jueves, marzo 22, 2012

UN MAL DIA PARA EL AGUA

 

             

VLADIMIR NABOKOV-OBRAS COMPLETAS 272

El cochero Stepan, un anciano taciturno que iba vestido con un chaleco sin mangas
de terciopelo negro sobre una camisa rusa de color carmesí, llevaba la barba teñida
y mostraba un cuello muy moreno marcado por finas arrugas. A Peter le daba
vergüenza no hablar con él, sentado como estaba a su lado; y consecuentemente
fijaba su mirada en el varal central o en las huellas, mientras trataba de encontrar
una pregunta inteligente o una observación acertada. De tanto en tanto, uno de los
caballos hacía amago de levantar la cola, en cuya base tensa aparecía un bulbo de
carne hinchado, que se apretaba hasta dejar salir un globo pardo, luego otro, y más
tarde un tercero, tras lo cual los pliegues negros de la piel se volvían a cerrar y la
cola volvía a su sitio.

LA SOMBRA DE LA LUNA-M.M.KAYE  272

No era el cuerpo de una cabra blanca lo que yacía  sobre la piedra plana,ensangrentada y ennegrecida,al pie del brasero llameante,sino el cuerpo desnudo de un niño.Alex tuvo la fugaz visión de unos cabellos rubios y de una boca abierta en el ultimo grito de terror sobre el corte escarlata del cuello rajado.El niño no tendría más de tres o cuatro años y su cuerpecito aparecía sorprendentemente blanco sobre la oscura piedra y la roja sangre.

Roberto Bolaño

Los detectives salvajes  272

Según Hugh, él pensó que la intención del vigilante era zambullirse en el río. Pero lo más probable, dijo Hugh, era que se zambullera en una piedra, que en esa parte abundaban, o que tropezara contra el tronco caído de un árbol, o que terminara incrustado en algunos matorrales. Cuando llegaron abajo encontraron al vigilante sentado en la hierba, esperándolos. Y aquí viene lo más extraño, dijo Hugh, al acercarme por detrás él se dio la vuelta a gran velocidad y en menos de un segundo yo estaba en el suelo, el vigilante encima de mí y sus manos me apretaban la garganta. Según Hugh, todo fue tan rápido que ni tiempo tuvo para sentir miedo, pero lo cierto es que el vigilante lo estaba estrangulando y los dos españoles se habían alejado y no podían verlo ni escucharlo y además a él, con las manos del vigilante alrededor del cuello (unas manos tan diferentes a las que entonces teníamos Hugh y yo, llenas de cortes) no le salía ni un solo sonido de la garganta, no era capaz ni siquiera de gritar socorro, se había quedado mudo.

 

 

 

Leonie Swann
LAS OVEJAS DE
GLENNKILL            272

Después hurgó con el tenedor en
la ensalada y pinchó un minúsculo tomate entero: las ovejas se
quedaron asombradas; nunca habían visto un tomate tan pequeño.
Hasta los esmirriados tomates del huerto de George (nunca se le
había dado especialmente bien cultivar tomates) eran enormes en
comparación con aquellos minitomates. Pero olía como uno
grande. Y desapareció con una rapidez alarmante entre los
inmaculados dientes de la mujer de rojo.
Ahora que Beth había arrancado a hablar no había quien la
parara.
—No es un asesinato práctico, ¿comprende? No es de esos
que se ven por televisión, los que son por dinero o poder. He estado
pensando mucho en ello, y lo presiento. ¿Sabe?, yo reparto estos
cuadernillos, unos textos magníficos sobre la buena nueva, y
cuando una lleva haciéndolo lo bastante, adquiere un olfato especial
para los hombres. Puede que ellos se rían de mí, pero yo tengo
ese olfato.
La voz de Beth, que ya no sonaba como la voz de Beth,
temblaba. La mano de la mujer, que en ese momento se llevaba a
la boca dos tomatitos con el tenedor, no temblaba.
—Podría contarle cosas... Le diré que en este asesinato están

mezcladas las almas. La culpa. Quienquiera que lo haya cometido
sabía distinguir entre el bien y el mal, pero no tuvo el valor de
hacer el bien. Es horrible que alguien no tenga el valor de hacer el
bien, tan horrible que una quisiera coger un cuchillo y acabar con
la propia debilidad. Con un cuchillo, sí... Pero la debilidad sigue
ahí, y llega un momento en que uno no ve otra posibilidad que
aniquilar la fortaleza. Aniquilar aquello que no se puede alcanzar:
ése es el peor pecado del hombre. Dios me asista.

 

 

 

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