El meridiano de Paris y El santuario de María Magdalena
Por la isla de la Dragonera pasa el antiguo meridiano de París. Mucha gente cree que se trata de una simple linea imaginaria. Pero no es del todo cierto. El meridiano de París es una línea de fuerza telúrica que ya antiguamente había sido utilizada por los celtas para la ubicación de sus centros de culto, sus ciudades, sus rituales y sus lugares sagrados. Lo interesante de todo esto es la relación que encontramos entre la Dragonera y el meridiano de París, y eso se lo debemos a la figura de François Arago.
El Meridiano de Paris pasa por infinitas localidades, tantas como uno quiera encontrar. Pero hay una determinada zona de la geografía del sur de Francia que nos llamó profundamente la atención. El Languedoc-Rosellon, una zona llena de belleza y misterio, tierra de Templarios y de Cátaros (con los que ya habíamos trabajado una vez), naturaleza exuberante y misticismo. Además hay que decir que Mallorca ha estado históricamente muy vinculada a dicha zona. Ya teníamos un firme candidato a explorar.
Nuestros ojos se posaron en la zona comprendida entre las poblaciones de Rennes-le-Château y Rennes-le-Bains por ser ésta la zona de paso del Meridiano de París. Simplemente habíamos seguido el rastro de los sincronismos para aterrizar en tierra que rezuma misticismo por todas partes, con un vínculo muy fuerte con los cátaros y los templarios y sobre todo por su veneración a Maria Magdalena. La zona ha sido desde tiempos antiquísimos zona de culto y rituales por las tribus celtas que lo habitaban. Se trata de un santuario a la madre Tierra… a Ishtar, Isis, Venus, Afrodita, María Magdalena… ha tenido muchos nombres y una sóla gran verdad: Es la energía femenina en su más pura esencia.
El lugar nos llamaba tanto la atención que decidimos llevar a cabo los trabajos en persona. Esta decisión implicaba prepararse con mucha antelación y conocer de cerca los detalles de lo que nos podíamos encontrar, especialmente en la localidad de Rennes-le-Château, del cual habíamos leído historias oscuras y nada agradables. Había que ser prudentes, discretos y muy eficaces a la hora de ejecutar los trabajos. Ya sabemos que las energías telúricas de la Tierra se pueden aprovechar tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Los templos y santuarios pueden ser usados para fines totalmente opuestos. Este era el caso de la pequeña localidad de Rennes-le-Château en donde iba a ser necesario reinstaurar el poder de la energía femenina que antaño había sido manipulada y doblegada.
Nuestro trabajo se enfocó nuevamente en forma de Trinidad, buscando, saneando y uniendo tres puntos en la zona del Languedoc, para posteriormente unirlos al chakra corona de Mallorca. Esos tres puntos fueron Nebias, Rennes-le-Chateau y Rennes-le-Bains.
el poder de la energía femenina en la provincia de Aude. Foto Rennes-le-Chateau
Isla Dragonera
La isla Dragonera (Sa Dragonera en catalán) es un islote perteneciente al archipiélago de las Baleares, España. Se encuentra situada al oeste de la isla de Mallorca y está protegida como espacio natural con la categoría Parque natural. Se cree que su nombre procede del vocablo latino Traco-traconis (traconaria, Dragonera) que significa "hendidura en la tierra, resquebrajamiento, pasos subterráneos" haciendo referencia a la hendidura con agua dulce en una cueva de la isla, y no - en contra de lo que parece- a "Dragones" (que es el nombre que se da a las lagartijas en Baleares). Tiene una longitud de 3.200 metros y una anchura de quinientos, con un relieve muy escarpado e irregular, con su pico más alto, el llamado Na Pòpia, a unos 360 metros de altitud.
Según los historiadores, se debe el origen de este poblado a la construcción de una fortaleza sobre el terreno que antes ocupara un antiguo oppidum ("plaza fortificada") celta, con la intención de proteger a Rhedae, la próspera ciudad fundada por los visigodos a mediados del cuatrocientos y que se extendía por todo el valle, a lo largo de un área aproximada de cuarenta hectáreas. No resulta difícil comprobar que ese mismo espacio que antiguamente ocupaba la fortificación, es el que establece los actuales márgenes de la villa.
Sobre el procedencia del topónimo que daba nombre a la ciudad se ha sugerido que está basado en la transcripción en latín tardío del término godo Raida, que significaba carro. Y, muy posiblemente, se esté en lo cierto, pues existe la constancia de que la zona sirvió de base para los bárbaros germánicos, acostumbrados a disponer sus campamentos con sus cuádrigas o carros formando círculos.
François Bérenger Saunière,
Poco después de su llegada a Rennes-le-Château, el 4 de octubre de 1885, y unos días antes de las elecciones, pronunciaría un discurso profundamente monárquico, a favor de los Borbones, que le acarreó como consecuencia la retirada de su sueldo por el gobierno republicano.
Saunière acomete las obras de restauración de la iglesia de Santa María Magdalena. Comenzó por la parte más esencial de un templo: el altar. Se trataba de una mesa de piedra que descansaba sobre dos pilares visigóticos. Según las declaraciones de algunos de los testigos, (entre los que se encontraban los albañiles y dos monaguillos), al levantar la piedra descubrieron que uno de los pilares estaba hueco y que contenía en su interior cuatro pergaminos envueltos en tubos de madera sellados.
VIAJE A PARIS
tras el caluroso recibimiento dispensado por la sociedad artística parisina, permaneció durante varias semanas en la capital, dando pábulo a los rumores sobre su relación sentimental con Emma Calvé, que a decir de algunos de sus contemporáneos estaba profundamente obsesionada con Saunière. Fuera esto último cierto o no, su amistad perduró durante muchos años, en los que la diva realizó numerosas visitas a Rennes-le-Château.
Uno de los sucesos más extraños está relacionado con la profanación del sepulcro de Marie de Nègre d'Ables, esposa del marqués François Hautpoul de Blanchefort. Esta tumba, que se hallaba en el camposanto de la iglesia, había sido diseñada, un siglo antes, por el padre Antoine Bigou, que supuestamente era el autor de dos de los manuscritos.
hizo construir en las lindes de la antigua muralla una torre cuadrada de dos pisos en estilo neogótico, rematada con almenas y una sobresaliente atalaya orientada hacia el valle, la Torre Magdala. Estaba destinada a albergar la fastuosa biblioteca de Saunière, compuesta por más de un millar de ejemplares de lujosa encuadernación y acomodados en una librería hecha ex profeso con maderas de la mejor calidad.
En cuanto al abad Henri Boudet, nos encontramos con un personaje extremadamente peculiar; sobretodo si atendemos al contenido de alguna de las obras que publicó durante su vida. Quince años mayor que Saunière, su imagen pública nos dice bien poco acerca de su persona, salvo que vivía con su madre y su hermana en Rennes-les-Bains, repartiendo sus labores entre la iglesia y la huerta. No obstante, tras esta imagen apacible, se escondía un estimable erudito en temas lingüísticos y arqueológicos que, al igual que Saunière, ocupaba su tiempo libre en recorrer la zona excavando y removiéndolo todo de forma inexplicable. Resulta curioso saber, —y en esto también coincide con el abad de Rennes-le-Châteu—, su empeño en falsear algunas de las lápidas que se hallaban en el camposanto de su parroquia, entre ellas, la de su predecesor que, ¡cómo no!, mostraba raras inscripciones.
Pero lo paradójico del caso se encuentra en su obra "La vraie Langue Celtique et Le Cromleck de Rennes-les-Bains". Salvo que se trate de un ejemplo claro de precursor del surrealismo o de un bromista, nadie encuentra una explicación lógica al contenido de este libro; al menos, tomado al pie de la letra. Para empezar, no existe ningún cromlech en Rennes-les-Bains, ni nada que se le parezca; y es impensable que un experto en arqueología hubiera podido confundir cualquier otro resto con este tipo de construcción.
En cuanto a la tesis fundamental del libro, la verdadera lengua celta, raya en el más puro disparate, si no es producto de una profunda crisis mental.
En ella sostiene Boudet que la lengua primitiva de la humanidad es el inglés y que todos los demás idiomas y lenguas, desde el sánscrito hasta el español, desde el más antiguo hasta el más moderno, proceden de ella. Para demostrar su teoría, salpica el libro de una serie de ejemplos delirantes, a cual más absurdo. Sin embargo, no existe ninguna constancia de que el abate de Rennes-les-Bains sufriera en su vida algún trastorno cerebral; muy al contrario, algunos de sus trabajos lingüísticos fueron publicados en revistas científicas, recibiendo numerosas felicitaciones académicas.
Llegados a este extremo, surge ante nosotros un título revelador y que nos pondrá sobre la verdadera pista de las intenciones de Boudet. Se trata del "Discurso para probar la antigüedad de la lengua inglesa" de Jonathan Swift, famoso por las aventuras de su personaje Gulliver. Esta obra humorística está escrita, según nos revelará el propio autor, utilizando un peculiar «art of punnig», es decir, un juego de palabras, que consiste en utilizar términos aparentemente inconexos, pero que al ser leídos en voz alta, gracias a su similitud de sonido, adquieren un sentido coherente. Es entonces cuando comprendemos que el mismo abate Boudet nos había revelado la solución al afirmar en distintas páginas de su libro que utilizaba la lengua púnica; pero no la de Cartago, sino la de Swift.
Se trata pues de un libro escrito en clave, con un sistema lo suficientemente enrevesado como para no ceñirse a un sólo idioma. Desconociendo sus reglas, descifrarlo se vuelve una tarea casi imposible. Pero, a pesar de ello, podemos conocer cual es la intención de la obra; el propio Henri Boudet nos lo dice: «Penetrar en el secreto de una historia local por la interpretación de un nombre compuesto en una lengua desconocida». En pocas palabras: en cualquier texto, en cualquier inscripción (¿los pergaminos?, ¿las lápidas?) puede encontrarse oculto el secreto de una historia.
PAR CE SIGNE TU LE VAINCRAS
(CON ESTE SIGNO VENCERÁS)
Y ese es precisamente el signo que realizan sobre su frente los fieles al mojar sus dedos en el agua bendita: el signo de la Cruz.
Sin perjuicio de que se trate de una errata del grabador, el añadido de la palabra «le» supone para algunos estudiosos algo más que una mala traducción, estableciendo que está compuesta precisamente por las letras 13ª y 14ª de la Cábala, que juntas componen la fecha, 1314, en que fue ajusticiado en la hoguera el Gran Maestre de la Orden Templaria, Jacques de Molay.
Sobre las paredes del templo, se observan las pinturas que representan las estaciones del Vía Crucis. Junto al curioso detalle de que han sido colocadas en sentido inverso, llegamos a observar que presentan una serie de inconsistencias, algunas verdaderamente obvias. Como ejemplo, citemos dos de ellas: En la 8ª estación aparece un niño vestido con una falda de tejido escocés, lo que podría interpretarse como una referencia al rito masónico. Por otro lado, en la decimocuarta, se representa el entierro de Jesús, pero con la particularidad de que está envuelto por un cielo nocturno, es decir, mucho tiempo después de la hora que se señala en la Biblia. ¿Se trataba tal vez de insinuar que en vez del entierro, lo que se representaba era el rescate de un Jesús moribundo, pero aún no fallecido, de la tumba cedida por José de Arimatea? Si así fuera, y siguiendo en la dirección normal del deambulatorio, tendría sentido encontrarse después con la imagen de la Cena.
Las incongruencias son múltiples en todo el conjunto. Tantas, que inquietaron al propio obispo de Carcasona. En cambio, nada tuvo que objetar sobre las repetidas apariciones de cruces adornadas con rosas y otras figuras que podrían hacer clara referencia a la Orden Rosacruz.
Quizás, precisamente ahí, en el velado sentido del rompecabezas de Santa María Madalena se encuentre la verdadera pista respecto al contenido o el carácter del tesoro que supuestamente encontró Bérenger Saunière, párroco de Rennes-le-Château."
Sir Charles Stuart ingresó con todos los honores en la Orden Militar del Baño y fue nombrado gobernador de Menorca. Pero, por motivos de salud, a mediados de 1799, regresó a Inglaterra. Su sucesor en la gobernación de la isla, el general St. Clair Erskine, mostró un gran interés en reforzar las defensas y, por ello, solicitó al almirante Horatio Nelson-reciente vencedor de los franceses en Abukir- que, con parte de sus navíos, se desplazara desde Sicilia a Menorca. Solicitud que Nelson satisfizo, enviando al contraalmirante Sir Thomas Duckworth con seis navíos de línea. Según las malas lenguas, Nelson no quiso trasladarse a Menorca con toda la flota para no alejarse de su amante, Lady Hamilton.
Finalmente, sin poder alegar más excusas, Nelson, a bordo del Toudroyant, un navío apresado a los franceses, arribó a Mahón el 12 de octubre de 1799. El Almirantazgo había dado instrucciones a Nelson para que reuniera en ese puerto una flota adecuada para batir a una poderosa escuadra francesa, que se hallaba frente a Finisterre. Pero días más tarde, se supo que la supuesta escuadra francesa no eran sino barcos españoles refugiados en Ferrol, por lo que la operación fue cancelada.
En Menorca, Nelson pidió a Erskine que le cediera 2.000 hombres para colaborar en la expulsión de los franceses de la isla de Malta, solicitud que el general inglés rechazó rotundamente y, en vista de ello, el malhumorado gran almirante preparó su urgente regreso a Palermo. Pero una fuerte tormenta, con huracanados vientos del noroeste, le retuvo hasta el 18 de octubre. Durante aquellos seis días, Nelson se alojó en la casa predial de San Antonio, también conocida como Golden Farm o Quinta de Oro -hoy día inevitable atracción turística de Menorca- y, según cuentan las crónicas, se dedicó a poner al día su correspondencia y a resolver asuntos pendientes, como el consejo de guerra del día 15 contra un marinero acusado de robo, que fue condenado a muerte y ahorcado en la arboladura de su navío. El día 18 de octubre partió hacia Palermo. Cuatro meses después, el 18 de febrero de 1800, Nelson colaboró con el almirante Keith en la victoria sobre la flota francesa en Malta y pronto llegarían sus días de gloria y muerte enCopenhague, Tolón y Trafalgar. Respecto a su estancia en Menorca, por más que la romántica tradición quiera imponerlo, es falso que le acompañara su amante, Lady Hamilton.
Finalmente, sin poder alegar más excusas, Nelson, a bordo del Toudroyant, un navío apresado a los franceses, arribó a Mahón el 12 de octubre de 1799. El Almirantazgo había dado instrucciones a Nelson para que reuniera en ese puerto una flota adecuada para batir a una poderosa escuadra francesa, que se hallaba frente a Finisterre. Pero días más tarde, se supo que la supuesta escuadra francesa no eran sino barcos españoles refugiados en Ferrol, por lo que la operación fue cancelada.
En Menorca, Nelson pidió a Erskine que le cediera 2.000 hombres para colaborar en la expulsión de los franceses de la isla de Malta, solicitud que el general inglés rechazó rotundamente y, en vista de ello, el malhumorado gran almirante preparó su urgente regreso a Palermo. Pero una fuerte tormenta, con huracanados vientos del noroeste, le retuvo hasta el 18 de octubre. Durante aquellos seis días, Nelson se alojó en la casa predial de San Antonio, también conocida como Golden Farm o Quinta de Oro -hoy día inevitable atracción turística de Menorca- y, según cuentan las crónicas, se dedicó a poner al día su correspondencia y a resolver asuntos pendientes, como el consejo de guerra del día 15 contra un marinero acusado de robo, que fue condenado a muerte y ahorcado en la arboladura de su navío. El día 18 de octubre partió hacia Palermo. Cuatro meses después, el 18 de febrero de 1800, Nelson colaboró con el almirante Keith en la victoria sobre la flota francesa en Malta y pronto llegarían sus días de gloria y muerte enCopenhague, Tolón y Trafalgar. Respecto a su estancia en Menorca, por más que la romántica tradición quiera imponerlo, es falso que le acompañara su amante, Lady Hamilton.
Al fondo el conocido como The Golden Farm, un edificio rico en historia y donde la leyenda dice que tuvo un encuentro amoroso entre el famoso Almirante Nelson y Lady Hamilton.
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