JAMES JOYCE-ULISES 142
Silenciosamente, en sueños, ella vino
después de muerta, su cuerpo consumido dentro
de la floja mortaja parda, exhalando perfume de
cera y palo de rosa, mientras su aliento,
cerniéndose sobre él, mudo y remordedor, era
como un desmayado olor a cenizas húmedas. A
través del puño deshilachado, vio el mar que la
voz robusta acababa de alabar a su lado como a
una madre grande y querida. El círculo formado
por la bahía y el horizonte cerraban una masa
opaca de líquido verdoso. Al lado de su lecho de
muerte había una taza de porcelana blanca,
conteniendo la espesa bilis verdosa que ella
había arrancado de su hígado putrefacto entre
estertores, vómitos y gemidos.
Buck Mulligan limpió la hoja de su
navaja.
¡Ah, pobre cuerpo de perro! —dijo con voz
enternecida—.
Sura 4 An-Nisa’ (Las Mujeres) 142
(34) LOS HOMBRES son responsables del cuidado de las mujeres en virtud de lo que Dios les ha
concedido en mayor abundancia a ellos que a ellas,42 y de lo que ellos gastan de sus bienes. Y
las mujeres virtuosas son las verdaderamente devotas, que guardan la intimidad que Dios ha
[ordenado] que se guarde.43
Pero a aquellas cuya animadversión44 temáis, amonestadlas [primero]; luego dejadlas solas en el
lecho; luego pegadles;45 pero si entonces os obedecen, no tratéis de hacerles daño. ¡Ciertamente,
Dios es en verdad excelso, grande!
44 El término nushus (lit., "rebelión" --traducido aquí por "animadversión") comprende todas aquellas
formas de comportamiento impropio y deliberado por parte de la esposa hacia el marido, o del marido
hacia su esposa, incluido lo que hoy se denomina "crueldad mental"; referido al marido, denota "malos
tratos" hacia su esposa, en el sentido físico (cf. versículo 128 de este sura). En este contexto, la "animadversión"
de la esposa implica un abandono deliberado y persistente de sus obligaciones matrimoniales.
45 Muchas Tradiciones auténticas dan testimonio de que el Profeta detestaba profundamente la idea de que
alguien pegara a su mujer, y dijo en más de una ocasión: "¿Acaso podría uno de vosotros golpear a su
mujer como golpearía a un esclavo, y luego se acostaría con ella por la noche?" Según otra Tradición
prohibe que se pegue a ninguna mujer con las palabras: "No peguéis a las siervas de Dios" (Abu Da’ud,
Nasa’i, Ibn Maya, Ahmad ibn Hanbal, Ibn Hisham y Hakim, tomado de Iyás ibn Abd Allah; Ibn Hibban,
tomado de Abd Allah ibn Abbas; y Baihaqi, tomado de Umm Kulzum). Se ha transmitido que cuando se
reveló este versículo que autorizaba a pegar a una esposa obstinada, el Profeta dijo: "Yo quería una cosa,
pero Dios ha dispuesto otra --y lo que Dios dispone tiene que ser lo mejor" (véase Manar V, 74). Aun así,
en el sermón que pronunció en la Peregrinación de la Despedida, poco antes de su muerte, estipuló que
sólo debería recurrirse a tal castigo corporal si la esposa "hubiera cometido una indecencia manifiesta", y
que debería hacerse "de forma que no causara dolor (gair mubarrih)"; las recopilaciones de Muslim,
Tirmidi, Abu Da’ud, Nasa’i e Ibn Maya contienen Tradiciones auténticas en este sentido. Todas las autoridades
destacan, basándose en estas Tradiciones, que tal castigo corporal, si es que debe imponerse,
debería tener un carácter más o menos simbólico --"con un cepillo de dientes o algo similar" (Tabari,
quien cita las opiniones de los juristas más antiguos), o aún "con un pañuelo doblado" (Rasi); y algunos
de los grandes juristas musulmanes (p.e., Ash-Shafii) lo consideraban como algo apenas permisible que, a
ser posible, debería evitarse: y se apoyan para esta opinión en los sentimientos personales del Profeta
acerca de este problema.
VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 142
Y más allá de la curva, sobre la acera —¡y de qué forma tan inesperada!—, la
fachada de un cine se arruga con diamantes. Dentro, en su pantalla rectangular y
pálida como la luna, se ve a unos mimos más o menos hábiles: la inmensa cara de
una joven, con trémulos ojos grises y labios negros cruzados verticalmente por
grietas relucientes, se acerca desde la pantalla, y no deja de crecer mientras detiene
sus ojos contemplando la nada de la sala oscura, y una maravillosa lágrima, brillante
y larga se desliza por una de sus mejillas. Y en alguna ocasión (¡momento celestial!)
aparece incluso la vida de verdad, ignorante de que está siendo filmada: un grupo
de gente que asoma por azar, unas aguas que brillan, un árbol que cruje silenciosa
aunque perceptiblemente.
GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA, 142
la antigua religión druídica basada en el culto del roble será
desalojada por el cristianismo, y la puerta -el dios Llyr- languidecerá olvidada en el
Castillo de Arianrhod, la Corona Borealis.
Esto nos ayuda a comprender la relación que existía en Roma entre Jano y la
Diosa Blanca Cardea, mencionada al final del capítulo IV como la diosa de los Goznes
que fue a Roma desde Alba Longa. Ella era el gozne sobre el que giraba el año -el año
latino antiguo, no el etrusco- y su importancia como tal consta en el adjetivo latino
cardinalis -se dice que algo tiene una «importancia cardinal»- que se aplicaba también a
los cuatro vientos principales; pues hasta la época clásica se consideraba que los vientos
se hallaban bajo la dirección única de la Gran Diosa. Como Cardea gobernaba el Gozne
Celestial detrás del Viento Norte, alrededor del cual, como explica Varrón en su De Re
Rustica, gira la piedra molar del Universo
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