Los superordenadores podrían haber confirmado una de las teorías más incomodas y enigmáticas en el campo de la ciencia: que toda la materia conocida, simplemente no existe
De acuerdo a nuevos descubrimientos en el campo de la física cuántica, la teoría que propone que la mayor parte de la masa de la materia está formada por partículas que aparecen y desaparecen constantemente en medio del vacío, podría ser la candidata ganadora a la hora de explicar el universo en el que vivimos de forma adecuada.
Un grupo de físicos liderados por Stephan Dür, del Jhon von Neumann Institute, en Alemania, confirmó que la suma de las tres partículas subatómicas que componen a protones y neutrones (llamadas quarks), representan apenas el 1% de la masa de los mismos. Tal evidencia lleva a suponer que el resto de la masa nuclear estaría conformada por los gluones, efímeras partículas que burbujean en medio del vacío, cuya función es mantener unido al trío de quarks dentro de los protones y los neutrones. Este hecho apuntala aún más la hipótesis que relega a nuestra tan tangible realidad, a meras fluctuaciones del vacío. A pura nada
el núcleo de un átomo es como una mosca en medio de un estadio deportivo. El siguiente átomo está en el estadio siguiente”. “Por lo tanto, parece que la más dura y sólida roca está en realidad compuesta de espacio vacío, solo interrumpido por partículas diminutas tan ampliamente espaciadas que no deberían ni contar”.
Probablemente el aspecto más cercano de nuestros cuerpos ante un microscopio poderoso, sea el de un mar de granos de arena en perpetuo movimiento. Luces y colores en un escenario completamente vacío.Navegar en una realidad ilusoria implica aceptar una verdad sumamente incómoda: en algún lugar del universo ha de hallarse otra realidad. El gigante dormido; el burbujero loco; el programador de ilusiones; acaso Dios La realidad de que las partículas que conforman lo que vemos, medimos y sentimos no sean más que humo y sombras, podría implicar que la existencia real de todos los objetos en el cosmos resida en uno o más espacios paralelos. Así como un cuerpo tridimensional proyecta una sobra bidimensional sobre el piso, muchos científicos especulan que un universo multidimensional (como en el caso de la teoría de las supercuerdas) podría arrojar su sombra a un espacio tridimensional, tal como el que tratamos de comprender mediante las herramientas de la ciencia.Si la teoría es correcta, cada objeto y organismo en este mundo no sería más que una representación grosera y voluminosa de objetos y organismos en universos más “reales”. Tal vez coincidiendo con tales conceptos, la existencia de una mente extracorpórea encontraría la solución ideal si tomamos en cuenta que podemos recordar sucesos de nuestra infancia aunque los átomos de nuestro cerebro se hayan recambiado cientos de veces a través de la vida. “Ni un solo átomo de los que conforman su cuerpo hoy, estuvieron allí cuando ese evento se llevó a cabo” expone Dawkins acerca de la paradoja de la memoria.Steve Grand, autor de “Creación: la vida y como hacerla”, argumenta que “la materia fluye de un lugar a otro y se reúne momentáneamente para que usted sea usted. Por lo tanto usted no es el material del que está hecho”. Esto podría implicar que nuestro verdadero cuerpo se encuentra en un espacio que no podemos comprender, y una suerte de cuerpo virtual, un mero envase mutable, se hallaría en esto que confiadamente llamamos realidad.
En la tradición tibetana, el Dalai Lama reencarna en un niño y sigue gobernando a lo largo de siglos. Supuestamente el lama actual es la décimo cuarta reencarnación de la misma persona. Según sus seguidores, éste puede reencarnar antes o después de morir
En julio, Tenzin Gyatso cumplirá 76 años, y aunque parece gozar de buena salud, está claramente en el crepúsculo de su vida.
Aparte de la votación democrática, el famoso monje ha propuesto que, si se decide que la figura del Dalai debe continuar, se puede votar también a través de un consejo de ancianos lamas similar al del Vaticano; y no descarta que se escoja a una mujer.
Otra de las soluciones que baraja el popular lama es recurrir a la práctica esotérica llamada "madey tulku", mediante la cual el Dalai puede escoger una reencarnación mientras sigue con vida, "lo que le daría tiempo para prepararlo personalmente", dice Johnson
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