miércoles, noviembre 13, 2013

BELLEZA.

 

 

                  

RHADOPIS, LA CORTESANA NAGUIB MAHFUZ   

Se entregaron al ensueño durante un buen rato, hasta que se
despertaron por un extraño suceso que los arrebató de sus sueños: algo
cayó en el regazo del rey desde arriba. Se puso de pie de un salto y los

dos hombres lo siguieron. El objeto se le cayó a los pies. Era una
sandalia dorada. Miraron hacia arriba, extrañados, y vieron un águila
grande volando por el jardín, encima de sus cabezas, emitiendo un
graznido espantoso. Les lanzaba unas miradas inflamadas de cólera a
través de unos ojos penetrantes; luego agitó violentamente las alas y
voló muy lejos.
Volvieron a mirar la sandalia. El rey la recogió con su propia
mano y se puso a examinarla con curiosidad. Los dos hombres miraron
la sandalia e intercambiaron miradas de extrañeza, asombro y miedo.
El rey siguió examinándola, luego observó:
-Esta es, sin duda, una sandalia de mujer. ¡Qué bonita! ¡Y qué
cara!
Tahu preguntó, mientras devoraba la sandalia con la vista:
-¿La habrá robado el águila?
El rey contestó sonriendo:
-Mi jardín no tiene árboles en los que crezca una planta tan
bonita como ésta.
Sufajatib intervino:

-La gente del pueblo, señor, cree que el águila adora a las
hermosas y que rapta a las vírgenes que le gustan y se las lleva volando
a las cimas de las montañas. Quizá este águila vino a Manaf por amor y
compró estas sandalias para su amada; pero se le cayó de entre las
garras por mala suerte, y vino a parar a los pies de mi señor.
El rey lo contemplaba alegre y alterado.
-¿Cómo la habrá robado? -preguntó-. Me temo que haya sido
de alguna de las mansiones del cielo.
Sufajatib volvió a intervenir:

-O de alguna mansión de la tierra, señor. Alguien las habrá
dejado junto a la ropa, a la orilla de alguna alberca, para bañarse, y el
águila la habrá robado.
-Y me la ha arrojado a mi. ¡Qué extraño! Es como si conociera
mi debilidad por las hermosas.
Sufajatib sonrió de forma significativa y exclamó:
-Que los dioses os otorguen felicidad, señor.
Los sueños asomaron a los ojos del rey. Sus facciones
sonrieron, su frente se alisó y sus mejillas se contrajeron. No cesaba de
mirar la sandalia, preguntándose: ¿quién será la dueña? ¿Cómo será?
¿Será tan bella como su sandalia? ¿Sabrá que su sandalia ha caído en el
regazo del rey? ¿Qué destino habrá hecho que él sea el destinatario? Su
mirada tropezó con una imagen grabada en el fondo, y exclamó
mostrándola:
-¡Qué bello es este retrato! Es un hermoso jinete que ofrece su
corazón en la palma de la mano como regalo.

Esta frase fue escuchada con gran atención por los dos
hombres. Sus ojos brillaron un instante. Miraron la sandalia con gran
atención y Sufajatib preguntó:
-¿Me permitís, señor, que coja la sandalia un momento?
Se la dio. El ujier mayor la miró, al igual que Tahu; luego se la
devolvió al rey diciendo:
-Mi intuición acertó, señor. Esta sandalia es de Rhadopis, la
conocida beldad de Biya.
-¡Rhadopis! ¡Qué nombre tan bonito! ¿Quién será la dueña?
La angustia se apoderó de Tahu. Bajó los ojos y dijo:
-Es una bailarina, señor, conocida por toda la gente del sur.
El faraón sonrió:

-¿Es que nosotros no somos del sur? Es verdad que los reyes
pueden atravesar el horizonte con la mirada, pero se les pasan, a veces,
las cosas que tienen bajo su sombra.
La angustia de Tahu aumentó. El rostro se le demudó:
-Señor, es una mujer cuya puerta ha franqueado toda la gente
de Abu, Biya y Bilaq.
Sufajatib comprendía los temores de su amigo. Con sonrisa
vaga y maliciosa, sentenció:
-De todas formas, es una imagen femenina que los dioses
han elegido como modelo por sus facultades y sus nalgas.

 

 

EL SUTRA DEL LOTO

El Buda emitió desde su entrecejo un filamento de luz blanca que iluminó diciochomil mundos hacia el este,sin omitir ninguno de ellos y llegando abajo a los infiernos Avichis y hasta arriba a los cielos Akanishthas.Desde este mundo se vieron todos los seres vivientes en los seis destinos  y todos los Budas presentes en esas tierras,y se oyeron todos los Sutras y Dharmas pronunciados por los Budas

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