En el periódico el País de 15-12-07,viene la siguiente noticia: Leemos,pero a ritmo de "zapping".Hace algún tiempo,tuve un accidente de circulación,estando varios días en coma.Me dijeron los médicos que no tenia ninguna lesión,que en un poco de tiempo volvería todo a la normalidad.Al leer, perdía toda mi concentración,cuando terminaba una pagina ya no me acordaba de como había empezado.Esto me llevo a leer varios libros a la vez y más concretamente varias paginas de libros distintos a la vez.Algunas veces encontraba coincidencias que me hacían divertido esta nueva forma de leer.Con el tiempo todo volvió a su sitio,leo los libros que puedo,que no son muchos ,todo sea dicho.Alguna vez cojo un numero al azar y lo miro como si fuera el numero de una pagina,tratando de buscar similitudes.Una forma de relajación.Pensé que Leemos a ritmo de zapping era eso.
Consulto mi baraja atómica,sale el numero 311.
JAMES JOYCE ULISES pag.311.
Bien educado,para hacerles sentirse a gusto,el bibliotecario cuáquero ronroneó:
-¿Y no tenemos,verdad,aquellas inestimables páginas del Wilhelm Meister?.Un gran poeta sobre un gran poeta hermano.Un alma vacilante tomando armas contra un mar de dificultades,desgarrado por dudas contradictorias,tal como uno ve en la vida real.
EDGAR ALLAN POE OBRAS SELECTAS pag.311
Tigre me ayudó en la parte más ardua de esta dificultad,sacándome de apuros.Habiendo encontrado con gran trabajo un trocito de papel,se lo puse en la nariz esforzándome en hacerle comprender que era necesario buscar el resto.Con gran sorpresa por mi parte(nunca le había enseñado las habilidades que dan fama a los de su especie),pareció entender mi pensamiento y,rebuscando durante unos momentos,encontró muy pronto otro pedazo importante.Me lo trajo,hizo una pequeña pausa,y frotando su hocico contra mi mano,pareció esperar mi aprobación por l que había hecho.Le di un leve golpe en la cabeza y se marchó a proseguir su tarea.Transcurrieron unos momentos antes de que volviese;pero trajo otro trozo bastante grande,que completaba todo el papel.
ISABEL ALLENDE LA CASA DE LOS ESPIRITUS 261pags. 311-261=50
La habilidad de Clara para mover objetos sin tocarlos no se pasó con la
menstruación, como vaticinaba la Nana, sino que se fue acentuando hasta tener tanta
práctica, que podía mover las teclas del piano con la tapa cerrada, aunque nunca pudo
desplazar el instrumento por la sala, como era su deseo. En esas extravagancias
ocupaba la mayor parte de su energía y de su tiempo. Desarrolló la capacidad de
adivinar un asombroso porcentaje de las cartas de la baraja e inventó juegos de
irrealidad para divertir a sus hermanos.
ORHAM PAMUK ME LLAMO ROJO pags.292 311-292=19
—Cada pintura cuenta una historia —continué-—. Para embellecer el libro que leemos, el
ilustrador pinta la escena más hermosa. La primera vez que los amantes se ven; cómo el héroe
Rüstem le corta la cabeza al monstruo demoníaco; la pena de Rüstem al comprender que el extraño
que ha matado era su propio hijo; a Mecnun, que ha perdido la cabeza por amor, en la naturaleza
salvaje y desierta rodeado de leones, tigres, ciervos y chacales; la preocupación de Alejandro al ver
cómo un águila enorme descuartiza su propia becada en el bosque al que ha ido para que los
pájaros le revelen el futuro antes de una batalla... Nuestros ojos, que se cansan leyendo estas
historias, descansan mirando las ilustraciones. Si hay algo en la historia que a nuestra mente y a
nuestra imaginación les cueste representarse, de inmediato acude en nuestra ayuda la ilustración.
La pintura, el florecimiento en colores de la historia. Nadie puede imaginar una pintura sin
historia.
ORHAN PAMUK EL LIBRO NEGRO pag.311
Dame tu dirección: hablaremos
hasta el amanecer y podrás volver a encontrar tu amor por este país
y su gente así como el pasado que has perdido. Piensa en los
desesperados que te escriben desde nevadas aldeas montañesas por
las que el camión del correo sólo pasa una vez cada quince días,
piensa en los asediados por las dudas que te escriben pidiéndote
consejo antes de separarse de sus prometidas, de ir a la
peregrinación, de votar en las elecciones, piensa en los estudiantes
desdichados que te esperan sentados en el último banco de la clase
de geografía, en los lastimosos burócratas que echan un vistazo a tu
crónica mientras esperan su jubilación después de haber sido
arrojados a una mesa en un rincón, en los infelices que de no ser
por tus artículos no tendrían otro tema de conversación que los
programas de radio que escuchan por las tardes en los cafés. Piensa
en los que te leen al sol en las paradas de autobuses, en los tristes
y sucios vestíbulos de los cines, en remotas estaciones de tren.
Todos ellos esperan un milagro de ti.
GAO XINGJIAN EL LIBRO DE UN HOMBRE SOLO pags:249 311-249=62
Los altavoces empezaban a sonar a las
seis de la mañana. Había que ponerse en pie y acabar de arreglarse en menos de veinte minutos.
Luego tenían que colocarse en fila india delante de una pared en la que había colgado un retrato del
gran Líder. Allí «pedían las instrucciones de la mañana» y cantaban las citas al son de la música.
Mientras enarbolaban en la mano El Libro Rojo, debían gritar tres veces «Larga vida» y luego ir al
comedor a comer el potaje. Después se reunían para estudiar durante media hora Las obras de Mao
y, al fin, salían a labrar la tierra con la azada al hombro. Todos compartían la misma suerte, ¿para
qué luchar?
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