Por la mañana tomo cuatro pastillas(problemillas de salud),las cojo de mi habitación ,me las coloco en la mano y voy a tomármelas al comedor,con el desayuno.Por el pasillo se me cayo una,la más pequeña,pero no note su falta,vi el sonido que producía ,casi estruendo, al caer algo entre pastilla y roca,enseguida me di cuenta que había perdido una.Debo de tener la tensión alta ,o algo de fiebre,pensé.Deje que se fuera cociendo a ver que salía de ahí .
Voy a comprar el pan,en una estantería hay un libro que me tira hacia el con fuerza,EL FIN DEL MUNDO y un despiadado país de las maravillas.HARUKI MURAKAMI. Había leído un par de libros de el,y me gusta como escribe,lo sigo bien.Lo compro.
Dice: He tardado 30 años en comprender el sonido propio de cada hueso.,pero cuando concluya los cálculos ,seremos capaces extraer el sonido,no de forma empírica,sino teórica.¿Y podremos controlarlo de forma artificial?.En efecto dijo -el anciano.Y cuando lo controlemos artificialmente¿que sucederá? ¿La eliminación del sonido es una de ellas?.Ajustándose a las señales propias del cráneo del ser humano,se podrá reducir o eliminar el sonido.Se trata de acoplar la vibración del sonido con la del anti sonido y hacer que suenen de forma conjunta.La eliminación del sonido puede efectuarse en su producción o en su recepción .En el caso de la emisión de voz ,al ser algo personal,la efectividad es del cien por cien. CLARO ES UNA NOVELA
pagina 56 –EL FIN DEL MUNDO—MURAKAMI
Tengo un vecino que trabaja en un banco,todos los sábados me trae los periódicos de toda la semana,esta semana toca el país.
En el del día 4-12 viene un reportaje firmado por D.a Manrique que habla de un silencio.
El silencio invade las listas
'4' 33", de John Cage, quiere ser el disco de las Navidades
Las redes sociales quieren mostrar su musculatura. Un grupo de internautas británicos se ha propuesto colocar una grabación de una pieza del compositor John Cage (Los Ángeles, 1912-Nueva York, 1992) como disco de las Navidades de 2010. La provocación reside en que se trata de la más legendaria creación de Cage, 4'33", aparentemente, cuatro minutos y 33 segundos de silencio.La iniciativa parte de Facebook y viene firmada por Cage Against The Machine. El nombre no es gratuito: se pretende repetir el éxito de 2009, cuando unos descontentos colocaron como número uno el airado Killing in the name, añejo tema del grupo californiano Rage Against the Machine. Era la continuación de una campaña anual de sabotaje que se inició en 2008, cuando algunos melómanos se alzaron contra el previsible disco de las Navidades, el Hallelujah de Alexandra Burke, ganadora del concurso The X factor; en aquella ocasión, apoyaron la versión original, de Leonard Cohen, y casi lograron su objetivo.
Leyendo el articulo de Vila Matas ,creo que es un buen día de lluvia para buscar el silencio.
ENRIQUE VILA-MATAS
Calle de Ulan Bator
Rotos los nervios, voy calle abajo, busco silencio. Marcho bajo los efectos todavía del parloteo incesante de los atrapados por la huelga de los controladores, trastornado por la banda sonora televisiva que escupe a todas horas el anecdotario de los viajeros en tierra: inagotable cháchara que repite un lamento monocorde de palabras idénticas unas a las otras, todo el mundo masticándolas, y eructando luego su sonido. Busco silencio en medio de un país en plenas fiestas o puente mongol, perturbador puente de locos. Voy calle abajo, con el infernal parloteo taladrando todavía mi cabeza y mezclándose sin piedad con Wikileaks y su "máquina textual", con esa máquina que produce miles de documentos ininterrumpidamente, como si quisiera confirmarnos que el infinito es bien poca cosa, tan solo una cuestión de escritura.¿No resulta asombroso ver que el sistema de espionaje americano es idéntico a la "máquina soltera" que utilizara Raymond Roussel para escribir su obra? Aquel invento del autor de Locus Solus escupía lenguaje de un modo inagotable: una aterradora creación de escritura interminablemente expulsada, provista de un sinfín de ecos internos que cuidaban de que la "máquina textual" no se encallara nunca
Lo que daría por unos minutos de silencio. Añoro escenas antiguas y me gustaría tropezarme con esa "tertulia de los Parcos" que se reunía en Zúrich y de la que nos habló Walter Benjamin. Les llamaban parcos porque adoraban literalmente el silencio. Eran Arnold Böcklin, su hijo Carlo, y Gottfried Keller. Un día estaban sentados en la terraza de su café preferido, en silencio, como de costumbre. Transcurrido un largo tiempo sin que se oyera palabra alguna, dijo el joven Carlo: "¡Vaya calor!". Siguieron 15 minutos de silencio, hasta que intervino Böcklin padre: "No circula nada de aire". Keller esperó que pasaran unos minutos para ponerse en pie, indignado: "Me voy, no me siento bien entre charlatanes".
Sigo calle abajo, huyendo de la temible y neurotizante cháchara inagotable. Ayer leí un libro literalmente genial, Guía de Mongolia, del serbio Svetislav Basara (Minúscula), un autor que se muestra capaz de burlarlo todo, pongamos que hasta a la más feroz huelga de controladores, con tal de presentarse en Ulan Bator, capital de Mongolia, el día en que han fusilado al meteorólogo de guardia y a los visitantes les obligan (puesto que han volado a tanta velocidad) a caminar 15 kilómetros por el barro mongol. Pronto observa que el camino por el barro dibuja un trayecto perfecto hacia el silencio. Qué descanso mental ir también yo por aquí, aunque ahora lo haga fango abajo, qué descanso marchar por un camino de un país más sensato que el mío. En Mongolia, al menos, no se escucha toda esa destrabada facundia que no cesa. Ahora solo veo personas conscientes de que las palabras no dicen mucho, tal como lo ha probado siempre el hecho irrefutable de que no hay palabras para las experiencias profundas. Quizás por eso, me dicen que hay noches aquí en Ulan Bator en las que las palabras no son bien recibidas, sobre todo si crean confusión, barullos parecidos a aeropuertos.
No me sorprende ni la velocidad del viaje hasta aquí en pleno puente de los controladores. En Ulan Bator hay personas que simulan seguir las conversaciones de los demás y sonríen todo el rato. Un mundo mudo, exquisito. Un lugar aún más atractivo si uno sospecha que ahí afuera permanece, incesante y atroz, la desatada charlatanería global. Por el camino de barro no circula demasiado aire, pero voy riendo. Y me acuerdo de una entrevista a John Dos Passos en la que el periodista le preguntaba cómo había conseguido para su novela una técnica tan perfeccionada y se pasaba divagando cinco minutos, pura verborrea, banal parloteo, hasta que por fin le cedía la palabra a Dos Passos y este, por toda respuesta: "Bueno, uno va por la calle".
J.G.BALLARD EL HOMBRE IMPOSIBLE
El camión pasó rugiendo, ocultando el cielo con la alta caja. Conrad tomó al tío por el
brazo y echó a caminar. El viejo se movía con dificultad, clavando el bastón en la
superficie arenosa de la carretera. De pronto dio un paso atrás, le gritó en silencio al
coche deportivo que salió de la estela polvorienta del camión, y la pipa se le cayó de la
boca. Conrad alcanzó a ver los nudillos blancos del conductor aferrados al volante, una
cara helada detrás del parabrisas en el momento en que el coche se precipitaba hacia
ellos, y luego, frenando, patinaba de costado en la carretera. Conrad empujó al viejo
hacia atrás, pero ya tenían el coche encima, estallando en una rugiente nube de polvo.
ANONIMO EL LIBRO DE LO INCREIBLE
El prestigioso psicozoólogo vienés, K. E. Schneider cita en una de sus obras la facultad de
hablar de un perro de las cercanías de Zeitz, al que su amo le había enseñado a decir su nombre,
Aniel, y además las palabras sí, no, hueso, cerveza y silencio.
ANONIMO- 11 DE SEPTIEMBRE –LAS CARAS DE LA GLOBALIZACION
UNA NUEVA CULTURA DE LA VIOLENCIA
.“Y que de la sombra ya sin límites, brote el grito en silencio...”
ASHLEY,MICHAEL-LA ERA DEL CAMBIO
—Esta cosa es una cosa con hojas —repitió el jardinero. Y para clarificar bien el
asunto, añadió—: Las hojas le dan una apariencia verdosa.
—Sé lo que son las cosas con hojas —replicó el sapo—. No me hace falta preguntarte,
jardinero.
Pareció que iba a estallar una discusión, interesante aunque limitada, entre los dos
robots, pero en ese momento intervino otra de las máquinas.
—Este rosal habla —dijo.
—Los rosales no pueden hablar —aseguró de inmediato el sapo.
Después de haber producido esta perla, el robot quedó en silencio, quizá meditando
sobre la extrañeza de la vida. Luego, añadió lentamente:
—Por lo tanto, o este rosal no es un rosal, o este rosal no ha hablado.
ANANDA-EL MANUSCRITO DE ANANDA
Sucederá que algún día tendremos que hacer silencio
mientras el viento se retuerza ante su victima
y los puentes del camino no sean cantos
Tendremos que hacer un silencio altisonante
cavernas angostas de aflicciones nos abrazan
sórdidas máscaras de brutal dentadura transitoria
mares perdidos entre tormentas y abismos parlantisimos
Sucederá algún día que no lleva monzón
un día común mal hablado compañero del abrigo
Después se hará la luz
con sus sombras cortantes y sus peces fantasmas
Un silencio que nace de un vientre profundo acudirá
un silencio humillante
un silencio sin hijos
un silencio tan humillante como la desnudez difusa
Después se hará la luz
y también el espanto.
Sigue lloviendo .
No hay comentarios:
Publicar un comentario