S.J.AGNON-AYER Y ANTEAYER pág 951
Sentado frente a pata dulce ,Itzjak grababa cada palabra en su corazón temiendo el momento que dejara de hablar.
Cuando se separaron, Pata dulce le dijo-.Si llegas a caer por aquí muéstrate ante mi.
El mar levantó su voz y las olas empezaron a golpear con fuerza,como quien llama a puertas que no se abren. Empezó a soplar un viento frio y húmedo.De pronto,brilló una fosforescencia azulada,y mar y tierra se sobresaltaron.El perro ladró en sueños.se rascó y encogió sus huesos atemorizado.
Nuevamente una luz siniestra brillo de un extremo a otro del cielo,y el mar rugió.Itzjak sentía que sus huesos se iban adormeciendo,pero su corazón estaba alerta
EL CRIMEN DE UN ACADÉMICO
ANATOLE FRANCE 89pags 0 89-11=979-951=28
—La señorita, tan privilegiadamente dotada, ¿es de su familia?
—No —me respondió Pablo con los ojos fijos en las orejas del caballo, que trotaba sobre la carretera azulada por la luna—; es una amiguita de mi mujer
Supe por él que Honorato Gabry, su tío, andaba siempre a la greña con los cazadores furtivos, contra quienes su guarda disparaba como si fueran conejos. Uno de ellos, cam-pesino vengativo, que recibió en pleno rostro la perdigonada del señor, le esperó una noche entre los árboles del paseo, y faltó poco para que le matase, puesto que de un balazo le despuntó una oreja.
—Mi tío —continuó Pablo— quiso averiguar la procedencia de aquella bala: pero al convencerse de que sus pesquisas eran inútiles, continuó, sin apresurarse, hacia la casona. Al otro día llamó al administrador para ordenarle que pusiera una cerca a todos sus dominios y que no dejaran entrar alma viviente.
Haruki Murakami 1Q84 683 págs. 951-683=268
En este mundo, el viento puede cambiar de rumbo de
un momento a otro.
Tengo se imaginó a Komatsu, con cara de circunstancias, en lo alto de un
acantilado, chupando un dedo y calculando la dirección del viento
Leonie Swann
Las ovejas de glennkill 199 págs 0 199*5=995-951=44
El tilo era muy viejo. Antes se hallaba en medio del pueblo y los hombres bailaban alrededor. Le hacían ofrendas de sangre, y el tilo crecía.
Tal vez hubiese visto lobos, con toda seguridad sí perros lobos, con los que los nuevos señores cazaban venados y ganado y hombres. Hoy se alzaba solitario, el pueblo lo había dejado atrás. Seguía creciendo: su tronco medía más de dos ovejas, y tras ese tronco se hallaba Mopple the Whale. Había ido allí porque se sentía seguro debajo del árbol, como en un establo. No salió corriendo cuando llegaron los hombres: ahora Mopple sabía que salir corriendo no tenía sentido. Se quedó donde estaba sin hacer ruido y siguió rumiando. Y memorizó cada una de las palabraMopple no pensaba en aquellos tres, ni tampoco en el carnicero, ¡desde luego no en el carnicero! Mopple pensaba en el miedo. No había visto a los hombres y no sabía gran cosa de ellos, sólo había percibido los olores y los tonos que le llegaban a través del tupido y aromático follaje. Pero Mopple había visto al miedo, sus escasos movimientos, tan claro como si el tronco del viejo tilo fuese de agua: era mayor que una oveja y andaba a cuatro patas. Una fiera grande y fuerte con pelo y ojos sagaces. Mopple no temía a ese miedo, al fin y al cabo no era suyo.Mopple recordaba perfectamente el camino que había tomado esa mañana en medio de la niebla, y sus orejas se movían alegres arriba y abajo mientras volvía a casa al trote.
MP3
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james blake
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