Cien tíos,algunos de ellos rumanos,te persiguieran por toda la ciudad en bicicleta y con un palo que usan para mirar en los contenedores de basura,de los que nunca sacan nada.
KING JESUS ROBERT GRAVES
Isabel dio a luz sin dificultades un robusto niño varón. Cuando las mujeres de la casa se
reunieron a admirarlo, llamándolo cariñosamente «pequeño Zacarías», ella exclamó:
-No alabéis al niño. Trae mala fortuna. Y por favor no lo llaméis Zacarías. Su nombre
será Juan.
-Oh, señora -dijeron-, debes estar equivocada. Tu marido no le daría nunca ese nombre.
No es usual en la familia. Naturalmente, no le dará su propio nombre, para evitar la
confusión. Pero ¿no seria apropiado Zefanías? Es parecido, y sin embargo diferente, y
está cerca de Zacarías en el canon de los profetas. O quizá podría llamarlo Abías, o
Samuel, o tal vez Ezron; todos ellos serian buenos. Pero Juan, no, nunca.
-Yo misma daré nombre al niño, porque mi marido es mudo, y Juan es el nombre que he
elegido. Porque el texto del servicio de circuncisión dice explícitamente: «El padre
hablará y dirá el nombre del niño, o si ha muerto, su pariente más joven». Pero mi
marido no puede hablar, y no ha muerto.
Ellas protestaron.
-Una mujer no puede dar nombre a su hijo. Seria indecoroso.
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