ELLA
Brown está demasiado abatido o apurado o, quizás, olvidado de las abyecciones humanas. Hace un año y medio que inició el crucero desconectándose del mundo en lo que no tuviera directa relación con la guerra a Fernando VII. Actúa con una confianza que no responde a su personalidad. O actúa la parte alienada de su personalidad. Margina el sentido común y pone rumbo a Antigua. Lo sigue Stirling en su Brazen. Mientras navegan entre las Barbados y ¡Martinica, el inglés arrima de súbito su buque y le manda un bote a las órdenes de un guardiamarina con los saludos y la solicitud del hablarle. Brown accede a pasar a la Brazen para conocer la inquietud de Stirling. Pero apenas salta a cubierta es tomado prisionero. Los piratas actúan con celeridad. Luego abordan la Hércules y dominan su tripulación, desmoralizada, tullida, entregada. Enseguida proceden a un minucioso saqueo incautándose hasta de la ropa y la vajilla personal del comandante. A los forcejeos y maldiciones de Brown y sus oficiales, el impávido capitán inglés responde: —Así tratamos a los filibusteros...
Otra vez lo agredía Inglaterra. Sus patentes estaban en orden. El alambicado gobernador de Bridge Town le contó que el 23 de abril de 1816 los almirantes de Su Graciosa Majestad habían resuelto mantener estricta neutralidad entre España y sus provincias disidentes
MARCOS AGUINIS EL COMBATE PERPETUO pag.54
— escucho y no lo escucho, conozco este discurso mil veces reiterado y lo olvido enseguida, veo los anónimos, múltiples ruidos de la ciudad, porque los ruidos se ven, y el camino de ag A pesar de todo, en realidad no se movió —corroboró el caballero siguiendo las líneas del cuaderno con el lápiz—, el Artista furioso, intentó golpearlo otra vez, el Estudiante juró que lo denunciaría en una carta anónima, la sesión ordinaria del Comité Central lo amonestó con severidad, y el Banquero lo llamó aparte para reprenderlo en voz baja, en una cueva de Alfama, Contamos contigo, la confianza de los camaradas es la misma pero tienes que disciplinarte y controlar la lengua, Antunes, y a medida que el revoluciona rio hablaba el Hombre, inclinado en la ventana, iba observando los tejados que bajaban hasta el río, el hervidero de abánicos en los palomares, el barro del margen con embarcaciones menudas en el espejo canceroso de los limos, pensando Lo ua de partida poblado de canoas, y lo que me apetece y nadie adivina es irme por él rumbo a la infancia hasta tumbarme, con un cigarrillo en los dedos, al lado del hijo del guardés en los bancales de Benfica, mirando las aspas del molino que se mueven sin prisa por encima de las acacias.
ANTONIO ANTUNES TRATADO DE LAS PASIONES DEL ALMA pag.54
Tenemos la obligación de recordar a los muertos. Esa es la ley fundamental. Si no los recordásemos, perderíamos el derecho a llamarnos humanos. ¿Me captas, Walt?
– Sí, señor, le capto. No pasa un día en que no piense en nuestros seres queridos y en lo que les hicieron. Sólo que...
– Sólo qué, Walt?
– Sólo que el tiempo pasa, y cometeríamos una injusticia con el mundo si no pensásemos también en nosotros
PAUL AUSTER MR. VERTIGO pag.54
Porque
en el más apartado límite irradia la belleza;
desde la más apartada lejanía irradia sobre el hombre,
alejada del conocimiento, alejada de la pregunta,
sin esfuerzo
ya sólo perceptible a la mirada,
la unidad del mundo establecida por la belleza,
fundada sobre el hermoso equilibrio de la supralejanía
que penetra todos los puntos del espacio, saciándolos con la lejanía,
y —simplemente demoníaca— disuelve no sólo lo más contradictorio
en la igualdad de rango y en la igualdad de importancia,
sino que —aún más demoníaca— en cada punto
colma también la lejanía del espacio con lejanía de edades,
detenida la balanza del flujo del tiempo en cada punto
una vez más su detención saturnal,
no eliminación del tiempo, pero sí su ahora eterno,
el ahora de la belleza, como si contemplándolo pudiera
el hombre, aun erguido y creciendo hacia arriba, volver a hundirse
en su escucha oscuramente tendida,
nuevamente tendida entre las profundidades del arriba y del abajo,
nuevamente una sola cosa con la mirada escucha, que envía,
como si la profundidad permitiera una nueva participación, que
libre de conocimiento y pregunta
en la edad primigenia y antes de ella pudiera prescindir del conocimiento y de la pregunta,
renunciando a distinguir el bien y el mal,
huyendo del deber humano de conocer,
huyendo a una nueva y por eso falsa inocencia,
HERMANN BROCH LA MUERTE DE VIRGILIO pag.54
Las páginas fotocopiadas se paran aquí, pero a ti ahora te importa sólo poder continuar la lectura. En alguna parte tendrá que encontrarse el volumen completo; tu mirada gira alrededor buscándolo pero se desalienta en seguida; en esta oficina los libros aparecen en forma de materiales brutos, piezas de recambio, engranajes para desmontar y volver a montar. Ahora comprendes la negativa de Ludmilla a seguirte; te asalta el temor de haber pasado también tú «al otro lado» y de haber perdido esa relación privilegiada con el libro que es sólo la del lector: el poder considerar lo que está escrito como algo terminado y definitivo, al que no hay nada que añadir o que quitar. Pero te consuela la confianza que Cavedagna sigue nutriendo en la posibilidad de una lectura ingenua, incluso aquí en medio.
El anciano redactor reaparece tras las cristaleras. Agárralo por una manga, dile que quieres seguir leyendo Mira hacia abajo donde la sombra se adensa.
— Ah, quién sabe dónde habrá ido a parar... Todos los papeles del caso Marana han desaparecido. Sus mecanogramas, los textos originales, cimbro, polaco, francés. Desaparecido él, desaparecido todo, de un día para otro.
— ¿Y no se ha sabido nada más de él?
— Sí, ha escrito... Hemos recibido muchas cartas... Historias que no hay quien se las crea... No se las voy a contar porque yo mismo estoy en ayunas. Habría que pasar horas leyendo toda la correspondencia.
ITALO CALVINO SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO pag.54
Se puede imaginar, no ciertamente por la calidad y condimento de los
manjares, sino por los nombres pomposos que les han puesto: arroz a la
Muley-Abbas, sardinas a la bayoneta, almendras de espingarda, vino del
Serrallo, higos del Morabito, pasas de Castillejos. En otra tienda se
juega pacíficamente al tresillo. En la inmediata, se pasa revista a óperas
enteras, cuyos dúos, y hasta las mismas arias, se cantan a coro. En la de
más allá, algunos hombres melancólicos duermen o velan en la cama desde
que se puso el sol. Pero en todas ellas, en medio del juego o de las
conversaciones más animadas, sobresaliendo entre el canto y las risas,
óyense constantemente los mismos dolorosos estribillos: ahora en mi casa;
el año pasado a estas horas; cuando yo era niño; si escapo de la guerra;
cuando vuelva a España; el día que me despedí; me escribe mi mujer; mi
padre, que esté en gloria; y lo demás que podéis figuraros.
Conque hagamos punto. Creo haber demostrado que también aquí ha sido
hoy día de Nochebuena. ¿Cómo no, si esto es ya territorio español, suelo
cristiano, patrimonio de Jesucristo.
PEDRO ANTONIO DE ALARCON DIARIO DE UN TESTIGO DE GUERRA EN AFRICA pag.54
Explicación de las extrañas palabras que la voz dirigió a Lanzarote
«Decidme ahora -le dice el anciano- ¿cómo os han ido las aventuras del Santo Grial?» Le cuenta y le explica las tres frases que le dijo la voz en la capilla cuando fue llamado piedra, madera e higuera. «Y, por Dios -continúa-, decidme el significado de estas tres cosas, pues no hay palabras. que yo desee saber tanto como éstas, por eso os ruego que me lo digáis, pues bien sé que conocéis la verdad.» Comienza entonces el hombre bueno a pensar durante un buen rato y, cuando habla, le dice: «Ciertamente, Lanzarote, me extraña que esas tres palabras os hayan sido dichas, pues habéis sido siempre de los hombres más maravillosos de este mundo y por eso se os dicen más palabras admirables que a los demás. Y ya que deseáis saber la verdad, os la diré a gusto; escuchad:
"Me habéis contado que se os dijo: Lanzarote, más duro que piedra, más amargo que madera, más inútil y vano que la higuera, vete de aquí.
CARLOS ALVAR DEMANDA DEL SANTO GRIAL pag.54
Y ahora una voz rota, abriéndose paso desde un disco gastado, proponiendo sin saberlo la vieja invitación renacentista, la vieja tristeza anacreóntica, un carpe diem Chicago 1929.
You so beautiful but you gotta die come day,
You so beautiful but you gotta die some day,
All I want’s a little lovin’ be fore you pass away.
De cuando en cuando ocurría que las palabras de los muertos coincidían con lo que estaban pensando los vivos (si unos estaban vivos y los otros muertos).You so beautiful. Je ne veux pas mourir sans avoir compris pourquoi j’avais vécu.Un blues, René Daumal, Horacio Oliveira, but you gotta die some day, you so beautiful but —Y por eso Gregorovius insistía en conocer el pasado de la Maga, para que se muriera un poco menos de esa muerte hacia atrás que es toda ignorancia de las cosas arrastradas por el tiempo, para fijarla en su propio tiempo, you so beautiful but you gotta, para no amar a un fantasma que se deja acariciar el pelo bajo la luz verde.
JULIO CORTAZAR RAYUELA pag.54
Sí. Dije que estaba cerca de la Casa del Pueblo, donde la estatua del leñador.
– ¿Y se marcharon?
– Sí, nos fuimos a cenar. Emma tenía hambre.
– Mi querida señora Magnus –dijo Sejer–, ¿pretende usted hacerme creer que llamó para denunciar el hallazgo de un cadáver y que la policía no le pidió que esperara hasta que acudiese?
– ¡Pero Dios mío, yo no soy responsable de los fallos que la gente comete en su trabajo! Sería un tío joven y sin experiencia, yo qué sé. ¡No es culpa mía!
– ¿Así que le pareció que se trataba de un hombre joven?
– No lo sé, no me fijo en esas cosas.
– Los artistas siempre se fijan en esas cosas –r eplicó Sejer secamente–. Son observadores, reparan en todo, captan todos los detalles. ¿No es así?
Ella no contestó. Apretó la boca tanto que parecía una fina raya en su rostro.
– Voy a decirle algo –dijo Sejer en voz baja–. No la creo.
– Es su problema.
– ¿Quiere que le diga por qué? –preguntó Sejer.
– No me interesa.
– Porque –prosiguió, bajando aún más la voz– ése es precisamente el tipo de llamada con el que sueñan todos, en medio de la larga y aburrida guardia de la tarde. El hallazgo de un cadáver. No hay nada que les entusiasme más, que les interese más, que un hombre muerto en el río una tarde cualquiera, entre conflictos vecinales, robos de coches y las roncas voces de los borrachos del calabozo. ¿Lo entiende usted?
– Ese sería una excepción, supongo.
– Me he encontrado con muchas cosas raras en mi institución –admitió Sejer, estremeciéndose con sólo pensarlo–, pero como esa nunca.
Ella se había detenido del todo y lo miraba obstinada.
– ¿Está pintando un cuadro? –preguntó de repente.
– Claro. Como ya sabe, vivo de eso.
Ella no se sentaba, por lo que él tampoco podía hacerlo.
– No debe de ser fácil.
KARIM FOSSUM EL OJO DE EVA pag.54
Discurriendo de este modo llegamos al castillo. El tejado aparecía
cubierto por un resplandor rojizo entre las tinieblas. De una de las
chimeneas salían chispas, formando haces, para caer en lluvia de oro bajo
un humo espeso y negro que ocultaba el firmamento. Ambos creímos que
las llamas devoraban el edificio. Mi buen maestro se mesaba sus cabellos y
sollozaba, exclamando:
— ¡Mi Zózimo, mis papiros y mis manuscritos griegos! ¡Socorro,
socorro! ¡Mi Zózimo!...
Volando más que corriendo por la gran avenida, sobre los charcos de
agua que reflejaban los resplandores del incendio, atravesamos el parque,
sepultado en una sombra espesa. Estaba en calma y desierto. En el castillo
todo parecía dormir. Oíamos el rugido del fuego al subir de dos en dos los
peldaños de la escalera, deteniéndonos a veces para observar la procedencia
de tan espantoso ruido.No había incendio alguno, pero sí un fuego terrible en un gran horno de
reverbero, que después supe se llamaba atanor. Toda aquella sala, bastante
espaciosa, estaba llena de botellas de vidrio, sobre las cuales serpenteaban
tubos de cristal en forma de pico de pato; retortas semejantes a rostros
mofletudos con narices como trompas; crisoles, matraces, probetas,
alambiques y vasos de formas desconocidas.
Mi maestro dijo, secándose el rostro, luciente como un ascua:
— ¡Ah, señor! Hemos creído que el castillo ardía como paja seca. A Dios
gracias, la biblioteca no se ha quemado. Pero veo que practicáis, caballero,
el arte espagírico.
— No os ocultaré —respondió el señor de Astarac— que en él he
realizado grandes progresos, sin hallar el thelema que dará perfección a mis
trabajos. En el momento mismo en que empujabais la puerta, recogía,
señores, el espíritu del mundo y la flor del cielo, que es la verdadera fuente
de juventud. ¿Entendéis algo de alquimia, señor Coignard
Y dirigiéndose a un viejo y desvencijado cofre, adosado a la pared, lo
abrió, sacando una moneda de cobre con la efigie del difunto rey, y nos
llamó la atención sobre una mancha redonda que la atravesaba de parte a
parte.
— Es el efecto de la piedra —d ijo—, que ha cambiado el cobre en plata.
Pero aquí no tiene gran importancia.
Dirigióse nuevamente al viejo cofre, sacando de él un zafiro del tamaño
de un huevo, un ópalo de una magnitud maravillosa y un puñado de
esmeraldas admirablemente bellas.
— Ved ahí —exclamó— algunas de mis obras, las cuales os demostrarán
suficientemente que el arte espagírico no es el delirio de un cerebro huero.
En el fondo de la taza en que estaban las piedras había también cinco o
seis diamantes pequeños, de los cuales no nos habló el señor de Astarac. Mi
buen maestro le preguntó si también eran obra suya.
ANATOLE FRANCE EL FIGON DE LA REINA PATOJA pag.54
Como la discusión se prolongaba sin ofrecer
mucha luz, y los bienaventurados no hacían otra
cosa que repetir siempre lo mismo, decidieron
consultar a Santa Catalina de Alejandría. Era lo
acostumbrado en casos difíciles. En la Tierra, Santa
Catalina había confundido a cincuenta doctores,
muy sabios, con su profundo conocimiento de la
filosofía de Platón, las Sagradas Escrituras y la
Retórica.
VII. CONTINUACION DE LA ASAMBLEA
Presentóse Santa Catalina en la asamblea con la
frente ceñida por una corona de esmeraldas, zafiros
y perlas. Vestía un traje de tisú de oro y llevaba al
costado una rueda resplandeciente.
Invitóla el Señor a que hablase, y dijo:
-Señor, para resolver el problema que os dignáis
someterme no estudiaré las costumbres de los
animales en general, ni siquiera las de las aves en
particular.Solamente haré notar a los doctores, confesores
y pontífices reunidos en esta Asamblea, que la
distinción entre el hombre y el animal no es
absoluta, puesto que existen monstruos que
proceden a la vez del animal y del hombre: tales son
las quimeras, mitad ninfas y mitad serpientes, las tres
gorgonas, los caprípedos, las estilas y las sirenas que
cantan en el mar y tienen busto de mujer y cola de
pescado. Tales son también los centauros, noble
raza de monstruos, uno de los cuales, no lo ignoráis,
guiado por las luces de la razón, supo encaminarse
hacia la beatitud eterna, y le habréis visto algunas
veces, entre nubes doradas, mostrar su pecho
heroico al encabritarse
LA ISLA DE LOS PINGUINOS ANATOLE FRANCE pag.54
El nacimiento de la moral cristiana
Encontramos la raíz «askein» (infra) una sola vez en todo el Nuevo Testamento, y puesta en boca de Pablo, ese hombre supuestamente calvo y patizambo, que además sufría crisis alucinatorias, tal vez de origen epiléptico. Pese a todo, y en total contradicción con el Evangelio, sus cartas nos atruenan con la mortificación, el aniquilamiento de los afectos, el odio al cuerpo. La sarx, la carne, aparece como el auténtico asiento del pecado. En el cuerpo no hay «nada bueno»; es un «cuerpo para la muerte» todo lo que quiere «significa muerte» y «enemistad contra Dios». El cristiano tiene que «atormentar y someter» «crucificar» y «matar» al cuerpo, y así sucesivamente.
Repetidamente, Pablo —quizás un impotente desde su infancia, o al menos un hombre repleto de complejos sexuales— combate la «lujuria» (porneia), el «vicio» las «obras de la oscuridad» las «orgías y bacanales» la «lujuria y los libertinajes» el «trato con gentes lujuriosas» a los «lujuriosos» a los «adúlteros» a los «libertinos y pederastas» —el Nuevo Testamento llama a los homosexuales «perros»—, «los actos de impureza, fornicación y libertinaje». Estos pecados están por encima de todos los demás. Luego ya vienen la idolatría, la hostilidad, la violencia, la desave-nencia y lo demás. Repetidamente se lee: «mortificad vuestros miembros apegados a lo terrenal, en los que habitan la lujuria, la inmoralidad, las pasiones, los malos deseos (...)». «¡Huid de la fornicación! Cualquier otro pecado que el hombre comete queda fuera de su cuerpo, mas quien fornica peca contra su propio cuerpo».
KARLHEINZ_DESCHNER HISTORIA SEXUAL DEL CRISTIANISMO pag.54
-¡Oh reina del cielo! Ahora tú seas aquella santa Ceres, madre primera
de los panes, que te alegraste cuando te halló tu hija, y quitado el manjar bestial
antiguo de las bellotas, mostraste manjar deleitoso, que moras y estás en las
tierras de Atenas; o ahora tú seas aquella Venus celestial, que en el principio
del mundo juntaste la diversidad de los linajes, engendrando amor entre ellos y,
acrecentando el género humano con perpetuo linaje, eres honrada en el templo
sagrado de Paphos, cercado de la mar; o ahora tú seas hermana del Sol, que
con tus medicinas amansando y recreando el parto de las mujeres preñadas,
criaste tantas gentes, y ahora eres adorada en el magnífico templo de Efeso; o
ahora tú seas aquella temerosa Proserpina a quien sacrifican con aullidos de
noche y que comprimes las fantasmas con tu forma de tres caras, y refrenándote
de los encerramientos de la tierra, andas por diversas montañas y arboledas y
eres sacrificada y adorada de diversas maneras; tú alumbras todas las ciudades
del mundo con ésta tu claridad mujeril, y criando las simientes alegres con tus
húmidos rayos, dispensas tu lumbre incierta con las vueltas y rodeos del Sol;LA DIOSA BLANCA,-
Las vocales no relatan una fábula, sino que caracterizan el progreso de Hércules
a lo largo de las cinco estaciones del año, simbolizadas por los cinco pétalos de la
cúpula del loto: Nacimiento, Iniciación, Casamiento, Descanso de los Trabajos y
Muerte:
ACHAIVA La Hilandera, un título de Deméter, la Diosa Blanca. (Compárese
también Acra en el mito romano de Hércules, y Aao. el coco griego
que devoraba a los niños recién nacidos.)
OSSA Fama. (También el nombre de una montaña sagrada de Magnesia y de
una colina sagrada en Olimpia.)
URANIA La Reina del Cielo. La palabra se deriva tal vez de auras, montaña, y
ana. reina. Pero Ura (aura) significa la cola de un león (consagrado a
Anatha, la diosa de la Montaña, Reina del Cielo), y como el león
expresa la ira con la cola, la palabra puede significar «La Reina con
Cola de León»; ciertamente, el nombre griego de la corona de áspid de
Egipto que llevaban los Faraones por derecho materno era «Uraeus»,
que significa «de
Cola de León», y el Aspid estaba consagrado a la misma diosa.
(H) ESUCHIA Reposo. La palabra ha sido abreviada probablemente en honor del dios
celta Esus, que aparece en un bajorrelieve galés recogiendo ramas
festivas, con la mano izquierda donde debía estar la derecha
IACHEMA Gritando o silbando.
GRAVES ROBERT LA DIOSA BLANCA pag.54
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