantado con el pez de la
inmortalidad y huye a sus desiertos meridionales. El perro de Tobías es un indicio útil;
acompañaba siempre a Hércules Melkartk, o a su equivalente persa Sraosha, o al griego
Esculapio, adondequiera que iba.
Una serie típica de tabúes que ataban a este Hércules es citada por Sir James
Frazer en La Rama Dorada: se aplicaban al Flamen Dial, el sucesor del rey sagrado de
Roma cuya dirección de la guerra pasó a los cónsules mellizos cuando se fundó la
República.
El Flamen Dial no podía montar en un caballo, ni siquiera tocarlo, ni ver un
ejército en armas, ni llevar un anillo que no estuviera roto, ni tener un nudo en parte
alguna de su vestimenta; ningún fuego, como no fuera sagrado, podía sacarse de su
casa; no podía tocar harina de trigo o pan con levadura; no podía tocar ni siquiera
nombrar a una cabra, un perro, carne cruda, fríjoles y hiedra; no podía andar bajo una
parra; las patas de su cama tenían que estar embadurnadas con barro; sólo podía cortarle
el cabello un hombre libre y con un cuchillo de bronce; cuando le cortaban el cabello y
las uñas había que enterrarlos bajo un árbol favorable; no podía tocar un cadáver ni
entrar en un lugar donde estaba uno enterrado; no podía ver el trabajo que se hacía en
los días de fiesta; no podía estar al aire libre con la cabeza descubierta; si introducían en
su casa a un hombre atado, había que desatar al cautivo y arrojar las cuerdas por un
agujero abierto en el techo para que cayeran en la calle.
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