jueves, septiembre 27, 2012

EL JEFE DEL MUNDO

 

    

 

PRISIONERO DEL CIELO-RUIZ ZAFON   128

Su escalada había sido imparable. A partir de 1944 había encadenado cargos y nombramientos oficiales de creciente relevancia en el mundo de las instituciones académicas y culturales del país. Sus artículos, discursos y publicaciones empezaban a ser legión. Cualquier certamen, congreso o efeméride cultural que se preciase requería de la participación y presencia de don Mauricio. En 1947, con un par de socios, creaba la Sociedad General de

Ediciones Ariadna con oficinas en Madrid y Barcelona, que la prensa se afinaba en canonizar como la «marca de prestigio» de las letras españolas.

En 1948, esa misma prensa empezaba a referirse habitualmente a Mauricio Valls como «el más brillante y respetado intelectual de la nueva España». La auto-designada intelectualidad del país y quienes aspiraban a formar parte de ella parecían vivir un apasionado romance con don Mauricio. Los reporteros de las páginas culturales se deshacían en elogios y adulaciones, buscando su favor y, con suerte, la publicación en su editorial de alguna de las obras que guardaban en un cajón para poder así entrar a formar parte del paraninfo oficial y saborear algunas de sus preciadas mieles, aunque fuesen migajas

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS          128

¿Yo...? Vivo con la pasión
de aquel ensueño remoto,
que he guardado como un voto,
ya viejo, del corazón.
Y sé en mi amarga obsesión
que mi cabeza, cansada
caerá, recién, libertada
de la prisión de ese ensueño
¡cuando duerma el postrer sueño
sobre la postrer almohada!

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos              128
-El pobre Bachmann estaba
fláccido como una muñeca de trapo y no paraba de meterse los dedos en los oídos.
No dejaba de gritar como si alguien le estuviera haciendo cosquillas. «¡Parad de
hacer ese ruido! ¡Ya vale, ya vale de música!» No puedo concebir qué es lo que le
produjo semejante shock.

 

Robert Graves
La Diosa Blanca   128

En las Leyendas de Nuestra Señora María etiópicas, traducidas por Bridge, se
expone claramente la teoría gnóstica. Hannah, el «Tabernáculo del Testimonio de
cuarenta columnas» que era la madre de la Virgen Marta, pertenecía a una tríada de
hermanas, las otras dos de la cual eran otra María y Sofía. «La Virgen descendió por
primera vez al cuerpo de Set, brillando como una perla blanca.» Luego entró
sucesivamente en Enos, Cainan... Jared, Enoch, Matusalén, Lamech, Noé...
Abrahán, Isaac, Jacob... David, Salomón... y Joaquín. «Y Joaquín dijo a su esposa
Hannah: `Vi el Cielo abierto y un ave blanca descendió de él y revoloteó sobre mi
cabeza. Ahora bien, esta ave existía en la Antigüedad... Era el Espíritu de Vida en la
forma de un ave blanca y... se encarnó en el vientre de Hannah cuando la perla salió
de los lomos de Joaquín y... Hannah la recibió, o sea el cuerpo de nuestra Señora
María. La perla blanca es mencionada por su pureza, y el ave blanca porque el alma
de María existía en otro tiempo con el Anciano de los Días... Por tanto, el ave y la
perla son semejantes e iguales.» Desde el cuerpo de María, la perla, el ave blanca del
espíritu, penetró en Jesús en el bautismo.

James Joyce
Ulises                   128

Una comitiva a trote corto a lo largo de Pembroke Quay pasaba, los batidores botando, botando en sus,
en sus monturas. Levitas. Parasoles color crema.
Mr. Keman apretó el paso, resoplando convulsionadamente.
¡Su Excelencia! ¡Lástima! Me lo perdí por los pelos. ¡Maldita sea! ¡Qué pena!
Stephen Dedalus observaba por el escaparate telarañoso los dedos del lapidario comprobando una cadena
desgastada por el tiempo. El polvo entamaba el escaparate y las bandejas de la vitrina. El polvo oscurecía
los atareados dedos de uñas buitreras. El polvo dormía sobre espirales mates de bronce y plata, losanges de
cinabno, sobre rubíes, piedras desmochadas y vinoscuras.
Nacidos todos en la oscura tierra agusanada, motas frías de fuego, malditas, luces brillando en la oscuridad.
Adonde los arcángeles caídos arrojaron las estrellas de sus frentes. Enfangados hocicos de puercos,
manos, hozan y hozan, las gafan y arrancan.
Ella baila en sombras inmundas donde goma arde con ajo. Un marinero, barbaherrumbroso, sorbe ron de
un tazón y la ojea. Una larga brama silenciosa en el mar alimentada. Ella baila, corcovea, meneando sus
nalgas cerdunas y las caderas, con un huevo de rubí palpitando en su panza carnosa.

L a condición humana: Cubierta André Malraux     128

no me gusta que las mujeres a quienes amo sean besadas por los demás.
La frase hizo brotar en Kyo todo el sufrimiento que había olvidado: se sintió, de pronto, separado
de Chen. Habían llegado al río. Chen cortó la cuerda de una de las canoas amarradas, y abandonó la
orilla. Kyo no le veía ya; pero oía el chapoteo de los remos, que dominaba, a intervalos regulares, la
ligera resaca del agua contra las márgenes. Conocía a los terroristas. No se planteaban problemas.
Formaban parte de un grupo: insectos matadores, vivían de su unión en una estrecha colectividad
trágica. Pero, Chen... Continuando su pensamiento, sin cambiar de paso, Kyo caminaba en dirección
al puerto. «Su barca será detenida a la salida...» Llegó hasta unos grandes edificios guardados por el
ejército, casi vacíos en comparación con el de la Internacional. En los corredores, los soldados
dormían o jugaban a les trente-six bêtes.

El crímen de un académico Anatole France   128

Sin duda padecía una fiebre muy alta, porque la señorita Préfére, los abates de Saint-
Germain-des-Prés y el mozo de comedor de la señora de Gabry se le aparecieron en formas
fantásticas. Principalmente el mozo de comedor, gesticulaba y se alargaba sobre mi cabeza
como una gárgola de catedral. Creí ver mucha gente, demasiada gente en mi habitación.

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