La vida y la muerte me
están desgastando MO YAN 281
Como estaba subido al montículo de grava, podía mirar a través de un agujero que se había
abierto en la pared, donde se suponía que debería haber una ventana, y veía todo lo que estaba sucediendo en su interior. La linterna de gas iluminaba el lugar como si fuera de día, mientras que el cielo del exterior era completamente negro. Aquello me hizo recordar las consignas que se imparten en las clases de guerra: el enemigo está a la luz y nosotros estamos en la oscuridad.
Vemos lo que queremos ver; podemos vigilarle, pero él no puede vernos a nosotros. Así que
observé cómo Jinlong pasaba las páginas del manual mugriento y escribía cosas entre las líneas de un periódico. Hong Taiyue sacó un cigarrillo, lo encendió y dio una fuerte bocanada y, a continuación, lo introdujo en la boca de Jinlong. Hong Taiyue, que era un hombre que apreciaba mucho el talento y la inteligencia, era uno de los pocos líderes iluminados que había en aquellos tiempos. También estaban las gemelas Huang, que le secaban la frente a Jinlong con sus pañuelos.
Vi que te habías quedado inmóvil cuando Huang Hezuo secaba su frente sudorosa, pero me di cuenta de la expresión de celos que se dibujó en tu rostro cuando Huang Huzhu hizo lo mismo.
Sobrevalorabas tu propio atractivo y los acontecimientos que tuvieron lugar más adelante
demostraron que la marca de nacimiento azul que había en tu rostro no sólo no te impedía seducir a las mujeres atractivas, sino que en realidad las atraía fuertemente.
No te comento esto con la intención de burlarme de ti. Te respeto demasiado para semejante
actitud. Debes ser el único jefe adjunto del condado que está dispuesto a abandonar a su amante sin decir siquiera adiós y de ganarte la vida con el sudor de tu frente.Pero ya basta de charla. Después de que se encendiera el motor, lo probaron y descubrieron
que efectivamente era capaz de producir energía eléctrica.
STEPHEN R. LAWHEAD
TALIESIN 281
Me voy a casa durante un tiempo, a curarme. Pero cuando me haya recuperado regresaré. —Se detuvo, reclinándose de nuevo en los almohadones—. Idos ahora, hay sueños que proyectar y planes que elaborar.Joet y Peronn levantaron el sillón sin el menor esfuerzo y lo llevaron junto a la cama. Marophon se levantó del rincón donde había permanecido sentado y se acercó a ella, se arrodilló y colocó su cabeza entre las rodillas de Charis. Ella extendió una mano y acarició la oscura melena del joven.—Lo siento —empezó éste, con voz ahogada—. Quería salir al ruedo para ocupar tu lugar. Estaba dispuesto a morir por ti. Pensé...—Chissst —lo tranquilizó Charis—. Ya ha pasado.—No. Hice mal—¿Te has de culpar tú, porque el Señor de los Toros envió el toro equivocado?—Ya sabes a lo que me refiero.—Sí, lo sé, y no importa.—Pero...—No importa, Maro.Se inclino sobre ella, con lágrimas brillándole en los ojos, y le dio un leve beso en la mejilla.—Gracias por mi vida.—Ve a buscar a tu bailarina —le susurró—. Llévatela contigo. Empezad los dos una vida juntos.
Miguel de Cervantes DON QUIJOTE 281
Yo no sé, mi señor, cómo dar orden que nos vamos a España, ni Lela
Marién me lo ha dicho, aunque yo se lo he preguntado; lo que se podrá
hacer es que yo os daré por esta ventana muchísimos dineros de oro: rescataos
vos con ellos, y vuestros amigos, y vaya uno en tierra de cristianos,
y compre allá una barca, y vuelva por los demás, y a mí me hallarán en el
jardín de mi padre, que está a la puerta de Babazón, junto a la marina.
VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 281
Hace varios años, un amigo mío de París —una persona con alguna rareza, por
decirlo suavemente—, al saber que yo iba a pasar unos días en Montisert, me pidió
que me pasara por el museo local donde, según le habían dicho, se mostraba un
retrato de su abuelo pintado por Leroy. Sin dejar de sonreír y con ademanes
exagerados, me contó una historia bastante vaga a la que debo confesar que presté
poca atención, en parte porque no me gustan los asuntos complicados de otra
gente, pero sobre todo porque siempre había albergado mis dudas acerca de la
capacidad de mi amigo para no dejarse llevar por la fantasía. La historia era más o
menos así: después de que su abuelo hubiera muerto en su casa de San Petersburgo
en tiempos de la guerra ruso-japonesa, los muebles de su casa fueron vendidos en
subasta pública. El retrato, tras una serie de oscuras peregrinaciones, fue adquirido
por el museo de la ciudad natal de Leroy. Mi amigo quería saber si el retrato estaba
realmente allí; en el caso de que se encontrara en el citado museo, cuáles eran las
posibilidades de rescatarlo; y si el rescate fuera posible, cuál sería el precio del
mismo.
JAMES JOYCE
ULISES 281
Vagar a través de calles entoldadas. Rostros con
turbantes pasando. Oscuras cuevas donde
venden alfombras, hombre grande, Turco el
terrible, sentado con las piernas cruzadas
fumando una pipa en espiral. Gritos de
vendedores en las calles. Beber agua perfumada
con hinojo, sorbetes. Vagar a la ventura todo el
día. Encontrarse a lo mejor con uno o dos ladrones. Bueno, enfréntalo. Aproximándose al
crepúsculo. Las sombras de las mezquitas a lo
largo de los pilares; sacerdotes con su pliego de
pergamino arrollado. Un temblor de los árboles,
señal, el viento del crepúsculo. Sigo. Cielo de oro
esfumándose. Una madre observa desde su
puerta. Ella llama a casa a sus hijos en su
lenguaje oscuro. Alta pared: más allá puntear de
cuerdas. Noche cielo luna, violeta, color de las
ligas nuevas de Maruja. Cuerdas. Escucha. Una
joven tocando uno de estos instrumentos ¿cómo
se llaman?: dulcémeles. Paso.
Probablemente ni una pizca así en la
realidad. Clase de cosas que uno lee: en la senda
del sol. Explosión de sol en la portada. Sonrió,
satisfecho de sí mismo.
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