jueves, abril 30, 2015

AMOR DE NUBE.

 


La reina de los cuatro nombres


Olimpia (375 a. C. – 315 a. C.) fue la esposa principal del rey Filipo II de Macedonia y madre de Alejandro Magno.
Políxena, Mirtale, Olimpia y Estratonice.
 Alejandro todavía era muy pequeño cuando ella le dio a entender que Filipo no era su padre. Acontecimientos posteriores demuestran que, cualquiera que fuese el misterio que Alejandro creyó que rodeaba su nacimiento, él lo consideraba sobrenatural.
En aquellos tiempos la vida cotidiana gozaba de poca intimidad, incluso en el caso de los grandes. Por eso resultaba significativo que, pese a las acusaciones que Olimpia provocó, nunca se mencionara a nadie como su amante.
Cuando Alejandro toma el título de faraón, de gran rey de Persia o exige que se le trate como a un dios; cuando Filipo huye al creer verla con Zeus transformado en serpiente que se enreda entre las piernas; cuando, siendo ya una anciana sexagenaria, los soldados de Casandro se niegan a ejecutarla, están (de)mostrando indirectamente el gesto, la actitud y el pensamiento de esta mujer feroz y mística al mismo tiempo. La vida de la «reina de los cuatro nombres» no es sino la manifestación de su deseo de pertenecer a algo trascendente que la hizo refugiarse en sus creencias y supersticiones para tocar, siquiera de manera tangencial, el trozo de infinito que le correspondía.
Según Plutarco, Olimpia mantuvo a su alrededor las serpientes domesticadas del culto tracio primitivo. Es posible que sufriera alucinaciones autoinducidas. Plutarco describe que, la noche anterior a la consumación de su matrimonio, Olimpia soñó que un rayo caía sobre su vientre, y encendía un gran fuego. Después del matrimonio, Filipo también soñó que ponía un sello en el vientre de su esposa, que contenía el dibujo de un león. La interpretación de Aristandro fue que Olimpia estaba embarazada de un hijo, cuya naturaleza era como la de un león.
http://es.wikipedia.org/wiki/Olimpia_de_Epiro

Alejandro tenía el hábito de inclinar ligeramente la cabeza sobre el hombro derecho, era físicamente de hermosa presencia, de baja estatura con cutis blanco, cabello ondulado de color castaño claro y ojos heterócromos (el izquierdo marrón y el derecho gris), que no se sabe si eran así de nacimiento o como consecuencia de un traumatismo craneal.


El día del nacimiento de Alejandro estuvo signado por un suceso extraño: el incendio del templo de Artemisa en Efeso ciudad del Asia Menor, en la actual Turquía 
Artemisa era, entre otras cosas la diosa griega de la caza y los bosques, y su templo se consideraba una de las siete maravillas del mundo.
Resultado de imagen de templo de artemisa

Al oír hablar sobre Diógenes, Alejandro Magno quiso conocerlo. Así que un día en que el filósofo estaba acostado tomando el sol, Alejandro se paró ante él.

Diógenes se percató también de la presencia de aquel joven espléndido. Levantó la mano como comprobando que, efectivamente, el sol ya no se proyectaba sobre su cuerpo. Apartó la mano que se encontraba entre su rostro y el del extraño y se quedó mirándolo.
 "He oído de ti Diógenes, de quienes te llaman perro y de quienes te llaman sabio. Me place que sepas que me encuentro entre los últimos y, aunque no comprenda del todo tu actitud hacia la vida, tu rechazo del hombre virtuoso, del hombre político, tengo que confesar que tu discurso me fascina".

Diógenes parecía no poner atención en lo que su interlocutor le comunicaba. Más bien comenzaba a mostrarse inquieto. Sus manos buscaban el sol que se colaba por el contorno de la figura de Alejandro Magno y cuando su mano entraba en contacto con el cálido fluir, se quedaba mirándola encantado.

- “Quería demostrarte mi admiración", dijo el emperador. Y continuó: "Pídeme lo que tú quieras. Puedo darte cualquier cosa que desees, incluso aquellas que los hombre más ricos de Atenas no se atreverían ni a soñar".

- “Por supuesto. No seré yo quien te impida demostrar tu afecto hacia mí. Querría pedirte que te apartes del sol. Que sus rayos me toquen es, ahora mismo, mi más grande deseo. No tengo ninguna otra necesidad y también es cierto que solo tú puedes darme esa satisfacción”

Mas tarde Alejandro comentó a sus generales: "Si no fuera Alejandro, me hubiera gustado ser Diógenes."

 Diógenes creía que el aire era la fuente de todo lo que existe, y que el resto de sustancias derivan de la condensación y la rarefacción. Su avance más importante sobre las doctrinas de Anaxímenes es que declaró que el aire, la fuerza primera, poseía inteligencia—“el aire, como origen de todas las cosas es necesariamente eterno, una sustancia imperecedera, pero como alma está necesariamente dotado de consciencia”

 alejandro EL PRIMER BUZO DE LA HISTORIA


El gran Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), el filósofo y científico de la Antigua Grecia, ya menciona el uso de una especie de campana metálica invertida sumergida en el agua y que los “buzos” utilizan para respirar el aire que queda atrapado dentro de la campana. Cuenta la leyenda, porque es una leyenda, que su discípulo más aventajado, Alejandro Magno, tras conquistar medio mundo tuvo inquietud por explorar las profundidades del océano. Así que, se sumergió en el mar metido en “un recipiente muy fino hecho enteramente de cristal blanco” y que encontró un monstruo marino que tardó tres días enteros en recorrer su longitud.



https://books.google.es/books?id=fUTPAQAAQBAJ&pg=PA26&lpg=PA26&dq=alejandro+magno+y+el+danubio&source=bl&ots=BKRehuzgwp



Alejandro tenia visiones fantásticas y extrañamente proféticas. Tambien tenia el deseo de ir al cielo,esta ilustracion muestra como lo hizo.Suspendido en las alas de unos Glifos hambrientos que se elevan de modo que la jaula está donde está Alejandro,asciende hacia el cielo mientras estos animales fabulosos tratan de apoderarse de su Higado.

                                                             SIWA

Oraculo de Amon, Oasis de Siwa


Tras ser proclamado faraón, en 331 a.C., Alejandro Magno viajó hasta el oasis de Siwa, donde un oráculo le reveló que era hijo de un dios.

No sabemos con precisión lo que Alejandro preguntó ni escuchó en el interior del santuario. Allí penetró solo, en su condición de rey o faraón de Egipto. Luego se mostró muy satisfecho de su visita, pero guardó un total silencio sobre lo que le fue revelado. No tardaron en correr diversas versiones sobre la consulta. Se decía que había preguntado si reinaría sobre toda la tierra y si los asesinos de su padre, víctima de una conspiración de palacio, habían recibido su justo castigo. El sacerdote respondió que reinaría sobre un imperio y que Filipo sí había quedado vengado. Pero lo más importante fue la declaración del oráculo de que Alejandro no era hijo de Filipo, sino del gran dios Amón, aquel al que los griegos identificaban con Zeus. Desde entonces, el monarca macedonio se presentó como hijo del gran dios y mantuvo a lo largo de los años una veneración especial hacia Amón, al que dedicó muchos sacrificios.

 Una leyenda, transmitida por el historiador griego Heródoto, narra que el rey Cambises II de Persia (524 a. C.) envió un ejército de 50.000 soldados para atacar a la población del oasis, pero desapareció en medio de las arenas del desierto.
Los romanos usaron posteriormente al Oasis como un lugar para alojar a los desterrados.
Siwa fue el lugar de algunas batallas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. El Long Range Desert Group del Ejército Británico tuvo una base en este oasis, pero las unidades deRommel del Afrika Korps tomaron posesión de este lugar en tres ocasiones.
El Manuscrito de Siwa, custodiado por una de las principales familias del lugar, recoge sus costumbres, algunas tan singulares como las de matrimonios entre hombres, comentadas por el viajero alemán Steindorff. Los antiguos terratenientes de Siwa se esposaban con sus jornaleros, llamados zagala, y no recuperaban su libertad hasta cumplir los cuarenta años; entonces podían casarse con mujeres. El rey Fuad, que visitó el lugar en 1928, prohibió los matrimonios homosexuales, aunque posiblemente durante algunas décadas continuaron celebrándose

Vestigios del hombre más antiguo del mundo

Una misión arqueológica del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto descubrió, en agosto de 2007, huellas humanas fosilizadas que se datan en más de un millón de años de antigüedad. Zahi Hawass informó que para determinar la fecha se están analizando muestras de plantas fosilizadas del mismo estrato.
http://es.wikipedia.org/wiki/Siwa



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